Para los trabajadores y trabajadoras de Cataluña a los que insultaron y llamaron colonizadores lingüísticos involuntarios (los que ahora llaman ñordos): http://estaticos.elperiodico.com/resources/pdf/3/6/1459435084463.pdf?_ga=2.130216524.23118096.1592812142-2042928031.1588580144
En esta época hay un afán constante por separar ambas clases de trabajo; queremos que unos hombres estén siempre pensando y otros siempre trabajando y a los primeros les llamemos caballeros y a los segundos operarios. En realidad, empero, el trabajador debería pensar con frecuencia y el pensador también tendría que trabajar a menudo y ambos deberían ser caballeros en el mejor sentido de la palabra. Tal como están las cosas convertimos a ambos en ungentle [en contraposición a gentleman], el uno envidiando y el otro despreciando a su hermano. Al final, el grueso de la sociedad está compuesta por pensadores mórbidos y por obreros miserable… Estaría muy bien que todos fuésemos buenos artesanos en un sentido u otro y que la deshonra del trabajo manual dejase también de existir por completo.. Los más destacados maestros de cualquier profesión deberían sentirse muy orgullosos de hacer los trabajos más duros de las mismas. El pintor debería preparar y mezclar sus colores; el arquitecto trabajar en la obra junto a sus albañiles; el fabricante debería ser él mismo un operario más diestro que cualquier hombre de su factoría. Y la diferencia entre unos individuos y otros debería ser únicamente de experiencia y destreza, derivándose la autoridad y la riqueza de estas cualidades de manera natural y justa.
John Ruskin (1853) [1]
La precariedad proviene de decisiones políticas que en el ámbito productivo afecta las condiciones de empleo y trabajo, y en el reproductivo, la protección, los derechos sociales y la calidad de vida. Se trata de un fenómeno muy transversal, pero sobre todo afecta a la clase trabajadora, inmigrantes, jóvenes y las mujeres como las limpiadoras, camareras de piso, cajeras, trabajadoras de cuidados… Además, las mujeres son también las que mayoritariamente cuidan y atienden en el hogar a enfermos, infantes y gente de mayor edad. Durante la pandemia se ha dicho que son «esenciales», pero siempre han sido trabajos estigmatizados y despreciados… La Covid-19 es una pandemia global pero también es una crisis de desigualdad. El virus no genera desigualdades de salud, pero las desigualdades sociales generadas por las políticas neoliberales mercantilizadoras sí que lo hacen. Dado que amplifica e intensifica necesidades y desigualdades previas, debemos hablar por tanto de una «pandemia de desigualdad.»
Joan Benach (2020)
Muchas veces los expertos no saben de lo que están hablando y el ‘consenso académico’, más frecuentemente de lo que se piensa, no es más que cotilleo indocumentado… El consenso general no equivale a la verdad de una cuestión -solo los argumentos lo hacen.
Paul K. Feyerabend (1987 [2])
Las referencias a la versión ampliada al final de todo.
Para aproximarse a la realidad real, por si les ayuda: 1. “Diario de Miguel Ángel Cruces, técnico de emergencia sanitarias”. https://www.youtube.com/watch?v=N28NS2ZvIh0&feature=youtu.be. 2. Víctor Aparicio, enfermero de UCI del Gregorio Marañón de Madrid y portavoz de Sanitarios Necesarios, asegura haber sentido «miedo» y sentirse ahora «desolado»: “No nos podéis olvidar”. https://cadenaser.com/programa/2020/06/30/hoy_por_hoy/1593495466_062559.html 3. Eva García Pagán entrevista a Joan Benach: «La precariedad es una pandemia tóxica que no queremos cambiar». https://www.sinpermiso.info/textos/la-precariedad-es-una-pandemia-toxica-que-no-queremos-cambiar-entrevista-a-joan-benach 4. Francesc Valls, “Vuelven los desahucios, crece la pobreza”. https://elpais.com/espana/catalunya/2020-06-27/vuelven-los-desahucios-crece-la-pobreza.html. 5. Marciano Sánchez Bayle, “Propuestas para reconstruir la Sanidad Pública después de la pandemia”. http://www.mientrastanto.org/boletin-192/notas/propuestas-para-reconstruir-la-sanidad-publica-despues-de-la-pandemia.
