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Entrevista a José Luis Gordillo sobre el “pico del petróleo” y temáticas afines

«Existen alternativas energéticas para otro tipo de sociedad, pero no para ésta»

Fuentes: Rebelión

José Luis Gordillo es profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Barcelona, miembro del consejo de redacción de la revista mientras tanto, autor, entre otras numerosas publicaciones, de Nostalgia de otro futuro. La lucha por la paz en la posguerra fría (Trotta, Madrid, 2008) e inagotable activista del movimiento pacifista desde hace décadas. […]

José Luis Gordillo es profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Barcelona, miembro del consejo de redacción de la revista mientras tanto, autor, entre otras numerosas publicaciones, de Nostalgia de otro futuro. La lucha por la paz en la posguerra fría (Trotta, Madrid, 2008) e inagotable activista del movimiento pacifista desde hace décadas.

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En el número 115 de mientras tanto presentas, anotas y traduces una entrevista de Matthieu Auzanneau a Robert L. Hirsh publicada en un blog alojado en Le Monde en septiembre de 2010. En la presentación hablas, tomando pie de Stiglitz y Coderch, de los precios alcanzados por el petróleo en estos últimos años. La cifra más alta: 147 dólares el barril; la más baja, 30 dólares. ¿Cómo puede explicarse esa oscilación? ¿Son tantos los miedos e incertidumbres presentes en ese mercado?

El mercado mundial del petróleo está muy agitado desde hace años. Uno de los factores que lo agitan es, sin duda, la especulación; pero ésta se produce más fácilmente en relación con bienes escasos que con bienes abundantes. Dicho con otras palabras: el mercado del petróleo está muy agitado porque los inversores prevén que en un futuro cercano crecerá la sed de petróleo y, al mismo tiempo, descenderá su oferta por el agotamiento de las reservas conocidas; en consecuencia, parece un buen negocio invertir ahora en petróleo y venderlo después a un precio más elevado cuando sea más escaso. La previsión de su escasez estimula la especulación.

¿Cuánto de cerca está el inicio del declive de la producción de petróleo? ¿No se han apuntando en otras ocasiones predicciones que han sido finalmente erróneas? Si me permites la expresión, ¿no meteremos de nuevo la pata?

Meter la pata es consustancial a todo intento de predecir el futuro, pero también hay previsiones mejor y peor fundamentadas. La del declive de la producción del petróleo cada día tiene más defensores. La Agencia Internacional de la Energía ya admite (ver: HYPERLINK «http://www.crisisenergetica.org/article.php?story=20101109173255487» http://www.crisisenergetica.org/article.php?story=20101109173255487) que en 2006 se llegó al pico del llamado «petróleo convencional» (ligero, con poco azufre y fácil de extraer). Explotar el petróleo «no convencional» (más viscoso, más contaminante, que exige más energía y disolventes y está ubicado en lugares de difícil acceso) exige más inversión sin garantías de rentabilidad. El accidente de BP en el Golfo de México se produjo cuando se intentaba extraer crudo de aguas profundas. No constituye un precedente muy alentador que anime a invertir en extracciones parecidas. Por su parte, el FMI también ha alertado hace poco que en el futuro habrá problemas con el suministro de petróleo. En concreto ha dicho: «los problemas de producción futuros pueden provocar una caída del suministro [de petróleo] del 3’8%, que se traducirá en una contracción de casi un punto porcentual del crecimiento global.» (El País, 8 de abril de 2011). A las previsiones de la AIE y el FMI se pueden sumar las citadas en la entrevista a Robert L. Hirsch: las hechas por el ejército alemán, el Pentágono o la empresa de seguros Lloyds que van en la misma dirección.

Hablas en el segundo punto de tu escrito de la ciencia de la economía y de su autocrítica. ¿Crees que ya se ha producido algunos elementos de revisión y rectificación en este ámbito de las ciencias sociales? En tu opinión, ¿están los economistas a la altura de las circunstancias?

Lo están los estudiosos de la corriente llamada «economía ecológica» -muy bien representados en nuestro país por autores como Joan Martínez Alier o José Manuel Naredo, por ejemplo-, pero me temo que son una minoría en el gremio de los economistas. Sólo hace falta reparar en los muchos diagnósticos sobre la génesis de la crisis económica que tratan separadamente el estallido de la crisis financiera y la subida de los precios del petróleo.

Recuerdas también en tus notas que desde el momento de su fundación, se ha abonado en mientras tanto por las fuentes renovables de energía. ¿En qué fuentes estás pensando fundamentalmente?

