Traducido para Rebelión por Germán Leyens
El ministro de seguridad pública de Israel, Tzahi Hanegbi, dijo el domingo que presuntos terroristas judíos pueden estar planeando la realización de ataques contra el complejo Haram Al-Sharif donde se encuentra la mezquita Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca.
El periódico israelí Ha’aretz citó a funcionarios del servicio de inteligencia israelí – el Shin Bet o Shabak – que dijeron que existe una posibilidad de que terroristas estrellen un avión contra la mezquita, aparentemente para asegurar su destrucción. La mezquita Al-Aqsa es el tercer lugar sagrado del Islam, después de dos en Arabia Saudí – la Sagrada Mezquita en Meca y la Mezquita del Profeta en Medina.
Hanegbi sugirió que el objetivo de los atacantes sería impedir la implementación del plan de retirada – la controvertida proposición israelí de retiro unilateral de la Franja de Gaza.
Sin embargo, un antiguo líder de una organización terrorista judía que trató de colocar bombas en Al-Aqsa a fines de los años 70, declaró a la radio estatal israelí el domingo que el propósito de cualquier «nueva acción» no tendría nada que ver con el plan de retirada.
Existen varios grupos milenarios judíos en Israel y llaman abiertamente a destruir la mezquita para facilitar la «reconstrucción» del templo judío sobre su emplazamiento. Los judíos mesiánicos creen que la destrucción de la mezquita y la construcción de su templo acelerarían la venida de un Mesías judío, que gobernaría el mundo desde Jerusalén y llevaría a la salvación del pueblo judío.
Dirigentes musulmanes en Palestina han advertido sobre «ramificaciones impredecibles» y «horribles tribulaciones» en todo el mundo en caso de que algo ocurra a la mezquita Al-Aqsa. «Ésta es la última línea roja. Si los terroristas judíos se lanzaran a un acto semejante de absoluta demencia, provocaría inmensos incendios en todo el mundo… sólo Dios sabe cómo se extinguiría el fuego», dijo Kamal Khatib, subdirector del poderoso movimiento islámico de Israel.
Khatib dijo que el movimiento en Israel es vigilante en extremo y actúa continuamente para impedir cualquier ataque terrorista contra lugares islámicos en la ciudad santa. «Enviamos todos los días a miles de personas a Haram Al-Sharif para compensar la exclusión de nuestra gente de la mezquita por parte de Israel… Y aseguramos que no haya lagunas en los preparativos de seguridad», dijo.
El clérigo musulmán de más alto nivel en Jerusalén Este, el jeque Ikrema Sabri, declaró a Al-Ahram Weekly que por cierto los extremistas judíos son capaces de hacer lo impensable. «Sabemos perfectamente lo que están maquinando y que coordinan sus planes con el establishment israelí de la seguridad», dijo. «También sabemos que el estado israelí utiliza a los extremistas como un instrumento adicional para realizar sus objetivos apenas disimulados, incluyendo la destrucción de los lugares sagrados islámicos en Jerusalén».
Sin embargo, Sabri advirtió que en realidad Israel podría estar tratando de encontrar un pretexto para obtener un «punto de apoyo» dentro del complejo Haram Al-Sharif con el pretexto de «asegurar la seguridad del lugar». Citó el ejemplo de Hebrón, donde, en 1994, después de una masacre en la que 29 fieles árabes fueron asesinados por un inmigrante judío mesiánico de Brooklyn, el ejército israelí se apoderó efectivamente de la histórica mezquita Ibrahimi de la ciudad y entregó la mayor parte del lugar sagrado a los colonos judíos.
El «arreglo» fue hecho utilizando la rúbrica de la «seguridad» y para impedir la repetición de la matanza. Sabri también dijo que las autoridades judías conocían «uno por uno» a todos los extremistas, pero que no han actuado contra ellos por motivos políticos.
La policía israelí permite ahora que extremistas judíos entren al complejo de la mezquita Al-Aqsa, a pesar de la enérgica oposición del Consejo Supremo Musulmán. Funcionarios israelíes, incluyendo a jefes de la seguridad, argumentan que los judíos tienen tanto derecho a visitar el complejo de la mezquita, que llaman el Monte del Templo, como todos los demás. Sin embargo, funcionarios de Waqf (organismo musulmán encargado de la custodia del lugar santo) dicen que las visitas de los extremistas son en realidad «tours de inspección» para ayudar a planificar ataques contra el lugar sagrado.
El domingo, un rabino judío aliado del movimiento mesiánico Gush Emunim que propugna la expulsión de los no-judíos de Israel, declaró a la radio del ejército israelí, Gali Tzahal, que apoya totalmente la destrucción de la mezquita Al-Aqsa.
«Es más que algo positivo, es algo deseable, y espero ver que esas mezquitas sean reducidas a ruinas», dijo Yehuda Tzion, que en 1980 dirigió el grupo clandestino judío que quería volar la mezquita Al-Aqsa. Es el mismo individuo que apremió al gobierno israelí para que «enviara aplanadoras del ejército al lugar y destruyera esos edificios de una vez por todas… Y si el estado no está dispuesto a hacerlo, que deje que otros judíos lo hagan».
Uno de los grupos judíos mesiánicos que llaman abiertamente a destruir la mezquita Al-Aqsa es el de los Fieles del Monte del Templo, dirigido por Girshon Solomon. Hace unos pocos años, declaró a la televisión israelí, con la Cúpula de la Roca en el fondo, que «ya es hora de que este edificio pagano haya cesado de existir».
Es interesante que semejantes llamados provocadores a la violencia no sean castigados en Israel mientras sean hechos contra no-judíos.
En 1980, terroristas israelíes planificaron el lanzamiento de misiles tierra-tierra contra la Cúpula de la Roca. Además se encontraron explosivos, que hubieran sido utilizados para volar la mezquita, ocultos detrás de sus muros. En aquel entonces los terroristas declararon a los interrogadores del Shin Bet que sólo querían provocar una conflagración mundial que conduciría a la muerte de millones de personas.
Cuando se les preguntó por qué causarían un horrendo derramamiento de sangre, se dice que los complotadores declararon que el genocidio planeado aseguraría la aparición del Mesías y el cumplimiento de su redención.
29 julio – 4 de agosto de 2004
http://weekly.ahram.org.eg/2004/701/re12.htm