Isabel Pérez nació en Ejea, un pueblo aragonés cercano a Tudela. Tras estudiar periodismo en Madrid tomó el camino a Oriente Medio. Líbano, Siria, Jordania… tras aprender árabe en Egipto y persa en Irán, el 2013 decidió instalarse permanentemente en la Franja de Gaza. Desde entonces, mediante su presencia en las redes sociales y su […]
Isabel Pérez nació en Ejea, un pueblo aragonés cercano a Tudela. Tras estudiar periodismo en Madrid tomó el camino a Oriente Medio. Líbano, Siria, Jordania… tras aprender árabe en Egipto y persa en Irán, el 2013 decidió instalarse permanentemente en la Franja de Gaza. Desde entonces, mediante su presencia en las redes sociales y su trabajo para Hispan TV, El Mundo o ElDiario.es, entre otros medios, se ha convertido para muchos en la voz y rostro de lo que ocurre en la mayor «cárcel» a cielo abierto del mundo. Es la única periodista española que reside en Gaza.
¿Por qué Gaza?
Aquí tienes al culpable (dice mientras señala su compañero sentimental, Mussa’ab Bashir). Él me avisó de que no sería sencillo. Yo le dije que había vivido en Egipto y que seguramente sería parecido, pero, evidentemente, ha sido mucho más complicado. No sólo por el acoso psicológico constante del Ejército de aire israelí o por el bloqueo, la sociedad de Gaza está en crisis porque cada día se ve más encerrada, y la gente se va encerrando más en sí misma y en la religión. Y eso afecta.
A pesar de que tu compañero es gazatí, no entrasteis en Gaza a cielo abierto.
En 2013 la frontera estaba medio abierta. Eran tiempos de Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes en Egipto y su filial Hamas en Gaza. Pero aun así había restricciones. Por ejemplo, Mussa’ab para salir de Gaza tenía que pagar 500 dólares, hoy en día se paga mucho más. Así que, muy a mi pesar, porque no me gustan los lugares cerrados, entramos en Gaza por un túnel. Yo pensaba que aquello iba a ser mucho más complicado, pero al final fue un tranquilo paseo de dos minutos. Estaba muy normalizado. Demasiado normalizado.
Es como escapar de una cárcel, pero al revés.
Exactamente, nos metimos en ella. Al poco cayó Morsi en Egipto y Gaza sufrió un bloqueo mucho peor.
¿Cómo recuerdas los primeros meses?
Los primeros reportajes y entrevistas fueron realmente duros porque vi cómo la gente vivía precariamente, siempre con la promesa de ayudas que no llegan de la comunidad internacional. Y, desgraciadamente, también me di cuenta de algo más doloroso aún: los propios políticos palestinos del otro lado de Palestina, en Cisjordania, también se olvidaban de la Franja de Gaza. A ello súmale las consecuencias del bloqueo israelí: cortes constantes de electricidad, escasez de agua potable… Por ejemplo, imagínate lo que es en pleno invierno volver a casa tras ir a informar sobre barrios inundados por las aguas residuales, y no poder ducharte porque no hay agua caliente, cubierta de suciedad hasta el cuello. Pero la gente sobrevive. No me imaginaba que la gente iba a tener tal paciencia para aguantar esas condiciones denigrantes.
¿Existe normalidad o cotidianidad en Gaza?
Algunos dicen que «es que en Gaza ya estáis acostumbrados». Odio ese verbo. Una persona nunca se acostumbra a vivir con tan poca dignidad. La gente desarrolla una resiliencia, pero eso también se va erosionando. Llegará un punto en que no habrá salida. Por el agua contaminada del acuífero gran cantidad de personas contraen bacterias dificilísimas de combatir. Yo misma he pasado dos meses con antibióticos por una salmonela tifoidea. Cuando fui a hacerme los análisis de sangre, la propia enfermera se reía y decía «yo también la tengo, vive con ello, no pasa nada».
Expertos dicen que en 2020 Gaza será un lugar inhabitable. Eso es real. Hay muchos casos de cáncer, muchísimas mujeres con cáncer de pecho y sin medicación adecuada, niños y niñas con insuficiencia renal… Muchas de las enfermedades están relacionadas con el saneamiento e infraestructuras. La mayoría de las aguas residuales van a parar sin ser tratadas al mar o a zonas agrícolas, porque sin electricidad no se pueden tratar. Es imposible encontrar una persona totalmente sana físicamente en la Franja de Gaza.
Has hablado de un genocidio a cámara lenta.