En las que ha reivindicado tradicionalmente el movimiento ecologista: las de origen solar, eólica, hidráulica, la derivada de la biomasa, etc. Cualquier fuente de energía que no contamine o contamine poco, reduzca la emisión de gases de efecto invernadero, no sea intrínsecamente peligrosa y no genere residuos de imposible o muy difícil eliminación.

Afirmas igualmente que es tu convicción que los atentados del 11-S de 2001 y las políticas occidentales posteriores han tenido como motivación principal el temor a que el final de la era del petróleo abundante y barato provocara un escenario dantesco visto éste desde la atalaya de la upper class estadounidense y europea. ¿También los atentados del 11-S? ¿Por qué?

Dos años antes del 11-S, en noviembre de 1999, Richard Cheney impartió una conferencia en el Instituto del petróleo de Londres en la que hizo una serie de afirmaciones campanudas. Por ejemplo, que en los próximos diez años (entre 1999 y 2010) la demanda de petróleo iba a aumentar un 2% cada año mientras que simultáneamente su producción iba a disminuir un 3% debido al agotamiento de las actuales reservas. O bien, la tremenda afirmación según la cual «el petróleo es la base y fundamento sobre el que se sustenta todo el edificio de la economía mundial». Ante lo cual uno puede preguntarse si esas afirmaciones eran exageradas. Por lo que se refiere a las cifras exactas sobre aumento de la demanda y disminución de la oferta de petróleo, tal vez Cheney erró en el detalle de las cifras concretas, pero al mismo tiempo mostró tener una conciencia muy clara de la proximidad del pico del petróleo. Por otra parte, lo ocurrido en 2008 corroboraría plenamente su visión de que el petróleo abundante y barato es fundamental para la buena marcha del capitalismo, siempre que se esté de acuerdo en que el aumento vertiginoso de su precio fue la chispa que provocó el derrumbe de la pirámide financiera, esto es, del «sistema sanguíneo» que hace funcionar al resto de la economía. En la primavera de 2001, tras su designación como vicepresidente de EE.UU, Cheney dirigió un grupo de estudio sobre «seguridad energética» de los Estados Unidos. Ese grupo llegó a la conclusión de que el petróleo debía seguir siendo una fuente muy importante de energía para EE.UU, pero también que esa opción tenía unas implicaciones militares evidentes. Después viene el 11-S y la declaración de la «guerra contra el terrorismo» que permite a Estados Unidos intervenir donde lo considere conveniente con la excusa de que persigue a terroristas.

Sobre el 11-S, me remito a lo que te expliqué en una entrevista anterior…

Tienes razón, la publicamos hace un par de años en varias páginas de la red [1].

En cualquier caso, como dije entonces, hay más indicios racionales de que se trató de un golpe de estado encubierto que de un ataque externo. Para el décimo aniversario de los famosos atentados, los «Arquitectos e ingenieros por la verdad sobre el 11-S» (HYPERLINK «http://www.ae911truth.org» www.ae911truth.org) están preparando un documental titulado: «9/11 Explosive Evidence-Experts Speak Out» cuyo contenido será una sucesión de entrevistas a físicos, ingenieros, químicos y expertos en demoliciones controladas de edificios, además de a personas destacadas de la cultura y la política norteamericana. El tema estrella del documental será la desintegración de los tres rascacielos del WTC (Torre Norte, Torre Sur y Edificio nº 7) en unos pocos segundos. Muchos de los entrevistados están convencidos que en este asunto se encuentra la «pistola humeante» del golpe de estado. Promete ser muy interesante. Convendría traducir el documental a las lenguas peninsulares y organizar pases en las Facultades de Ciencias para promover un debate racional sobre este importantísimo asunto.

Sostienes igualmente que más allá de los aciertos o errores de Hirsch y sus colegas, nos estamos adentrando indudablemente a una época que va a obligar a las sociedades occidentales «a afrontar cambios estructurales mediante un traumático aprendizaje por shock»? ¿En qué cambios estructurales estás pensando? ¿Cómo vislumbras el aprendizaje?

