Desde que Donald Trump anunciara el 1 de julio que era probable, cuando no inminente, un acuerdo de alto el fuego en Gaza, Israel ha intentado sabotear las negociaciones mediante métodos ya muy manidos, en un esfuerzo por bloquear un acuerdo que pondría fin a la guerra. Durante casi dos semanas, una delegación de alto nivel de Hamás y la Yihad Islámica Palestina (YIP) se ha reunido con mediadores regionales de Catar y Egipto en Doha en un esfuerzo por alcanzar un acuerdo que levante el letal bloqueo de Israel y restablezca el sistema de distribución de ayuda liderado por la ONU, retire las fuerzas de ocupación israelíes y haga que Hamás renuncie formalmente a su gobierno de Gaza a cambio de un fin del genocidio garantizado por Estados Unidos.
Inmediatamente después de que Trump anunciara lo que denominó la «propuesta final» para un acuerdo sobre Gaza, el primer ministro Benjamin Netanyahu socavaba el proceso de negociación al anunciar repetidamente, en público, su intención de continuar la guerra tras conseguir la liberación de diez prisioneros israelíes vivos en una tregua temporal de 60 días y de seguir adelante con su campaña de limpieza étnica para expulsar a los palestinos supervivientes de Gaza. «Tras la pausa, trasladaremos a la población de la Franja hacia el sur e impondremos un asedio al resto de Gaza», declaró Netanyahu recientemente al ministro de extrema derecha Bezalel Smotrich, según Channel 12 de Israel.
El lunes, sentado en el Despacho Oval, Trump opinó sobre la situación. «La Franja de Gaza. Yo la llamo la Franja de Gaza. Uno de los peores acuerdos inmobiliarios que se han hecho. Renunciaron a la propiedad frente al mar», dijo. «Se suponía que traería la paz, y no la trajo. Trajo lo contrario. Pero las cosas van bastante bien en Gaza». Trump añadió: «Creo que pronto tendremos algo de lo que hablar».
Según se informa, Israel presentó el lunes a los mediadores nuevos «mapas» para su propuesta de redespliegue de tropas como parte de un acuerdo de alto el fuego temporal. Netanyahu se ha mostrado inflexible en su deseo de mantener un gran número de fuerzas israelíes dentro de Gaza, especialmente a lo largo de la frontera con Egipto. Durante la última semana, Israel ha recibido presiones de Estados Unidos para que reduzca el alcance de su propuesta con el fin de llegar a un acuerdo. Hamás aún no ha respondido.
A medida que el proceso se prolonga e Israel continúa con sus ataques de tierra quemada, los combatientes de la resistencia palestina han intensificado sus operaciones contra las fuerzas de ocupación israelíes. Los combatientes de las Brigadas Qassam, el brazo armado de Hamás, y los de Saraya Al Quds, de la Yihad Islámica, han llevado a cabo una serie de complejas emboscadas en las últimas dos semanas, en las que han matado a varios soldados israelíes y destruido vehículos blindados y otros equipos. Actualmente hay cinco divisiones militares israelíes desplegadas en Gaza, con decenas de miles de soldados.
Las fuerzas de resistencia palestinas revelaron recientemente que habían descubierto una serie de dispositivos de espionaje israelíes, algunos de los cuales, según afirmaron, fueron colocados antes de que entrara en vigor el acuerdo de alto el fuego original de enero. Una evaluación que circuló internamente entre los grupos de resistencia palestinos y que se compartió con Drop Site afirmaba que los combatientes habían desactivado muchos dispositivos de espionaje y, en algunos casos, los habían reprogramado para utilizarlos en operaciones dirigidas contra las fuerzas israelíes. Los medios de comunicación israelíes han señalado un aumento significativo de los ataques de la resistencia palestina contra las fuerzas de ocupación. «La resistencia eliminó esos aterradores métodos de espionaje, los vació de su contenido e incluso los utilizó en algunos lugares en su propio beneficio», afirma la evaluación.
Los negociadores palestinos entienden que, a menos que Trump obligue a Israel a firmar un acuerdo que reconozca las «líneas rojas» de Hamás, la alternativa será la continuación de una guerra de desgaste. Un alto dirigente de Hamás declaró a Drop Site que, en ausencia de un acuerdo, intensificar la insurgencia armada contra las fuerzas israelíes en Gaza sería «la única forma eficaz de hacer frente a todos sus planes».
«Netanyahu es experto en frustrar una ronda de negociaciones tras otra y no quiere llegar a ningún acuerdo», afirmó Hamás en un comunicado el lunes. «Cuanto más se prolonga la guerra, más se hunde el ejército de ocupación en las arenas movedizas de Gaza y más vulnerable se vuelve a los ataques cualitativos de la resistencia».
