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Granjas israelíes explotan a trabajadores tailandeses y a niños palestinos mientras el Gobierno mira para otro lado

Fuentes: Mondoweiss

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

 

Sutep Sesubang, un trabajador agrícola tailandés, sólo tiene una máscara de papel para protegerse de sustancias químicas peligrosas. (Foto: Mateo Vickery)

«Esto no es lo que esperaba», dice Dusit Doting mientras se encuentra fuera del contenedor de transporte de mercancías que él ahora llama hogar. Los otros trabajadores agrícolas tailandeses de pie alrededor de Doting parecen estar de acuerdo con el sentimiento. Trabajan largas horas, a menudo en situaciones peligrosas y/o potencialmente peligrosas, y todo por menos del salario mínimo legal israelí de 25 NIS la hora.

Los trabajadores tailandeses constituyen el 95% de la fuerza de trabajo en las granjas israelíes y están vinculados al sector como parte de su visado que facilita el contrato. No hablan hebreo, no pueden leer los contratos de trabajo ni las nóminas que se les extienden, e se encuentran a menudo explotados por los agricultores que los utilizan como mano de obra barata.

Noa Shauer, coordinador de los trabajadores agrícolas en la organización de derechos de los trabajadores Kav LaOved, dijo a Mondoweiss  que la explotación de los trabajadores de ese origen es la norma.

Mondoweiss visitó una granja de Israel ( Moshav ) en Lakish, en el norte del Néguev y se encontró con una docena de trabajadores tailandeses que viven en condiciones precarias, cobran menos del salario mínimo y trabajan sin equipo de seguridad a pesar de que manipulan productos y pesticidas químicos peligrosos.

 Los trabajadores agrícolas tailandeses a menudo viven en un alojamiento que no son aptos para vivir como este contenedor de transporte. (Foto: Mateo Vickery)

La visita a la granja se llevó a cabo en secreto sin el conocimiento del agricultor para asegurarnos de que no habría consecuencias para los trabajadores. En el pasado fueron despedidos trabajadores quitándoles su paga y amenazados con la deportación por hablar acerca de sus condiciones de vida y de trabajo.

«Tengo un amigo que se enfermó por la pulverización,» dice Sutep Sesubang mientras está de pie en la vivienda que comparte con una docena de otros trabajadores tailandeses. El área, que se compone de cuatro contenedores de transporte, está sucia, expuesta a los productos y conectados por hierro corrugado y láminas de plástico. Se inunda cuando llueve.  

Sesubang tiene en sus manos una pequeña máscara de papel, es su única protección contra productos químicos cuando él trabaja rociando los campos.

«No tenemos nada que nos mantenga a salvo. Esta máscara es demasiado simple, tenemos que cubrir el resto de la cara con la ropa para no enfermar».

Las enfermedades causadas por productos químicos no son el único peligro. Doting se rompió la pierna al caer mientras que tendía las vides en la granja. Se le negó el subsidio de enfermedad. A pesar de no estar totalmente recuperado, tuvo que volver a trabajar en tres semanas porque necesitaba el dinero,

«Tenía que volver a trabajar rápidamente, no me estaban pagando. Creo que el agricultor lo hizo a propósito, así que tuve que trabajar aún sin estar recuperado «, dice Doting. «Se supone que las condiciones serían mejores, no como son».

Doting y los otros trabajadores tailandeses en la granja, dicen que se les paga 18 NIS (alrededor de 4,50 dólares) por hora, 7 NIS menos de lo que deberían.

Sin embargo ellos creen que lo que se les dice que se les pagará es todavía mucho más de lo que realmente reciben. El agricultor se niega a darles su salario completo al final del mes, en cambio les da una pequeña parte para cubrir los gastos. El resto es enviado a sus familias en Tailandia. Si el resto de ese dinero está siendo enviado en la totalidad o no, lo desconocen.

Al limitar el dinero que se les da a los trabajadores, el agricultor los retiene con eficacia dentro de la granja. Es una práctica común en el país, asegurar que los trabajadores no tienen dinero para salir, viajar a otra parte o encontrar otro trabajo agrícola en Israel.

Shauer dice que el Gobierno es muy consciente de los abusos que tienen lugar, pero prefiere ignorarlos ya que de esta manera otorga al sector agrícola una subvención, a través de mano de obra barata.

«El Gobierno israelí definitivamente sabe acerca de este tipo de cosas», dice Shauer. «Al no hacer cumplir la legislación laboral, permitiendo esta mano de obra barata, está dando al sector [agrícola] su subvención. La subvención es mirar para otro lado».

