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Estados Unidos y el disfraz israelí en Palestina

Fuentes: Rebelión

Cuando decimos que los israelíes, todos los israelíes, son invasores de Palestina, y que no pertenecen al llamado Estado de Israel más que nominalmente y mientras les conviene económicamente, usurpando y robando y masacrando a los dueños del país, los palestinos, conservando en su mayoría, especialmente los judíos occidentales, sus nacionalidades y pasaportes de origen, […]

Cuando decimos que los israelíes, todos los israelíes, son invasores de Palestina, y que no pertenecen al llamado Estado de Israel más que nominalmente y mientras les conviene económicamente, usurpando y robando y masacrando a los dueños del país, los palestinos, conservando en su mayoría, especialmente los judíos occidentales, sus nacionalidades y pasaportes de origen, incluyendo esto a los nacidos en territorio palestino, falsamente llamado Israel, algunos dicen que se trata de una exageración y que es irreal. Pues veamos.

Los tres rabinos israelíes muertos a las puertas de una Sinagoga del barrio ortodoxo de Har Hof en, en Jerusalén Occidental, en un ataque de dos jóvenes palestinos, el pasado 18 de noviembre, eran estadounidenses. Tenían la doble nacionalidad israelí y estadounidense, y eran, por supuesto, de origen estadounidense. Otro rabino muerto en el ataque (7 muertos en total) era británico y también emigrado a Israel y conservaba su nacionalidad británica, además de la israelí. Los estadounidenses eran el rabino Moshe Twersky, de 59 años y nacido en Boston, era el secretario de la escuela judía de habla inglesa Torat Moshe. Era el hijo mayor de un rabino muy conocido, Yitzhak (Isadore) Twersky, de Boston, y nieto del también rabino Joseph B. Soloveitchik, uno de los principales filósofos y fundadores del movimiento Ortodoxo Moderno. Otro de los fallecidos, el también rabino Calman Levine, de 55 años, había emigrado desde su país, Estados Unidos, a Israel, al igual que el rabino Aryeh Kopinsky, de 43. Por último, Avraham Shmuel Goldberg, de 68 años, tenía ciudadanía británica y había emigrado a Israel desde su país natal. Estos datos fueron publicados antes de que la censura militar israelí imponga un apagón mediático total sobre las circunstancias y las personas afectadas por el ataque. Según numerosas fuentes mediáticas, como infobae.com (19 de noviembre 2014) que se basa en informaciones del Jerusalem Post, los 7 muertos en el ataque, entre ellos un policía, tenían doble nacionalidad.

Por otra parte, el día 21 de noviembre 2014 se ha fijado la fecha del próximo 12 de enero 2015 para celebrar la primera sesión del juicio en el que la Organización Para la Liberación de Palestina (OLP) se enfrenta a las acusaciones de instigar y facilitar los ataques palestinos en Jerusalén Oeste que hasta el 2008 provocaron muertos y heridos estadounidenses. La vista judicial tendrá lugar en el distrito sur de Nueva York, y corresponde a la causa número 04-00397, en la que se pide una indemnización por valor de mil millones de dólares para 11 familias estadounidenses.

Además, en la bárbara y masiva agresión israelí a Gaza, en el pasado verano, la censura militar israelí se dejó escapar la noticia de que cuatro de seis soldados israelíes que habían muerto en un contraataque de la resistencia palestina, eran estadounidenses. Lo que cual quiere decir que cientos de estadounidenses y de otras nacionalidades occidentales participaron en las matanzas de Gaza, con el gratuito pretexto de que son de confesión judía.