Para esta primera fotografía en blanco y negro de final de curso les cuento una historia, una historia verdadera que diría David Lynch, real como la vida misma y al estilo -¡sin comparación posible!- de Amianto. Una historia obrera de Alberto Prunetti, una novela que vuelvo a recomendares.
CSV nació en un pueblo agrícola sevillano, en el seno de una joven familia campesina (padre, madre y un niño de dos años), a finales de enero de 1936. Ocho meses después se quedaba sin padre. Los falangistas dieron cuenta de él por “rojo”. Francisco se confió demasiado (como tantos otros, mi abuelo materno por ejemplo). Lo enterraron en cualquier parte y de cualquiera manera. Su esposa, una mujer trabajadora de apenas 23 o 24 años, tuvo que tirar adelante (¿nos hacemos idea de las dificultades, de lo que tuvo que pasar aquella joven mujer?), trabajando (dobles o triples jornadas) y cuidando de sus dos hijos (que muy pronto tuvieron que empezar a trabajar, no había otra) y de ella misma.
Esta joven mujer, también C. como su hija y como una de sus nietas, tenía coraje, mucho coraje (una de las muchas madres corajes españolas de aquellos años) y amaba libremente. Tiempo después quiso casarse de nuevo. La iglesia católica, apostólica y romana de la Cruzada no le planteaba (casi) ningún problema, sólo un pequeño requisito: sería muy bien acogida siempre y cuando reconociera y firmara que su marido asesinado había fallecido de muerte natural. C., por supuesto, se negó, no firmó. Su compañero no había muerto de forma natural sino en manos de asesinos fascistas. ¿Nos imaginamos lo que significaba para una mujer del pueblo, viuda de un rojo, decir NO al poder eclesiástico en aquellas circunstancias? ¿No había que tenerlos, con perdón, muy pero que muy bien puestos? C. se casó finalmente por lo civil y vestida de rojo-granate, como una de sus nietas.
La familia trabajó duro y fue malviviendo con un poco de tierra, algunos animales y con los trabajos y clases (digo bien: tenía unos ocho años cuando empezó a impartirlas) de bordado de CSV. Bordar siempre fue lo suyo, lo sigue siendo a sus 84 años. Es un placer que deslumbra verla manejarse con sus bolillos, intentado explicar a personas negadas (pongamos que hablo de mí mismo) cosas básicas, elementales para ella.
A mediados de los años cincuenta, les llegaron cartas y noticias de amigos y familiares del pueblo que se había ido a Cataluña y trabajando, trabajando duramente (como cantaría años después Víctor Jara) en fábricas, en la construcción o sirviendo iban tirando pa’lante. Lo pensaron, lo hablaron, dudaron, vencieron miedos (no es nada fácil ir a vivir a un lugar desconocido en soledad de muy pocos), consiguieron el apoyo de una amiga que ya residía en Barcelona (el alcalde era entonces A. M. Serrano Puig, el anterior a Porcioles “el eterno”) y fueron contratadas por una “familia con posibilidades”: piso de 200 metros cuadrados en Diagonal/Provenza, muchos militares y abogados en el grupo familiar. Los del Régimen no vivían nada mal.
Vinieron en tren. Un largo, un larguísimo recorrido. Les advirtieron que se bajaran en Paseo de Gracia, que no llegaran a la Estación de Francia, el final del trayecto. Si lo hacían, les iban a llevar a Montjuïc, y hasta que no vinieran a reclamarles no podrían salir de allí. Si nadie preguntaba por ellas en unos días, les obligarían a volver al pueblo. Hicieron lo que les dijeron, no se confundieron.
