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Fidel, los «analistas» y el «modelo»

Fuentes: La Pupila insomne/Rebelión

«Analistas» de prensa se han lanzado a especular tras los fragmentos que la revista The Atlantic ha publicado de la entrevista que el periodista Jeffrey Goldberg le realizara a Fidel. Sospechosamente, lo hacen en la misma prensa que ha silenciado sistemáticamente las denuncias del líder de la Revolución Cubana acerca de los peligros de una […]

«Analistas» de prensa se han lanzado a especular tras los fragmentos que la revista The Atlantic ha publicado de la entrevista que el periodista Jeffrey Goldberg le realizara a Fidel. Sospechosamente, lo hacen en la misma prensa que ha silenciado sistemáticamente las denuncias del líder de la Revolución Cubana acerca de los peligros de una conflagración nuclear en el Oriente Medio. Incluso, alguno de esos medios llegó a pronosticar en 2007 la muerte política del revolucionario cubano.

Siempre según The Atlantic, en respuesta a una pregunta de Goldberg, acerca de si creía que el modelo cubano era digno de exportación, Fidel habría respondido que el «modelo cubano ni si quiera funciona para nosotros mismos». Ha bastado para que los perseguidores de cualquier nacimiento se lancen felices a festejar lo que quieren vender al mundo como arrepentimiento o fracaso de la utopía anticapitalista. Tanto necesitan ocultar los verdaderos fracasos de este mundo que sacan de contexto una frase que revela la vitalidad y el carácter antidogmático del pensamiento fidelista para intentar convertirla en hoja de parra de un capitalismo que hace agua por todas partes. La trampa es clara: si el más radical de los revolucionarios y líder de la más enconada resistencia al capitalismo reconoce el fracaso de su experiencia, para qué seguir luchando. En una torpe maniobra, tratan de convertir la crítica de un «modelo» económico en la descalificación de todo un proceso de cambio revolucionario.

Precisamente, porque la Revolución Cubana nunca se ha creído un «modelo», ni para sí misma, es que ha permanecido viva, renovándose en sucesivos procesos de autocrítica, el más reciente de los cuales es en el que nos encontramos inmersos. Jamás, a diferencia de otras fracasadas experiencias revolucionarias -y sobre todo de lo que hacen todos los días Estados Unidos y la culta y civilizada Europa-, Cuba ha intentado exportar un «modelo». Recuerdo cuando al visitar Nicaragua -en ocasión del primer aniversario de la Revolución Sandinista-, ante las afirmaciones de que Nicaragua sería una nueva Cuba, Fidel respondió que Nicaragua sería «una nueva Nicaragua». Ese respeto ha marcado la relación de la dirección cubana con los líderes de los movimientos revolucionarios en cualquier parte del mundo; obras tan rigurosas como Misiones en conflicto, del investigador ítalo-norteamericano Piero Gleijeses, lo prueban sobradamente.

Cuando en noviembre de 2005, en la Universidad de La Habana, Fidel hizo su alerta de las amenazas al futuro de la Revolución, estaba precisamente criticando el funcionamiento de un modelo económico y sus consecuencias éticas, igual que cuando unos días después en una intervención televisiva denunció que «en este país los que mejor viven son los que menos trabajan». Nada más parecido a las exhortaciones de Raúl en la Asamblea Nacional del Poder Popular, en julio de 2008, a eliminar la explotación «del buen trabajador por el que no lo es», a lo que van dirigidas las medidas que se han denominado de «actualización del modelo de gestión de la economía cubana».

Pierden su tiempo los que se entretienen en contar los milímetros que pueden separar un análisis de Fidel de los que Raúl ha venido haciendo sistemáticamente desde que ha asumido la dirección del país. A los revolucionarios cubanos nos guía una misma base ética, en busca de la justicia social y la preservación de la independencia nacional. Eso es lo que hizo decir a Fidel, en referencia a los que lucharon por nuestra independencia en el siglo XIX: «ellos hoy habrían sido como nosotros, nosotros entonces habríamos sido como ellos». Si a lo largo de más de un siglo, esas aspiraciones permanecieron vivas en las más difíciles circunstancias, por qué vamos a renunciar a ellas precisamente ahora.

Cuando se dice que en Cuba socialismo e independencia están indisolublemente unidos, no se hace alusión a un «modelo» ni se repite una consigna vacía, sino se sintetiza una particular circunstancia fruto de un largo proceso histórico que no pueden comprender «analistas» más preocupados por complacer a sus editores que en encontrar la verdad. Lo sentimos por ellos.

Fuente:http://lapupilainsomne.wordpress.com/2010/09/10/fidel-los-%E2%80%9Canalistas%E2%80%9D-y-el-%E2%80%9Cmodelo%E2%80%9D/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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