La reciente ofensiva militar sobre la Franja de Gaza es un episodio más del proceso de eliminación de Palestina que lleva a cabo el Estado de Israel. En tres días, ha causado la muerte a 46 personas, 16 de ellas menores.
El titular de Al Jazeera y la foto con 12 pequeñas caras dirigen la mirada hacia donde no gusta mirar porque duele. Pero hay que hacerlo. “Los nombres y los rostros de los 16 niños asesinados en Gaza”, reza ese llamativo título que denota un esfuerzo por contar lo ocurrido desde donde no suele contarse: las víctimas de carne y hueso, con cara, nombre y apellidos.
A última hora del domingo 7 de agosto entró en vigor un alto el fuego entre el Estado de Israel y la Yihad Islámica Palestina (YIP) que puso fin a la última ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza, justificada por el gobierno de Yair Lapid como acción preventiva ante la represalia que la YIP podría cobrarse tras la detención de uno de sus dirigentes el 1 de agosto en Cisjordania. En tres días la nueva escalada militar de Israel ha matado, según el Ministerio de Salud de Gaza, a 46 personas, de las cuales 16 son niños, y ha provocado heridas a 360, entre ellas 151 menores. 1.761 viviendas han sufrido daños, que afectan a unas 8.500 personas. 450 palestinos han sido desplazados internamente a consecuencia de esta breve ofensiva militar israelí.
Según las autoridades israelíes, 70 israelíes han resultado heridos, 47 de ellos tuvieron que ser tratados en el hospital. Durante el ataque Israel selló los cruces fronterizos con Gaza, impidiendo la entrada y salida de personas, alimentos y combustibles. El cierre de la única central eléctrica de Gaza, debido a la falta de combustible, ha hecho que solo hubiera cuatro horas de electricidad en las casas.
“Si quiere, Israel puede tener muchísima precisión en los objetivos que quiere aniquilar. Pero es cierto que para acabar con esos objetivos, lanza ataques a zonas residenciales, con población civil. Si hay un objetivo que vive en un edificio de viviendas de varios pisos, Israel ataca ese edificio y causa muchísimas víctimas civiles. A Israel no le importa en absoluto lo que se suele llamar daños colaterales, llevarse por delante población civil y, sobre todo, niños. Es un denominador común, el elevado número de niños que matan con estos bombardeos”. Es el análisis de Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España, la agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo, quien también destaca que otra semejanza en los ataques de Israel sobre Gaza es la destrucción de infraestructura civil. Según Martí, la gran diferencia en esta ocasión es que “en ningún momento se han lanzado cohetes desde Gaza, Israel lo ha reconocido y han hablado de ofensiva preventiva”. En opinión de la responsable, “habría que medir si existía una amenaza real para llevarla a cabo”.
El Estado de Israel suele explicar sus campañas militares contra Gaza como respuestas al lanzamiento de cohetes desde allí por parte de Hamás —que en el conflicto actual ha permanecido al margen—, pero ahora ha utilizado ese argumento a posteriori, no como el motivo de su intervención sino como la causa de la muerte de varios palestinos, en especial niños que habrían sido alcanzados por esos proyectiles lanzados por la YIP tras el ataque israelí.
“Cuando se habla de que las ofensivas de Israel son una respuesta a los cohetes que manda Hamás, depende de dónde pongas el corte de la historia”, señala la directora de UNRWA España, que a continuación se pregunta: “¿Y los 15 años de bloqueo sobre la Franja de Gaza, y todas las ofensivas anteriores, y cuando los pescadores salen a faenar y son disparados por Israel, y todas las incursiones que Israel realiza diariamente con bulldozers dentro de la Franja para nivelar tierras, y los disparos desde las garitas?, ¿todo eso no cuenta?”.
El bloqueo de la mayor cárcel al aire libre
Entre agosto y septiembre de 2005 el Estado de Israel retiró unilateralmente unos 8.000 asentamientos de la Franja de Gaza, junto con personal militar e instalaciones. Desde entonces Israel sostiene que la Franja de Gaza es territorio extranjero y el paso entre Gaza e Israel, frontera internacional. Pero, según el derecho internacional, Gaza continúa ocupada e Israel sigue teniendo responsabilidad por el bienestar de los residentes en Gaza. Israel conserva el control efectivo sobre Gaza, regulando el movimiento de entrada y salida de la Franja, así como el espacio aéreo, el marítimo, los servicios públicos y el registro de población. Desde la retirada Israel ha bombardeado Gaza y disparado artillería en repetidas ocasiones.
