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Fidel y el 26 de julio de 1960 en la Sierra Maestra

Fuentes: Rebelión

Siempre habrá tiempos para vivir y recordar acontecimientos simples o trascendentes que son inolvidables por su naturaleza íntima.

El próximo aniversario 66 del 26 de Julio, cuya sede es la ciudad de Bayamo, provincia de Granma, será ocasión para recordar los diversos matices de este hecho histórico trascendente que echó raíces y se hizo carne de realidad en el seno del pueblo cubano. La fecha fue decretada Día de la Rebeldía Nacional por su naturaleza episódica y propósitos liberadores en la historia de Cuba, y aquellos asaltos a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo en 1953, dirigidos por su líder Fidel Castro e integrado por un puñado de combatientes decididos a morir por la libertad de su patria, marcaron para siempre el devenir histórico de la nación cubana.

Después del triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959, la fecha comenzó a conmemorarse en el año 1960, o sea, en el séptimo aniversario del asalto. El lugar escogido fue el Caney de las Mercedes en las estribaciones de la Sierra Maestra, escenario de combates librados por el Ejército Rebelde contra el Ejército del dictador Batista.

La convocatoria fue acogida con entusiasmo de un extremo a otro del país. Fue así que la representación del pueblo de Baracoa, integrado por cientos personas apelotonados arriba de camiones, partimos hacia la ciudad de Guantánamo y luego de más de 300 kilómetros recorridos arribamos en la tarde del día 25 a Las Mercedes. Así vivimos la experiencia inolvidable de constatar por las carreteras y caminos el flujo de transportes de todo tipo que se dirigían hacia el mismo punto, y que procedían de todas partes de la isla. Y al fin durante la llegada, en medio del tumulto de carros y personas, empezar a descubrir la enorme extensión preparada para el acto y para la obra cumbre que allí se edificaba: la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, con una sola unidad terminada, y cuyas instalaciones concebidas, una vez terminadas todas, acogerían 20 000 alumnos procedentes de las zonas campesinas. Durante la noche, cualquier sitio fue apropiado para echar un «sueñito», aunque generalmente por espíritu gregario la mayoría buscó la cercanía o debajo del transporte que los trasladó hasta allí y los retornaría a su origen.

El escenario del acto, Las Mercedes, era un poblado en las estribaciones de la Sierra Maestra. Fidel en su libro La Contraofensiva Estratégica, narró que «el 24 y 25 de mayo (de 1958) el enemigo atacó simultáneamente por las Minas de Bueycito y por Las Mercedes… Para tomar Las Mercedes, defendido solo por 14 rebeldes, el enemigo, apoyado por tanques y aviones, se vio obligado a luchar durante 30 horas», hasta ser ocupado el 26 de mayo». Después de aquella jornada de 74 días y derrotada la ofensiva de la dictadura, se inició la contraofensiva rebelde. Y «el 6 de agosto de 1958 había concluido la Batalla de Las Mercedes», como apuntó Fidel en su libro.

Hoy, en 2019, la localidad de Caney de las Mercedes es un Consejo popular perteneciente al municipio Bartolomé Masó de la provincia de Granma. Es una zona rural con una extensión territorial de 24 km2 , con una población estimada de 5861 habitantes, que limita al norte con Manzanillo y Grito de Yara, al oeste con el Consejo popular de Sao Grande, al este con el Consejo popular de Río Yara y al sur con el Consejo popular de Providencia.

EL 26 de JULIO Y LAS MERCEDES (SIERRA MAESTRA)

En el discurso de Fidel el 26 de julio de 1960 en Las Mercedes están contenidos estos aspectos e ideas fundamentales:

«Hemos podido terminar la primera unidad de la Ciudad Escolar «Camilo Cienfuegos» (APLAUSOS), hemos podido cumplir esa meta para esta fecha, y en realidad nada más emocionante ni más alentador para todos nosotros.

