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Humberto Miranda: la autogestión en Cuba, ¿una utopía o un futuro posible?

Fuentes: Rebelión

«La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar» Eduardo Galeano Estamos viviendo unos tiempos turbulentos, muy tristes y contradictorios, por un lado; pero lleno de energía y entusiasmo por […]

«La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar»

Eduardo Galeano

Estamos viviendo unos tiempos turbulentos, muy tristes y contradictorios, por un lado; pero lleno de energía y entusiasmo por el otro. Hay quien cree que el pueblo está totalmente manipulado por la élite de los medios de comunicación, propietaria

de casi toda la información que se genera, pero la demostración que este concepto no es verdad se puede buscar en la pérdida tan categórica de los referéndum en Italia por parte de Berlusconi, que es el jefe o el gerente de seis canales de televisión y de no sé cuántos órganos de la prensa escrita.

Creo firmemente en que la gente empieza a pensar, a crecer y a ver nuevas perspectivas: los pueblos, si no es que ya son libres, al menos, no son tan manipulables. Por lo tanto, incluso aquí en Cuba, las cosas están en un movimiento continuo, el Congreso del Partido Comunista, que concluyó hace unos meses abrió un nuevo abanico de posibilidades en la gestión del país.

Queriendo proponer alternativas diferentes, Camila Piñeiro Harnecker, profesora e investigadora del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEE) de la Universidad de La Habana, unió a estudiosos y profesores de diferentes partes del mundo para elaborar el texto «Cooperativa y socialismo. Una mirada desde Cuba». «El libro está motivado por nuestra necesidad de contribuir, modestamente, a un buen surgimiento del nuevo cooperativismo en Cuba, que se avizora como uno de los rasgos de la actualización del modelo económico cubano», se lee en la contraportada del libro mismo.

Le pregunté a uno de los autores cubanos, Humberto Miranda Lorenzo, doctor en filosofía, investigador del Instituto de Filosofía del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, por qué sintió la necesidad de participar en este proyecto, tratando el tema de la cooperativa y de la autogestión en las perspectivas de Marx, Engels y Lenin.

«Creo que se están focalizando los diferentes factores económicos y estamos estudiando las diferentes maneras para producir en el país. Los Lineamentos de la Política Económica y Social aprobados en el Congreso del Partido Comunista de Cuba mencionan las cooperativas económicas en varios lugares, no recuerdo exactamente si se considera la autogestión, pero al menos se considera una alternativa. Yo creo que muchas veces hemos cometido el error de considerar una sola Idea, la idea con la «I» mayúscula, sin pensar que podría haber otra». «Pero ahora hay un punto de vista diferente, además del Estado, hay un espacio abierto a la pequeña propiedad privada, al sector extranjero y creo que la cooperativa también se pudiera aplicar a nivel urbano», dice Humberto.

«En el transporte, en los servicios, en las cuestiones sociales, en el mantenimiento de las diferentes áreas se pueden formar cooperativas administradas colectivamente. En un contexto como el de la Cuba de hoy, este tema necesitaba un aporte analítico, histórico, con experiencias teóricas y prácticas dentro y fuera de Cuba. Aquí en la isla, siempre ha habido mucha confusión sobre el término cooperativa, a lo mejor provocada, para no lograr la aplicación práctica de este concepto».

«Hice mi tesis doctoral sobre el autogestión y por este motivo, durante mucho tiempo, he tenido que nadar contra la corriente, en algunos casos, me llamaban «yugoslavo» o «anarquista», con un tono claramente negativo. Todo viene de una falta de conocimiento acerca del tema, no podemos olvidar que la Revolución Cubana siempre ha tenido que vivir bajo estrés, diariamente atacada por una potencia enorme a sólo 90 millas de distancia, cotidianamente ha tenido que responder a una guerra de información sobre la verdad, sin tiempo para hacer una lectura completa de las alternativas», dice Humberto.

El autor dice que cuando él comenzó a buscar en las bibliografías de Marx, Engels y Lenin, se sorprendió mucho y se dio cuenta de que estos tres pilares apoyan totalmente la autogestión: consideraban el socialismo como un movimiento que tiende a la autogestión, no sólo en términos económicos sino también políticos. «Entender esto, no creo que sea fácil, por ejemplo, cuando se quebranta la Revolución Yugoslava, nos dimos cuenta de que no había complementariedad entre la política y la autogestión económica, un factor totalmente aprovechado por el enemigo para crear el conflicto».

En este momento, Humberto piensa que la Revolución Cubana es un mundo que abarca todos los mundos posibles para el pueblo cubano.

«En ocasiones duele recordar que en Cuba no han sido aprovechadas las empresas estatales, que cerraron debido a que el Estado no tenía la capacidad para mantenerlas. En algunos casos, se formaron empresas mixtas con capital extranjero; sin embargo, nunca se pensó en la autogestión de los propios trabajadores. Me pregunto por qué no pensar que los trabajadores, sin ser propietarios y sin alienar la propiedad del pueblo de la empresa, habrían podido conseguir el funcionamiento de la empresa en beneficio de la comunidad en su conjunto». «Si el Estado ya había decidido cerrarlas, no habría perdido nada; incluso si los trabajadores hubieran fracasado… por lo menos se habría hecho un intento».

Humberto me dice que algo similar ocurrió con los centrales azucareros y que fue muy triste ver que no se aprovechó la experiencia de los trabajadores calificados para implantar la autogestión de los centrales. «Pienso que alrededor del concepto de

cooperativa hay muchos prejuicios, debido a la falta de conocimiento, y tenemos que dar claridad. Espero que el libro sea útil tanto para los trabajadores que quieran dedicarse a la aventura de la autogestión, como para las personas que tienen en sus manos las decisiones más importantes en este país. Hay mucha literatura que demuestra que la cooperativa no es una propiedad privada disfrazada, por el contrario: se trata de una gestión colectiva de la propiedad», dice Humberto.

El autor continúa afirmando que la Revolución Cubana está viviendo un momento interesante, y que todavía es un movimiento joven y lleno de fuerza.

«En este momento, nuestra Revolución es un verdadero mar de creatividades y de capacidades, que se pueden desarrollar e impulsar en conjunto, sin exacerbar el individualismo, un concepto desarraigado de la isla hace 50 años. Gracias por entrevistarme, ya que no creo que mi trabajo sea uno de las más importantes del libro; hay otros fundamentales, que dan los datos concretos de las cooperativas en Cuba y en el extranjero».

El investigador del Instituto de Filosofía subraya que el mismo Lenin, en marzo de 1923, en uno de sus últimos trabajos, declara que el régimen de los cooperativistas cultos será el socialismo.

«Ya que el pueblo de Cuba es muy instruido, porque la Revolución lo hizo culto, falta solamente que un grupo de nosotros se conviertan en cooperativistas, aunque no todos, porque esta no es la Idea con la «I» mayúscula, es una alternativa, entre muchas otras, en el Socialismo», concluye Humberto.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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