En 2006 el movimiento islamista Hamás ganó por mayoría absoluta las elecciones generales en Palestina, lo que ocasionó duras sanciones económicas por parte de países que lo consideraban un grupo terrorista. En 2007 Hamás consolidó su posición institucional en Gaza tras enfrentarse con Fatah, el movimiento nacionalista palestino. Ese mismo año Israel impuso el bloqueo sobre la Franja de Gaza, un castigo colectivo y de dudosa legalidad que ha depauperado notablemente la vida de los casi dos millones de habitantes de la llamada mayor cárcel al aire libre del mundo, otro lugar común utilizado por el ex primer ministro británico David Cameron y, más recientemente, por el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, para referirse a las consecuencias de las políticas de apartheid que emplea Israel.
“Es una de las formas de describir Gaza que mejor definen la situación, pero siempre digo que en ciertas cárceles al menos tienes derecho a sanidad, educación, electricidad, comida… Y eso es algo que no tienes en Gaza”, afirma Raquel Martí, para quien el bloqueo de Israel sobre Gaza significa que “mantiene encerradas a dos millones de personas dentro de una franja de 365 kilómetros cuadrados”. “Si tienes una enfermedad que no puede ser tratada en la Franja, un cáncer por ejemplo —continúa—, Israel no permite en la mayor parte de los casos que salgas para recibir tratamiento. Israel controla la entrada de combustible para la central eléctrica de Gaza. Si reduce la entrada de combustible, deja a la Franja de Gaza sin electricidad. Y esto es lo que ocurre desde hace 15 años. En función de la situación de tensión entre Israel y Hamás, Israel decide la cantidad de litros de combustible que deja pasar”.
En el libro Gaza, una investigación sobre su martirio (Siglo XXI, 2019), el politólogo Norman G. Finkelstein asegura que “ni el bloqueo ilegal e inhumano que Israel ha impuesto a Gaza, ni las sangrientas ‘operaciones’ periódicas que Israel ha desatado contra el terrorismo se deben a los misiles que lanza Hamás. Han sido decisiones políticas israelíes que proceden de los cálculos políticos israelíes, en las cuales las acciones militares de Hamás son un factor con tendencia a cero”. Para Finkelstein, “la causa más latente de la desesperada situación en Gaza es el bloqueo”.
El informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) arrojó en 2015 conclusiones devastadoras sobre el futuro de la franja de Gaza, pronosticando que en menos de cinco años sería inhabitable si continuaban el bloqueo económico y los ataques militares israelíes. Naciones Unidas reconocía en ese estudio que la situación en Gaza era insostenible y resaltaba que las ofensivas militares de Israel habían destruido la capacidad de Gaza para exportar y producir para su mercado doméstico, habían arruinado sus ya precarias infraestructuras sin dar tiempo a la reconstrucción ni a la recuperación económica, y habían acelerado el empobrecimiento del Territorio Palestino Ocupado.
Siete años después de su publicación, con varias incursiones israelíes y el mantenimiento del bloqueo, Martí opina que la predicción del informe era errónea y que Gaza es inhabitable desde mucho antes de lo que preveía esa investigación. “Durante muchos años, Gaza pudo sobrevivir porque se construyeron muchos túneles de contrabando ilegal entre Gaza y Egipto. Por ahí entraba de todo, desde combustible a medicamentos o alimentos. Pero Egipto e Israel bombardearon los túneles y se cerraron. Gaza dejó de ser habitable en el momento en que la alternativa de recibir suministros se cerró. Sobrevive únicamente con la ayuda humanitaria de Naciones Unidas, de UNRWA, del Programa Mundial de Alimentos y de otras ONG internacionales. El 85% de la población de Gaza depende para sobrevivir de esta ayuda humanitaria. UNRWA alimenta a 1.200.000 personas en Gaza. Y esto es consecuencia únicamente del bloqueo que Israel ejerce sobre Gaza. Antes del bloqueo, UNRWA daba alimentos a 80.000 personas”, concluye.
UNA CRONOLOGÍA DEL TERROR
Operación Guardián de las Murallas. En 2021, las fuerzas de seguridad israelíes mataron a 313 palestinos, incluidos 71 menores, según cuantificó B’Tselem, el Centro de Información de Israel para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados. Fue la peor ofensiva de Israel en Gaza desde 2014. 232 de las 236 víctimas palestinas en Gaza lo fueron durante la operación Guardián de las Murallas, que duró once días en mayo y en la que Israel contabilizó el lanzamiento de 4.340 cohetes por parte de las milicias palestinas. El sistema defensivo de sus Fuerzas de Defensa neutralizó la mayor parte de los ataques. Por el contrario, los bombardeos de Israel acabaron con esas 232 víctimas, incluyendo 54 menores y 38 mujeres. Al menos 137 de ellos —según B’Tselem— no participaron en las hostilidades, “incluidos 53 menores y todas mujeres”. El trauma y el estrés postraumático provocado por la esta ofensiva afectó, según el Euro-Mediterranean Human Rights Monitor, a más del 90% de los niños en Gaza.