Vivieron inicialmente en “la casa de los señores” donde trabajaban madre e hija y luego en Santa Coloma de Gramenet, una ciudad trabajadora (entonces mucho menos poblada) cercana a Barcelona, en el barrio del Fondo, en la calle Mas Marí. Sus amigos, sus familiares, en el barrio general, se hablaba castellano. Como ellas, con un hermoso (a veces difícil para otros oídos) deje sevillano… o con el deje gaditano del que al poco sería su marido, un trabajador portuario fallecido prematuramente con apenas 61 años (La familia vivió durante años en un piso del puerto para trabajadores: 40 metros cuadrados, 7 personas en su interior).
CSV no hablaba catalán y no siempre seguía bien las conversaciones en el idioma. No flotaba en su ambiente, no tuvo tiempo ni condiciones para aprenderlo. Lo suyo, durante años, durante décadas, fue trabajo y más trabajo: además de servir, trabajos en la industria textil, limpieza -rodilla en tierra y sin mocho- en naves industriales, los trabajos de un bar-bodega que adquirieron (Camarón les visitó alguna vez)… CSV aprendió algo un cuando de mayor asistió -¡habría que ver sus libretas de ejercicios!- a una escuela de adultos. Pero no ha llegado a manejarse bien en catalán, no ha sido fácil para ella. ¿Críticas, objeciones? ¿No parece más que razonable teniendo en cuenta su vida, sus experiencias, sus amigos, sus familiares, su barrio, sus trabajos? ¿Lo hubieran aprendido ustedes en sus circunstancias, en aquellos años, sin apenas escuela, teniendo que trabajar duro desde muy pequeña?
CSV tuvo cinco hijos. El tercero, Francisco Álvaro, no sobrevivió. Los cuatro restantes, tres mujeres y un hombre, entienden, hablan, leen y escriben (no con total soltura) el catalán. Son parte de la generación que fue, que fuimos a la escuela en castellano. Todos tienen pareja. Lo mismo puede decirse de las parejas: sin excepción, entienden, hablan y leen el catalán, sin ningún problema, es una de sus lenguas. Lo escriben con algunas faltas. Por la misma razón: se formaron en castellano.
Pero la señora CSV no sólo tiene hijos sino también nietos. Como ella dice, seis nietos como seis soles. Mayoría femenina también: 4 a 2, nueva goleada. Todos ellos, todas ellas, también las parejas de dos de sus nietas, entienden, hablan, leen, escriben, disertan, protestan, se rebelan y mitinean si es necesario en catalán. Con mucha mayor soltura y profundidad que la generación anterior, la mía, la de sus padres. Dominan el idioma a la perfección, como el castellano (incluso con menos faltas, en algún caso, cuando escriben en catalán). El que suscribe usa el catalán como idioma de relación con cinco de ellos, mi hijo incluido.
(Entre paréntesis y que quede entre nosotros: cuando los de la Plataforma por la lengua, el colectivo que recibe subvenciones públicas para controlar entre otras cosas qué pasa en las escuelas, en qué idioma hablan los niños en el recreo, cuando los plataformistas decía -¡que han recibido el apoyo de la alcaldesa socialista de Santa Coloma de Gramenet!- no vigilan, la más pequeña de las nietas de CSV, el curso que viene empieza la ESO, ¡tiene la osadía osada de hablar en castellano en el patio con algunas de sus amigas y compañeras de clases! ¡En castellano! Eso sí, en clase ni una palabra, tot en català!).
Resumiendo: de toda esta extensa familia (también de sus prolongaciones) cuyos mayores llegaron a Barcelona y alrededores a mediados de los años cincuenta, solo una persona, la que digamos es raíz de todo, se maneja regular en catalán. El resto lo han hecho suyo, navegan en él como peces en el agua. Unos con excelencia, otros haciendo lo que podemos.
