En la primera parte de este trabajo destaqué, en forma fundamental, el llamado, las razones y los efectos de las próximas elecciones presidenciales y legislativas en Palestina, tras 16 años sin que los palestinos hayan acudido a las urnas.
Un proceso electoral que se da en un marco de bloqueo absoluto contra la Franja de Gaza, definida como el campo de concentración a cielo abierto más grande del mundo. Tal situación me ha hecho pensar que debe existir un enorme desequilibrio mental y una perversidad monumental en esta sociedad sionista y su cuerpo dirigente político y militar para devenir en victimarios los mismos que se han beneficiado de su anterior condición de víctimas, como lo sostiene Norman Finkelstein. Este profesor estadounidenses, cuyos padres de creencia judía fueron prisioneros en campos de concentración del nacionalsocialismo, en su libro “La Industria del Holocausto” reafirma la idea que los fondos de indemnización no han sido utilizados en su mayor parte para ayudar a los supervivientes de los crímenes del nazismo, sino para mantener en funcionamiento “la industria del Holocausto” donde uno de los mayores peligros para la memoria de las víctimas procede precisamente de aquellos que se erigen en sus guardianes.
La realidad de la colonización y la ocupación de Palestina por parte del sionismo desde el año 1948 refleja los crímenes cometidos contra su pueblo, la usurpación de sus tierras, la invisibilización de una sociedad sometida a este nacionalsionismo ejecutando acciones que podemos definir como un símil de las acciones que el Tercer Reich perpetraba contra sus víctimas: encerrarlos en campos de concentración, usar francotiradores para asesinar a sus víctimas como si fuese un deporte. Establecer guetos donde se prohíbe el libre tránsito, creando muros de segregación, expulsar a la población nativa, utilizar símbolos identificatorios propios de un sistema de apartheid. Invisibilizar a la población, deshumanizar cualquier trato con ella. Considerarlos esclavos o subhumanos. Y hoy frente a las denuncias que hacemos de estos crímenes pretenden acallarnos acusándonos de ser antisemitas. Una nueva mentira pues los únicos antisemitas son precisamente estos descendientes de europeos, jázaros, eslavos que asesinan a la población semita palestina.
Esta realidad debe cambiar y los principales responsables de ello son las fuerzas, movimientos, facciones y la sociedad palestina, que en su conjunto deberían unirse contra el enemigo, centrar su acción en todo aquello que los conduzca a su definitiva autodeterminación. En modo alguno, desde la distancia me atrevería a aconsejar lo que debe hacer o no el pueblo palestino, el mínimo pudor lo impide. Mi creencia más íntima es que debemos apoyar su lucha, las acciones de solidaridad, ser parte, por ejemplo de la campaña internacional de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) y sobre todo, denunciar los crímenes cometidos contra un pueblo sometido a la más criminal ocupación que soporte pueblo alguno en la tierra. Conocer por tanto lo que este pueblo padece, permite dar el primer paso: visualizar con exactitud que la potencia ocupante es un criminal de guerra. Es una entidad que viola los derechos humanos de millones de palestinos y en ello la desunión de ese pueblo ha facilitado la labor delictiva. Por tanto, la unidad de fines y objetivos es una herramienta de triunfo.
Números que conmueven
Darse cuenta de los objetivos del sionismo respecto a los ataques sistemáticos contra los palestinos son tan sencillos como despreciables en sus fines, como lo precisa el profesor Ur Shlonsky, israelí, quien se define como antisionista y radicado en Suiza donde realiza clases en la universidad de Ginebra: “Aterrorizar a la población civil, asegurando la máxima destrucción de propiedades y recursos culturales… La vida diaria de los palestinos debe llegar a ser insoportable: Hay que encerrarlos en ciudades y pueblos, impedir que ejerzan una vida económica normal, separarlos de sitios de trabajo, escuelas y hospitales. Esto alentará la emigración y debilitará la resistencia a futuras expulsiones” (1)
Tras la división del pueblo palestino, tanto política como territorial, las fuerzas sionistas, aprovechando este desencuentro fatal para los objetivos de libertad de la sociedad palestina, comenzaron a presionar sostenidamente a los verdaderos y únicos dueños de Palestina, generando un proceso de presiones y sanciones que generó el bloqueo marítimo, terrestre y aéreo que afecta hasta el día de hoy a Gaza. Unido a ello, las agresiones militares comenzaron a hacerse habituales, bajo el silencio cómplice de una comunidad internacional que no da el ancho: ciega, sorda y muda ante los crímenes sionistas. Es así como la Operación Militar Plomo Fundido, entre el 27 de diciembre del año 2008 y el 9 de enero del 2009, como Operación Militar, tuvo antecedentes menores desde el punto de vista del despliegue militar pero no menos sangriento, como suele ser la labor represiva del ente sionista. Entre los meses de junio y noviembre del año 2006, por ejemplo, el ejército sionista lanzó varias operaciones militares contra la población gazetí. Entre ellas, la denominada “Lluvia de Verano” donde se asesinó a 165 palestinos. La Operación “Columnas de Sansón” que se saldó con 30 palestinos muertos y “Nubes de otoño” que en cinco días de ataques, acabó con la vida de 60 palestinos.
