Traducido del francés por Beatriz Morales Bastos
¿Quiénes son responsables de los siete muertos y el centenar de heridos* durante la gran reunión de personas para manifestar su sincero reconocimiento a la memoria de Yasser Arafat en el tercer aniversario de su muerte?
Los palestinos de Gaza, que ya son víctimas inocentes del terrible bloqueo que les impone Israel, ¿acaso no son también víctimas de una «estrategia de tensión» y han sido tomados como rehenes por estas autoridades palestinas que colaboran con el ocupante?
¿Qué ocurrió realmente en Gaza el pasado 12 de noviembre?
Para el presidente Abbas y para Mohammed Dahlan (el hombre apoyado por el Mossad y la CIA que encarna mejor que nadie la corrupción y la violencia) estos muertos y heridos son «crímenes odiosos» cometidos por Hamas que, según ellos dos, quería «impedir que los manifestantes acudieran a esta manifestación».
Los medios de comunicación en general han repetido sin detenerse a examinarla la versión oficial del Fatah, lo cual no es algo que nos sorprenda.
De nuestras investigaciones, realizadas entre testigos que no se sitúan en ninguno de los dos campos y que por razones comprensibles piden permanecer en el anonimato, se deduce que no fueron los policías de Hamas quienes estuvieron en el origen de los incidentes que ocasionaron tantas víctimas, sino los disparos de miembros armados de Fatah, que primero mataron a tres miembros de la fuerza ejecutiva de Hamas, ente ellos un oficial que recibió una bala en la cabeza .
Primero: los policías de Hamas encargados de garantizar la seguridad de la población de Gaza habían sido informados de que miembros armados de Fatah se preparaban para crear problemas. Los primeros instalaron puestos de control para vigilar a las personas armadas. En ningún momento impidieron a la población llegar a la ciudad de Gaza.
Segundo: entre los manifestantes había provocadores armados. Los primeros tiros, dirigidos contra los policías de Hamas, salieron del arma de un miembro de Fatah situado en el tejado de la Universidad de Al-Azhar. Estallaron entonces enfrentamientos entre ambos bandos. Algunos policías de Hamas, a los que disparaban y arrojaban piedras, y les insultaban con ritos de «Chía» (es decir, «chiíes» cuando ellos son sunníes, y que también tiene el significado de «vendidos a Irán «, respondieron.
Tercero: no había «más de un millón de manifestantes», como afirman los medios oficiales de Abbas. Como mucho había ente 100.000 y 200.000 personas, una cifra que ya es enorme.
La versión según la cual quienes fomentaron los incidentes y provocaron muertes fueron provocadores afiliados a Fatah para desacreditar y debilitar a las autoridades de Hamas parece ser plausible.
¿Por qué acusar sistemáticamente a los miembros de Hamas, personas que querrían ayudar a su pueblo a salir del infierno pero que no pueden hacerlo porque el mundo les priva de todos lo medios para hacerlo, si no es para obligarlos a rendirse?
¿Acaso no deberíamos culpar en primer lugar a las autoridades de Ramala, dirigidas por Abbas, que se asocian con el ocupante para endurecer las condiciones de vida de los habitantes de Gaza encarcelados por Israel?
Esto no es ningún secreto. Desde que formaron su gobierno las autoridades de Hamas han tenido que hacer frente a actos de sabotaje organizados por servicios secretos del Mossad y de la CIA, y realizados gracias a la colaboración de Mohammed Dahlan y de sus escuadrones de la muerte.
Desde la derrota de Dahlan, son los servicios secretos de Abbas, dirigidos por Terawi en estrecha colaboración son los servicios israelíes del » Shin Beth «, quienes se encargan de crear la «estrategia de la tensión», es decir, de crear incidentes, actos criminales de sabotaje, destinados a acabar con las autoridades de Hamas.
Las medidas palabras de «chiíes asesinos» no son gritos espontáneos. Esta consigna ha sido creada y utilizada incontables veces durante estos últimos meses por miembros de Fatah. Esta consigna, cuyo objetivo es enfrentar dos tendencias religiosas, no hace sino retomar la propaganda de Israel.
