Recomiendo:
0

Hay que recuperar nuestra soberanía política y económica

Fuentes: Rebelión

Una de las conclusiones más significativas que podemos sacar de las pasadas elecciones municipales sería que «la confluencia de los sectores progresistas en candidaturas unidas ha logrado imponerse y ganar ciudades y pueblos importantes en todo el Estado». En estos momentos, dando un ejemplo de humanidad y solidaridad, muchos de estos ayuntamientos han manifestado su […]

Una de las conclusiones más significativas que podemos sacar de las pasadas elecciones municipales sería que «la confluencia de los sectores progresistas en candidaturas unidas ha logrado imponerse y ganar ciudades y pueblos importantes en todo el Estado». En estos momentos, dando un ejemplo de humanidad y solidaridad, muchos de estos ayuntamientos han manifestado su deseo de acoger a refugiados que huyen de unas guerras injustas, no evitadas cuando no originadas por la OTAN (EEUU y Europa), con el único objetivo de controlar espacios geoestratégicos y las riquezas energéticas de esos países. Europa, con países tradicionalmente abiertos y de acogida, se ha vuelto insolidaria, quiere controlar el flujo incesante de seres humanos que huyen de la barbarie, del hambre y de la muerte. La desolación y el sufrimiento les está estallando en sus mismas narices.

Nuestro Gobierno, dando una muestra más de falta de sensibilidad hacia la desesperanza de millones de personas inocentes que buscan un refugio, cierra sus puertas y no admite más que a 2.749, de los casi 6.000 que Europa ha pedido que acepte. No nos puede extrañar esta decisión, pues su insolidaridad es aún más grave cuando, en sus cuatro años de gobierno, ha deteriorado gravemente el estado de derecho y el bienestar de millones de ciudadanos españoles.

Nuestro Presidente, Rajoy, está fuera de la realidad. Vende una recuperación que sólo él, su partido y los medios de desinformación afines se creen, pero que no perciben la inmensa mayoría de la población. No ha sido el PP el que ha marcado la política social, económica y laboral de nuestro país. El Gobierno ha sido un lacayo fiel y sumiso de las órdenes recibidas de la Troyka, lo que ha supuesto la pérdida de nuestra soberanía y la rebaja de nuestra democracia.

Voy a hacer un pequeño repaso de la situación en la que queda nuestro país, después de cuatro años de mandato:

– Aunque el paro sólo ha aumentado en doscientas mil personas, lo más grave es que el ochenta por ciento del creado es empleo temporal.

– Hay más de medio millón menos de ocupados. De los más de cinco millones de parados sólo perciben prestación el 28 % (algo menos de un millón y medio).

– El paro juvenil es insostenible. Se ha disparado al 50 %, sin contar los más de setecientos cincuenta mil que han tenido que emigrar.

– La Reforma Laboral ha acabado con muchos derechos conquistados. Según la Confederación Sindical Internacional (CSI), nuestro país ha caído al nivel 3 (de cinco posibles) junto a otros 35 países donde se producen «violaciones regulares de los derechos laborales», entre ellos, Albania, Marruecos, Argentina, Haití, Hungría o Rusia.

– Hay más de un millón y medio de hogares en los que todos sus miembros están en paro. Más de once millones de personas en situación de exclusión social.

– Este Gobierno ha pagado miles de millones de fondos públicos para el rescate de la banca, dinero suficiente para mantener la sanidad y educación públicas, las pensiones, las prestaciones al desempleo, la ayuda a los dependientes, la investigación, los préstamos a las PYMES y apoyo a las familias para no ser desahuciadas.

– La corrupción en el PP ha sido la norma en todas las instituciones en las que ha gobernado con cientos de militantes imputados, sin que la cúpula del partido haya hecho nada para atajar tanta perversión.

– Para hacer frente al gasto público, el PP ha buscado el dinero reduciendo los salarios, las prestaciones, las pensiones, arruinando el fondo de reserva de la Seguridad Social (ha dilapidado 34.000 millones de euros), privatizando empresas públicas rentables y servicios fundamentales (sanidad, educación, dependencia, aguas,…). No ha querido mejorar la situación económica buscando fondos en caladeros económicos poderosos: subiendo los impuestos a las grandes empresas y a los ricos, combatiendo el fraude fiscal y el dinero negro, acabando con la evasión de capitales y con los paraísos fiscales.

– La deuda pública se ha disparado a más de un billón de euros (100 % del PIB), cantidad totalmente impagable que hipoteca a varias generaciones.

Como podemos ver, la situación de nuestro país es mucho peor que cuando el PP llegó al Gobierno. No nos debemos dejar engañar por cantos de sirena que tergiversan la dura realidad que padece la inmensa mayoría de la población.

La irrupción de Podemos en la escena política supuso una convulsión en el bipartidismo. Al Gobierno le ha entrado el pánico porque percibe que perder el poder institucional le puede llevar al desastre. Sabe que si se levantan las alfombras de la podredumbre que esconde podrían acabar muchos de sus más altos cargos con los huesos en la cárcel. Por eso, desde las elecciones europeas, los ataques del PP y su circo mediático no han cesado (Errejón, Monedero, Zapata, Maestre, Carmena…) y han utilizado instituciones independientes, como la Agencia Tributaria, para acusar sin pruebas a personas relevantes de Podemos. Y seguirán. Manejarán, como lo han hecho, a determinados personajes de la judicatura y la fiscalía, para atacar sin piedad y con acusaciones falsas a todo lo que suene a cambio y regeneración, sea Podemos, Ahora Madrid, Barcelona en Común o Ahora en Común.

Su profundo miedo se extiende a la sociedad en general. Quieren evitar que la ciudadanía salga a la calle (manifestaciones y concentraciones -derechos recogidos en la Constitución-) a mostrar su disconformidad con la nefasta política del Gobierno. Para impedirlo aprueban la Ley de Seguridad Ciudadana (Ley Mordaza) que atenta gravemente a derechos fundamentales: principio de seguridad jurídica, derecho fundamental a la intimidad y a la libertad personal, derecho de defensa y la presunción de inocencia, derecho a la información,…

El Gobierno sabe, como ya ha ocurrido en Madrid (el 80 % de la deuda puede ser ilegítima, según el responsable del Área de Hacienda), que a medida que se hagan auditorías en las autonomías, ciudades o pueblos que han gobernado, se esclarecerán muchos más casos de corrupción con nombres y apellidos y se sabrá las empresas privadas que se han lucrado de fondos públicos. No digamos, si cambia el gobierno de la Nación y se averigua cómo se ha despilfarrado el dinero de todos los españoles.

Es imprescindible romper el lastre con esta Europa de los mercados, de los poderes financieros. Es necesario recuperar nuestra soberanía política y económica. Es urgente la unidad de todos los que desean transformar esta dura realidad (buscando la fórmula adecuada, como en Cataluña, C. Valenciana, Galicia,…) para que con un programa de mínimos (no más de 15 ó 20 puntos), que recoja los profundos cambios que nuestro país necesita, se pueda conseguir desbancar a estos corruptos del Gobierno, poner las instituciones al servicio de los ciudadanos y caminar hacia un país realmente democrático, solidario y justo.

Juan García Ballesteros. Presidente del Colectivo Prometeo y miembro del FCSM

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.