Estamos abocados a afrontar un cambio de modelo energético. Toda la belicosa y agresiva política occidental de los últimos diez años no tiene más finalidad que intentar alargar unos pocos años el actual modelo energético basado en combustibles fósiles. Lo terrible de esas políticas es, antes que nada, la muerte y destrucción que provocan; pero la sensación de horror todavía puede ser mayor si se repara en que tampoco así se va evitar el cambio de modelo energético. El cambio de modelo energético es inevitable. Y el cambio del modelo energético comporta, a su vez, un cambio de sociedad; porque es cierto que no existe alternativa energética que pueda sostener a estas sociedades consumistas, despilfarradoras y cuya orientación básica es aumentar de forma indefinida el uso de recursos y la emisión de contaminación. Existen alternativas energéticas para otro tipo de sociedad, pero no para ésta. Por eso, nos guste o no, hemos de volver a pensar en la revolución. Pero no sólo sobre la revolución para tomar el poder del Estado, sino sobre una revolución económica y sociocultural tan amplia que dé lugar a un cambio de época similar a la revolución industrial o, incluso, al paso del Paleolítico al Neolítico. En cualquier caso, para centrar la cuestión en lo más inmediato, los «shocks» energéticos que nos aguardan en un futuro cercano pueden ser de órdago. Imagínate una situación de racionamiento de la energía, de problemas graves con el transporte de mercancías y personas, de problemas con el abastecimiento de alimentos, de vuelta a una economía de pura subsistencia, etc Todo eso puede ocurrir y ser muy traumático. El colapso de nuestras sociedades es una posibilidad real. Tenerla presente a la hora de pensar el futuro es ser realista.

¿Por qué crees, como señalas, que las poblaciones occidentales mantienen una actitud inmovilista y reaccionaria antes los primeros síntomas de la crisis? ¿Los vientos norteafricanos no pueden extenderse a nuestros paisajes? ¿No está también Wisconsin por ejemplo? [2]

La actitud inmovilista y reaccionaria se ve reflejada en el ascenso de los partidos de extrema derecha en Estados Unidos (Tea Party) y Europa; y también en la mera reacción defensiva de luchas como las de Wisconsin o las huelgas generales llevadas a cabo en Europa contra los recortes sociales. Se debería luchar contra ellos invocando un programa alternativo realista de medidas concretas que incluyese, desde luego, la defensa de los derechos sociales, pero también el cambio de modelo energético y todo lo que comporta (soberanía alimentaria, agricultura ecológica, placas solares en todos los tejados, etc., etc.), lo cual podría ser además una fuente de puestos de trabajo. Deberíamos ser más agresivos e incisivos en las propuestas, no podemos limitarnos a decir que no queremos más desigualdad y explotación. Por otra parte, se deberían explorar todas las potencialidades revolucionarias de los repertorios de acciones de lucha social no violenta, que son aquellas que no realimenten la espiral de la violencia y la interminable cadena de la venganza.

 

Hablas también en tus observaciones del movimiento de las comunidades en transición. ¿Qué movimiento es ese? Transición, dices, ¿de y hacia dónde?

El movimiento planetario de las Comunidades en Transición (HYPERLINK «http://www.transitiontowns.org/«www.transitiontowns.org) surge entre 2005 y 2006 ante la triple evidencia del cambio climático, el final de la era del petróleo abundante y barato y el horror de las guerras para controlar su producción iniciadas por EE.UU y sus aliados. Las Comunidades en Transición son grupos de personas que estiman que la mejor manera de predecir el futuro y acertar es empezar a crear el futuro que deseas para ti y para tus hijos. En consecuencia, se reúnen para pensar y actuar sobre cómo se deberán organizar las sociedades humanas en la era post-fosilista, empezando por la que tienen más cerca. El planteamiento de partida es cómo organizar la comunidad en la que vives de modo que no se produzca en ella un colapso social si en algún momento se interrumpiera el transporte de energía y alimentos. De ahí que le den mucha importancia a los temas de la agricultura de proximidad (uno de sus lemas característicos es «Alimentos a pie, no alimentos a millas»). El movimiento ha tenido mucho éxito en el mundo anglosajón. Hay centenares de grupos en Gran Bretaña, Irlanda, Nueva Zelanda, Australia, Canadá y Estados Unidos. Pero también se va extendiendo a otros países como Holanda, Francia, Alemania, Chile, Italia o España. Aquí hay Comunidades en Transición, que yo sepa, en las Islas Baleares, Vitoria, Barbastro, Madrid y en varios barrios de Barcelona (HYPERLINK «http://movimientotransicion.pbworks.com/w/page/21695346/Frontpage» http://movimientotransicion.pbworks.com/w/page/21695346/Frontpage) Puede parecer poca cosa, pero la fuerza de un movimiento tiene mucho que ver con su capacidad de detectar los grandes problemas estructurales del futuro inmediato y empezar a darles una respuesta emancipatoria. Estoy convencido que el movimiento de las Comunidades en Transición está destinado -casi diría, condenado- a tener un gran éxito.

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Nota:

[1] Entrevista con José Luis Gordillo sobre el 11-S. «Lo más prudente es pedir una nueva investigación, pero la hipótesis más plausible es la del golpe de Estado» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=91207.

[2] La conversación es anterior a las acampadas españolas, anterior de la movilización de los indignados e indignadas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.