Desde hace varios años Irán es el país al que Israel quiere ver destruido como Iraq. Decir «Chía» es el peor de los insultos en Gaza donde la resistencia musulmana encarna la dignidad de este pueblo que no se somete.
Decir «Chía» es decir «iraníes». Ahora bien, los palestinos luchan por su nación y por nada más. Cualquier persona sensata sabe perfectamente que Hamas es un movimiento de la resistencia palestina que no depende de nadie.
Abbas y sus amigos que están en el poder en Israel tratan de introducir una fractura basandose en algo que nunca antes había existido. Iraq es un ejemplo palmario de este uso de la religión con fines políticos para tratar de dividir a los ciudadanos árabes y enfrentarlos entre sí.
¡Es increíble que se quiera hacer creer que Hamas, que es un movimiento nacional, es una organización » vendida, que es una con Irán»!
Sin embargo, en cierta medida esta propaganda puede hacer mella en personas poco instruidas o muy debilitadas por las dificultades ocasionadas por el bloqueo, que ya no pueden más, que han perdido toda esperanza en lo humano y todo control de su destino.
Ante esta inmensa multitud que acudió a la ciudad de Gaza el 12 de noviembre, Fatah gritó victoria. ¿De qué victoria se trata?
De la victoria del fuerte sobre el débil. De la manipulación de las personas indefensas por parte de los poderes que se supone que las protegen.
En efecto, era sorprendente ver tantos palestinos reunirse bajo la bandera que quienes ahora se han asociado a Israel para hacer la vida de la población de Gaza más dura aún de lo que ya lo era. ¿Habían olvidado que sus representantes ante Naciones Unidas habían bloqueado una resolución de Consejo de Seguridad que quería aliviar sus sufrimientos?
Conviene interpretar correctamente lo que se está tramando respecto a Gaza.
Hasta que no se declare vencida Gaza va a tener que seguir sufriendo y expiando, después de todos los horrores que ya se le han hecho sufrir.
¿Quiénes son las personas que han seguido las órdenes de Fatah en el poder en Ramala?
Las que acudieron a las calles el pasado 12 de noviembre no son, como en el pasado, personas motivadas por un ideal común.
Son personas desesperadas, la mayoría de ella motivas por el hambre, motivadas por el miedo, por las aplastantes penalidades, las que han tomado masivamente el camino de esta reunión. Personas agotadas, desanimadas, llenas del miedo a los aviones israelíes y del miedo al mañana.
Son personas que aspiran a una vida decente, a las que los dirigentes de Fatah han incitado a gritar consignas como » Chía » que no tienen relación alguna con la realidad, mientras que toda su vida cotidiana grita misera.
Entre ellos había decenas de miles de empleados que siguen recibiendo sus salarios de Fatah por haber renunciado en junio de 2007 a trabajar con las autoridades electas de Hamas. Fatah ha interpretado esta renuncia, a cambio de un salario que reciben cada mes, como un juramento de fidelidad a su partido [1].
He aquí los extractos de algunos testimonios que hemos recogido:
«La mayoría de estas personas que reciben un salario de Fatah (salarios que se pagan con las finanzas de la Unión Europea) se sienten obligadas a ir a manifestarse si no quieren que se corte el salario que ester partido les entrega, como agradecimiento a su fidelidad. No quieren acabar como la mayoría de nosotros, que en unos meses nos hemos convertido en fantasmas y ya no podemos ofrecer una vida decente a nuestros hijos «
«Hemos perdido el sentido de humanidad. Ya no nos sentimos como personas normales. Tenemos miedo. Es muy doloroso ver que nos hemos convertido en lo que Israel quiere que seamos: deshumanizados. No sé si usted puede entender verdaderamente lo que eso quiere decir».
«Normalmente, cuando la gente iba a manifestarse antes era para demostrar su oposición a los ocupantes, a los opresores. Hoy vamos a manifestarnos para que nuestros verdugos, que estrangulan Gaza y nos hacen pasar hambre, nos recompensen por nuestra traición. Hemos perdido toda la dignidad porque tenemos demasiado miedo al mañana, porque tenemos miedo de acabar como nuestro vecino al que le han cortado el sueldo».
