Recomiendo:
0

Estados Unidos y la «disidencia» cubana

Fuentes: Rebelión

Para alcanzar su objetivo confesado de destruir la Revolución cubana, los Estados Unidos disponen de varios recursos. Además de las sanciones económicas condenadas por la comunidad internacional1, las diversas acciones violentas y actos de sabotaje que deben considerarse como terrorismo internacional, la intensa campaña de desinformación minuciosamente detallada en el informe del Sr. Colin Powell, […]

Para alcanzar su objetivo confesado de destruir la Revolución cubana, los Estados Unidos disponen de varios recursos. Además de las sanciones económicas condenadas por la comunidad internacional1, las diversas acciones violentas y actos de sabotaje que deben considerarse como terrorismo internacional, la intensa campaña de desinformación minuciosamente detallada en el informe del Sr. Colin Powell, Washington ha previsto también fabricar una oposición interna, fácilmente maleable y obediente2.

El informe «Comission for Assistance to a Free Cuba», presentado en mayo de 2004, cita los nombres de los líderes de la «sociedad civil», alrededor de los cuales debe organizarse un amplio movimiento de subversión: los Sres. Raúl Rivero, Oscar Elias Biscet, Oswaldo Payá y la Sra. Marta Beatriz Roque3. Estas «estrellas de la disidencia», quienes no dejan de presentar requisitorias grandilocuentes sobre «la violación de los derechos humanos en Cuba», rodeados de una aureola de legitimitad que no resiste al análisis, tienen como tarea reclutar el mayor número posible de personas con el fin de llevar a cabo «un cambio político y social» en su país. Este eufemismo se refiere al proyecto devastador del Sr. Bush. El hecho de tomar parte en una política imperialista destinada a mandar a Cuba y a su pueblo cincuenta años atrás no parece de ningún modo generarles problemas éticos.

El financiamiento a grupos de oposición no data de mayo de 2004. Desde 1996, la ley Helms-Burton preveía organizar y asalariar abiertamente a una quinta columna de sicofantas. La sección 109 de dicha ley estipula que debe brindarse una ayuda económica substancial y un apoyo logístico a grupúsculos determinados con el fin de «promover los esfuerzos para la construcción de la democracia en Cuba»4. Es la Agencia Estadounidense por el Desarrollo Internacional (USAID) la que dirige este programa de desestabilización política.

Desde mayo de 2004, se han asignado 29 millones de dólares a la organización de una «oposición democrática cubana y de una sociedad civil». A esta suma se añaden los 7 millones de dólares proporcionados por la USAID, lo que se traduce en un presupuesto total de 36 millones de dólares destinado a los elementos subversivos encargados de crear las condiciones necesarias para debilitar la nación5. Estos «disidentes», muy bien remunerados por sus actividades, constituyen un mecanismo esencial de la estrategia agresiva de Washington, y han de dar una imagen más respetable y creíble a la opinión mundial del insoportable estado de sitio infligido por los Estados Unidos. So pretexto de «lucha por los derechos humanos», ciertos individuos extraordinariamente desprovistos de integridad promueven, por motivaciones pecuniarias, la agenda de la Casa Blanca.

La Sección de Intereses Norteamericanos, dirigida por el Sr. James Cason, se encarga de federar todas las «fuerzas de oposición», trazar las directivas a seguir y ocuparse del desarrollo adecuado del proceso de subversión. Frente a esta organización mercenaria, las autoridades judiciales cubanas procedieron, en marzo de 2003, al arresto de 75 personas culpables de «conspiración, asociación con una potencia extranjera y ofensa a la integridad nacional y a la independencia territorial de la nación», las cuales fueron condenadas a grandes penas de prisión conforme al código penal cubano6.

Las protestas internacionales que suscitaron estas condenas carecen particularmente de fundamento. La prensa occidental así como diversos representantes políticos del mundo entero hostiles a Cuba estigmatizaron con vigor la acción del gobierno revolucionario, al denunciar las sanciones aplicadas a «militantes pacíficos y periodistas independientes». Según estos últimos, los inculpados fueron castigados por expresar abiertamente su desacuerdo con la línea oficial y publicar artículos difamatorios en la prensa de extrema derecha de Miami7.