Es algo maquiavélico. Yo creo que está todo pensado. En 2005 el Ejército israelí se replegó alrededor de Gaza y entonces pensaron el bloqueo. El geógrafo que diseñó el bloqueo, Arnon Soffe, hoy profesor de la universidad de Haifa, dijo: «Vamos a hacer que estos animales se conviertan en más animales».
Y en eso llegó la guerra.
Era julio de 2014. Yo nunca había cubierto una guerra. Cuando tienes a tus vecinos evacuados, no sabes si van a bombardear la casa de al lado, la tuya… y al mismo tiempo tienes que trabajar, mantenerte fría. Es muy difícil. Mis compañeros de trabajo palestinos me grababan en directo con una cámara en la mano y en la otra el teléfono móvil por si les llamaba su mujer a kilómetros de distancia.
A las dos semanas de guerra tuvimos que evacuar la torre de los periodistas situada en medio de la ciudad de Gaza, y no porque nos avisasen de que iban a bombardearla, sino porque lo intuimos. Menos mal que nos fuimos porque el último piso lo destrozaron. Allí estaba un canal de la televisión de Hamas. En medio de un alto el fuego fui a cubrir la evacuación de uno de los pueblos más bombardeados, al volver me tomé el privilegio de ver a mi suegra. Subes a casa, miras a tu alrededor, y dices ¿qué hago? ¿Me llevo algo de casa? Al final no cogí nada, no merece la pena.
Son varios los periodistas, como Yolanda Álvarez, excorresponsal de TVE, o Javier Martín de EFE, relevados de sus funciones en Palestina como consecuencia de las presiones de Israel. ¿Hasta dónde llega el lobby sionista?
La embajada de Israel en España funciona así. Escribes un artículo y ellos mandan una carta o email con los puntos en los que están en discordancia, achacándote que has mentido intentando desacreditarte como periodista. A veces funciona como en los dos casos que apuntas. A Yolanda me la solía encontrar, trabajaba en el terreno, no estaba metida en los hoteles. Ella trabaja para un medio con mucha audiencia y fue un blanco fijo. Fue expulsada, al igual que hicieron con Martín o con el corresponsal de entonces de El País.
Durante la guerra intentaron hacer un vacío informativo. Un día me llamaron de El Mundo y me dijeron «hemos recibido una carta de la embajada de Israel diciendo que evacuemos a nuestra corresponsal porque la situación va a ser más peligrosa». Es la manera de Israel de desentenderse de cualquier responsabilidad ante posibles ataques a periodistas. Yo soy freelance, no me podían obligar, así que continué trabajando, pero muchas colegas tuvieron que irse obligadas por sus medios y otras se fueron por propia cuenta pensando que iban en serio. Cada día se notan las presiones del aparato israelí.
No son muchas las mujeres periodistas que realizan un trabajo como el tuyo.
Es complicado abrirte paso en el mundo del periodismo. Es importante conocer el idioma de donde trabajas, en mi caso el árabe. Para mí ha sido esencial, ya sea para leer las noticias de los medios locales, comunicarte con la gente o para escuchar las radios de las milicias, por ejemplo. Pero a pesar de tener ese plus, parece que los medios siguen sin confiar demasiado en las mujeres periodistas. Prefieren utilizar la imagen de la mujer periodista en «terreno hostil» para atraer a más espectadores, como si fuese una figura vulnerable a proteger. No es más que una mera utilización, un artilugio para vender más. Yo trabajo para HispanTV, que pertenece al eje de la resistencia islamista, y el uso de la mujer como objeto es menor, pero también ocurre.
¿Cuál es el panorama de los medios de comunicación palestinos?
No tienen ninguna protección. En Gaza el bombardeo de oficinas de medios de comunicación de Hamas ha sido usual. Los periodistas que trabajan ahí son meros redactores, operadoras, cámaras, presentadores… no tienen que ver con el movimiento en sí. Ellas no deciden lanzar un cohete. Nunca verás a Reporteros Sin Fronteras entrevistar a un periodista atacado que trabaje en un medio de Hamas. Y lo mismo ocurre con otros medios cercanos a la Yihad Islámica.
El primer ataque contra un periodista en la guerra del 2014 fue a la vuelta de la esquina de nuestra oficina. Yo estaba en medio de un directo, escuchamos la explosión y los compañeros me avisaron de que habían bombardeado a un periodista cuando entraba en un coche señalizado de arriba a abajo como prensa. Son un blanco.
El pasado julio una nueva orden del jefe del Tribunal Supremo de Cortes de Sharia’ (Cortes Islámicas) en Gaza ordenó que los hombres que se declaren víctimas de violencia doméstica podrán conseguir el divorcio. ¿Cómo definirías la situación de la mujer en Gaza?