«Quienes tiene familiares enfermos a los que la falta de medicamentos condena a una muerte segura, se sienten verdaderamente perdidos. Si se abre la frontera de Rafah, estoy convencido de que gente se precipitará en masa para huir fuera de esta prisión espantosa».
«Estoy convencido de que si la gente tuviera una vida digna, una vida que les permitiera tener un salario que no estuviera supeditado a unas condiciones, nunca habrían acudido en masa a este cortejo organizado por Fatah. Fatah jamás habría podido decir que es la expresión «de un plebiscito». Estas personas se han unido a Fatah porque éste les asegura un salario, una protección. Yo no soy de Fatah ni de Hamas, no recibo nada de nadie. ¿Cuánto tiempo podré continuar sin tender la mano a Fatah ?»
¿Quiénes son responsables de los siete muertos y el centenar de heridos* durante la gran reunión de personas para manifestar su sincero reconocimiento a la memoria de Yasser Arafat en el tercer aniversario de su muerte?
Los palestinos de Gaza, que ya son víctimas inocentes del terrible bloqueo que les impone Israel, ¿acaso no son también víctimas de una «estrategia de tensión» y han sido tomados como rehenes por estas autoridades palestinas que colaboran con el ocupante?
«Estoy convencido de que si Hamas tuviera con qué ofrecer un poco de dinero a las personas que se encuentran en la más cruda de las miserias, si Hamas hubiera podido darles trabajo, estas personas no habrían perdido su dignidad y Fatah nunca habría tenido apoyo alguno. El apoyo que usted vio ayer no durará. La gente está harta de verse atrapada por este partido, Fatah, de sentirse sus rehenes, de su chantaje».
«Vamos a tener que seguir hundiéndonos en el horror. Después de la mascarada de Annapolis, Ehud Barack va a atacarnos sin duda con apoyo de Abbas».
«Se me desgarra el corazón al ver a mi vecino que tiene diez hijos y una mujer enferma. Se me desgarra cuando lo veo andando por las calle. Se diría que carga con el peso de montañas sobre sus hombros. Mi corazón llora cuando me cruzo con estas personas que ayer eran orgullosas, fuertes, indomables y que cada vez adquieren más apariencia de fantasmas. Y me digo que si no hay un milagro estás personas están definitivamente perdidas».
Y, en medio de todo esto, ¿quién se preocupa de los niños, que constituyen la mitad de la población de Gaza, que viven en estas familias destrozadas por la pobreza?
«Se dan cuenta de lo que ocurre. Perciben que ocurre algo que no es normal. Pero no pueden saber que lo que les espera es todavía más desconcertante. Se siente una pena enorme por los niños; su futuro es muy sombrío, los jóvenes estudian, terminan sus estudios y a continuación están en paro y sufren por no poder ayudar a sus familias».
¿Por qué fuera de ahí, en nuestros países europeos, aceptamos este chantaje «del hambre» ejercido sobre una población exangüe y que sufre los horrores de la más despiadada de las ocupaciones?
¿Es aceptable esto?
Es fácil llevar a perder toda dignidad a personas a las que han destruido las medidas de boicot, que no tiene un «shequel» (moneda israelí) en el bolsillo y que ya no saben cómo alimentar a sus hijos, vestirles, pagar sus alquileres, las facturas del gas y de la electricidad.
Es fácil empujarles insensiblemente a pelear entre ellos como ratas por un trozo de pan para escapar a la catástrofe que se está organizando de la manera más cínica del mundo.
Estas personas están desesperadas. Y en su desesperación no pueden comprender cómo es posible que la humanidad pueda permanecer sin reaccionar y abandonarlas a su suerte.
NOTAS:
* El número de heridos varía: algunos hablan de 70, otros de 80 y otros también de 120.
[1] 40.000 personas se han negado a doblegarse a las órdenes de Abbas y a este chantaje humillante de tener que boicotear a Hamas. En junio de 2007 Abbas los castigó cortando sus salarios.
Enlace con el original: http://www.silviacattori.net/article336.html