En agosto de 2020, el ejército de Israel
bombardeó durante diez noches la Franja de Gaza, en lo que presentó como
una nueva campaña contra Hamás. A los bombardeos nocturnos se sumaron
otros movimientos lesivos para la población, como el bloqueo de la
entrada del combustible necesario para mantener en funcionamiento la
única planta energética del territorio, dejando a la franja sin
electricidad. Además, cerró el corredor humanitario de Kerem Salem y a
los pescadores se les negó el acceso a las escasas aguas gazatíes
impidiéndoles faenar.
Mayo de 2019:
25 palestinos y cuatro israelíes murieron entre el 4 y el 5 de mayo.
Son las bajas tras 48 horas de enfrentamientos entre el ejército israelí
y Hamás, hasta que, finalmente se firmó un alto al fuego.
Noviembre de 2018:
Según el Ministerio de Salud de Gaza, varios ataques israelíes en la
Franja matan a seis personas y provocan heridas a 25. El Centro
Palestino para los Derechos Humanos (PCHR en sus siglas en inglés)
destaca que dos de los palestinos asesinados eran civiles y que entre la
gente herida hay cinco menores y cuatro mujeres.
En octubre de 2018 se
cumplen seis meses desde el comienzo de la Marcha del Retorno, cuya
respuesta por parte de Israel deja un saldo de casi 200 gazatíes
asesinados por las fuerzas israelíes. Desde el 30 de marzo, fecha en la
que cada año se conmemora el Día de la Tierra Palestina, se desarrolla a
lo largo de la Línea Verde en la franja de Gaza una acampada que exige
la aplicación del derecho al retorno.
Operación Margen Protector. Entre el 7 de julio y el 26 de agosto de 2014 Israel atacó por tierra, mar y aire la Franja de Gaza asesinando a más de 2.200 personas, la mayoría civiles (unos 1.500), 504 niños y niñas y 257 mujeres. Más de 1.500 menores se quedaron huérfanos. Durante los 50 días de ataque, Israel lanzó más de 6.000 cohetes, muchos de los cuales impactaron en edificios residenciales y pequeñas casas e incluso en instalaciones de Naciones Unidas. Más de 11.300 personas resultaron heridas, 3.436 menores y 3.540 mujeres de las cuales el 10% se ha quedado con una discapacidad permanente. En el apogeo de los ataques israelíes, el número de desplazados internos alcanzó el medio millón, esto es, un 28% de la población de Gaza. Más de 18.000 casas fueron destruidas en su totalidad o parcialmente y 73 instalaciones médicas y decenas de ambulancias fueron destruidas.
El 26 de agosto se formalizó un alto el fuego por el que Israel y Egipto se comprometían a suavizar el bloqueo, mientras que la Autoridad Nacional Palestina gestionaría los pasos fronterizos, coordinaría la reconstrucción e impediría la entrada de armas en Gaza.
Operación Pilar Defensivo. El 14 de noviembre de 2012 Israel lanzó la operación Pilar Defensivo. Duró ocho días y causó la muerte de unos cien civiles en Gaza. Entre el 1 de enero de ese año y el 11 de noviembre, 78 gazatíes ya habían muerto por ataques de Israel. En ese periodo previo a Pilar Defensivo, un israelí murió como consecuencia de los misiles lanzados desde Gaza.
Operación Plomo Fundido. El 27 de diciembre de 2008 Israel comienza la operación Plomo Fundido sobre Gaza. El ejército israelí del aire realizó 3.000 incursiones sobre la Franja y soltó mil toneladas de explosivos. El 18 de enero de 2009 Israel declaró un alto el fuego unilateral. Del total de 1.400 víctimas palestinas, 350 eran niños. El ataque de Israel destruyó más de 6.000 viviendas. Israel justificó la ofensiva como una defensa ante el lanzamiento de misiles por Hamás. Entre el 1 de enero y el 26 de diciembre, las fuerzas de seguridad israelíes ya habían asesinado a 455 palestinos, de los que al menos 175 eran civiles, pese a que en junio Israel y Hamás habían acordado un alto el fuego.