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Desde Chiapas

¡Gracias a las voces de la revolución de las mujeres!

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Con la puerta de la tienda abierta al aire vivificante y a los curiosos, Rosalva Aída Hernández Castillo está sentada cerca de amigos que le piden un autógrafo en su libro de 2001, ‘Histories and Stories from Chiapas.’ [Publicado en castellano como «La Otra Frontera: Identidades Múltiples en el Chiapas Poscolonial (CIESAS-Porrúa 2001)] Dando vuelta la portada, muestra una foto a página entera de una estela blanca, y explica cómo las fronteras son marcadas del modo tradicional, no con muros.

 

«Es una frontera simbólica,» sonría, mostrando que la marca está sobre una isla en medio de un lago. Desde su posición, casi al centro de una multitud que se junta en MonkeyWrench Books en Austin, Texas, la legendaria antropóloga resplandece en sus palabras, ideas, proyectos, e historias. Es hora, dice un organizador, de que comencemos con el programa.

 

En su última colaboración, «Dissident Women,» [Mujeres disidentes], publicada la semana antes del Día de Acción de Gracias, Hernández es una de varias editoras y escritas que ofrecen nuevos estudios sobre las actuales revoluciones de mujeres indígenas en el sur de México, incluyendo una primicia con la publicación en inglés de un documento maya de 1994: ‘Women’s Rights in our Traditions and Customs.’ [Los derechos de las mujeres en nuestras tradiciones y costumbres]

 

Como explica la co-editora Shannon Speed al numeroso público del lunes por la noche, las mujeres del sur de México desarrollan términos de lucha que les permiten organizarse dentro de «espacios culturales» conectados a las tradiciones indígenas, incluso cuando reafirman sus derechos de reformar esas tradiciones.

 

«Es mejor que nosotras las mujeres dejemos establecido que existen algunas costumbres que no nos respetan y que queremos modificarlas,» dice el documento maya de 1994. «No son justas la violencia doméstica y la violación. No queremos ser vendidas por dinero.» [Re-traducido del inglés, N.d.T.]

 

Sin embargo, mientras las mujeres mayas se quejan de modo franco contra el patriarcado en el hogar, insisten igualmente en que «no queremos un Estado paternalista que venga a arreglar esto para nosotras,» dice Speed. Las palabras provocan recuerdos de violaciones y palizas cometidas por la policía en mayo pasado, en un ataque contra floristas indígenas; un ataque que Hernández ha descrito como «uno de los días más tristes y violentos en la historia moderna de San Salvador Atenco, en los suburbios de la megalópolis Ciudad de México.»

 

Al escuchar estas palabras de los Estados mexicanos de Chiapas, Oaxaca, o Tlaxcala, mi mente salta a Afganistán e Iraq, donde estallidos acerados de temperamento masculino han sido presentados por la propaganda como liberación de las mujeres. En comparación con la experiencia que Hernández y Speed traen del sur de México, ¿qué sabemos de todas esas mujeres que ahora viven bajo nuestras bombas?

 

Contra la violencia ensordecedora de Estados glotones, las mujeres indígenas de las Américas continúan su lucha de 500 años por la soberanía cultural. La reunión de mujeres mayas que produjo «Los derechos de las mujeres en nuestras tradiciones y costumbres» [«Mujeres indias: vida, derecho y tradición», (Síntesis de las memorias del encuentro taller «Los derechos de las mujeres en nuestras Costumbres y Tradiciones», realizado en mayo de 1994 en San Cristóbal, Chiapas)] fue provocada en parte por un funcionario del gobierno que un día informó a Hernández que las mujeres indígenas no están interesadas en política. De la misma manera, entre los funcionarios académicos, las actitudes prevalecientes asumen que en realidad las mujeres indígenas no piensan.

 

«Estamos cansadas de ver que reservan a las mujeres indígenas para el apéndice de obras eruditas,» explica Hernández, a un público sentado al borde de la comunidad de la Universidad de Texas. «Las mujeres indígenas también luchan con temas teóricos.» Aunque los eruditos utilizan las narrativas de los «pueblos nativos» como fuente de materiales, cualquier «teoría» que provenga de esas voces probablemente será desacreditada. Y para decir la verdad, las actitudes sobre el ‘conocimiento de las mujeres’ pueden contaminar a las propias mujeres.

 

La postulante a doctora Melissa M. Forbis, la tercera y última oradora de esta noche, ha trabajado durante un decenio en el sur de México, «porque lo que leía sobre Chiapas no correspondía a lo que estaba viviendo.» Nos ayuda a recordar que la atención sanitaria fue un tema que provocó el levantamiento zapatista. Los pueblos indígenas de Chiapas morían en grandes cantidades de enfermedades curables, y numerosas mujeres morían al dar a luz. Así que una de las primeras tareas que encaró el movimiento indígena fue la recuperación de la propia salud. Esa recuperación necesitó teoría y conocimiento.

 

En camino hacia su propia definición de salud, las mujeres de Chiapas trabajaron colectivamente para recuperar su conocimiento de las hierbas indígenas, y para evocar la tradición de las curanderas que han atendido a sus comunidades durante decenas de miles de años. Para hacerlo, se liberaron de 500 años de persecución como «brujos» o brujas. Y ante amenazas cercanas de violencia, viajaban en pares. Y a pesar de ello, volvieron a convertirse en ‘promotoras de salud’.

 

«La salud es el bienestar de la gente y del individuo, que posee la capacidad y la motivación para todo tipo de actividad, sea social o política,» declaró la comunidad zapatista Moisés Gandhi en 1997. «Salud es vivir sin humillación; ser capaz de desarrollarnos nosotros mismos como mujeres y hombres; es ser capaz de luchar por un país nuevo en el que los pobres y particularmente los pueblos indígenas puedan tomar decisiones en forma autónoma. La pobreza, la militarización y la guerra destruyen la salud.»

 

Es seguro que en el Día de Acción de Gracias, todo peregrino genuino aceptaría con gratitud esas palabras.

 

 

Nota: «Dissident Women: Gender and Cultural Politics in Chiapas.» Editado por Shannon Speed, R. Aída Hernández Castillo, y Lynn M. Stephen. Libro catorce en la serie «Louann Atkins Temple Women & Culture Series: Books about women and families, and their changing role in society.» Austin: University of Texas Press, 2006.

 

Greg Moses es editor de Texas Civil Rights Review y autor de «Revolution of Conscience: Martin Luther King, Jr. and the Philosophy of Nonviolence.» Su capítulo sobre derechos cívicos bajo Clinton y Bush aparece en «Dime’s Worth of Difference,» editado por Alexander Cockburn y Jeffrey St. Clair. Para contactos, escriba a: [email protected].