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Hervidero de conjeturas

Fuentes: IPS

Mientras el personal de los ministerios reformados esta semana por el presidente de Cuba, Raúl Castro, se prepara para «lo que vendrá», analistas y gente común barajan opciones, esperando que los cambios traigan mejoría a sus vidas. El estatal diario Granma publicó este miércoles el artículo en el que el ex presidente Fidel Castro aclaró […]

Mientras el personal de los ministerios reformados esta semana por el presidente de Cuba, Raúl Castro, se prepara para «lo que vendrá», analistas y gente común barajan opciones, esperando que los cambios traigan mejoría a sus vidas.

El estatal diario Granma publicó este miércoles el artículo en el que el ex presidente Fidel Castro aclaró el martes que el masivo reajuste de gabinete y ministerios, anunciado el lunes, cuenta con su apoyo.

Pero Castro revolvió el avispero de las conjeturas sobre las razones del sorpresivo relevo del canciller Felipe Pérez Roque y del secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, Carlos Lage.

Sin nombrarlos, pero refiriéndose a ellos como «los dos mencionados por los cables como más afectados», el ex mandatario dijo que la «miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos».

En contraste, el comunicado del Consejo de Estado que anunció el reajuste ministerial empleó en todos los casos un respetuoso «compañero» y el verbo «liberar» (del cargo) para referirse a las remociones.

«Yo te dije ayer que esto era un truene», comentaba una mujer a otra, ambas acodadas en el marco de sus ventanas y bajando la voz cuando por la vereda pasaba un grupo de turistas.

En el argot cubano, el funcionario «tronado» es aquel destituido «estruendosamente» del cargo y que marcha al «plan pijama», o sea para su casa.

«La reflexión de Fidel deja ver que hubo problemas con Lage y Pérez Roque, pero no da mayores explicaciones, habrá que esperar a que se aclaren más las cosas», comentó a IPS una fuente académica.

Menos cautelosa, una joven profesora universitaria estimó que los relevos de Lage y Pérez Roque causaron mayor sorpresa porque «para mucha gente en Cuba (ellos) estaban llamados a gobernar en el futuro».

«Ahora todos quisiéramos tener más información. La acusación de Fidel es muy seria», señaló otro profesor consultado.

Lage, de 57 años, es miembro del Buró Político del Comité Central del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) y fue reelegido vicepresidente del Consejo de Estado en febrero de 2008. Pérez Roque, de 43 años, es miembro de esa instancia de gobierno y del Comité Central del PCC.

Los dos integraron en el pasado el «Grupo de Coordinación y Apoyo del Comandante en Jefe», un equipo gubernamental de jóvenes cuadros encargados de la supervisión y ejecución de proyectos y asuntos priorizados por Fidel Castro. Las funciones de ese grupo marchaban paralelas a las de los ministerios.

Por su estado de salud, Fidel Castro desistió de una nueva reelección presidencial en febrero del año pasado, cuando fue investido presidente su hermano Raúl.

Se supone que, como parte de la institucionalidad buscada por el actual mandatario, ese tipo de estructuras alternativas dejan de tener sentido, y es bajo ese prisma que hay que entender, según analistas, los cambios gubernamentales que incluyen la fusión de algunos ministerios para concentrar esfuerzos y recursos y mejorar la eficacia.

Raúl Castro ha dicho que «la institucionalidad es uno de los pilares de la invulnerabilidad de la Revolución en el terreno político». En este aspecto, una de las decisiones «aplaudidas» del lunes fue la de «liberar» de sus responsabilidades como vicepresidente del Consejo de Ministros a Otto Rivero.

Este funcionario estaba encargado de la llamada «Batalla de ideas», un plan creado para el perfeccionamiento del socialismo en distintos terrenos. Incluía varios programas que ahora pasan a los «respectivos organismos inversionistas», según la información oficial.

«El nuevo gobierno quiere que los ministerios realmente hagan su papel. Esos organismos paralelos creaban una peligrosa dualidad de poder, concentrado en personas que no tenían que subordinarse al Consejo de Ministros, sin hablar de que se creaba una puerta al descontrol de los recursos», dijo a IPS un académico con experiencia en el tema.

Si bien algunos investigadores se mostraron escépticos ante las perspectivas abiertas por la reforma gubernamental que comenzó Raúl Castro esta semana, esta fuente reaccionó con entusiasmo y espera que, con el nuevo ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo, la empresa cubana comience a ser más competitiva, con menos trabas y más incentivos.

La fuente también aplaudió la fusión de las carteras de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, que quedó a cargo del titular de este último ministerio, Rodrigo Malmierca, a quien describió como «una persona con ‘millas de vuelo’, que sabe cómo se mueve la economía y la política mundial».

En opinión de este académico, que pidió no ser identificado, «Cuba está apostando a insertarse de verdad en el mercado mundial» y para eso tiene que resolver problemas internos y derogar, por ejemplo, disposiciones que hacen que «los almacenes (tiendas) del país estén constantemente desabastecidos» y complican a las empresas la exportación de sus productos.

La fuente también consideró muy acertada la designación como nuevo ministro de la Industria Sideromecánica al general de brigada Salvador Pardo Cruz, quien se desempeñaba como director general de la Unión de Industria Militar, contrariando críticas a la «militarización» del gabinete por la integración de varios jerarcas castrenses al equipo de gobierno.

Según este analista, los militares consiguieron modernizar la maquinaria bélica cubana con recursos, organización e iniciativa nacionales, una estrategia que puede ser transferida a la industria sideromecánica, descapitalizada por falta de coherencia en las políticas del ministerio.

No menos estratégico resulta el nombramiento de José Miyar Barruecos al frente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, junto con el traspaso a ese organismo del polo científico, que hasta ahora dependía directamente del Consejo de Estado. «Nadie sabe de la ciencia cubana más que él», opinó la fuente.

Con esta decisión también se eliminan injustas diferencias que existían entre el tratamiento del Polo Científico del Oeste de la Habana y el de otros polos científicos del país, opinó. «Creo que ‘Chomi’ (como se conoce a Miyar) va a dar un vuelco a la ciencia y a los científicos, un sector llamado a convertirse en una fuerza productiva dinámica en el país», consideró el experto.

La biotecnología cubana, cuyo desarrollo comenzó en 1998, está generando exportaciones que superan los 300 millones de dólares anuales, según informes no oficiales, y es creciente el interés de países que mantienen buenas relaciones con Cuba por operaciones conjuntas de intercambio y transferencia de conocimientos.

«Cuba está avanzando en la creación de condiciones para dar el salto y salir del hueco, y se va a convertir en un país eficiente, donde el trabajo vuelva a ser la fuente de reconocimiento social, insertado en un mundo diverso desde la diversidad, y que le va a tocar a Raúl el mérito de haber lanzado esta cruzada», dijo el académico.