Un nuevo libro de Yasser Munif concibe la revolución siria y la posterior guerra nada menos que como una batalla de la vida misma contra una vasta maquinaria de muerte operada por el Estado.
Uno de los aspectos menos comprendidos y apreciados de la revolución siria es la medida en la que fue un fenómeno de base profundamente espontáneo. Los analistas que observaban los acontecimientos desde lejos tuvieron que esforzarse mucho, en su mayoría, para comprender este hecho crucial. Como una melodía desconocida que no estaban acostumbrados a escuchar, los observadores occidentales interpretaron esencialmente los experimentos radicales de Siria de autogobierno democrático como mucho ruido; el caos en tiempos de guerra de una sociedad islámica intrínsecamente violenta y atrasada. Como escribe Yasser Munif en su nuevo libro, The Syrian Revolution: Between the Politics of Life and the Geopolitics of Death[“La revolución siria: Entre la política de la vida y la geopolítica de la muerte”], una “revolución exitosa se convirtió en algo ‘impensable’ para los analistas occidentales mucho antes de que las fuerzas externas le hubieran partido realmente la espalda”. El volumen de Munif se une a Burning Country de Robin Yassin-Kassab y Leila Al-Shami; Wendy Pearlman: We Cross a Bridge and It Trembled; y Siria, la revolución imposible de Yassin al-Haj Saleh, en un intento de difundir la buena palabra, por decirlo así. Colectivamente, estos autores han demostrado que, en efecto, hubo una revolución real en Siria, e iluminaron algunas de sus dinámicas internas, ya fuera a través de la narrativa histórica, como en Burning Country, o mediante los testimonios de refugiados, como en la obra de Pearlman. Sin embargo, todo esto solo constituye la mitad de la ecuación.
Desde el principio, la revolución siria ha estado plagada no solo de desinformación o falta de información, también quedó aislada como tal revolución, tanto a nivel político como teórico. A la revolución siria no se la ha relacionado adecuadamente con otras luchas o con ideas más amplias de acción revolucionaria y teoría poscolonial. Se la suele abordar como un evento que existe únicamente en sus propios términos, separado de nociones anteriores de cómo actúan la política, el poder, la revolución y la liberación. Esto no solo nos impide comprender completamente la revolución siria y la posterior guerra, sino también adaptar, modificar y ampliar nuestro conjunto de herramientas teóricas para luego comprender mejor los procesos revolucionarios históricos o actuales que quedan fuera de nuestros paradigmas político-conceptuales.
Es precisamente esta insuficiencia y brecha dentro de la erudición sobre la revolución y la guerra sirias lo que Munif, profesor asistente de sociología en el Emerson College y cofundador de la Campaña Global para la Solidaridad con la Revolución Siria, intenta abordar. El libro trata de utilizar varias vertientes de la erudición poscolonial y posmoderna para analizar la revolución siria y el Estado de Bashar al-Asad mientras en el proceso observa cómo el estudio de la revolución podría expandir, problematizar o modificar esos mismos conceptos. Lo hace a lo largo de dos ejes principales: la increíble violencia dirigida por el Estado del régimen de Asad, por un lado (que correctamente considera una “política de la muerte”); y, por otro, los procesos de liberación recién enunciados, iterativos y experimentales que se estaban produciendo a nivel de la micropolítica (que él llama una “política de la vida”). Para Munif, la guerra de Siria es tanto conceptual como física entre trayectorias opuestas y contradictorias; una política que lucha para crearse a sí misma todos los días a nivel personal, comunitario y local en respuesta a las complejidades y necesidades de la vida cotidiana frente a la ideología entumecida de un pseudonacionalismo hueco, congelado en el tiempo, impuesto brutalmente desde arriba.
