Me encontraba en Madrid, ya cerca de una concentración, cuando me paré a escuchar a un hombre que llevaba en los hombros una kufiya y agitaba una hoja de papel en el aire:
“¡Europeos, poned aquí el nombre de vuestro país, ¿podéis vivir así?!”
Enseñó un lado de la hoja que levantaba mostrando un mapa de Palestina, allí Gaza aparecía explotando. La gente estaba parada, no podía marcharse. El hombre, joven, moreno, parecía árabe, podía ser palestino, continuó:
“¿¡Podéis vivir aceptando a los genocidas entre vosotros!? Pues sabed que después seréis vosotros mismos las víctimas. Os han formateado el cerebro para que os deshumanicéis y sigáis en silencio las maniobras de vuestros gobiernos, y os veréis en el campo de concentración, en la cámara de gas, en la prisión y cayéndoos las bombas. Y a quienes no seáis eliminados con esos métodos tan practicados en vuestra historia os mataran de hambre.”
Le vi los ojos negros mirando a todos de uno en uno. La gente allí parada enmudecía.
“¡Pensad por un momento, ¿en qué creéis ahora que habéis aceptado el genocidio igual que aceptáis una moda, rumiando como los corderos?, ¿en qué creéis ahora que vivís con ello, más o menos satisfechos, rascándoos el cuello por la picazón en la garganta al tragar el jarabe que os administran?
Y fijó su vista de forma penetrante en los primeros y poco a poco la dirigió a otro y a otro:
“¡¿En qué crees ahora que en tu casa das a tus hijos una cucharada de eso mismo?, minuto a minuto alimentas su cerebro haciendo que crezcan en la deshumanización, en la aceptación del crimen!, ¡¿crees en ese modelo de vida difundido por tu gobierno?!”
“¡Todos sois víctimas, normalizadores del genocidio, todos sois víctimas porque ya os han deshumanizado, y ese es su primer paso para acceder a vuestra garganta y terminaros!”
El hombre estaba apartado de la reunión popular en apoyo a Palestina y tras escuchar a uno del grupo que le miraba de reojo y con la cabeza un tanto agachada continuó:
“Europeos, europeo, ¿por qué dejáis que vuestros gobiernos encubridores sigan?, ¿dices que tu no eres así?, ¡pues haz!, ¡deja de rumiar y haz! Mira lo último que los sionistas hacen en Gaza:
(y poniéndose el papel que sostenía en una mano ante la vista leyó con verdadera urgencia en la voz)
2.300.000 habitantes de Gaza, la mitad niños y niñas, desfallecen a causa del hambre Los sionistas no dejan que llegue ningún alimento ni agua, los quieren matar de hambre y sed, eso es genocidio.”
Levantó los ojos y mirando con el ceño fruncido a los que le hacían corro continuó con voz grave:
“La catástrofe es total, escuchad lo que dice el coordinador de los Equipos Médicos de Emergencia de la OMS, Sean Casey: “Ahora solo vemos personas hambrientas, adultos niños, es insoportable. Adónde quiera que vayamos, la gente nos está pidiendo comida incluso en el hospital, en las emergencias hasta los heridos sangrantes piden algo de comer. Si esto no muestra lo que es desesperación, no se que es. ¡Eso dice!”
El hombre no pudo seguir leyendo, se llevó las manos a la cara y lloró amargamente. Se le cayó el papel, yo lo cogí y traigo aquí sus palabras. Mientras algunos del grupo le abrazaron para llevarlo con los concentrados que gritaban:
“¡Es un genocidio! ¡Cierra la embajada! ¡¿Dónde están, no se ven, las sanciones al ente colonial! ¡Viva la resistencia! ¡Viva Palestina!”
Al terminar fui al metro, iba lleno, sentí vergüenza mirando a la gente con la que iba, pensé que vivo en un tiempo, en una ciudad, en un país, en un continente, en el que el genocidio, ahora en Gaza, es aceptado cucharada a cucharada. ¿Crees en ese modelo de vida difundido por tu gobierno?
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de AMANE. Miembro de la Asociación Europea de Apoyo a los Detenidos Palestinos. Internacionalista e integrante de la REDH y de la Red de Artistas, Intelectuales y Comunicadores Solidarios con Nicaragua y el FSLN.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.