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Fidel Castro y la verdadera transición en América Latina

Fuentes: Gara

«Dios te bendiga, Fidel, porque naciste con el don especial de joderle la vida a quienes le joden la vida a los pueblos del mundo» (Mensaje de la Iglesia San Romero de las Américas, Nueva York, 2 de agosto de 2006). Fidel Castro y la Revolución cubana son ­como dijera Noam Chomsky­ el desafío inaceptable […]

«Dios te bendiga, Fidel, porque naciste con el don especial de joderle la vida a quienes le joden la vida a los pueblos del mundo» (Mensaje de la Iglesia San Romero de las Américas, Nueva York, 2 de agosto de 2006).

Fidel Castro y la Revolución cubana son ­como dijera Noam Chomsky­ el desafío inaceptable para la verdad de las verdades del discurso único de los grandes poderes políticos y de los gigantes mediáticos: la intocable propiedad privada de los medios de producción. Por ello, no es de extrañar que no sea, en la agenda mediática que sirve a la construcción de matrices de opinión, patrones culturales y referentes políticos, un revolucionario admirado y seguido por la inmensa mayoría del pueblo cubano, un verdadero ídolo para millones de los pobres de la Tierra, o la única voz que durante décadas se ha dedicado a decirles las verdades a la cara a los grandes ladrones y asesinos del planeta, sino, al contrario, el estereotipo del sátrapa retorcido, maniático y explotador.

La estrategia comunicativa de construcción de dicho estereotipo deformado de Fidel Castro en los grandes medios del capital, con seguidores crédulos a izquierda y derecha, es el complemento en el campo ideológico a la estrategia principal ­la de la brutalidad militar y económica del gobierno de Estados Unidos­ y a la estrategia secundaria ­el proyecto de apropiación neocolonial de la isla por parte de la Unión Europea­, y tiene dos pilares fundamentales: la construcción de mitos y la creación de mentiras históricas en base a la repetición, y la censura de aspectos de la realidad cubana que puedan contradecir la construcción de dicho estereotipo. Algunos ejemplos:

Mito 1. La falta de democracia. En la democracia socialista cubana los candidatos electorales son postulados por el pueblo en miles de asambleas celebradas en todos los barrios del país. Todos los cargos son revocables y son obligatorias las asambleas de rendición de cuentas a los electores. Como ejemplo inédito en el mundo, la reforma económica de 1993 fue el producto de 80.000 asambleas de trabajadores.

Mito 2. La pobreza. Según el PNUD (Naciones Unidas), Cuba se clasifica en 2005 entre los países de alto desarrollo humano, por encima de países no bloqueados y con superiores recursos, como México, Brasil, Panamá, Colombia o Rusia.

Mito 3. La emigración. Cuba tiene una tasa de emigración inferior al 13%, mientras la de México es del 24 % y la de El Salvador del 33 %, a pesar de que la Ley de Ajuste Cubano otorga a los cubanos que pisen suelo yanki la residencia, ayudas sociales y ofertas de empleo.

Mito 4. Los «disidentes». Los autocalificados «disidentes» cubanos son comprobados mercenarios al servicio de la Sección de Intereses de Estados Unidos, quien los financia y organiza para crear un cuerpo de oposición al servicio de sus intereses imperialistas.

En los últimos tiempos, además, se ha construido un nuevo mito, el de la llamada «transición». Desgraciadamente para muchos a los que se les va a volver a quedar cara de tontos, en Cuba no va a haber transición a la «prosperidad» capitalista del Perú de Vargas Llosa, o a la «democracia de plomo» de la Venezuela prechavista de los amigos de Felipe González y López Garrido. La transición ya está ocurriendo, en efecto, pero no en Cuba, sino en el decrépito capitalismo latinoamericano, y en parte gracias a la resistencia de Cuba y de Fidel Castro. ¡Y eso cómo les jode! Fidel sigue riéndose hoy de los que quieren y no pueden llevar a Cuba a los niños de la calle, los escarbadores de basureros, los campesinos sin tierra o los barrios sin médicos ni escuelas, para poder instalar entre muros sus piscinas y sus mansiones. Cuba va a seguir ­bloqueada, humana e imperfecta, con Fidel o con la futura dirección colegiada al frente­ construyendo el socialismo que necesita no sólo ella, sino esta humanidad que ya no aguanta la bomba de relojería que es el capitalismo, un cóctel infame de opulencia, explotación, consumo, miseria extrema, ignorancia y mentira censora disfrazada de prensa libre. –

José Manzaneda es realizador y miembro de Euskadi-Cuba