Por suerte hay muchas organizaciones de mujeres que llevan años luchando contra el patriarcado, al mismo tiempo que contra la ocupación israelí. Cuando lanzaron esta nueva ley, ellas se manifestaron condenándola rotundamente. Incluso ONG de derechos humanos palestinas también la denunciaron. Es un artificio de Hamas para que en los divorcios el hombre no tenga que pagar el dinero correspondiente a la mujer -varios miles de dólares-. Hay muchísimos casos de violencia. Hay familias que incluso obligan a la mujer a callarse o que casan a sus hijas muy jóvenes eligiendo a sus maridos. La Franja de Gaza es un lugar aislado, bloqueado. Al contrario que Cisjordania, no entran personas de diferentes lugares o palestinos que vuelven de la diáspora. Y además hay mucha censura.
Según estudios del Instituto de la Mujer de la Universidad de Birzeit, el aumento de la violencia de género está relacionado con el aumento de la violencia israelí y sus políticas de ocupación.
Sí, después de la guerra del 2014 aumentó la violencia de genero contra las mujeres. Según el Banco Mundial, la Franja de Gaza es el lugar con mayor tasa de paro del mundo. Entonces, ¿cómo pagan los hombres esa frustración? Con violencia contra las mujeres y contra los hijos e hijas. Las mujeres intentan sacar adelante como sea la casa y la familia con lo poco que tienen. A los hombres los ves en la cafetería sentados tomando una shisha. Si dejaran la administración a las mujeres las cosas cambiarían a mejor. Por ejemplo, en la Palestina actual dividida políticamente son las mujeres de Gaza las que cada semana se manifiestan en frente del Consejo Legislativo a favor de la unidad de las fuerzas políticas palestinas.
El feminismo en el mundo islámico. Ése gran desconocido.
Lo que hacen las feministas islámicas es intentar aplacar la narrativa del patriarcado islámico, utilizando nuevas interpretaciones del Corán. Pero claro, el patriarcado también juega sus cartas. Por ejemplo, en una familia con un hijo y dos hijas, es habitual que sus esfuerzos económicos se dediquen a la formación del hijo y no de las hijas. El conocimiento es el poder para poder defenderse de este tipo de patriarcado basado en la interpretación de unas escrituras.
Si el fútbol es el opio del pueblo, ¿qué es la religión?
La religión para muchas personas puede ser opio, pero por sus malas interpretaciones. Yo no rijo mi vida por ninguna religión, pero si la tienes creo que debes tener interés en conocerla bien para poder interpretarla tú mismo, sin que te lo digan los demás. Hay que estudiarla. Si fuese así, en Gaza y en el mundo islámico en general, se daría un mayor empoderamiento de la mujer. Yo he visto a chicas jóvenes hablar del velo como una prenda obligatoria. Les preguntas sobre el porqué y su respuesta es repetir miméticamente lo que su padre, el patriarca o el mokhtar de la familia les ha dicho. Si estas chicas tuviesen la posibilidad de leer, educarse y compartir ideas, las cosas serían muy diferentes. Al final y al cabo, la falta de formación es una forma de control.
¿Dónde empieza la política y donde acaba la religión?
Para los Hermanos Musulmanes no hay diferencia entre religión y política. Hamas absorbió las creencias de la Hermandad Musulmana y las ejerce con prepotencia. Piensan que la suya es La Verdad, ellos son El Islam. No hay debate posible. Son prepotentes con los musulmanes que no siguen su línea y con las mujeres.
Hamas llegó al poder sin estar preparados para ello. En las entrevistas o ruedas de prensa te das cuenta de que la versión de la realidad que dan es muy débil y mediocre. Sólo queda vivo uno de los fundadores de Hamas, Mahmod az-Zahar, y ya es una persona muy mayor. Los jóvenes como Ismail Haniyeh están más interesados en quedarse con la poltrona que en mejorar la Franja de Gaza. Es política, como ocurre en el resto de los lugares del mundo.
Y entre tanto aparece el Daesh o Estado Islámico.
El wahabismo obviamente también ha tenido su influencia. Hay salafíes en Gaza, pero no son muchos porque Hamas los tiene muy controlados, han destruido alguna de sus mezquitas, los persiguen, los encarcelan… Tienen puntos en común y uno de ellos es Sayyed Qotb, la misma fuente ideológica de los Hermanos Musulmanes, Yihad Islámica, wahabíes, salafíes…
Aun así, nunca he conocido a nadie en Gaza que esté a favor del Daesh, incluso entre los más ortodoxos religiosos. La mayoría ve inaceptable asesinar a otros musulmanes o personas de otras religiones. Nadie ve con buenos ojos quemar vivo dentro de una jaula a un piloto jordano y difundirlo en vídeo, tal y como hizo el Daesh en sus inicios.