A estos números debemos sumar la labor constante, cotidiana, de los crímenes del régimen israelí y sus fuerzas de ocupación en las aldeas, pueblos y ciudades de Cisjordania en incluso los asesinatos selectivos cometidos contra cuadros políticos y militares palestinos fuera de las fronteras palestinas. La cifra de asesinatos en Al Quds, Al Jalil, Nablus, Belén, Tulkarem, Ramallah, entre otras ciudades palestinas, se incrementan día a día y donde incluso participan los colonos extremistas asentados en las colonias sionistas en Cisjordania. 650 mil fanáticos armados hasta los dientes y que representan uno de los mayores obstáculos para la conformación de un Estado palestino.
Entre diciembre del año 2008 y enero del año 2009 bajo el nombre de “Plomo Fundido” las fuerzas sionistas, durante tres semanas, atacaron la Franja de Gaza en vísperas de las elecciones legislativas en Israel que le darían el triunfo al actualmente procesado Benjamín Netanyahu. Se generó así la mayor matanza en esa región desde la guerra del año 1967. Plomo Fundido significó el asesinato de 1.400 palestinos – 320 niños y 120 mujeres – y más de cinco mil heridos y la destrucción de las ciudades de Rafah, Jan Yunis y Gaza. El año 2012 y en esta labor de constante agresión contra la población palestina en la Franja de Gaza, Israel lanza en el mes de noviembre, la operación bautizada como “Pilar Defensivo” que en ocho días de ataques generó la muerte de 200 palestinos y heridas a 1.500 gazeties.
La suma total de víctimas en la sociedad palestina entre el año 2000 – cuando se inicia la segunda Intifada, en la Franja de Gaza cuando se concretan las autodenominadas: Operación Militar israelí Plomo Fundido entre diciembre del 2008 y enero 2009, el año 2012 con la Operación Pilar Defensivo y la Operación Margen Protector del año 2014 unido a las agresiones contra los habitantes del West Bank en las ciudades, principalmente de Al Quds Al Jalil Bayt Lahm, Ramallah, Tulkarem, Nablus, Ariha, nos entregan la escalofriante cifra de 14 mil muertos y 50 mil heridos, de los cuales 2.300 muertos son niños, a lo que hay que añadir 35 mil palestinos que han pasado por las cárceles israelíes de los cuales quedan 7 mil tras las rejas, 500 de ellos niños menores de 16 años.
En este mismo período la cantidad de muertos israelíes por acciones atribuidas a palestinos no sobrepasa las 950 muertes, la inmensa mayoría soldados y colonos sionistas – considerados fuerza beligerante – que ocupan tierras palestinas – No incluyo en esto las 190 muertes de soldados israelíes tras el fracaso de la invasión al Líbano el año 2006 en la guerra que enfrentó al sionismo contra Hezbolá y que generó una crisis de proporciones y que nos demuestra que cuando el sionismo se enfrenta a cuerpos armados sus cifras de muertos y heridos se elevan.