Conviene detenerse un instante en estas acusaciones. Los dos «disidentes» cubanos que disponen de la influencia mediática más importante a nivel internacional, que lanzan las diatribas más acerbas contra la Revolución cubana y que gozan de la benevolencia más constante de los extremistas de origen cubano de Miami son los Sres. Oswaldo Payá y Elizardo Sánchez8. En comparación con éstos, el Sr. Raúl Rivero pasa por un «opositor» relativamente moderado y encogido9. Ahora bien, este último fue condenado a una pena de veinte años de cárcel. Los Sres. Payá y Sánchez no han tenido ningún problema con la justicia, mientras que sus escritos políticos son mucho más virulentos que los del Sr. Rivero. La explicación es bastante sencilla: hasta ahora, los Sres. Payá y Sánchez siempre rechazaron el financiamiento generosamente brindado por Washington, mientras que el Sr. Rivero cometió el error de aceptar los regalos económicos de la administración Bush. Y fue ello lo que se condenó y no la producción literaria o política supuestamente heterodoxa. Estos hechos concretos demuestran claramente que el argumento que tiende a acusar a las autoridades cubanas de encarcelar a la gente por su pensamiento dispone de una verosimilitud que roza el nivel cero.

El universo de la «disidencia» no puede resumirse en una patente falta de patriotismo. Las ventajas económicas de este oficio son consecuentes y exacerban la codicia de individuos poco concienzudos. Las 75 personas condenadas no ejercían ninguna profesión y vivían de los emolumentos ofrecidos por las autoridades estadounidenses, a cambio de las tareas realizadas. Los honorarios elevados con respecto al nivel de vida de la sociedad cubana condujeron a ciertos personajes a acumular pequeñas fortunas personales, que se elevaban hasta 16 000 dólares en efectivo, cuando el salario medio oscila entre quince y veinte dólares por mes10. Llevaban así un tren de vida ampliamente superior al de los cubanos, y aprovechaban también los incomparables privilegios brindados por el sistema social cubano.

Para evaluar con precisión la importancia de tal suma, conviene recordar el valor del dólar en Cuba. Por el equivalente de un dólar, un cubano puede comprar o ciento cuatro litros de leche, o cuarenta y cinco kilos de arroz, veintiseis entradas por partidos de baseball, entre cinco y veintiseis entradas de teatro o de cine, 5200 kilowatts de electricidad o cinco cursos de inglés televisados de ciento sesenta horas cada uno. Todos los otros alimentos de primera necesidad (pan, frijoles, aceite…) se hallan en el mismo orden de precios. A ello, se agrega la gratuidad de los servicios de educación, de salud, de deporte. Dado que el 85% de los ciudadanos cubanos son propietarios de su vivienda, no pagan ningún alquiler. Además, el impuesto no existe en Cuba. Otro hecho único en el mundo: las medicinas compradas en las farmacias cuestan un 50% menos de lo que valían hace cincuenta años11. Todo ello es posible gracias a las subvenciones otorgadas anualmente por el Estado cubano, tan vilipendiado por los «disidentes», quienes no dejan de disfrutar de las condiciones de vida ventajosas que ofrece la sociedad cubana.

Después de la intervención diplomática de España, varias personas encarceladas desde marzo del 2003, entre las cuales el Sr. Raúl Rivero, fueron liberadas a finales de noviembre del 2004 por razones humanitarias12. Conviene enfatizar que el Sr. Rivero gozó de una mediatización internacional sólo porque era el único individuo encarcelado que ejerció realmente el oficio de periodista. Su caso es interesante porque ilustra la magnitud de la campaña de desinformación lanzada contra Cuba. En una entrevista acordada a Reporteros sin Fronteras, la Sra. Blanca Reyes, esposa del Sr. Rivero, afirmaba que éste se encontraba en «condiciones de detención infra-humanas e inaceptables». Añadía en dicha ocasión que había perdido cuarenta libras (19,5 kilos). Tiene «hambre. Quiero que se sepa [que] Raúl Rivero está pasando hambre» deploraba en un impulso melodramático circunstancial13. Esta información había sido difundida con gran pompa por la prensa internacional.