¿Y esto a qué viene pensarán? Dirán que el tema no es importante, que es cosa pasada, que soy un pesado plomizo. Pues nada de eso. Lo es, es importante, es esencial, es parte de cualquier fotografía en blanco y negro o en color de la .Cat de 2020. Dos ejemplos entre muchos más. Las referencias:
1. “Indignación indepe por una serie bilingüe en TV3. Piden la retirada de ‘Drama’ por «atentar» contra el catalán” https://comunicacion.e-noticies.es/indignacion-indepe-por-una-serie-bilingue-en-tv3-131560.html, 2. El Govern ve «demasiado castellano» en TV3. La consellera de Cultura da «un toque de atención» a la cadena. https://comunicacion.e-noticies.es/el-govern-ve-demasiado-castellano-en-tv3-131563.html. Un mero despropósito pensarán… pero un despropósito significativo, real como la vida misma en la .Cat de 2020.
En cualquier caso, todo esto a qué viene dirán. Viene por esto:
Sin olvidar la reflexión-consejo del físico-filósofo Feyerabend que abría la sabatina, ¿qué podría decir de la situación del catalán en la .Cat de 2020 un sociolingüista o alguien que se moviera en esas coordenadas de estudio? ¿Una lengua en extinción? ¿Un idioma, el catalán, en vías de convertirse en un dialecto del castellano (Koyné)? ¿El castellano como lengua impuesta por el Estado (Koyné)? Para evitar miradas sesgadas, ideológicas o con posiciones ya tomadas, imaginémonos que preguntamos a un demógrafo-lingüista-politólogo-economista, una persona muy puestas en asuntos de lenguas y ciencias sociales, pero distante, de ubicaciones alejadas, un estudioso jupiterino o saturnal por ejemplo. ¿Qué diría, qué podría decir?
Como es obvio nos respondería que nada, que no puede decir nada, que un grano no hace granero aunque ayude al compañero. ¿Es una mera excepción?, ¿hay más casos parecidos? nos preguntaría. Los hay, responderíamos. Lo descrito pueda afirmarse, en términos muy pero que muy similares, de centenares de miles de familias que viven en Cataluña y que tienen su origen en personas trabajadoras que llegaron a .Cat en esos años cincuenta o sesenta del pasado siglo, también más tarde. El capitalismo, lo sabemos, también en España, tiene determinados polos de desarrollo y Andalucía, Canarias, Aragón o Extremadura no formaron parte nunca de esos polos.
Conocida esta cara del poliedro, a nuestro agente racional jupiterino-saturnal le inquietaría probablemente la situación del catalán en las familias aposentadas en .Cat tiempo atrás. Por ejemplo, antes de la llegada de la señora CSV. ¿Han abandonado el catalán, no lo hablan, no lo leen, no lo estudian? ¿El catalán no está presente en las instituciones de .Cat? Cuando se le respondiera que no (aunque en su momento, cuando tocó hacerlo, algunas familias franquistas, catalanas de toda la vida, sí que lo abandonaron), que nada de eso, que esas familias, el grueso de esas familias, hacen del catalán un signo decisivo de su identidad hasta el punto de que en algunas comarcas del país (lo mismo que en algunas instituciones que deberían cuidar y promover el bilingüismo) el castellano es casi un idioma extranjero, inhabitual en muchos casos, su mundo es un mundo pensado, sentido, expresado y comunicado sólo en catalán, ¿qué pensaría?, ¿qué podría pensar? ¿Qué diría nuestro agente racional saturnal?
