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Hay que investigar la investigación

Fuentes: New Profile

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

    Esta serie, concebida e iniciada por Rela Mazali es coordinada y editada por Ronit Marian Kadishai, con apoyo técnico de Aviv Sela, Amir Givol y Sergeiy Sandler.

    Los dos textos que siguen son los primeros en una nueva serie de informes de activistas de New Profile intitulada «Hay que investigar la investigación». Los textos serán publicados en el sitio en Internet de New Profile en hebreo e inglés, y se agregarán con más regularidad en los días y semanas por venir.

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    Miles han reaccionado ante las noticias de la investigación criminal de New Profile, iniciada el 26 de abril.

    La Coalición de Mujeres por la Paz [israelí], de la cual es miembro New Profile, organizó una protesta en la estación central de policía de Tel Aviv; la policía arrestó y detuvo durante la noche a ocho de las manifestantes; fue reprendida en el tribunal por haberlo hecho el día siguiente.

    La Coalición también inició un anuncio publicado en el periódico Haaretz, «Somos todas New Profile», firmado por veintiséis organizaciones de la sociedad civil.

    El Foro de Estudiantes del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Tel Aviv inició y produjo un evento público centrado en la libertad de expresión en el contexto de la persecución de New Profile por las autoridades; en el evento hablaron Dalia Dorner, ex jueza de la Corte Suprema, Talia Sasson, ex miembro de la oficina del Fiscal del Estado, el profesor Martin Sherman y la miembro de New Profile, Rela Mazali.

    La organización basada en EE.UU., Jewish Voice for Peace, llamó a sus seguidores a escribir al Fiscal General de Israel para protestar y más de 5.000 respondieron.

    Un grupo de mujeres premiadas con el Premio Nobel, incluyendo a la mujer iraní que recibió el premio en los últimos años, publicó una carta protestando contra el acoso a New Profile.

    El American Friends Service Committee, una importante organización cuáquera de EE.UU., también galardonada con el Premio Nobel por su defensa mundial de los derechos humanos, dirigió una carta a la Secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, en la víspera de la visita del primer ministro israelí a Washington, instándola a mencionar el tema de esta investigación criminal como una faceta en la denegación por Israel del derecho a la libertad de opinión.

    Han pasado más de cuatro semanas desde la mañana en la que la policía golpeó a las puertas de seis activistas de New Profile.

    Muchas de ustedes nos preguntan repetidamente: «¿Qué sucede? ¿Qué pasa con la investigación?

    Al principio, una reacción casi instintiva es: «Nada hasta ahora. Estamos a la espera.» En realidad, no es verdad. Pasan muchas cosas.

    La reacción automática se refiere, por supuesto, a la oscuridad del proceso institucional, la opacidad de la actividad policial y de las acciones legales oficiales que vinieron después de las ceremonias de interrogatorio a las que fueron sometidas doce activistas de New Profile. Sin embargo, esa respuesta instintiva asume que la definición de la «investigación» y su progreso es prerrogativa exclusiva de las autoridades – de la policía y de los tribunales. Supone que sólo ellos determinan esa definición y reduce la realidad de «la investigación» al contenido que le ha sido asignado por las autoridades oficiales. Al hacerlo, esa respuesta supone que nosotros, el movimiento y la gente investigada, somos incapaces y no estamos autorizados a definir «la investigación» o a tratarla de alguna manera.

    No cabe duda de que ciertamente estamos sometidas a una investigación. La investigación es impuesta y realizada en contra nuestra por organismos que cuentan con mucho poder, incluido el de la violencia organizada autorizada. Pero ese poder se ejerce contra un cuerpo concreto, contra nosotras. Los caminos y medios mediante los cuales es ejercida dependen, en parte, de la estructura del organismo que somos, que constituimos, y de nuestros métodos de acción. Una evidencia clara puede ser discernida por el simple hecho de que un número relativamente grande de activistas fueron llamadas a comparecer para ser interrogadas. Además, las rutas por las que se ejerce el poder siempre pasan, necesariamente, por intersecciones que presentan sitios potenciales de resistencia.

    En ese sentido, podemos ciertamente manejar varios aspectos de la investigación.

    El filósofo Michel Foucault, explicó largamente en sus escritos la consciencia desarrollada por el recluso hipotético de una prisión octagonal – un «panóptico.» Dentro de una estructura semejante, cada prisionero está expuesto a la vista del carcelero en cada rincón de su celda. El carcelero, quien vigila ostensiblemente a los prisioneros todo el día, cada día, no es visto por ellos, oculto dentro de una torre central. El prisionero, quien no tiene manera de saber cuándo es vigilado, desarrolla por ello un sentido de vigilancia incesante, un sentimiento invasivo que lo impulsa – que nos impulsa a todos – hacia una continua autovigilancia y autocensura.