Ahora bien, al salir de prisión, el Sr. Rivero apareció en excelentes condiciones de salud, con una gordura notable, como no dejaron de advertirlo las autoridades cubanas14. Mientras que Washington y sus secuaces denunciaban, con una increíble repercusión mediática, las «horrendas condiciones de vida» de los prisioneros, el mismo Sr. Rivero confesó haber tenido acceso a la lectura y haber devorado con avidez la última novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, Historias de mis putas tristes, obra todavía difícil de encontrar en las librerías francesas15. El Sr. Rivero no vivió en un hotel de lujo, ciertamente, pero tampoco en un «gulag tropical» como las almas decorosas se complacen en calificar las prisiones cubanas, como si las penitenciarías del resto del mundo fueran lugares de veraneo. Quizás, las cárceles de Abu Ghraïb en Irak, donde la tortura de prisioneros de guerra ha sido institucionalizada por Washington, sean más confortables. ¿Qué decir del presidio de Guantánamo, zona fuera de la ley donde los suplicios aplicados a los encarcelados son tales que numerosas tentativas de suicidio ocurrieron entre personas muy piadosas para quienes el autólisis constituye el peor de los pecados? ¿Qué pensar del silencio criminal y cómplice de la comunidad y la prensa internaciones al respecto? En todos los casos, pocos reclusos pueden vanagloriarse de haber tenido acceso a la última novela del Sr. García Márquez, incluso antes que ciertas librerías europeas especializadas.

Las autoridades estadounidenses vilipendiaron duramente la posición constructiva de España, quien se negó a participar en su estrategia de aislamiento de la Isla. El Sr. Roger Noriega, secretario de Estado adjunto, hizo una declaración fuerte contra el gobierno ibérico: «Gente que da crédito a un régimen por liberar a personas inocentes de la cárcel no sólo se humillan a sí mismos, sino que son sus cómplices». «Hacer concesiones con un régimen de esta naturaleza es realmente una política equivocada» agregó16. El Sr. Noriega, íntimo de los extremistas mafiosos de Florida, emitió varias veces el deseo de mandar las tropas armadas «liberar» a Cuba.

En cuanto al Departamento de Estado, en una tentativa poliquera para arrogarse el beneficio de las liberaciones, su portavoz, el Sr. Richard Boucher, señaló, en perfecta contradicción con las palabras del Sr. Noriega, que era «importante recordar que ha sido la presión de las naciones democráticas lo que ha contribuido a la liberación» de dichas personas17.

Otro acontecimiento ilustra la ideología de los grupos de «disidentes». La Sra. Beatriz Roque, «miembro de la sociedad civil», ha organizado un congreso para el 20 de mayo de 2005, con el fin de festejar el 103° aniversario de la fundación de la República de Cuba18. Esta fecha se refiere al tratado firmado entre Cuba y los Estados Unidos a pricipios del siglo XX que incorporaba la enmienda Platt. Dicha enmienda hacía de Cuba un casi protectorado estadounidense, y prohibía por ejemplo que el gobierno cubano firmara acuerdos con una potencia extranjera y que contratara un préstamo con otra nación. Daba también el derecho a los Estados Unidos a intervenir militarmente en la Isla en cualquier momento19. Bajo la enmienda Platt, abrogada en 1934, Cuba no existía como nación soberana e independiente. Salvo la extrema derecha cubana de Florida, heredera del antiguo dictador Batista, y los «militantes de derechos humanos», nadie celebra esta fecha, únicamente reconocida en Estados Unidos.