Michel Chossudovsky de The Global Research sostenía frente a los ataques a Gaza y en específico aquel del año 2008-2009 que “Los bombardeos aéreos y las invasiones de Gaza con empresas que forman parte de una agenda militar y de inteligencia más amplia, formulada por primera vez en 2001, bajo el nombre de “Operación Venganza Justificada”, conocida también como “Plan Dagan”, en referencia al general en retiro Meir Dagan, que dirigía el Mossad y que tenía el objetivo de destruir la Autoridad Palestina y crear “cuatro cantones” palestinos, con gobiernos en cada uno de ellos”. La estrategia militar israelí a lo largo de esta última década ha sido el implementar ese plan y que requería, según lo expresa el analista Ellis Shulman “una invasión del territorio palestino, con la misión claramente definida de destruir la estructura de la dirigencia política y militar palestina” (2)
A los planes sionistas, la realidad de una cotidiana y criminal colonización y ocupación, señalado precedentemente, debemos sumar los cientos de muertos a manos de francotiradores sionistas ubicados en la línea de separación entre la Franja de Gaza y la palestina histórica ocupada, que entre marzo del año 2018 y la actualidad ha significado el asesinato de al menos 400 hombres y mujeres palestinos, que cada viernes se han manifestado a lo largo de esta línea de frontera artificial. Asesinatos ejecutados con extrema crueldad, con premeditación y alevosía por agentes de un régimen que han sido autorizados por sus dirigentes políticos para concretar estos asesinatos, tal como lo declaró el jefe del estado mayor del ejército israelí, Gadi Eisenkot, quien señaló a medios de prensa que los francotiradores cuentan con la autorización de abrir fuego real para evitar que “los palestinos crucen la valla fronteriza” (3)
Pero, más allá de un tema de enumeración de campañas, hay que pensar en los costos que cada agresión sionista genera en múltiples planos de la sociedad palestina. Dicha línea de pensamiento nos lleva a concluir que estamos frente a un régimen cuya esencia es la perversidad, con objetivos de dominio territorial, que ha planeado incluso antes de su conformación como entidad en mayo del año 1948, el exterminar a la población palestina, bajo distintas estrategias, donde la usurpación territorial es una parte pero que incluye el robo de su historia, su vestuario, la falsificación arqueológica, su comida entre otras.
Recordar estos hechos acrecienta la indignación y reflota en forma activa la necesidad de exigir el fin del sionismo y sobre todo no aceptar las violaciones a los derechos humanos, los crímenes de lesa humanidad que se cometen contra el pueblo palestino. En general cuando suelo recordar estos hechos la indignación reflota en forma activa y genera la necesidad de repetir que los indignantes defensores del régimen genocida de Israel no pueden comparar sus muertos con los miles de palestinos asesinados como si esto se tratara de sufrimientos, padecimientos y destrucción equiparables. Pensarán los ideólogos del asesinato masivo que el atacar por aire mar y tierra a una población indefensa está escrito en su Torá. Pensarán estos criminales que su actuar sediento de sangre puede seguir impune. La impotencia, la rabia, la indignación aparecen de estampida ante un país que pretende emular el genocidio cometido con ellos. Ya no son víctimas ¡¡¡¡ son ustedes victimarios¡¡¡¡ gritan los millones de ciudadanos de diversos países del mundo, que deberían salir a las calles a repudiar las acciones israelitas. Salir y decirles que cometen con otros humanos lo que suelen decir que los nazis cometieron con ustedes y ni siquiera eso los detiene en su sed de sangre”
Los costos humanos, sociales, sicológicos, materiales, que la sociedad palestina ha tenido que pagar, por 72 años de colonización y ocupación sionista, han sido enormes. Mostrando la increíble capacidad de resiliencia del pueblo palestino frente a la política genocida llevada a cabo por el nacionalsionismo. Por ello, es necesario adentrarse en el análisis más allá de las causas del conflicto, como suelen hacerlo interesada y erradamente los medios de información, que se hunden en el estudio de hechos puntuales, y no al proceso histórico que es el que determina el actual estado de cosas. Una realidad que debe modificarse.
Recuerdo, con relación a esta línea argumental señalada, que tras la Operación Margen Protector-efectuada por las fuerzas sionistas el año 2014 me remití a la crítica respecto a esto de analizar cuándo y cómo comenzó determinado hecho bélico como causa del conflicto. Y, para ello traje a colación las palabras del fallecido periodista Uri Avnery quien sostenía respecto a lo que sostenía de las guerras superfluas “estas son preguntas estúpidas, pues en la Franja de Gaza las conflagraciones no empiezan. Suelen ser una continua concatenación de sucesos, cada uno de los cuales ocurre supuestamente en represalia por otro anterior. A una acción le sigue una reacción, tras esta viene una venganza y a ésta luego le sigue…” (4) Pero, bien sabemos que el régimen de Tel Aviv no ha necesitado excusas a la hora de sus acciones y si las presenta suelen mostrar la desproporción entre la causa sostenida y los efectos resultantes de esa política criminal, llevada a cabo constantemente contra la población de los territorios ocupados.
Exclusivo para www.segundopaso.es
- https://www.globalresearch.ca/gaza-the-world-s-largest-prison/829
- https://rebelion.org/parte-de-una-agenda-militar-y-de-inteligencia-israeli-mas-amplia/
- https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-44132510
- https://rebelion.org/otra-guerra-superflua/