    La serie «Hay que investigar la investigación» espera invertir la dirección de la mirada del carcelero. En estas actualizaciones, las investigadas, nosotras mismas, volveremos nuestra mirada hacia los investigadores – tanto las instituciones como la gente – y seguiremos en detalle la realidad de la investigación. Documentaremos algunas de las experiencias personales, afectos, implicaciones, perspectivas y pensamientos de los que son investigados – hombres y mujeres que fueron interrogados por la policía, que estuvieron físicamente sentados ante ellos y que respondieron respuestas y de otros miembros de New Profile que fueron sometidos, como movimiento, a la investigación.

    Mientras tanto, responderemos vuestra pregunta «¿Qué pasa?» – a través de este mismo acto – la resistencia a la autocensura, la definición y el manejo activo de «la investigación» en la medida de nuestra capacidad. Esa voluntad nos da una mejor perspectiva de la manera en la que somos sometidas al uso de la fuerza estatal y nos permitirá identificar los puntos para ofrecer resistencia.

    Contexto para el recelo de New Profile

    El intento de criminalización de New Profile equivale nada menos que a un estado de guerra contra la juventud. Cada vez más jóvenes judíos israelíes (así como miembros de la minoría drusa que también son afectados por el reclutamiento) se consideran incapaces o renuentes a aceptar el trillado dictado israelí: «no hay otra alternativa.» A pesar del servicio militar obligatorio, más de la mitad de todos los israelíes que reúnen las condiciones necesarias ya no sirven o completan su servicio en el ejército. Aunque la ley israelí no ofrece virtualmente ninguna posibilidad legal para Objetores de Conciencia, los jóvenes han encontrado su propia manera de votar con sus pies.

    Los funcionarios iniciaron la investigación de New Profile «por una ascendente preocupación del establishment de la defensa ante una creciente tendencia a la evasión del servicio militar obligatorio. En julio de 2007, el ministro de defensa Ehud Barak y el jefe del estado mayor Gabi Ashkenazi declararon públicamente que lucharían contra la tendencia.» (Ha’aretz, 27/4/2009). Obviamente, lo que les preocupa no es New Profile. New Profile es un chivo expiatorio fácil y visible mediante el cual esperan sembrar el miedo e intimidar a futuros insumisos, a quienes estigmatizan como «remolones». El Estado ha declarado la guerra contra los muchos miles que se resisten a evitar el servicio militar obligatorio y se niegan a colocar sus cuerpos, sus mentes, su moralidad, a la disposición de políticos carentes de visión.

    La guerra de Israel contra su juventud es librada dentro de un contexto más amplio de creciente represión del disenso político. Cientos de activistas fueron detenidos por protestar contra el ataque de Israel contra Gaza en enero, en su mayor parte ciudadanos palestinos de Israel, algunos de los cuales siguen detenidos. Manifestantes no-violentos contra el dragón engullidor de tierras que es el muro de separación de Israel son atacados regularmente por un fuego mortífero. Hace semanas, Bassem Ibrahim Abu Rahma, de Bil’in, fue muerto por soldados, convirtiéndose en el decimoctavo palestino asesinado mientras protestaba contra la barrera de separación.

    En la mayoría de los casos, las medidas represivas aplicadas a activistas judíos no son comparables, en términos de arbitrariedad y brutalidad, con los medios empleados contra palestinos. Y sin embargo, el teatro de represión política que ahora se despliega contra New Profile es de gran importancia.

    • Primero, porque todo acto de represión es importante y debe ser resistido.
    • Segundo, porque cuando es aplicado a un grupo de feministas relativamente privilegiadas, de clase media, en su mayoría de mediana edad – tiende a ser más visible a la sociedad israelí dominante, exponiendo más fácilmente su tejido de mentiras y de acusaciones risibles e inventadas, permitiendo a la vez que gente decente pero no informada logre una idea concreta de la realidad de la represión.
    • Tercero, porque está en juego, una vez más, el futuro de la libertad y de los derechos para todos en Israel/Palestina.
    • Cuarto, porque lo que está en juego son las vidas de jóvenes israelíes contra quienes el Estado libra esta guerra.

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Dana

Durante mi interrogatorio decidí invocar mi derecho a guardar silencio. Ahora quiero responder.

La primera pregunta fue: ¿Cómo se unió a New Profile?

Crecí en el hogar de dos personas que habían estado en el ejército y de tres niños. La conciencia feminista, por una parte, coexistía con una buena dosis de ideología sionista clásica por la otra. Se podría decir que fui educada entre Alice Miller y Hanna Szenes, o entre viajes hechos para que aprendiéramos a amar a nuestro país, y breves referencias a los que había habido allí, en el pasado – en qué sitios y qué gente.

«No habrá ejército, para cuando hayas crecido» me dijeron – pero: «Seguro, serás maestra-soldado – no secretaria, ¡Dios nos libre!»

En la escuela secundaria aprendí cómo el movimiento pacifista emergió en Europa después de la Primera Guerra Mundial. Poco después, nos leyeron la Declaración de Independencia de Israel.

