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Gaza: La trampa de Ariel Sharon

Fuentes: Frente Democrático para la Liberación de Palestin

Los nuevos ataques y asesinatos selectivos perpetrados por el ejército israelí en la Franja de Gaza han enlutado el júbilo del pueblo palestino por la recién concluida evacuación de Israel de ese territorio, y confirmado que el plan de desconexión unilateral de Ariel Sharon, era sólo una trampa mortal para lograr su propósito de perpetuarse […]

Los nuevos ataques y asesinatos selectivos perpetrados por el ejército israelí en la Franja de Gaza han enlutado el júbilo del pueblo palestino por la recién concluida evacuación de Israel de ese territorio, y confirmado que el plan de desconexión unilateral de Ariel Sharon, era sólo una trampa mortal para lograr su propósito de perpetuarse en Cisjordania.

Sí la retirada sionista de Gaza, el pasado 12 de septiembre, tras 38 años de ocupación, acercó más las esperanzas palestinas de constituir un Estado independiente, una solución de paz definitiva al conflicto con Israel está aún muy lejos de fructificar, como lo evidencian los sangrientos sucesos posteriores.

Esta desconexión israelí de la Franja de Gaza, sin una previa negociación bilateral con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), no tomó siquiera en cuenta lo establecido en el Mapa de Ruta, auspiciado por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas que, aún con sus limitaciones, favorece mucho más las justas demandas del pueblo palestino.

En una maniobra diversionista, conocida en Ajedrez como «enroque», Israel evacuó 21 asentamientos y ocho mil colonos de la Franja de Gaza, un empobrecido y superpoblado territorio de una extensión de 365 kilómetros cuadrados y un millón 390 mil habitantes, con vistas a anexarse toda Cisjordania, según el proyecto concebido por Sharon, arquitecto de la colonización de las tierras palestinas.

En esa parte del usurpado territorio árabe están enclavados 120 asentamientos israelíes, en los que habitan 250 mil colonos judíos.

El hecho de que Tel Aviv continúe manteniendo el control del espacio aéreo terrestre y marítimo de la Franja de Gaza, al igual que de su frontera terrestre con Egipto, connota la retirada hebrea como «una operación cosmética», encaminada a hacer creer al mundo su disposición al logro de la paz.

Apenas un día después de consumada la evacuación de la totalidad de los asentamientos en Gaza y de cuatro colonias cisjordanas, el gobierno de Sharon inició la confiscación de tierras palestinas en las cercanías de la colonia judía de Maade Adumin, en Cisjordania, para prolongar la extensión del muro segregacionista, en construcción desde hace cuatro años.

Los movimientos Hamas, la Yihad Islámica y Mártires de Al-Aqsa han confirmado su determinación de extender a Cisjordania la lucha contra la ocupación israelí.

No obstante, el presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, ha llamado a estas organizaciones, alguna de los cuales pertenecen a su partido, Al-Fatah, a renunciar a las acciones armadas.

El «cese de los ataques terroristas» y el desarme de las facciones de la resistencia son condiciones impuestas por Sharon al presidente palestino para reanudar las negociaciones de paz.

Por otra parte, desde un inicio el premier israelí ha tratado de capitalizar políticamente la evacuación unilateral de la Franja de Gaza.

En su reciente comparecencia ante la Asamblea General de Naciones Unidas se atrevió a presentarla como «un triunfo de la diplomacia hebrea y de su política de paz».

Pero el supervisor de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en los territorios palestinos, John Dugar, ha afirmado que la desconexión de Gaza ha permitido a Israel desviar la atención internacional de su extensa expansión en Cisjordania, en Jerusalén oriental y de la construcción del muro segregacionista.

La realidad es que mientras no se solucione la cuestión de sus fronteras, Gaza permanecerá siendo un territorio ocupado, que impone un enorme desafío a la ANP de hacer de una región devastada en su infraestructura y con altos niveles de pobreza, de desempleo, carencia de viviendas y otros grandes males, una zona moderna y económicamente próspera.

Los mayores retos están en lograr la retirada incondicional de Israel de todos los territorios ocupados en 1967, demandada por las Resoluciones 242 y 338 de la ONU; la constitución de su Estado independiente, con Jerusalén oriental como capital, y el retorno de sus millones de refugiados, sin todo ello no habrá solución parcial ni completa, ni se logrará una paz justa y duradera en el Medio Oriente.

Pero los planes de Israel, marchan en otra dirección.

*Periodista cubano
6 de octubre del 2005