Munif no intenta contar una narrativa holística por cualquier medio, sino que disecciona con precisión quirúrgica cinco estudios de casos específicos para iluminar su argumento central. Esos estudios se refieren a: las prácticas homicidas/genocidas del estado sirio, la guerra urbana en Alepo, los nacionalismos dirigidos por el Estado frente a los nacionalismos populares, la política del pan y la historia de Manbij entre 2012 y 2014. El formato interno de cada capítulo es metódico y eficaz. Munif expone rápidamente el marco teórico que utilizará (y hacerlo así es un desafío), luego conecta este marco con la investigación relevante sobre Siria, proporcionando al lector los contextos históricos y teóricos necesarios relacionados con el tema en cuestión. Finalmente, ubica dicho tema en el contexto de la revolución siria y la propia guerra, utilizando fuentes primarias, incluida la investigación que él mismo realizó en Siria durante la guerra. En este movimiento final, Munif no solo se basa, sino que en última instancia modifica, expande y, en algunos casos, reinventa, ciertas nociones y teorías del discurso poscolonial y/o posmoderno, no porque lo busque, sino porque dicha revisión es el subproducto inevitable y necesario de poner estas ideas en diálogo con la experiencia siria.
Vida y muerte de Damasco a Manbij
Munif comienza el libro con una autopsia casi forense de la política de muerte del Estado sirio (de hecho, el capítulo se titula “Necropolítica: las taxonomías de la muerte en Siria”), detallando cómo el régimen de Asad siempre ha movilizado diversas formas de asesinato como método habitual, ya fuera antes de 2011, en respuesta a las revueltas de 2011, o durante la guerra posterior. Para Munif, y para muchos estudiosos serios de la Siria moderna, la muerte (y su amenaza) no es solo una faceta del Estado sirio, sino que, de hecho, puede verse como el terreno principal sobre el que -y a través del cual- el régimen se ha constituido y continúa reconstituyéndose. En este sentido, entender la muerte como una herramienta coercitiva del Estado es un punto de partida esencial, cuando no, lamentablemente, el esencial, para poder entender cómo la revolución se transformó en guerra y cuáles son las características principales que componen esta llamada guerra civil (a saber, una violencia estatal desenfrenada).
Munif comienza hablando sobre el contexto que rodea al contexto; es decir, las leyes de emergencia vigentes en Siria desde los días del régimen del padre de Bashar, Hafez al-Asad, y en realidad incluso antes de esa fecha. Fueron estas leyes las que permitieron el mantenimiento, ante todo, de un aparato estatal masivo de violencia y muerte. En este sentido, Munif analiza la noción de “estado de excepción” del filósofo italiano Giorgio Agamben, vinculándola a una fascinante historia del uso de las “leyes de emergencia” en Siria desde la época del Mandato francés y a través del ascenso de Hafez hasta el día de hoy. A continuación, presenta el marco teórico central de este capítulo, basado en la noción de “necropolítica” del teórico camerunés Achille Mbembe, que según Munif rastrea la esencia del “estado de excepción” de Agamben hasta sus raíces en la periferia colonial. Sin embargo, al utilizar la noción de Mbembe para comprender Siria, Munif se ve obligado a desafiarla. Mientras que para Mbembe el objetivo de la necropolítica es utilizar la muerte para reducir al ciudadano a la esclavitud, en Siria la muerte (y el terror que infunde) es el objetivo en sí mismo. Como escribe Munif; “El esclavo proporciona mano de obra gratuita y, como tal, hay que mantenerlo vivo […] A diferencia del esclavo productivo, cuya vida debe preservarse ya que es vital para la economía de las plantaciones, un ciudadano sirio no es esencial para el régimen y, como tal, puede eliminarse”.
De esta manera, Munif puede plantear al Estado sirio, en su forma asadista, como un vasto instrumento no solo de dominación o explotación, sino de aniquilación en sí. Esta maniobra teórica es repetida constantemente por Munif a lo largo del libro, con gran efecto. Su método consiste en construir una serie de microanálisis, colocando diversos aspectos de la revolución y la guerra en diferentes cámaras de resonancia teóricas, con bolígrafo y bloc listos para observar qué resonancias y reverberaciones se crean entonces. Una y otra vez, Munif conecta a Siria con una comprensión más amplia de la revolución como base sobre la cual una política de la vida intenta confrontar y simultáneamente articularse contra una política de la muerte.
