Decisiva fue la batalla ganada la semana pasada en el Congreso sobre nuestro derecho constitucional como cubanos residentes en Estados Unidos de poder viajar a Cuba libremente, sin restricciones de ningún tipo, así como la posibilidad de poder enviar remesas a nuestras familias y a cualquier persona en Cuba, también sin restricciones, como es también […]
Decisiva fue la batalla ganada la semana pasada en el Congreso sobre nuestro derecho constitucional como cubanos residentes en Estados Unidos de poder viajar a Cuba libremente, sin restricciones de ningún tipo, así como la posibilidad de poder enviar remesas a nuestras familias y a cualquier persona en Cuba, también sin restricciones, como es también nuestro derecho.
El presidente Obama se le paró bonito a la pandilla liderada en el Congreso por Iliana Ros que ostenta el cargo de presidenta del poderoso Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes. Esta pandilla de media docena de congresistas y senadores cubano americanos, tanto republicanos como demócratas, se había unido tras la enmienda adjunta a la ley de presupuesto federal para el 2012 presentada por el congresista Mario Díaz Balart que nos hubiera impuesto nuevamente las restricciones de viaje a Cuba establecidas por el presidente Bush, hijo, en mayo de 2004 y en vigor hasta el 2009, cuando fueron derogadas por el presidente Obama, las cuales nos restringían viajar a Cuba sólo una vez cada tres años, por 15 días, y además solamente si teníamos en Cuba familiares en primer grado de consanguinidad.
¿Recuerdan aquella pesadilla? Seguro estoy que la recuerdan vivamente. Pues bien, esa pandilla de congresista y senadores cubano americanos, quienes no tienen familias en Cuba y si las tienen no les importan, con fuerte respaldo político de la derecha del partido republicano en la Cámara de Representantes, estuvieron a punto de reimponernos esas crueles prohibiciones de viaje.
Sólo la irrevocable decisión del presidente Obama de vetar la ley de presupuesto federal de 2012 si la enmienda de Díaz Balart estuviese incluida en esta ley impidió que esta vez fuese incluida.
No es éste el espacio para analizar las razones que motivaron la decisión del presidente Obama de no permitir que se volviera restringir a los emigrados cubanos poder viajar a Cuba libremente. El asunto es que en esta oportunidad Obama se mantuvo firme en su compromiso con la libertad de viajes a Cuba por parte de los cubano americanos residentes en este país.
Pero la lucha por asegurar nuestro derecho de viaje sin restricciones continúa. Y continúa porque los congresistas y senadores cubano americanos en el Congreso volverán a la carga para nuevamente intentar prohibirnos viajar a Cuba.
Así que no podemos quedarnos sentados en los laureles. Tenemos que confrontar políticamente a aquellos que atentan contra nuestros derechos fundamentales de poder estar y ayudar a los nuestros en Cuba. Tenemos que erradicar, organizándonos de diferentes maneras, el poder político que les permite amenazar continuamente estos derechos nuestros. Tenemos que derrotarlos en las urnas. Tenemos que sacar de sus puestos en el Congreso en las próximas elecciones generales de noviembre próximo, en solamente menos de once meses, a David Rivera, quien es muy vulnerable porque huele al tufo de la corrupción, a Mario Díaz Balart y a Iliana Ros.
Quizás derrotar a los tres en estas próximas elecciones generales sea un tanto ambicioso. Pero, al menos, uno de ellos si es muy posible que sea derrotado. Y reemplazarlo con un individuo que represente el sentir de la inmensa mayoría de la comunidad cubana emigrada con relación a nuestro derecho a poder viajar a Cuba libremente.
Aunque es imprescindible para lograr derrotar a estas fieras en las urnas y llevar al Congreso al menos una voz que represente el verdadero sentir mayoritario de la comunidad cubana sobre estos asuntos, que votemos en las elecciones generales, y para poder votar hay que ser ciudadano de Estados Unidos.
La razón principal porque los congresistas de la extrema derecha cubano americana quienes se oponen a nuestros derechos de viajes a Cuba son los que ocupan esos escaños en el Congreso, es que la inmensa mayoría de los que viajamos a Cuba y vivimos en Miami Dade, no somos ciudadanos de Estados Unidos. El Buró del Censo estima que sólo el 20% de los no menos de 320 mil cubanos que han inmigrado legalmente a EE.UU., a raíz de los acuerdos migratorios de 1995, han adquirido la ciudadanía de este país. Y son estos emigrados cubanos los que más viajan a Cuba.
Así que a organizarse, a manifestar, a mantener constante, de diferentes maneras, nuestra voluntad de viajar a Cuba libremente durante todos estos largos meses que restan antes de las elecciones generales de noviembre próximo, y a asumir la ciudadanía de Estados Unidos para entonces poder votar y así proteger no sólo nuestros derechos de viajes a Cuba sino también otros derechos fundamentales. //
Andrés Gómez es director de Areítodigital
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.