El 10 de diciembre de 2004, al pedido del Sr. Cason, varios «disidentes» entre los cuales el Sr. Payá se reunieron en casa del representante de los Estados Unidos para celebrar una «ceremonia de esperanza», que consistía en depositar deseos en un cofre que contenía, entres otros, el discurso amenazador pronunciado por el Sr. Bush el 20 de mayo del 2002. El cofre enterrado sería abierto cuando Cuba volviera a «ser libre»20. Todo un símbolo de patriotismo…

El Sr. Cason siguió con sus provocaciones con la esperanza de ser expulsado de Cuba. Además de organizar actividades subversivas, se pasea con una chapa del ejército estadounidense colgada al cuello de su chaqueta y no vacila en comparar su labor a la de un soldado21. Haciendo caso omiso de los protocolos diplomáticos, se desvive a crear más tensiones entre La Habana y Washington con el objetivo de provocar un conflicto armado22. Ante las constantes amenazas procedentes del Vecino del Norte, el gobierno cubano realizó un ejercicio militar de gran envergadura que implicó a más de cuatro millones de personas, destinado a mostrar a los Estados Unidos el nivel de preparación de la población cubana en caso de invasión23.

A la vista de las relaciones históricas entre Cuba y Estados Unidos desde 1959, todo movimiento de oposición política vinculada con Washington pierde toda credibilidad en la medida en que no puede servir sino a los intereses imperialistas estadounidenses. La administración Bush sólo tiene como objetivo reintegrar el Archipiélago del Caribe a su esfera de influencia. También está condenado al fracaso pues nunca podrá atraer a un apoyo popular importante en el seno de una sociedad cubana que es, sin lugar a duda, la más politizada del mundo, y que se identifica vivamente con el proyecto revolucionario en el cual está profundamente involucrada.

El 28 de diciembre del 2004, las autoridades francesas procedieron al arresto de los Sres. Philippe Brett y Philippe Evanno, dos cercanos colaboradores del diputado UMP (derecha) de Seine-et-Marne, el Sr. Didier Julia. Fueron al origen de una tentativa infructuosa destinada a liberar a los dos rehenes franceses en Irak, los Sres Christian Chesnot y Georges Malbrunot en septiembre del 2004. Estas dos personas fueron enjuiciadas por colaborar con una potencia extranjera atentando «contra los intereses fundamentales de la nación» y fueron presentados a los jueces antiterroristas el Sr. Jean-Louis Bruguière y la Sra. Marie-Antoinette Houyvet, quienes se ocupan de los asuntos de seguridad del Estado. Fueron acusados de contactar a la resistencia iraquí y de recibir asistencia logística de Costa de Marfil. Los Sres. Brett y Evanno se encuentran punibles de diez años de cárcel y de 150 000 euros de multa. El Sr. Julia se libró de la justicia gracias a su inmunidad parlamentaria. La gravedad de los cargos expuestos contra ellos no suscitó ninguna conmoción en el seno de la prensa internacional24.

En cambio, esta misma prensa se sublevó cuando las autoridades cubanas procedieron al arresto de varias decenas de colaboradores de los Estados Unidos – una potencia enemiga responsable de varias centenas de atentados contra Cuba – en marzo del 2003. Éstos eran controlados, asesorados y estipendiados por Washington y llevaban a cabo acciones que afectaban gravemente la integridad nacional de su país. Ahí también, la indignación de geometría variable está de moda, pues la amenaza que representa Irak para Francia – si es posible hablar de amenaza sin provocar la hilaridad general – es sin comparación con el serio peligro que representa el clan Bush para la soberanía del pueblo cubano. Pero la doctrina «ley del embudo» se ha vuelto una norma pues hay verdades inconvenientes. Los mismos criterios no se aplican a todos. Así, el mero hecho de plantear las cuestiones fundamentales y vitales por la supervivencia de la Revolución cubana se considera como inadmisibe, incluso irracional.

Notas

1 Granma, » 179 países votan en la ONU contra el bloqueo «, 28 de octubre del 2004. www.granma.cu/espanol/2004/octubre/juev28/votan-e.html (sitio consultado el 29 de octubre del 2004).

2 Colin L. Powell, Commission for Assistance to a Free Cuba, (Washington : United States Department of State, mayo del 2004). www.state.gov/documents/organization/32334.pdf (sitio consultado el 7 de mayo del 2004), p. 22.

3 Ibid., p. 16.

4 Cuban Liberty and Democratic Solidarity Act (LIBERTAD), Sección 109, P.L. 104-114.

5. Colin L. Powell, op. cit., p. 25.

6 Felipe Pérez Roque, Nous ne comptons pas renoncer à notre souveraineté, Conférence de presse offerte par le ministre des relations extérieures de la République de Cuba le 9 avril 2003. (La Habana : Editora Política, 2003).