Quisiera que el fiscal del Estado de este país y gente como él tomaran nota de que no hay nada más peligroso para una compasiva joven, que aborrece la violencia y los asesinatos, que aprender que no es la primera que se siente de esa manera, y además, oír que su país, su patria, también quiere apoyarla en esto, permitirle que se sienta como se siente.

En pocas palabras, saltémonos la parte cuando mi madre me dijo que no alistarse no es otra cosa que escupir a la cara de tu país. Saltémonos las horas pasadas en Internet y con libros, mis primeros intentos de coexistencia, o de estudiar la historia del pueblo palestino. Pasemos directamente a los 18 años, cuando nuestra joven superó su temor de escupir a la cara de su país, y equipada con su acostumbrada ingenuidad insoportable, solicitó la libertad que otrora ese país, hace mucho tiempo, le había presentado, mucho antes de nacer.

Fue un camino largo para eximirme del servicio militar regular, y el proceso me agotó, física y mentalmente. Supongo que sola no hubiera logrado hacerlo. Supongo que me habría rendido después de seis meses de una lucha agotadora, cuando mi padre me rogó que abandonara, que simplemente me alistara y actuara como todos los demás. Pero no estuve sola. Hubo maravillosas mujeres que me apoyaron, incluso si a veces, necesitaban cuatro llamados telefónicos por día. Me dieron fuerza y me apoyaron hasta que hice lo que creía que era lo correcto.

Así encontré mi hogar ideológico en New Profile. Así también me incorporé y llegué a ser yo misma una orientadora. Así, una noche, devolví un llamado a un hombre que me había dejado un mensaje, pidiendo ayuda de nuestra organización.

Resultó que el hombre al otro extremo de la línea, era mucho mayor que yo. Había combatido en varias guerras, y un reciente incidente traumático lo había llenado inesperadamente de recuerdos de esos tiempos. Estaba en un estado terrible – no podía dejar de contarme una historia tras otra. Yo había oído historias sobre los horrores de la guerra, pero escucharlas ahora, de una persona específica, concreta, aplastó algo dentro de mí.

Ya que New Profile no se propone, o por cierto no sabe cómo, ofrecer consejo a gente que sufre de desorden post-traumático, envié a ese hombre a Shovrim Shtika [Rompiendo el silencio]. Luego me senté en mi cama y lloré durante mucho tiempo. No pude dejar de pensar en mis propios padres.

Mi padre abandonó el ejército en una fase tardía de su vida. Había avanzado considerablemente en la jerarquía del ejército y participado en varias guerras. Mi madre había servido como enfermera en un hospital de campaña durante la Primera Guerra del Líbano. Conocían el precio que exige el militarismo. Sabían cómo eran las guerras y lo superfluas que siempre son. Pagaron un precio por la continua Ocupación – un precio que nunca pagaré. Y sin embargo, a pesar de todo, su mayor desilusión respecto a mi persona ocurrió cuando comprendieron que yo nunca participaría del sistema.

Ahora, por primera vez, vi lo que realmente me molestó y me disuadió todo el tiempo. Vi, por primera vez, la medida en la que mis padres son víctimas, en qué medida yo y mis hermanos también somos víctimas. Somos todos víctimas de una sociedad que envía a sus hijos a la lucha, que los educa, desde tan temprano, para perpetuar todo los que es feo y abyecto por naturaleza. Ese mismo hombre miserable que me llamó esa noche estaba profundamente avergonzado de su propia persona. No podía comprender por qué me decía todas esas cosas. Dijo: «Siempre pensé que de alguna manera cosas semejantes nunca suceden en la realidad. Nadie más dijo una sola palabra. Nadie actuó como si hubiera ocurrido algo erróneo. Pensé que todo se pasaba sólo en mi mente.»

Sólo unos pocos días antes de que me interrogaran sobre la horripilante organización arriba mencionada, fue el Día de la Independencia. Durante las celebraciones en el centro de Tel Aviv, pasé por la Plaza Rabin y oí a un coro cantando el texto de la Declaración de Independencia. El solista destacó la parte en la cual el Estado promete derechos a sus ciudadanos. Para resumir, cantó audazmente: «En breve: ¡Libertad!» Me sonreí. Sabía que existe la verdadera libertad, la libertad frente a un sistema que separa hasta la eternidad a pueblos que residen en la pequeña franja de tierra entre el río Jordán y el Mediterráneo, que mantiene viva la superioridad de hombres sobre mujeres, que estrangula la educación y la cultura. Y sabía que lucho por esa libertad con mis dientes y mis uñas y que estoy en buena compañía.

¿Pero qué parte de todo esto, podía transmitir al interrogador policial que me preguntó si hacía lavados de cerebro a candidatos al servicio militar? ¿Qué, de todo esto, podía gritar contra la acusación de participación en la falsificación de documentos, de incitación al fraude? ¿A quién podía decirle que tengo una sola verdad, y que, según mi punto de vista, la democracia es sólo una cosa?

http://www.newprofile.org/english/?p=102&preview=true#context-for-the-targeting-of-new-profile