Esta fecha y este sitio son dos cosas que se juntan muy estrechamente en nuestro sentimiento y en nuestro recuerdo: 26 de Julio y Sierra Maestra (APLAUSOS); son dos nombres que han de pesar muy hondamente en el corazón de cada uno de nosotros, porque antes de que pudiéramos alcanzar estas cosas, antes de que estas hermosas realidades de hoy tuviesen vida, antes de estas grandes victorias de nuestro pueblo, era aquel tiempo en que apenas comenzábamos, era aquel tiempo de los sueños de los primeros combatientes revolucionarios de nuestra generación; antes que ciudades y pueblos, antes que cooperativas y escuelas, antes que ciudades escolares y títulos a campesinos, antes que los maestros, antes que estos soldados ejemplares de la nueva patria, que trabajan para el pueblo, antes de esta sensación de libertad y esta emoción presentes, no había más que ilusiones en nuestras mentes».

Fidel en su discurso señala la presencia de los delegados extranjeros al Congreso de Juventudes y otros visitantes:

«Hoy, al pasar por delante de nuestra tribuna revolucionaria esos entusiastas hermanos de los distintos pueblos de la América, que vinieron a traernos el amor, la simpatía y el calor de sus tierras (APLAUSOS), como para darnos el ánimo, al recibir ese aliento que ellos saben que nosotros necesitamos en esta hora, vivíamos ciertamente, uno de esos minutos, que en un marco como este, un día como hoy, frente a esa Sierra donde se gestó la victoria, tenía que hacernos excepcionalmente felices.

¿Por qué se reúne aquí esta imponente multitud? ¿Por qué han bajado de la Sierra Maestra millares y decenas de millares de campesinos? ¿Por qué han venido desde la región occidental de Cuba cientos de miles de cubanos? ¿Por qué se ha desplazado hacia Oriente tan extraordinario número de ciudadanos? ¿Por qué se ha podido reunir en descampado una multitud? Porque en una ciudad es lógico y explicable que pueda reunirse una multitud, pero que en un campo absolutamente despoblado se reúna una multitud como esta, quiere decir algo, quiere decir mucho (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: «¡Fidel, Fidel!», «¡Unidad, unidad!»).

Que un río humano se mueva en un torrente hacia este sitio; que decenas y decenas de miles de personas se hayan trasladado a este punto desde hace varios días, y que en la noche de ayer un número incalculable de ciudadanos estuviese durmiendo en los caminos, a las orillas de las carreteras y bajo los árboles (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: «¡Lo que sea, lo que sea!»); personas que tal vez nunca durmieron al aire libre, nunca durmieron bajo un árbol o a la orilla de un camino; personas que hasta incluso, quizás, consideraban la vida imposible en esas condiciones, y hasta se consideraban a sí mismos incapaces de pasar por esas pruebas (APLAUSOS), las hayan llevado a cabo como si hubiese sido actividad acostumbrada durante toda su vida, esto quiere decir algo; eso quiere decir… (EXCLAMACIONES DE: «¡Fidel, Fidel!»), ¡Fidel es un nombre pasajero en la historia gloriosa y eterna de la patria! (EXCLAMACIONES DE: «¡Fidel, Fidel!»); eso quiere decir algo más que un nombre, ¡eso quiere decir que nuestro pueblo lucha por algo! (APLAUSOS); ¡eso quiere decir que nuestro pueblo quiere ardientemente algo! (EXCLAMACIONES DE: «¡Patria o Muerte!», Y DE: «¡Venceremos!»); eso quiere decir que nuestro pueblo quiere patria; eso quiere decir que nuestro pueblo quiere justicia, eso quiere decir que nuestro pueblo quiere libertad (APLAUSOS).

De este modo, al venir a constituir nuestra patria un ejemplo, de la misma manera que nos quieren destruir, nuestra salvación está, a la larga, en que los demás pueblos de América vean en Cuba un verdadero ejemplo (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: «¡Cuba sí, yankis no!»).

Y Fidel concluyó su largo y contundente discurso con estas frases: «Y aquí, frente a la cordillera invicta, frente a la Sierra Maestra, prometámonos a nosotros mismos, comprometámonos a seguir haciendo de la patria el ejemplo ¡que convierta la Cordillera de los Andes en la Sierra Maestra del continente americano!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.