¿Las facciones políticas palestinas son parte de la solución o del problema?
Las facciones en sí no lo son, el problema son las personas que las forman. Son proxis de otros Estados.
¿Todas?
Prácticamente, sí. Se han convertido en marionetas de otros Estados para controlar la zona y ganar influencia. Al mismo tiempo, Israel ejerce su papel activo de divide y vencerás. Por ejemplo, la guerra del 2014 la iniciaron justo dos meses después de alcanzarse el acuerdo entre Fatah y Hamas.
Es decir, lo de la casta no se lo han inventado en Madrid.
No, hay mucho dinosaurio en Palestina también. Hace falta una limpieza de sillas. Dentro de todas las facciones hay gente válida, pero a menudo están imposibilitados en la toma de decisiones. Hay facciones más neutrales, como la Yihad Islámica. Hoy en día funciona de catalizador y pacificador entre fuerzas políticas, incluso con Egipto, que siempre ha sido el principal mediador para los acuerdos de paz o altos el fuego.
Si hubiese una Primavera Árabe en Palestina, ¿debería ser en contra de las propias estructuras políticas palestinas?
Sí, y se habla de ello. Hay mucha gente frustrada políticamente que no se ve representada por ninguna facción. Son de izquierdas, pero no saben por dónde tirar. De hecho, en octubre iba a haber elecciones y han sido las propias fuerzas políticas las que las han paralizado. Había mucha gente que no iba a votar. Falta representación como ocurre en casi todos los países.
Dame tu opinión sobre tres posibles caminos en pos de la solución del conflicto en Palestina. Primero, la lucha armada.
Cuando entré en la Franja de Gaza pensaba que quizás servía como forma disuasoria para que no hubiese tantos ataques. Pero ahora no creo que ni siquiera sirva para eso porque la capacidad militar israelí es demoledora. No dejan títere con cabeza. Si no existiesen las facciones armadas palestinas no creo que Israel ocupase la Franja de Gaza porque ya no hay nada que les resulte rentable, pero quizás impondrían un estado marcial. Y en consecuencia la población viviríamos peor.
La lucha armada hoy por hoy lo veo poco práctica, tanto como las negociaciones de paz. Hoy en día las negociaciones sólo sirven como excusa a Israel para obtener una moratoria para las colonias, para conseguir más impunidad y para presentarse ante la comunidad internacional como la única fuerza democrática en la zona.
Segundo, la vía diplomática internacional.
Es muy engañosa. De hecho, no se lo cree nadie, ni la propia gente de Fatah. Además, según las Naciones Unidas existe el derecho inalienable al retorno y la solución diplomática deja a un lado a los millones de desplazados palestinos. Ya no existe la solución de dos Estados. Es imposible. Y tampoco es posible que los palestinos de Cisjordania formen un Estado con Jordania o que las palestinas de Gaza se unan al Estado de Egipto. No es lógico.
Tercero, la presión de la sociedad civil palestina e internacional, el boicot y sanciones a Israel… ¿Son suficientes?
No, claro que no. Ésa no es la salida a la paz, es una forma de comportamiento solidario responsable ante el comportamiento grotesco de Israel. La sociedad civil mediante el BDS está haciendo un papel que corresponde a los Estados. Los Estados sancionan a Rusia o a Irán constantemente, pero nunca a Israel.
Para algunos la creación de un Estado que aglutine los territorios que hoy abarcan Israel y Palestina es ciencia ficción.
Lo es tanto como reclamar hoy la vuelta a las fronteras del 67. Yo no soy una estratega y no sé cómo conseguirlo, pero tengo claro que se debería empezar eliminando la ocupación, los muros, el bloqueo contra Gaza y el racismo. Hay que acabar con el sistema de apartheid y hacer frente al odio educando a las personas en la convivencia. Tal vez algún día se empodere el movimiento ciudadano israelí en contra de la ocupación, que incluso acepta el derecho al retorno de los palestinos, y podamos convivir en un estado democrático y laico. Yo pienso que, si se levantara el bloqueo a Gaza y como antes la gente pudiese ir a trabajar a los territorios del 48, no habría ningún problema. Muchos palestinos de Gaza mantenían relaciones con judíos. Hay que ser lógicos, buscar la convivencia pacífica y no los intereses propios, pero hoy en día en Oriente Medio es casi imposible.
Fuente original: https://www.diagonalperiodico.net/global/32734-hoy-dia-la-lucha-armada-es-tan-poco-practica-como-negociaciones-paz.html