Los trabajadores tailandeses no son la única fuerza de trabajo explotada en las granjas israelíes. En los asentamientos ilegales del valle del Jordán, los trabajadores palestinos se emplean en masa por bajos salarios. Muchos son niños.

«A los trabajadores tailandeses se les paga más dinero», dice Yazan, de 15 años, de la localidad de Fusayll a Mondoweiss. «Ellos están mejor tratados, reciben más dinero. Nunca les he visto a ellos [los colonos agricultores] gritar a los trabajadores tailandeses. Incluso consiguen los mejores puestos de trabajo en la granja. Los trabajos más duros quedan para los palestinos».

Se calcula que varios cientos de niños trabajan en granjas en la época de recolección de pimientos, cebollas, dátiles y tomates en el valle del Jordán, a menudo en circunstancias extenuantes y peligrosas.

 Un niño trabajador palestino al final de su turno en el asentamiento Tomer. (Crédito: Hamza Zbeidat)

Yazan comenzó a trabajar a los 14 años recogiendo pimientos dulces en una granja en la colonia de Tomer. Trabaja 8 horas al día por 70 NIS, 16 NIS menos del salario mínimo israelí. El duro trabajo es agotador y ya ha causado problemas de salud a sus 15 años, le aqueja el dolor de espalda por caminar por los campos.

El adolescente habla de un clima de miedo en la granja en la que trabaja, cuando el colono agricultor grita con frecuencia a los trabajadores y amenaza con abrir fuego si es su voluntad.

El empleo de un niño de quince años en un trabajo que pueda dañar su salud es ilegal según la ley israelí e internacional. El empleo de cualquier persona de 14 años o menos está completamente prohibido.

Yazan, que ha estado trabajando desde los 14 años, dice que hay al menos 20 niños menores que él trabajando en la granja.

Human Rights Watch, en un informe publicado el año pasado, documentó que niños de tan sólo 12 años se emplea en las granjas de las colonias en el Valle del Jordán.

Cuando se le preguntó si sabía lo que era el salario mínimo israelí, Yazan dijo que sabía que era de 25 NIS por hora, pero cuando en una oportunidad le preguntó a su empleador acerca de esto, se le dijo que si alborotaba al respecto, sería despedido.

«No se preocupan por nuestros salarios, ¿cree que se preocupan por nuestra edad?» Yazan dice cuando se le preguntó sobre el trabajo infantil en los asentamientos. «No se trata de derechos. Es sólo porque somos palestinos».

Hamza Zbeidat, el coordinador del proyecto en el valle del Jordán para MA’AN, dijo a Mondoweiss que el trabajo infantil en las granjas de las colonias es generalizado. La edad del trabajador no tiene relevancia para los colonos agricultores, pero en cambio, «lo que a él [el productor] le importa son los número [beneficios] al final del día».

Al igual que los trabajadores de Tailandia, hay poca o ninguna formación para el uso de maquinaria pesada y carecen de equipos de seguridad cuando utilizan pesticidas y productos químicos. Las enfermedades y las náuseas son comunes.

Los pueblos palestinos en el valle del Jordán, como Fusayll donde la familia de Yazan vive, están en la zona C, una vasta área de tierra bajo la jurisdicción completa de los militares israelíes. Las familias palestinas que antes vivían de trabajar la tierra y la cría de ovejas y cabras se han quedado sin ingresos por haberles quitado la tierra. Al mismo tiempo, las granjas de los colonos se han expandido a medida que Israel iba avanzando y anexando más tierras para los asentamientos.

El resultado ha sido una situación en la que los adultos y los niños palestinos han tenido que buscar trabajo para traer comida a la mesa. Las granjas de las colonias vecinas a los pueblos palestinos se han convertido en la principal opción de empleo y están más que dispuestos a explotar a una empobrecida población palestina con altas tasas de desempleo.

«Esta es nuestra tierra y ellos [los colonos] tienen que marcharse», dice Yazan con tristeza en su voz. «Si ellos no estuvieran aquí seríamos los poseedores de la tierra y los cultivos y sería nuestro ingreso real. Yo no tendría que trabajar para alguien que me está gritando todo el tiempo y me controla de esta manera».

Nota de la traductora

NIS: nuevo shekel israelí

Fuente: http://mondoweiss.net/2016/02/israeli-farms-exploit-thai-workers-and-palestinian-children-as-government-looks-the-other-way/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión como fuente de la traducción.