Algo positivo podría desprenderse del mayor accidente nuclear desde Chernóbil. Según un comentario publicado hoy en The Lancet Oncology, los estudios médicos que se hicieron entonces no bastan para sacar conclusiones que permitan desgranar las verdaderas consecuencias de la exposición a radiactividad por estas causas. «Tristemente, lo que ha ocurrido en Japón puede ofrecer otra […]
Algo positivo podría desprenderse del mayor accidente nuclear desde Chernóbil. Según un comentario publicado hoy en The Lancet Oncology, los estudios médicos que se hicieron entonces no bastan para sacar conclusiones que permitan desgranar las verdaderas consecuencias de la exposición a radiactividad por estas causas. «Tristemente, lo que ha ocurrido en Japón puede ofrecer otra oportunidad para estudiar las posibilidades de sufrir cáncer tras los accidentes en las plantas nucleares», escriben Kirsten Moysich y Philip McCarthydel Instituto del Cáncer Roswell Park (EEUU) y Per Hall, un investigador del Instituto Karolinska (Suecia) que fue uno de los autores del primer informe de envergadura de la ONU sobre los efectos para la salud del accidente soviético (finalizado en 2000).
La evidencia científica actual sólo permite afirmar que un accidente nuclear como el de Chernóbil o el de Fukushima eleva el riesgo de los niños de padecer cáncer de tiroides. Sin embargo, como explica por correo electrónico Moysich, al elaborar el informe hubo «muchos desafíos para estudiar de forma precisa el mapa del cáncer tras Chernóbil». ¿Significa esto que, en la actualidad, no se sabe cuántas personas han muerto por la radiactividad? «Sería muy difícil decir un número exacto de muertos», subraya la experta estadounidense.
Por esta razón, Fukushima puede ser mucho más útil que Chernóbil. Como señalan los autores del comentario, «al contrario que la de la Unión Soviética, la de Japón es una sociedad más abierta y no está intentando ocultar los efectos a sus ciudadanos». Este aspecto es fundamental si setiene en cuenta que, en 1991, un estudio de la Agencia Internacional de Energía Atómica concluyó que los efectos psicológicos del desastre de Chernóbil fueron «desproporcionadamente mayores» en comparación con el riesgo biológico. Un editorial en la misma revista recalca que la falta de información empeoró las consecuencias del accidente para la salud mental, un efecto que se amortiguará en las víctimas de Fukushima, con acceso a las noticias sobre la tragedia. Los autores creen que el accidente japonés permitirá responder por fin a las preguntas que han atormentado a los residentes de Chernóbil y la comunidad científica.
Nota edición: comentarios lectores Público
1) 26-04-2011 07:21
A mí de momento ya me ha permitido estudiar la desvergüenza del lobby pronuclear, empezando por la presidenta esa que tienen en España, y que lo primero que dijo fue «que la central de Fukushima había aguantado perfectamente el terremoto y el tsunami».
Y no digamos estudiar el riesgo de dejar cosas tan peligrosas en manos privadas (pero sólo para los beneficios, claro; para las pérdidas ya está el estado), donde Tepco ha demostrado que no pasa gran cosa por falsificar informes de seguridad, y que poner los generadores diésel en sitio seguro no merece la pena, porque es más caro, y total, una catástrofe así era casi imposible. Como siempre. Y por supuesto, perdiendo el primer día en intentar salvar la central, que eran muchos millones en juego, y lo primero, como siempre, son los beneficios de la compañía. En fin, por mi parte yo ya he estudiado suficiente y ya sé lo que necesito saber: que la energía nuclear es cara y peligrosísima, y que cuanto antes nos deshagamos de ella, mejor (y eso antes de siquiera mencionar los residuos nucleares).
2) 26-04-2011 09:19
Estimada redacción de Público:
Hoy, en el 25 aniversario del accidente de Chernobil, os ruego que no dejéis de (o, más bien, que volvéis a) publicar información sobre la situación en Fukushima y noticias relacionadas.
Todos sabemos lo rápidamente que las personas nos acostumbramos a los catástrofes, las dictaduras, las situaciones intolerables: justo por ello es muy importante que se repita en voz alta que la situación en Fukushima prácticamente no ha cambiado, que sigue liberando radiactividad en altas cantidades a la atmósfera y al mar, que se sigue sin saber bien qué hacer para controlar las centrales.
Necesitamos un cambio de la política energética y una prensa que insista en ello, tanto como en la defensa del estado laico y sin corrupción, o incluso más, porque de este cambio dependerá el futuro de nuestros hijos.
Gracias.
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