Las conversaciones de proximidad -negociaciones indirectas a través de mediadores regionales entre Israel y Hamás- comenzaron el 6 de julio y, desde entonces, Israel ha intensificado aún más sus ataques asesinos contra los palestinos en Gaza. Hay a diario niños descuartizados, quemados vivos o aplastados bajo los escombros. Los palestinos hambrientos son abatidos a tiros cuando buscan escasas raciones de comida en los centros gestionados por la denominada Fundación Humanitaria de Gaza, mientras el ejército israelí anuncia nuevas órdenes, casi a diario, de desplazamiento forzoso, apiñando a los palestinos en una franja de tierra cada vez más reducida frente al mar Mediterráneo, en la costa occidental de Gaza.
El sábado, Israel anunció que los palestinos ya no pueden pisar el mar, a pesar de las abrasadoras temperaturas estivales. «Está prohibido entrar en el mar», escribió en Twitter/X el portavoz en lengua árabe del ejército israelí. «Las fuerzas de defensa se ocuparán de cualquier violación de estas restricciones».
Fuentes del equipo negociador palestino han informado a Drop Site de que la delegación israelí parece haber sido enviada a Doha por Netanyahu con la misión de exigir la capitulación total de Hamás, incluida la desmilitarización completa de la Franja de Gaza, y el exilio de los líderes de Hamás. Ninguna de estas condiciones figura en la propuesta respaldada por Trump.
Basem Naim, un alto cargo de Hamás, declaró a Drop Site que cree que Netanyahu está fingiendo públicamente la posibilidad de un acuerdo para ganar tiempo y culpar a Hamás de su fracaso, de modo que pueda seguir adelante con la guerra de aniquilación de Israel en Gaza.
«Las negociaciones están estancadas a pesar de toda la positividad y flexibilidad mostradas por el movimiento para que esta ronda de negociaciones sea un éxito. La razón de ello es la insistencia del Gobierno de Netanyahu en imponer condiciones sobre el terreno en la Franja de Gaza que llevarían al ejército de ocupación a mantener el control total sobre la Franja», afirmó Naim. «Esto incluye su insistencia en mantener el actual mecanismo de ayuda, las ‘trampas mortales’, y en no retirarse de la Franja de Gaza, manteniendo grandes zonas, incluida toda Rafah, bajo el control del ejército de ocupación como parte de un plan israelí para preparar el desplazamiento de la población. Además de todo esto, Netanyahu anunció en los medios de comunicación que la guerra se reanudaría después de 60 días».
Naim añadió: «Esta oferta no será aceptable para nosotros, y el movimiento insiste en un acuerdo que conduzca al cese de la guerra, la retirada de las fuerzas hostiles y la autorización de la entrada de ayuda humanitaria de conformidad con el acuerdo de enero de 2025».
No obstante, durante el fin de semana, Trump reiteró que creía que se estaba llegando a un acuerdo. «Estamos hablando y esperamos resolverlo durante la próxima semana», dijo el domingo tras reunirse con altos funcionarios qataríes en un partido de fútbol en Nueva Jersey. Trump estuvo acompañado por el enviado especial Steve Witkoff, quien dijo que seguía «esperanzado» de que se pudiera llegar a un acuerdo. En una entrevista emitida el sábado por la noche, Netanyahu declaró a FOX News: «Estamos trabajando en ello, pero creo que acabaremos cumpliendo todos nuestros objetivos, lograremos la liberación y el regreso seguro de nuestros rehenes, todos ellos, y destruiremos a Hamás»

«Las opciones son limitadas»
Los funcionarios de Hamás han dicho repetidamente a los mediadores estadounidenses y regionales que aceptarían un acuerdo global que incluyera la liberación inmediata de todos los cautivos israelíes retenidos en Gaza, a cambio del fin de la guerra, el levantamiento del bloqueo y la retirada israelí de Gaza. Conocido como una resolución «todo por todo», el plan también incluiría la liberación de un gran número de palestinos retenidos por Israel y una tregua a largo plazo, conocida en árabe como hudna. Israel ha rechazado todas estas ofertas.
El equipo negociador liderado por Hamás ha reconocido que está sometido a una presión cada vez mayor por parte de los palestinos de Gaza para que consigan un acuerdo, aunque sea temporal, debido a las terribles condiciones y a la matanza masiva que se está produciendo en el enclave. Pero, en opinión de los negociadores, ceder a las demandas de Netanyahu supondría renunciar a la existencia de Gaza como territorio palestino. A falta de una intervención de Trump, los palestinos no tienen más remedio que continuar la resistencia.
«Todo el mundo sabe que las opciones son limitadas. Lo único que se nos ofrece es la rendición, como si Israel fuera ganando», declaró Mohammed Al-Hindi, vicesecretario general de la Yihad Islámica Palestina, en una entrevista con Al Jazeera Arabic el sábado. «Incluso los medios de comunicación estadounidenses y occidentales dicen: esto se ha convertido en una guerra de desgaste. Pero no tenemos nada más que nuestro coraje. Fabricamos nuestras propias armas. No tenemos los recursos que tiene Israel. Pero nuestro coraje y nuestra fe están equilibrando el campo de batalla. La guerra de desgaste nos favorece. El tiempo está de nuestro lado, no del de Israel. Israel rodea Gaza, pero no puede avanzar. Quiere rediseñar el mapa, pero no puede. Si avanza, se enfrentará a un desgaste aún mayor».
