El Gobierno británico muestra día a día, en forma incuestionable, que se encuentra sujeto a las presiones de Washington y la malsana influencia de los grupos de presión sionista en su territorio, que limitan su capacidad de tomar decisiones soberanas que la alejen de esta alianza, una de las más criminales de la historia.
Lo señalado queda en evidencia al darse a conocer que la ministra del interior británica, Priti Patel, mediante un anunció vía Twitter, anunció que su Gobierno declararía organización terrorista al Movimiento de Resistencia islámica Hamas (Harakat al Muqáwama al Islamiya, en árabe) que ejerce su Gobierno en la asediada y bloqueada Franja de Gaza en la Palestina histórica ocupada y colonizada por la entidad israelí. Idea concretada urbi et orbe en su discurso en la conferencia sobre seguridad celebrada en Washington, en la Fundación Heritage donde señaló: “Fue un honor dar un discurso de apertura sobre seguridad en Heritage en Washington DC hoy. Grupos como Hamas amenazan nuestras libertades con su antisemitismo. Como ministro del Interior, no toleraré este mal”.
Heritage se define como una fundación destinada a promover la difusión de los principios de libertad individual, gobierno limitado, libre empresa, defensa nacional y valores estadounidenses tradicionales. Su labor como grupo de presión influye fuertemente en la política interna de los Estados Unidos en diferentes temas de política pública. Heritage se ha convertido en parte activa de la política exterior intervencionista de las administraciones estadounidenses desde el año 1973 cuando se da origen a esta fundación. Las palabras de Patel son la expresión de los acuerdos tomados en las conversaciones entre el primer ministro sionista Naftali Bennett y su homólogo británico Boris Johnson a principios de este mes de noviembre, en las bilaterales de la cumbre medioambiental celebrada en la ciudad de Glasgow, Escocia.
Las declaraciones de Patel ha sido una tarea que le ha sido encomendada no sólo por Johnson, sino que principalmente por aquellos que han financiado su vida política: el sionismo. Recordemos que en julio del año 2016 esta política, de origen indio, miembro del partido conservador fue nombrada secretaria de Estado para el desarrollo internacional (bajo la administración de la ex primera ministra Theresa May). Cargo del cual tuvo que dimitir en noviembre del año 2017, tras recibir severas críticas y censura por sus reuniones (14 en total) de carácter informal y secretas, prohibidas por la legislación inglesa, con ministros, empresarios y miembros de grupos de presión sionistas, incluyendo en ellas al ex primer ministro Benjamín Netanyahu durante sus vacaciones en agosto del año 2017, en que realizó un viaje no autorizado a la Palestina ocupada por el régimen israelí.
Tras su regreso a Gran Bretaña, la influencia de sus reuniones con políticos sionistas se expresó en toda su magnitud. La entonces ministra Patel pidió al ministerio de Exteriores que apoyara las operaciones “humanitarias” del ejército ocupante israelí en los Altos del Golán -que las denuncias internacionales señalaban como operaciones destinadas a atender en hospitales militares sionistas a miembros heridos del grupo terrorista Daesh que operaban en Siria. La petición de Patel fue considerada “inapropiada” según señaló en su oportunidad la BBC de Londres, ya que Gran Bretaña considera a los Altos del Golán un territorio ocupado. Los gravísimos hechos marcaron la renuncia de Pattel, quien en su carta de renuncia pidió disculpas, señalando que sus acciones «quedaron por debajo de los estándares de transparencia y franqueza». Sin embargo, al cabo de sólo cuatro años ha recibido el premio que otorga la política británica a los testaferros del sionismo consolidando su posición, primero, como diputada conservadora desde 2010 por la región de Witham (sur de Inglaterra), miembro de la agrupación parlamentaria Amigos Conservadores de Israel, que le ha allanado el camino político que la tiene hoy como miembro del círculo de hierro de la administración del primer ministro Boris Johnson, considerado un incondicional de Israel.
Por ello, no es extraño que Patel cumpla los compromisos asumidos con el régimen ocupante israelí sobre Palestina y que implican, por ejemplo, atacar a sus movimientos de resistencia. Una Pattel, que el pasado 18 de noviembre señaló exultante: «Hamas tiene una importante capacidad terrorista, incluido el acceso a un amplio y sofisticado armamento, así como a instalaciones de entrenamiento terrorista. Por eso he actuado para proscribir a Hamas en su totalidad». Con esta declaración el Gobierno británico presentará una norma que proscribe a HAMAS y castigará acciones tales como: enarbolar su bandera, organizar reuniones en su nombre e incluso, castigar estas acciones con penas de prisión, acusando además a HAMAS de ser una organización fundamentalista y antisemita.
