Mientras la entidad sionista israelí perpetra un exterminio contra la población palestina, al mismo tiempo promueve, con absoluta hipocresía y buscando réditos políticos, económicos, diplomáticos y de imagen, el que personajes públicos se conviertan en custodios de la memoria de un Holocausto convertido en un concepto exclusivo y excluyente.
Estas letras nacen frente a la noticia que la embajada de Israel en Chile, junto a la comunidad sionista de este país sudamericano, han decidido implementar el proyecto “Guardianes de la Memoria” en el marco de lo que fue la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas del Holocausto. Y, también tiene el sentido de emplazar a aquellas mujeres y los hombres que serán los que lleven a la práctica esta idea, parte del arsenal de acciones que el sionismo implementa para limpiar su imagen.
El sionismo busca figuras públicas
La citada conmemoración refiere al Día que el Ejército Rojo Soviético, el día 27 de enero del año 1945, liberó a los sobrevivientes que permanecían en el campo de Concentración y exterminio de Auschwitz. Hoy, transcurridos 76 años de aquel evento y bajo el rimbombante nombre de “Guardianes de la Memoria” se pone en marcha esta empresa político-comunicacional, liderada por la Embajada de Israel dirigida por la hacendosa embajadora de esta entidad, la cientista política de origen argentino Marina Rosenberg, junto al Museo Interactivo Judío de Chile, Fundación Memoria Viva, Archivo Judío y Yad Vashem. Para visibilizar este proyecto se invitó a participar entre otros, a personajes de la farándula como es el caso de la modelo Tonka Tomicic (convertida al judaísmo el año 2014 adoptando así la religión de su marido), la periodista Mercedes Ducci. También está presente el economista Joseph Ramos, como también el escritor Pablo Simonetti (reconocido por la comunidad sionista chilena por su trabajo con la Fundación Iguales en defensa de la diversidad y la inclusión). Se suma al político y ex ministro concertacionista José Antonio Viera Gallo (quien presidió el Instituto chileno-israelí de cultura entre los años 2011 al 2015) y el psiquiatra Marco Antonio de la Parra.
El objetivo de este proyecto es que cada uno de los personajes mencionados apadrine a lo que denomina un sobreviviente del Holocausto avecindado en Chile con el objetivo de “conocer y difundir su historia, en pro de la tolerancia, la integración social, el respeto a los derechos humanos en general y las minorías en particular”. A su vez los denominados “Guardianes” convertidos en voces públicas de sus apadrinados, asumieron el desafío de contar la historia de estos hombres y mujeres, a través de sus redes sociales, publicaciones en medios de comunicación, charlas y conferencias. ¿Cuál es el beneficio para los padrinos? ¿Sólo la satisfacción de participar en un proyecto que los conmueve? ¿Apoyar sin más a un país y su régimen encandilados por sus avances tecnológicos, el número de ciudadanos vacunados contra el Covid 19 o por difundir que son una sociedad tolerante y diversa?
Y no hablo de beneficios económicos sino de aquellos que implican el ser agasajados, bendecidos, invitados a conocer la “tierra prometida” para ese “pueblo elegido” que comenzó a colonizar Palestina desde fines del siglo XIX para terminar ocupando el 75% del territorio total. Una entidad que habla de diversidad pero excluye de derechos civiles a la población no judía como lo establece la ley de estado nación judía aprobada en julio del año 2018. Un régimen que declara a su capital Tel Aviv como ciudad Gay Friendly mientras a pocos kilómetros se erige un muro de segregación, apartheid y odio que aprisiona a la población de Cisjordania o establece un bloqueo brutal contra dos millones de palestinos en la Franja de Gaza.
El proyecto de Hasbara (explicación o esclarecimiento en hebreo) “Guardianes de la memoria” será utilizado así como herramienta de relaciones públicas y diplomacia en el mismo ámbito que sirve, como en otros proyectos, para lavar la imagen del régimen israelí con relación a la colonización y ocupación que llevan a cabo contra el pueblo palestino y su territorio. La excusa para convocar a estos guardianes del siglo XXI es responder la pregunta: “Cuando ya no estén nuestros sobrevivientes, ¿quiénes recordarán sus historias?» Evidentemente, serán ellos los que porten la antorcha que impida que la luz del recuerdo se apague y con ello garantizar que el usufructo de otros 100 años del Holocausto impida centrarse en los crímenes cometidos por aquellos, otrora víctimas y hoy victimarios.
