«No por rico que sea un país puede dilapidar impunemente su fortuna y la de los demás. Yo creo que va siendo hora de que los norteamericanos mediten sobre esto.» FIDEL El tope de la deuda de los Estados Unidos constituye un dolor de cabeza para Obama y es motivo de análisis y discusiones discordantes […]
«No por rico que sea un país puede dilapidar impunemente su fortuna y la de los demás. Yo creo que va siendo hora de que los norteamericanos mediten sobre esto.» FIDEL
El tope de la deuda de los Estados Unidos constituye un dolor de cabeza para Obama y es motivo de análisis y discusiones discordantes entre conservadores y demócratas en el Congreso. Todavía está por ver el desenlace de este pugilato partidario que, independientemente de los fundamentos políticos que les son intrínsecos a cada partido, responde ahora a las estrategias de ambos bandos diseñadas para las elecciones presidenciales del 2012.
Y no es un asunto cualquiera, y menos de fácil solución, pues constituye una realidad que el país más rico del mundo se ha convertido en un lapso de unos veinticinco años en el país más endeudado del mundo, cuyo monto es de 14 millones de millones de dólares. El país líder en trazar políticas neoliberales despiadadas, utilizando como instrumento al FMI, a los países latinoamericanos que a mediados de la década del 80 afrontaban una crisis de deuda impagable, atraviesa en estos momentos por una situación crítica y a la que le busca una salida que aún estaría por ver si lo conduce o no a un callejón sin salida. Porque la estupidez desenfrenada que ha caracterizado la política de exorbitantes gastos para fines militares desde Reagan a acá, cada vez más demencial, ha sido responsable principal de la actual pesadilla que ha obligado, al pueblo norteamericano y a sus élites, a un despertar sorpresivo y descorazonador.
¿Cuáles son las recetas que recomiendan el FMI y el BM para paliar o solucionar la enorme deuda de los Estados Unidos? ¿Cuáles serán las posibles medidas de ajustes recomendadas para evitar que caiga en mora de pago? ¿No habrán realizado un estudio pronóstico como el que estos organismos acostumbran ante la situación de otros países, como antes fueron los casos de los latinoamericanos y ahora lo son de algunos europeos?
Es conocido que Fidel desarrolló, en la década del 80 del siglo pasado, una campaña de análisis y denuncia de las causas que determinaban el endeudamiento de los países latinoamericanos y, en general, del Tercer Mundo; de las medidas aplicadas para obligar el pago a la fuerza partiendo de las recetas neoliberales; y proponía posibles soluciones razonables y justas blandiendo verdades históricas y realizando la disección de los males que originaron aquella deuda inmoral y realmente impagable.
Resultan reveladoras sobre esta temática en sus múltiples facetas, las ideas contenidas en la entrevista concedida por Fidel a Jeffrey Elliot y Mervin Dymally sobre múltiples temas económicos, políticos e históricos, que fue desarrollada los días 27, 28 y 29 de marzo de 1985.
Sobre un aspecto particular, Fidel reflexionaba sobre lo realizado durante el mandato de Reagan: «Ahora hay más acorazados, portaviones, bombarderos, submarinos nucleares, cohetes crucero, armas de todas clases.»
«Ahora, hay que hacerse un pregunta, porque el dinero no cae del cielo como la lluvia; el dinero sale de algún lugar. Hay que preguntarse cómo pudo Reagan alcanzar esto y cómo se ha pagado todo esto -yo creo que esa es una pregunta que tienen que hacerse los norteamericanos-, y cuáles van a ser las consecuencias después de esto. Bueno, hay una, por ejemplo: la deuda pública entre 1981 y 1984, de un trillón -había tardado 205 años en llegar ahí-, en tres años de la Administración de Reagan aumentó en 650 000 millones; a fines del año 1986 estarán en el segundo trillón, en cinco años. Hablo del trillón norteamericano, equivalente al billón español: un millón de millones.»
«Los economistas que asesoran han logrado hacer en cinco años lo que todos los demás presidentes de Estados Unidos hicieron en 205 años. No hay duda que es un record olímpico.»
«Voy a preguntar lo siguiente: ¿de dónde sale ese dinero? ¿Cómo se explica este «milagro», el «milagro» norteamericano? ¿Cómo ha convertido el agua en vino? ¿Cómo ha logrado el milagro de multiplicar los peces y los panes?
«Es posible que hasta nos faltan «milagros» por ver todavía. ¿De dónde sale ese dinero? Ese dinero viene de todo el mundo. Hay otros «milagros». Han logrado recoger el dinero de los japoneses, de los alemanes, de los ingleses, de los italianos, de los españoles, de todos los países industrializados y del Tercer Mundo de una forma u otra para llevarlo a Estados Unidos. Nunca se había producido un fenómeno de esta naturaleza.»
Actualmente habría que agregar el respaldo financiero que les aportan los chinos y los rusos.
«Están por ver las consecuencias futuras que este colosal gasto en armamentos tendrá para la economía de Estados Unidos, y las va a tener en la inflación, en las perspectivas de su desarrollo, en el bienestar futuro de su población, en su prestigio y sus relaciones con el resto del mundo. No por rico que sea un país puede dilapidar impunemente su fortuna y la de los demás. Yo creo que va siendo hora de que los norteamericanos mediten sobre esto.»
«Esa es la visión que tengo de lo que está ocurriendo en Estados Unidos».
Después de estos fenómenos analizados por Fidel entonces, prosiguió la misma lógica de la estrategia armamentista durante la época de Bush padre, y luego retomada demencialmente por Bush hijo con su llamada guerra antiterrorista, que originaron una deuda de más de 10 millones de millones. Y luego, contradictoriamente, proseguida por Obama, hasta arribar al actual tope autorizado por el Congreso de 14 millones de millones.
Es evidente que estamos en presencia de lo pronosticado por Fidel y expresado con un cúmulo extenso de razones fundamentadas sobre este asunto, y hoy el pueblo norteamericano sufre las consecuencias de las políticas irracionales que él preveía con su visión de futuro.
¿No es éste un fracaso de un sistema concebido para dilapidar los recursos para armarse hasta los dientes y el alma en nombre de la supremacía mundial y, además, proponerse vivir por encima del nivel real de sus propias posibilidades y realizarlo a costa de la subvención que representan los recursos financieros aportados por el resto de los países del mundo?
¿Qué pasará a la economía de los Estados Unidos y del resto del mundo si esta espiral continúa desarrollándose como un tornado devastador?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.