El quinto y último capítulo, “Democracia participativa y micropolítica en Manbij: una revolución impensable”, se basa enteramente en el trabajo de campo realizado en Manbij y proporciona la síntesis más clara de los procesos micropolíticos en funcionamiento durante la revolución. De hecho, este es el capítulo en el que uno ve la política de la vida de Munif con mayor claridad, en toda su expresión confusa, contradictoria y multifacética. El capítulo analiza los diversos intentos de gobierno local realizados en Manbij durante el intervalo entre 2012, cuando la ciudad escapó del control estatal, y su ocupación por el Dáesh en 2014. Va siguiendo a las fuerzas revolucionarias que se organizaron inicialmente contra el régimen en 2011, cuando se introdujeron en la vida política tras la retirada de ese régimen, momento en el que establecieron su “Consejo Revolucionario”. El capítulo proporciona un relato absolutamente fascinante de los desafíos que tuvieron que enfrentar para gobernar la ciudad, brindar seguridad y mantener la legitimidad popular. Está lleno de detalles increíbles, de eventos y personajes que proporcionan un retrato vívido de la vida política en Manbij durante este tiempo, y de cómo se ve realmente la política en un contexto de revolución, guerra y colapso estatal.
Una de las secciones más interesantes de este capítulo se refiere al vínculo entre las concepciones de justicia y legitimidad revolucionaria. Detalla cómo el Consejo Revolucionario de Manbij tuvo que lidiar con tres sistemas legales diferentes: el código penal sirio, la sharia islámica y el derecho consuetudinario tribal; por no mencionar la forma en que grupos islamistas como el Dáesh aprovecharon la ineficacia de los tribunales revolucionarios para establecer su propio tipo de justicia rápida y dura, atrayendo y aterrorizando al mismo tiempo a la población local. El capítulo es el más corto del libro, lo que es una lástima porque es muy rico en el tipo de detalles que solo pueden obtenerse mediante una investigación de primera mano y está repleto de conocimientos, no solo sobre el curso de la revolución siria y guerra, sino de cómo se organizan las fuerzas revolucionarias en el momento de la revolución total, los peligros potenciales que deben evitar y los desafíos que deberán superar. En una época de cambio político radical y disturbios civiles globales, las lecciones de la experiencia revolucionaria en Manbij se extienden mucho más lejos de Siria.
Mirando más allá
En todo caso, y en contraste con gran parte de la sabiduría convencional, tal vez el libro de Munif debería enseñarnos que la división primordial en política no es enfáticamente la de la ideología formal, que es en gran medida una trampa y un falso significante. La volátil ideología del Estado baazista le ha permitido presentarse como cualquier cosa para cualquiera (de derecha o de izquierda, minoritario o islámico, progresista o conservador, de libre mercado o socialista). De hecho, esta característica ideológica camaleónica, que es una ventaja desde el punto de vista de las relaciones públicas políticas, delata un núcleo vacío y, en última instancia, nihilista, siendo la ideología tan solo un vehículo vacío para la forma más cobarde de culto al poder. De forma similar, la ausencia de un núcleo ideológico fuerte, mezclado con las referencias culturales islámicas de muchos sirios, llevó a muchos de los de fuera a perderse el experimento a gran escala de liberación política, social y, de hecho, psicológica que estaba realmente teniendo lugar durante el levantamiento en Siria, algo que les hizo recurrir a la retórica de la “guerra contra el terrorismo” para descartar la revolución desde el principio mismo tildándola de complot geopolítico e insurgencia islamista. Al reinsertar la experiencia siria en las discusiones sobre política y revolución poscoloniales, y lo más importante, al rastrear cómo cambian esas conversaciones por la presencia de Siria, Munif logra algo de tremendo valor. Devuelve la política a su manifestación y forma más esenciales: como una lucha entre las fuerzas creativas espontáneas de la vida, por un lado, y el peso de la dominación y la muerte, por el otro. En este sentido, The Syrian Revolution es una aportación bienvenida que nos ayuda a comprender no solo el conflicto actual en Siria, sino también el momento político que todos estamos viviendo, con todos los horizontes y desafíos potenciales que tenemos por delante.
Malek Rasamny es un investigador y cineasta que vive entre Beirut y Nueva York. Entre sus obras destacan las películas Spaces of Exception e Indian Winter y el proyecto multimedia The Native and the Refugee.
Fuente: https://www.aljumhuriya.net/en/content/towards-syrian-%E2%80%9Cpolitics-life%E2%80%9D
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