El 4 de julio, Hamás presentó las enmiendas propuestas al marco respaldado por Trump. Esto consolidó una serie de concesiones de Hamás, incluida la liberación de ocho prisioneros israelíes el primer día de una tregua inicial de 60 días. Los otros dos serían liberados el día 50 y los cuerpos de 18 israelíes fallecidos retenidos en Gaza serían devueltos por fases a lo largo de dos meses. Hamás quería inicialmente que estos intercambios se espaciaran para evitar que Netanyahu reanudara la guerra después de una semana.
Entre las enmiendas de Hamás se encontraban condiciones que devolverían a la ONU el control de la distribución de la ayuda, de acuerdo con el acuerdo de alto el fuego original de enero, que Israel abandonó unilateralmente en marzo para continuar su ataque genocida contra Gaza. Hamás también propuso que se permitiera la entrada en Gaza del equipo necesario para «la rehabilitación de las infraestructuras (agua, electricidad y saneamiento), la rehabilitación de hospitales y panaderías», así como el equipo para retirar los escombros y reparar las carreteras.
Hamás también quería un lenguaje más firme que consolidara la garantía de Trump de que el alto el fuego de 60 días y el flujo de ayuda continuarían hasta que se alcanzara un acuerdo de alto el fuego permanente.
Entre las cuestiones más controvertidas, Hamás propuso que las tropas israelíes se retiraran a las posiciones establecidas en los mapas negociados en el contexto del acuerdo de enero. El texto original del marco respaldado por Trump empleaba un lenguaje vago y sugería que se negociarían nuevos mapas. Hamás también incluyó una cláusula que reabriría el paso fronterizo de Rafah, en la frontera con Egipto, en ambas direcciones para «viajeros, enfermos, heridos y comercio». Netanyahu ha insistido en que las fuerzas israelíes no se retirarían del corredor Filadelfia, a lo largo de la frontera con Egipto -la única puerta de Gaza al mundo más allá de Israel- y mantendrían el control total sobre toda Gaza.
La semana pasada, el periodista israelí Barak Ravid informó en Axios que la administración Trump entendía que Hamás no aceptaría el plan israelí de establecer lo que equivaldría a un campo de concentración en el sur de Gaza, con fuerzas militares israelíes a gran escala permaneciendo en Gaza de forma indefinida. El jefe del ejército israelí dijo que sus fuerzas se apoderarían de una gran franja del sur de Gaza para establecer lo que él denominó cínicamente una «ciudad humanitaria», donde inicialmente se acogería y alimentaría a 600.000 palestinos antes de deportarlos a otros países.
Witkoff y un alto funcionario qatarí, según informó Ravid, «dejaron claro al principal negociador de Netanyahu, Ron Dermer que el mapa propuesto por Israel -que implica un redespliegue mucho más limitado que el que llevó a cabo el ejército israelí durante el anterior alto el fuego- es inviable».
Netanyahu se apresuró entonces, en un aparente esfuerzo por apaciguar a Estados Unidos, a proponer un falso «compromiso» que, en la práctica, mantendría las mismas condiciones. Un funcionario de Hamás dijo a Drop Site que el miércoles por la noche Israel exigió la creación de una zona de amortiguación controlada por Israel que rodease Gaza y se extendiese dos kilómetros hacia el interior de Gaza en el norte y el este del enclave, así como una zona de cuatro kilómetros que atravesase el sur de Gaza. Si se aprobara, la propuesta significaría que Israel ocuparía alrededor del 40% de Gaza.
El lunes, los medios de comunicación hebreos informaron de que Israel estaba presentando otra propuesta con «nuevos» mapas que reducían aún más la presencia propuesta de las tropas israelíes en el sur, pero las mantendrían firmemente atrincheradas en Rafah y en un cordón militar alrededor de toda Gaza.
«Los estadounidenses vinieron y se hicieron cargo de las negociaciones en Washington. Están negociando con Israel. Luego nos traen el resultado y nos dicen: ‘Firmad esto, rendíos’», dijo Al-Hindi en Al Jazeera. «Los mediadores están trabajando duro para alcanzar un acuerdo sensato, pero todos los esfuerzos se estrellan contra la obstinación israelí. Si realmente quisieran un alto el fuego, ofrecerían garantías reales. Pero incluso las garantías de Estados Unidos no tienen sentido. La última vez, Israel recuperó a sus rehenes y reanudó inmediatamente los asesinatos. No quieren poner fin a la guerra. Quieren controlarla».
(Jawa Ahmad, investigador de Drop Site News sobre Oriente Medio, ha contribuido a este artículo).
Jeremy Scahill es periodista de Drop Site News y fue cofundador de The Intercept. Es reportero de investigación, corresponsal de guerra y autor de “Dirty Wars: The World Is a Battlefield” y “Blackwater: The Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army”. Ha informado desde Afganistán, Iraq, Somalia, Yemen, Nigeria, la antigua Yugoslavia y otros lugares del mundo.
Texto en inglés: Drop Site News, traducido por Sinfo Fernández.