El doble rasero es tan evidente que resulta vergonzoso sólo pensar en hacerse parte de un proyecto de tamaña hipocresía. Tal vez los mencionados guardianes no manejan toda la información y se hace necesario que reformulen su participación o simplemente, dominan lo que acontece en Palestina y son cómplices de los atropellos a los derechos humanos de la población palestina. Es indudable, Sra. Tomicic y Ducci, señores Ramos, Viera Gallo, de la Parra y Simonetti, investidos del grado de Guardianes de la Memoria, de aquellos sindicados como sobrevivientes del holocausto, que la memoria es un acto esencial, nos permite tener presente aquellos hechos, tanto positivos como de corte negativo que han marcado nuestra vida.
En el entendido, y establezcamos esto como una convención, que la memoria es aquella capacidad del cerebro de retener información y recuperarla en forma voluntaria. Por tanto, se trata de aquella facultad que nos permite recordar hechos, situaciones, ideas, acontecimientos, sensaciones, relaciones entre conceptos y hechos y en general, todo tipo de estímulos que ocurrieron en el pasado. En este plano, creo que la memoria tiene una connotación que más allá de la capacidad del cerebro adquiere connotaciones más emotivas, subjetivas, vinculadas a aspectos menos racionales que lo asimilan al recordar, el volver a pasar por el corazón como etimológicamente podemos definirlo a partir de la palabra latina recordis. Volver a pasar por el símbolo del amor, del dolor, de sentimientos variados, aquellos sucesos, aquellas situaciones que hemos vivido y que nos han marcado.
Es por esto señoras y señores proclamados por Israel como “Guardianes de la memoria” que he considerado necesario denunciar y al mismo tiempo hacerles un llamado de alerta a su participación en una operación de maquillaje por parte del sionismo. Denunciar al régimen israelí por llevar a cabo una verdadera batalla por la apropiación de la memoria desde el punto de vista político y concretar la idea que este concepto y sus ramificaciones sean exclusivos y excluyentes de lo que han dado en llamar la “memoria judía”. Una doxa y una praxis que surge en virtud de los crímenes cometidos por el Tercer Reich, el régimen nacionalsocialista alemán entre los años 1933 y 1945 y la persecución cometida, entre otros, contra aquellos ciudadanos alemanes de creencia judía y de aquellos creyentes de esta religión, en aquellos países europeos donde la maquinaria bélica alemana invadió sus hogares.
Creo que cada uno de ustedes como profesionales, gente vinculada al mundo de las letras y la política tiene en su formación y análisis de los hechos un sentido crítico. Recuerden, que terminada la segunda guerra mundial el sionismo fue apropiándose como una especie de franquicia y con una conducta excluyente del recuerdo de aquellos crímenes denominándolos Holocausto (Shoá) dejando fuera de este martirologio a los 25 millones de ciudadanos soviéticos, que también sufrieron una política de exterminio a manos del nazismo. A los cientos de miles de gitanos, homosexuales y personas con deficiencias mentales asesinados cruelmente. Como también a cientos de miles de prisioneros de guerra aliados, la oposición política alemana y los países ocupados que entregaron su vida en esos campos de concentración, una afrenta a la humanidad, tal como lo representan los campos de concentración llamados Franja de Gaza y Cisjordania.
Recuerden que cientos de miles de soviéticos murieron en campos de concentración por el sólo hecho de ser considerados una raza inferior. Millones fueron masacrados al paso de las hordas del nacionalsocialismo, empeñado en hacer desaparecer a los ciudadanos del “régimen rojo” contando para ello con el beneplácito de fuerzas occidentales que demorarían 3 años en abrir el llamado frente occidental a través del desembarco de Normandía. Este número de seres humanos, hombres, mujeres, entre ellos millones de niños no son parte de este recordatorio impulsado por el régimen israelí, nada que no sea lo estrictamente “judío” es digno de guardar su memoria. Los goyim (no judíos) no cuentan en su idea de memoria del Holocausto y tal realidad está lejos de ser considerarlo un proyecto tolerante, integrativo, inclusivo y de respeto a los derechos humano
Para vuestro conocimiento Sra. Tomicic, Ducci, señores Ramos, Viera Gallo, Simonetti y de la Parra, el intelectual estadounidense de familia cuya creencia es el judaísmo, Norman Finkelstein, cuya madre y padre fueron víctimas de campos de concentración en la segunda guerra mundial, en Majdanek y Auschwitz, es autor de un libro que creo es indispensable lo lean para tener una visión muy distinta a aquella que han solido conocer. Finkelstein no es ni un negacionista ni un “judío que odia a los judíos” ni un conspiranoide. Es un académico de excelencia que escribió un libro fundamental a la hora de entender el comercio tejido en torno a los crímenes cometidos por el nacionalsocialismo y en específico contra aquellos europeos de creencia judía: “La industria del holocausto” es el libro de Finkelstein y que ha demostrado ser un arma ideológica indispensable.
