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Inminente ingreso de Arabia Saudita al conflicto sirio, mientras el ISIS resiste

Fuentes: Rebelión

Cada vez más países se alinean para combatir al fundamentalismo religioso del Estado Islámico (ISIS), mientras atacan otros objetivos particulares. Ante esta situación, la resistencia del ISIS prevalece tanto en Oriente Medio como el Magreb africano. El comité anti-Estado Islámico, liderado por los Estados Unidos, se reunió nuevamente en Bruselas con el fin de buscar […]

Cada vez más países se alinean para combatir al fundamentalismo religioso del Estado Islámico (ISIS), mientras atacan otros objetivos particulares. Ante esta situación, la resistencia del ISIS prevalece tanto en Oriente Medio como el Magreb africano.

El comité anti-Estado Islámico, liderado por los Estados Unidos, se reunió nuevamente en Bruselas con el fin de buscar una solución al avance de la agrupación salafista en Libia. En los últimos meses del Estado Islámico (ISIS) ha ganado mucho terreno en Libia, sacando provecho del caos político que domina el país.

El comité presidido por EE.UU. no le ha dado relevancia a la conquista de territorio libio que viene llevando a cabo el ISIS. La agrupación fundamentalista tiene ciudades costeras en su poder, lo cual le da acceso al mar Mediterráneo, y también va en busca de más ciudades petroleras. Recordemos que Libia es uno de los principales países africanos en el rubro de la extracción y comercialización de crudo.

Ante el intento fallido de intervención, hace ya un año, el comité anti-Estado Islámico baraja la idea de volver a intentarlo, mientras las bases del ISIS se extienden por la región del Magreb. La presencia fundamentalista en esta zona incomoda a los europeos por su cercanía con el sur del continente.

En cuanto a la situación en Siria, en guerra desde 2011, cada vez es más complicada y se suman más países al conflicto bélico. Hace un tiempo se está intentando pactar un cese del fuego, el cual no incluye a las agrupaciones rotuladas de terroristas, al-Nusra y el Estado Islámico. Recordemos que al-Nusra es una facción desprendida de al-Qaeda, pero ya no aliada con el ISIS. Luego de varias conferencias en Ginebra sin éxito alguno, se paralizaron las negociaciones hasta el día 25 del corriente mes.

El inconveniente mayor es que el vicecanciller ruso, Guennadi Gatílov, confirmó que Rusia seguirá sus operaciones militares incluso si se llega a un acuerdo por el cese de las acciones. Por su parte, el presidente sirio, Bashar al-Assad, reafirmó esas palabras. Rusia es el gran aliado del gobierno sirio, ya que pretende mantenerlo en el poder mientras lucha contra las demás facciones. Por su parte, el otro jugador principal en el conflicto, Estados Unidos, apoya a quienes denomina «rebeldes moderados», intentando darle el poder gubernamental a esta facción mientras pretende eliminar al ISIS.

Bashar al-Assad se ha comprometido públicamente a continuar con la guerra, con la idea de retomar todo el territorio del país, hoy dividido entre el gobierno oficial, los rebeldes (apoyados por EE.UU.) y los fundamentalistas islámicos del ISIS. El presidente estipuló un plazo de cinco años para reorganizar el país.

En cuanto a las acciones militares, las mismas hoy están concentradas en la ciudad de Alepo, capital de la homónima provincia. Alepo es la ciudad mayor de Siria, y por estos días se encuentra en manos del ejército rebelde. Pero al- Assad tiene rodeada toda la ciudad, listo para recuperarla.

La situación lejos de solucionarse, se complica cada día más. La inminente entrada en escena de Arabia Saudita, tensa aún más el panorama que se vive. El reino es un ferviente opositor del gobierno sirio por cuestiones religiosas.