7 Reporters sans frontières, » Un an après l’arrestation de 75 dissidents, Reporters sans frontières mobilise l’Europe contre la répression à Cuba «, 18 de marzo del 2004. www.rsf.org/article.php3?id_article=9547 (sitio consultado el 20 de marzo del 2004).

8 Oswaldo Paya, » Mensaje de Oswaldo Paya Sardiñas a Vaclav Havel, Presidente de la República checa en su visita a la ciudad de Miami, Florida «, 23 de septiembre del 2002. www.pdc-cuba.org/paya_havel.htm (sitio consultado el 25 de septiembre del 2004) ; El Nuevo Herald, » Piden a Europa más firmeza contra el régimen «, 7 de octubre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/9853178.htm (sitio consultado el 8 de octubre del 2004).

9 Raúl Rivero, » El cartel del queso blanco «, Luz Cubana, Enero/Febrero del 2003, n°1 : 9-10.

10 Felipe Pérez Roque, » Conferencia a la prensa nacional y extranjera «, MINREX, 25 de marzo del 2004 : 5-7.

11 Gobierno Revolucionario de Cuba, » Documents «, 18 de abril 2003. www.cuba.cu/gobierno/documentos/2003/fra/n180403f.html (sitio consultado el 2 de diciembre del 2004).

12 Andrea Rodríguez, » En libertad el poeta y disidente cubano Raúl Rivero «, El Nuevo Herald, 30 de noviembre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10303056.htm (sitio consultado el 1 de diciembre del 2004).

13 Reporters sans frontières, » La mujer del periodista encarcelado Raúl Rivero denuncia unas condiciones de detención ‘inaceptables’ «, 5 de agosto del 2003. www.rsf.org/imprimir.php3?id_article=7698 (sitio consultado el 17 de diciembre del 2004).

14 Nancy San Martin, » Cubans Tell Rivero to Consider Leaving «, The Miami Herald, 1 de diciembre del 2004. www.miami.com/mld/miamiherald/10308130.htm?1c (sitio consultado el 2 de diciembre del 2004).

15 Wilfredo Cancio Isla, » Un símbolo en libertad «, El Nuevo Herald, 1 de diciembre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10307173.htm (sitio consultado el 1 de diciembre del 2004).

16 El Nuevo Herald, » Washington critica política de España hacia la Habana «, 4 de diciembre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10335708.htm (sitio consultado el 4 de diciembre del 2004).

17 Wilfredo Cancio Isla, » Liberan a tres disidentes en Cuba «, El Nuevo Herald, 30 de noviembre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10298864.htm (sitio consultado el 30 noviembre del 2004).

18 El Nuevo Herald, » Convocan un congreso disidente en la isla «, 8 de diciembre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10362354.htm (sitio consultado el 10 de diciembre del 2004).

19 C. I. Bevans, Treaties and Other International Agreements of the United States of America, 1776-1949 (Washington D. C. : United States Government Printing Office, 1971), p. 1116-17.

20 El Nuevo Herald, » Disidentes realizan acto en casa de diplomático de EEUU «, 12 de diciembre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10396554.htm (sitio consultado el 17 de diciembre del 2004).

21 Tracey Eaton, » U.S. Diplomat Pushes democracy in Cuba «, The Dallas Morning News, 17 de diciembre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10437638.htm (sitio consultado el 17 de diciembre del 2004).

22 El Nuevo Herald, » Guerra de imágenes entre Washington y La Habana «, 18 de diciembre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10444442.htm (sitio consultado el 18 de diciembre del 2004).

23 El Nuevo Herald, » Movilizan a cuatro millones para maniobras «, 13 de diciembre del 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10402349.htm (sitio consultado el 18 de diciembre del 2004).

24 Pascal Céaux & Gérard Davet, » Didier Julia se démarque de ses équipiers en Irak et contre-attaque «, Le Monde, 31 de diciembre del 2004 : 6.