La pregunta que surge es: ¿Qué objetivos hay detrás de esta norma contra un movimiento de resistencia como es HAMAS? En forma indudable, los de siempre e incrementados ante la labor realizada por esta socia británica del sionismo, que se ha comportado como una relacionadora pública de este régimen, la política, conservadora y actual ministra del interior británica, Priti Patel. En primer lugar, es una maniobra que este aliado de Israel ejecuta para ocultar su responsabilidad en el apoyo al extremismo sionista enquistado en Palestina bajo su mandato entre los años 1922 a 1948, su responsabilidad en el Acuerdo Sykes-Picot de 1916 y sobre todo la llamada declaración Balfour del año 1917, que concretó la alianza entre el imperialismo británico y el sionismo europeo para instalar, en tierras palestinas, colonos europeos impregnados de esta ideología racista, que sirviera a sus intereses hegemónicos. Por ello, poner en el blanco de las críticas y sanciones a un movimiento como HAMAS, que persigue la autodeterminación de Palestina, permite a Gran Bretaña desviar la atención y no cumplir la exigencia para que pida perdón al pueblo palestino por ayudar al verdadero terrorista en Asia Occidental como es el sionismo, a contagiar la región con la peor de las enfermedades, peor que el Covid 19, me refiero a este virus llamado Sion 48.
En segundo lugar, encontramos el objetivo de estigmatizar a los movimientos de resistencia del pueblo palestino, negando la legalidad que les asiste en la lucha que llevan a cabo contra el nacionalsionismo. Igualmente, encontramos el propósito de apoyar a la entidad israelí, en su limpieza de imagen, presentándose como víctima de la resistencia, ocultando su papel de victimario del pueblo palestino desde el año 1948 cuando nace a la vida internacional esta entelequia que llamaron Israel. Como también, sostengo que otro de los objetivos es dar sustento a la tesis occidental, respecto a que los movimientos de resistencia, que combaten las agresiones del imperialismo estadounidense, apoyado por Gran Bretaña junto a sus socios en la zona – Israel y Arabia saudí – son movimientos terroristas y con ello se pretende chantajear a los gobiernos del mundo y los organismos internacionales, para presionar en orden a no apoyar la lucha contra el sionismo y la opresión.
La ministra del Interior británica, Priti Patel, con su anuncio que está tomando medidas para clasificar como «terrorista» al movimiento HAMAS expresa la orden emanada, desde Estados Unidos, en base a argumentos hipócritas, falsos. La falsedad de las expresiones de Pattel, de inculpar a un movimiento que lucha por la libertad de Palestina como fundamentalista y antisemita, son evidentes. Los fundamentalistas son precisamente aquellos grupos terroristas, extremistas, organizaciones y movimientos como Al Qaeda, Daesh, Ahrar al Shan, Fath al Sham, Boko Haram, Ansar al Dine, todos ellos organizados, financiados y armados por la triada conformada por el imperialismo estadounidense y con ello su socio británico, el sionismo y la casa al saud. Cómo Pattel va a inculpar a Hamas de ser un movimiento antisemita, si en esta agresión contra Palestina por parte del sionismo los únicos semitas son los palestinos.
El papel cómplice de la Sra. Patel es evidente o acaso podríamos creer que Naftalí Bennett, primer ministro sionista de origen estadounidense es semita o Avigdor Liberman, ministro de agricultura de origen moldavo puede ser considerado semita o Benny Gantz general acusado de crímenes de guerra de origen húngaro es semita o los fallecidos Golda Meier (de apellido original Mabovitch de origen ucraniano) o Begin nacido en Bielorrusia, que todos ellos son semitas. Han inventado una historia en base a mitos que día se desmorona y por ello necesitan políticos como Pattel, para tratar de revivir el mito sionista, de qué antisemitismo habla la Sra. Pattel, simplemente es parte de su cuento y argumentos falsos, de sus mitos fundacionales. Los verdaderos antisemitas son los sionistas.
La Sra. Patel sostiene que Gran Bretaña está comprometida con estas medidas “con la lucha contra el extremismo y el terrorismo dondequiera que se produzca». Bueno Sra. Patel, si es así, declare entonces a Israel un régimen terrorista, como también a Arabia saudí, a los partidos de colonos sionistas que armados atacan al pueblo palestino. Declare a su propio país un régimen terrorista, que ha generado millones de muertos allí donde se ha hecho presente con sus otros socios terroristas occidentales: Libia, Irak, Siria, Afganistán. Hamas rechazó con fuerza la decisión británica expresando “En lugar de disculparse y corregir su pecado histórico contra el pueblo palestino, Reino Unido apoya a los agresores a expensas de las víctimas. La resistencia a la ocupación, por todos los medios disponibles, incluida la resistencia armada, es un derecho garantizado por el derecho internacional a las personas bajo ocupación”. Así es como lo expresa este valiente movimiento de resistencia, lo que demuestra que Palestina no cederá en su lucha, por más que hipócritas como Patel declaren a los movimientos de resistencia de Palestina, como es el caso de HAMAS, como un movimiento terrorista. Patel se ha demostrado como lo que: una política británica al servicio del sionismo.
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