¿Hablaría de la persecución del catalán, de que el catalán es un idioma de segunda en .Cat, un idioma que está en peligro de extinción, un idioma amenazado cuya supervivencia no está asegurada? ¿Que seguimos más o menos igual que en el franquismo? Nuestro agente racional, tendente a la duda como cualquier agente racional que se precie, no podría tener dudas en este caso: no es posible afirmar con sensatez y sin ceguera una situación así, de derrota o aniquilación del catalán, si la situación es la descrita. No sólo el catalán no está en peligro sino que, probablemente, esté en una situación inimaginable hace 40 o 50 años… aunque, por supuesto, queden cosas por mejorar (pero no de cualquier modo) en determinados ámbitos, sin olvidar el proyecto de bilingüismo real que debería movernos a todos si aspiramos a una convivencia en paz y sin dominios excluyentes y desgarradores.
¿Luego entonces? Pues que la clave está en la ficción, en la ensoñación, en la repetición (voluntaria o involkuntaria) de lo dicho, uno de los nudos esenciales del nacional-secesionimo. No importan los hechos, los razonamientos, las informaciones contrastadas, la situación real, lo que vemos en escuelas, institutos y facultades, en mil sitios más Lo que importan son los “puntos indiscutibles”, “lo obvio”, “lo afirmado una y mil veces”, las consignas inmodificadas e inmodificables, las “sagradas y unilaterales señas de identidad”.
Con este procedimiento ficcional se ha construido y construye la ideología del nacional-secesionimo. Lo mismo pasa con la economía, la historia, el “España nos mata”, el “España no nos entiende”, el somos mejores, el somos incompatibles, somos muy distintos, la corrupción es cosa de españoles, incluso las apelaciones a la raza catalana [3], etc. Rige la ficción, una ficción dirigida, cultivada y muy interiorizada, que hace que la razón y la racionalidad se muestren impotentes. Nadie puede ser convencido de nada si piensa que está en el “camino correcto”, y si desde las instituciones y colectivos poderosos afines (hegemónicos en muchas partes del territorio) no cesan de repetir una y mil veces la misma idea: nos persiguen, nos maltratan, quieren aplastarnos, quieren destruir nuestra identidad y nuestro idioma, el verdadero, el único, el auténtico idioma de Cataluña. ¡Nosaltres som una nació i un poble mil.lenari! Mientras tanto, y como se imaginan, lo decisivo sigue en la trastienda: los negocios son los negocios, las comisiones del 3 o del x por cien son todas nuestras, y quienes seguimos teniendo mando en plaza somos nosotros, los verdaderos catalanes, ni los ñordos ni los botiflers. ¡Al mar con ellos… o a servirnos que es lo suyo!
Lo dejamos aquí. Más en la segunda fotografía.
Las referencias de la versión ampliada:
- http://slopezarnal.com/fotografia-en-blanco-y-negro-del-final-de-curso-en-cat-i-1/#more-1262
- http://slopezarnal.com/fotografia-en-blanco-y-negro-del-final-de-curso-en-cat-i-2/#more-1266
- http://slopezarnal.com/fotografia-en-blanco-y-negro-del-final-de-curso-en-cat-i-3/#more-1264
Notas:
1) Tomado de Edward Plamer Thompson, William Morris. De romántico a revolucionario, Valencia: Edicions d’Alfons el Magnànim, 1988, p. 43.
2) Tomado de Andrew Kliman, Reivindicando El Capital de Marx. Una refutación del mito de su incoherencia, Vilassar de Dalt (Barcelona): El Viejo Topo, 2020, traducción de Guillermo Murcia López y Antonio Dorado Seldas, p. 17.
3) Sin exageración por mi parte. Entre varios otros testiminios posibles, lean lo que escribió en 1986 la actual consellera de Cultura, Mariàngela Villalonga: “Recordar el domingo de la fiesta mayor de Llagostera es sobre todo recordar las sardanas bailadas en la plaza al lado de las moreras empolvadas, observadoras mudas de aquella danza que es el verdadero ritual de nuestra raza.” En un encuentro sardanístico de la Mercè de 2019 se expresó en parecidos términos (Tomado de Cristian Segura: https://elpais.com/espana/catalunya/2020-07-01/vilallonga-la-consejera-de-las-esencias-catalanas.html)