Este intelectual sometido hoy al escarnio y persecución del sionismo por su honestidad ha develado que la memoria del holocausto no comenzó a adquirir la importancia de la que goza hoy hasta después de la Guerra del año 1967, que permitió contar desde allí con la incondicionalidad de Washington, que comenzó a considerar a Israel como un importante aliado en Oriente Medio. Para Finkelstein “El despliegue del holocausto ha permitido que una de las potencias militares más temibles del mundo (nos referimos a Israel que además está dotado de armas nucleares) con un espantoso historial en el campo de los derechos humanos, se haya convertido en sí misma en un Estado “víctima” y que el grupo étnico más poderoso de los Estados Unidos haya adquirido el estatus de víctima. Esta engañosa victimización produce considerables dividendos; en concreto, la inmunidad a la crítica, aun cuando esté más que justificada. Debo añadir que quienes disfrutan de dicha inmunidad no está libres de la corrupción moral que suele irle aparejada.
El propio Norman Finkelstein lo confiesa respecto a por qué a sus padres les extrañaba tanto que lo enfureciera la falsificación y la explotación del genocidio nazi: “el motivo más evidente de mi ira es que esta manipulación se haya empleado para justificar la política criminal del estado de Israel y el apoyo estadounidense a la misma. Pero también tengo un motivo personal. El recuerdo de la persecución de mi familia no me es en absoluto indiferente. La actual campaña lanzada por la industria del Holocausto, para obtener dinero de Europa mediante un chantaje realizado en nombre de las víctimas del Holocausto necesitadas ha rebajado la categoría moral del martirio de mis padres a las de un casino de Monte Carlo”.
Duro testimonio, señoras y señores, miembros del cuerpo de Guardianes de la memoria, que les invito a leer. Así, al cumplir el papel de guardianes al cual se han comprometido, en sus libros, en sus ensayos, en sus testimonios, podrán, como no, brindar su apoyo a esos martirizados del terror nazi pero también pasará por sus mentes que podrían hacerlo por aquellos que hoy, como es el pueblo palestino, son sometidos a crímenes de lesa humanidad por los mismos que hoy los convocan a guardar la memoria de los crímenes a los que fueron sometidos hace más de siete décadas atrás.
No olviden la otra cara de Israel
No tengo más que palabras de aliento a vuestra labor de ser testigos y guardianes de la memoria de aquellos hechos que no pueden ser olvidados, pero… es mi deber también recordarles otros aspectos vinculados a aquellos que os invitaron a ser parte de este proyecto. Israel es un régimen que ocupa hoy territorios que no les pertenece, que desde el año 1948 ha generado en la sociedad palestina lo que se denomina la Nakba (la catástrofe) que implicó la expulsión de 800 mil hombres y mujeres de aquellos territorios que Occidente, con su carga de conciencia por los crímenes del nacionalsocialismo, recomendó fueran parte de un Estado judío, a costa de un pueblo que no tuvo responsabilidad de una guerra acaecida en Europa.
En el año 1948 Palestina, mediante el nacimiento de una entidad ajena a la región, perdió el 56% de su territorio, que en la guerra del año 1967 implicó ver incrementada la pérdida territorial y ser ocupada la Franja de Gaza y Cisjordania, que hasta el día de hoy sufren las políticas de colonización y ocupación. Una Franja de Gaza convertida en el campo de concentración al cielo descubierto más grande del mundo. Dos millones de seres humanos sometidos desde el año 2006 a un bloqueo terrestre, aéreo y naval de enorme brutalidad. Cisjordania convertida en una tierra surcada de bantustanes, con un muro de apartheid de 720 kilómetros de largo que se adentra por el territorio separando familias, ciudades, pueblos, aldeas, destruyendo campos de cultivo, impidiendo el libre desplazamiento de su población.
Una tierra donde 650 mil colonos de origen extranjeros se han asentado en áreas propiedad de palestinos y del cual han sido usurpados. Con carreteras exclusivas para uso de esos colonos armados hasta los dientes y de los cuales el 10% son de origen estadounidense y al menos 10 mil chilenos de creencia judía que se han traslado a dicha zona. Todo ello violando la carta de las Naciones Unidas y el Convenio de Ginebra, lo que convierte dicha acción en crímenes de guerra.
