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Causa 18/98

Euskal Herria en blanco y negro

Fuentes: Diagonal

Hace dos años, en el marco de un acto de solidaridad con los encausados del 18/98, Kirmen Uribe nos regaló un poema titulado Los colores del viento (joxemizumalabe.org/sosjoxemiblog/? p=155). Entre otras cosas decía: «Al poder le gusta lo simple, lo uniforme. Si dijera viento, él diría ‘corriente de aire producida naturalmente en la atmósfera’. Nada […]

Hace dos años, en el marco de un acto de solidaridad con los encausados del 18/98, Kirmen Uribe nos regaló un poema titulado Los colores del viento (joxemizumalabe.org/sosjoxemiblog/? p=155). Entre otras cosas decía: «Al poder le gusta lo simple, lo uniforme. Si dijera viento, él diría ‘corriente de aire producida naturalmente en la atmósfera’. Nada más. Para el poder el viento es uno sólo. Sin más matices. Y es que corren malos vientos para el espíritu crítico. Y damos el viento, adivinamos, que realmente es eso mismo lo que este proceso quiere castigar, y publicar a los cuatro vientos que viento sólo hay uno».

Y efectivamente, así ha acabado este dichoso proceso. El Supremo ha elevado a categoría de jurisprudencia lo que el «Tribunal Especial» [la Audiencia Nacional] definió, en blanco y negro, como foto-finish de una vista oral interminable. A su vez, esta foto venía predeterminada por lo instruido por el «Juez Mediático», que no era otra cosa que lo que venía redactado desde los cuarteles de la Guardia Civil y de la policía.

Desde mi condición de absuelto en este proceso, conocedor de los pormenores del largo juicio, no puedo dejar de lanzar un interminable grito de disconformidad.

Es absolutamente falso que la Fundación Joxemi Zumalabe fuera una correa de transmisión de ETA para llevar a cabo su proyecto de desobediencia civil y que realizara las funciones que habían sido los objetivos de ASK (organización perteneciente a KAS). Una visión imparcial sobre los testigos que acudieron al juicio a contar su experiencia en relación con la Fundación es suficiente para denunciar semejante despropósito.

Es un insulto a mi pueblo considerar demostrado que Egin fue el frente mediático de ETA. El simplismo del planteamiento caracteriza a los autores de la teoría. El papel cumplido por este diario en sus 20 años de existencia, como «voz de los sin voz», ha sido reconocido por el más amplio espectro social.

Entiendo que se puede estar más o menos cercano políticamente con las organizaciones que han sido juzgadas, KAS, EKIN y XAKI. Entiendo, incluso, que puedan ser criticadas desde infinidad de puntos de vista. Pero no entiendo que nadie conocedor de la realidad social de Euskal Herria, que haya vivido lo argumentado en la vista oral, que haya seguido con un mínimo de atención las explicaciones presentadas, sea capaz de calificar a las mismas como entrañas de ETA. Se me escapa. No me cabe en la cabeza la irresponsabilidad que supone el dar por sentado en sentencia firme semejantes aberraciones. No llego a entender el nivel de crueldad que implican las consecuencias sancionadoras de tales «hechos probados».

El poder no quiere ver los colores del viento, ni quiere indagar en los hechos sociales complejos. Solo hay blanco o negro, o conmigo o contra mí, no solo faltan colores, tampoco hay grises. El aviso a navegantes está lanzado. Y, sin embargo, la variedad en los grupos humanos está presente y los hace vivos. Los grupos sociales se organizan en torno a sus necesidades, adaptan formas que evolucionan y se seleccionan en función del éxito de su estrategia. Los colores han surgido y se proliferan porque el desorden en la naturaleza tiende a incrementarse. La visión que los niega es puramente instrumental, se establece para escarmentar. Y consigue su objetivo extendiendo el sufrimiento en las personas de sus víctimas. Pero esto no tiene que ver con la justicia».

Fernando Olalde Arbide. Economista y miembro de la Fundación Joxemi Zumalabe