El vergonzoso doble rasero Occidental de siempre

Estados Unidos y otras potencias occidentales están continuamente poniendo el grito en el cielo porque musulmanes nacionales de esos países, muchos de ellos conversos, están luchando en las filas de la organización armada criminal llamada Estado Islámico. Como si Israel fuera menos criminal que el EI y cuando ya casi toda la humanidad sabe que el estado más bárbaro, racista y sanguinario del mundo y de la historia es precisamente el estado de Israel. Los bárbaros del ISIS, muchos de ellos naturales de Europa, degollaron a cientos de hombres musulmanes, mientras el brazo armado o Ejército, de la mayor y más antigua organización terrorista del mundo, llamada estado Israel, decapitó, destrozó y convirtió en pedazos a cientos de miles de niños, mujeres, ancianos y civiles….palestinos, libaneses, sirios, egipcios y jordanos, a lo largo de su pestilente historia. Eso sin contar la destrucción de ciudades enteras hasta sus cimientos, en medio del silencio o aplauso de las potencias de Occidente, defensores a ultranza de la organización terrorista israelí que hoy día ocupa Palestina a sangre y fuego y siembra el terror en todo Oriente Próximo.

Que yo sepa, ningún país occidental ha limitado los viajes de sus jóvenes a Israel -como lo hacen actualmente respecto a los viajes a Siria – ni les prohibió ingresar en el ejército israelí (donde lo hacen a cambio del sueldo convirtiéndose en auténticos mercenarios) ni les ha prohibido atacar a los palestinos o a los libaneses, ni les ha puesto ninguna sanción por ninguna de estas acciones y mucho menos por matar a niños, mujeres y civiles palestinos o de otras nacionalidades árabes, como de hecho ocurrió en un incontables agresiones israelíes contra países árabes desde 1948.

Ocurre en Palestina desde la pasada década de los 30

Ningún país europeo sancionó a ninguno de sus nacionales por participar en las horrendas matanzas de palestinos perpetradas en Palestina desde los años 30 por las bandas terroristas judías como Hagana, Stern, Irgún, Lohamei, etc. a lo largo de años antes de la infame proclamación del estado terrorista de Israel en 1948. Todas aquellas bandas fueron formadas y compuestas por europeos, tanto sus líderes como sus demás miembros.

El hipócrita y cínico comportamiento de los Gobiernos de Occidente respecto a sus ciudadanos que viajan a Israel, y adquieren allí de inmediato un pasaporte israelí, empezando a cobrar sueldos israelíes a cambio de participar en la ocupación y en la usurpación de territorios y bienes palestinos, convirtiéndose en colonos y en soldados, matando a palestinos en Gaza y en Cisjordania, significa sencilla y llanamente que estos Gobiernos, hipócritas, cínicos y cómplices en los crímenes perpetrados por sus nacionales, dan carta verde a sus ciudadanos, judíos o no, para que maten a palestinos y a árabes, y para que usurpen terrenos y propiedades palestinas, etc. impunemente. Cuando estos criminales europeos mercenarios en Israel regresan a sus respectivos países, sea definitivamente o para visitar a sus familiares allí, nadie se le ocurre siquiera interrogarles, dedicándose ellos a narrar a sus amigos y familiares sus «hazañas» en Palestina.

En todas las guerras israelíes contra los árabes, especialmente en 1948, han participado decenas de miles ciudadanos estadounidenses y europeos. La mayor parte de los terroristas judíos que lucharon en la guerra de 1948 contra los palestinos y árabes, perpetrando espeluznantes matanzas contra la población civil palestina, era europeos, y eran ex soldados de los ejércitos británico, francés, estadounidense, etc.

Esa es la realidad, sin rodeos, sin maquillajes mediáticos y sin falsificación. Gobiernos europeos, EEUU, Canadá, permiten a sus ciudadanos matar a palestinos y árabes, con la condición de que lo hagan en Palestina o en esos países árabes, y siempre dentro de las filas terroristas israelíes.

Por todo esto es legítimo preguntarse: ¿Quién ocupa Palestina en realidad? Estados Unidos ha enviado cientos de miles de sus ciudadanos a invadir y ocupar Palestina, sigilosamente, con el peregrino pretexto de que son de confesión judía, aunque se hayan convertido a esa religión una semana antes de su marcha a Israel.

Así, la mayoría de los criminales colonos que ocupan los asentamientos de Cisjordania, atacan a los palestinos, arrancan sus olivos (250.000 olivos arrancados en la última década) matan impunemente a sus hijos, derriban sus casas, etc. son estadounidenses.

Basta con escuchar el acento con caracteriza a algunos portavoces gubernamentales israelíes para percatarse de que se trata de ciudadanos estadounidenses «de pura cepa».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.