Sra. Tomicic y Ducci, señores Ramos, Viera Gallo, de la Parra y Simonetti el llamado no es que dejen de guardar la memoria de aquellos que han sufrido la violencia por ser lo que son y así dar a conocer y difundir su historia, en pro de la tolerancia, la integración social, el respeto a los derechos humanos en general y las minorías en particular. La petición es que con el mismo entusiasmo con que harán este trabajo se interioricen sobre lo que sufre el pueblo palestino con el cual Israel, el sionismo, sus políticos, militares y colonos no son tolerantes. Millones de seres humanos, que no son integrados en esa Palestina histórica denomina Israel a partir del año 1948 y que posee el 20% de su población de origen palestino. Donde el respeto a los derechos humanos es simplemente una ilusión.
Una Palestina actual – considerando Cisjordania y Gaza – sometida a la segregación y el apartheid. Una nación que sufre del antisemitismo impulsado por el sionismo, a la cual se le impide el retorno de su población refugiada. Una Palestina que día a día sufre el asesinato de sus hijos e hijas. Una nación donde su población es considerada subhumana, seres inferiores, sufriendo ejecuciones, asesinatos selectivos. Con siete mil prisioneros políticos sometidos a premios y torturas. Con una población penal donde se hacinan 400 menores de 16 años. Una tierra palestina cuya memoria pretende ser invisibilizada, sometida al robo de su historia, su arqueología, su vestuario y comida.
El guardar la memoria del pueblo palestino está en plena ejecución, contra un enemigo poderoso como lo es el sionismo dotado de ingentes recursos y alianzas de potencias que apoyan este proceso de dominio, pero esta batalla es dolorosa, sangrienta. Les invito cordialmente que se interioricen de lo que está aconteciendo en Palestina, que sean capaces de leer palimpsestos, que ocupen su influencia social, política y comunicacional, para exigir que termine el antisemitismo impulsado por Israel contra el pueblo palestino, que termine el exterminio de un pueblo que sólo anhela su autodeterminación.
Sra. Tomicic, usted que se vincula al mundo del espectáculo, sea entonces parte de un evento donde se apoye la autodeterminación del pueblo palestino pues esto que es evidentemente es político lo es como su participación en el papel de guardián de la memoria. Sra. Ducci, en su papel de periodista tiene mucho que comunicar. Sr. Ramos, conozca cómo se ha expoliado y usurpado al pueblo palestino impidiendo su desarrollo político y económico. Viera Gallo, en su tarea política puede influir para lograr una condena a estos crímenes del sionismo. Sr. Simonetti, no basta que la entidad sionista se declare una sociedad tolerante con las minorías mientras a pocos kilómetros erige un muro de 9 metros de altura donde se encierra a la población palestina. Sr. de la Parra, es necesario que usted como psiquiatra conozca y admírese de la resiliencia de los hombres y mujeres palestinos capaces de enfrentar situaciones traumáticas y seguir con la esperanza de ser libres.
Un pueblo palestino que es torturado, impedido de acceder a la vacuna para combatir el Covid 19 por decisiones de la potencia ocupante. Mientras Israel se presenta al mundo, vendiendo su imagen de país eficiente que lleva ya un porcentaje importante de su población vacunada, los presos políticos palestinos en las cárceles sionistas se hacinan y se les niega el acceso médico. Como también que la bloqueada Gaza tenga posibilidades de contender contra la pandemia. Recuerden ustedes que el IV Convenio de Ginebra obliga a la potencia ocupante a procurar y asegurar la salud de la población ocupada. El sionismo y su antisemitismo en cambio lo que busca es el exterminio tal como el nacionalsocialismo lo hacía con sus víctimas, el nacionalsionismo lo concreta con Palestina.
El guardar la memoria de algunos no puede ser freno para sacar a flote la memoria y los derechos de otros. Usted Sra. Tomicic, Sra. Ducci, señores Ramos, Viera Gallo, Simonetti y de la Parra tienen una obligación moral. No se dejen cautivar por los cantos de sirena de una entidad que quiere mostrarse como una sociedad pluralista, tolerante, avanzada. Una sociedad que quiere entregar el conocimiento de materia acuífera mientras le niega y usurpa el agua al pueblo palestino. Un régimen que mientras planta miles de árboles en memoria de sus muertos, arranca de cuajo olivos centenarios de campesinos sin posibilidad de recuperar lo expoliado. Israel es, simplemente, un régimen, que ha hecho del crimen, su sustento diario.
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