Repasemos brevemente algunas consideraciones, en Medio Oriente prima la religión musulmana con dos ramas principales, sunnitas y chiítas. Arabia Saudita está bajo la conducción religiosa del sunnismo, opositora del chiísmo, y dentro de ella el wahhabismo político es quien gobierna el país. Desde Riad, capital del reino saudí, se pretende derrocar al gobierno chiíta de Siria. Pero, es importante aclarar, Arabia Saudita fue el gran promotor del ISIS financiándolo desde su surgimiento luego de la guerra de Irak (2003). El Estado Islámico es una facción fundamentalista de corte wahhabita, con la diferencia que pretende instalar un Califato en toda la región que reclama por considerarla musulmán, y no así Arabia Saudita que respeta las fronteras actuales de los Estados-Nación. Esta es la razón por la que Arabia Saudita no se opone directamente al ISIS, sino que su foco pasa principalmente por los gobiernos de corte chiíta, como el de Siria, también Irak y sobre todo la República Islámica de Irán.

Ante esta situación, desde Riad se ha indicado estar dispuestos a enviar tropas terrestres a Siria, para tomar parte en el conflicto, pero excusándose en la lucha antiterrorista. Esto sucedería bajo el mando de los Estados Unidos, su siempre aliado. Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó estar alerta a actuar de la misma manera. El objetivo principal del gobierno turco es la comunidad kurda, y no así el Estado Islámico. De hecho, Turquía está acusada mundialmente de ser el gran comprador del petróleo del ISIS en el mercado negro.

Con todo esto explicado, queremos afirmar la posibilidad de que Turquía y Arabia Saudita puedan encarar en conjunto una operación terrestre en Siria, aunque cada uno atacando también a su principal objetivo, kurdos y chiítas respectivamente. En base a esto, desde Riad ya se enviaron aviones de combate a la base militar aérea de Incirlik, al sur del país turco. La intervención se prevé para marzo de este año, con unos 150 mil soldados y con ayuda de tropas de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Egipto, Sudán, Jordania, Marruecos, Kuwait, Bahréin y Catar.

No olvidemos también que Arabia Saudita encabeza una coalición en la guerra civil yemení, donde los huthies han ganado mucho terreno previo al ingreso de Riad en el conflicto. Si bien la escalada de poder de los huthies, agrupación guerrillera chiíta, no sigue en aumento, todavía no pueden vencerlos.

Hay otra potencia, y máxima aliada de Estados Unidos en la región, Israel. Si bien su participación en el conflicto fue mínima, siempre se está atento ante sus movimientos. Israel tiene como gran enemigo en la región a Irán, por este mismo también pretende la caída de al-Assad, aliado chiíta de la República Islámica. En los últimos días el régimen israelí, liderado por el sionismo político de Benjamín Netanyahu, bombardeó puestos del ejército sirio que responden al presidente, cercanos a Damasco, capital siria.

Pero de suceder esto, el gobierno de Irán, aliado religioso de Siria, ya advirtió que ante cualquier intervención que pueda causar la caída de al-Assad, el país estaría dispuesto a intervenir en su auxilio. De esta manera las fuerzas de seguridad iraníes, los Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), se encuentran a la espera de una posible intervención mayor en el conflicto sirio, aunque ya podemos denominarlo como un conflicto mundial.

La realidad es que podemos observar como las grandes potencias, cada vez más, están inmersas en la guerra que atraviesa Siria desde 2011, y preparados para seguir involucrándose de lleno en un conflicto permanente. Algunos analistas podrán hablar o no de una posible III guerra mundial, pero más allá de eso, un conflicto bélico que contiene a Arabia Saudita, EEUU, Rusia y Turquía es, de seguro, una guerra por el poderío del globo mundial.

La presencia de grandes potencias armamentísticas no deja ver un buen augurio para Siria. En especial referimos a los Estados Unidos, o en su defecto la OTAN, que siempre que se involucra en un conflicto de esta magnitud, concluye con una intervención militar. Estamos obligados a analizar el presente de esta situación como la mera expresión de la historia. Y es la historia norteamericana la que está atravesada por el colonialismo y el intervencionismo. Sin irnos muy lejos en el tiempo, podemos recordar el accionar militar en Afganistán y en Irak, en los últimos 15 años, donde todavía hoy se observa la presencia de soldados estadounidenses.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.