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Israel en su laberinto

Fuentes: Hispantv

El Parlamento británico aprobó, el pasado martes 14 de octubre, una moción mediante la cual insta al gobierno conservador de David Cameron -fiel aliado de Estados Unidos- a reconocer el Estado de Palestina. Aunque dicha votación es de carácter no vinculante y más bien simbólica, los 274 votos a favor y 12 en contra, muestran […]

El Parlamento británico aprobó, el pasado martes 14 de octubre, una moción mediante la cual insta al gobierno conservador de David Cameron -fiel aliado de Estados Unidos- a reconocer el Estado de Palestina. Aunque dicha votación es de carácter no vinculante y más bien simbólica, los 274 votos a favor y 12 en contra, muestran que nuevos aires soplan en uno de los socios principales de Estados Unidos, que se une a la decisión del gobierno de Suecia de reconocer al Estado palestino, constituyéndose en el primer país de la Unión Europea, bajo su actual condición, en hacerlo. 

El texto aprobado en Londres exhorta al Gobierno de Cameron a reconocer al Estado de Palestina «junto con el estado de Israel» . Esta propuesta, votada en la Cámara de los Comunes está encabezada por un grupo multipartidista, entre cuyos nombres sobresalen el del líder laborista Grahame Morris, el conservador Crispin Bult y el liberal-demócrata Bob Russell, quienes instaron al Gobierno conservador de su país a reconocer unilateralmente al Estado de Palestina sin esperar a la firma de un acuerdo de paz con Israel. La diputada conservadora Sayeeda Warsi, ex funcionaria en el Foreign Office, denunció la postura «moralmente indefendible» del Gobierno de su país, que se muestra renuente al reconocimiento de Palestina hasta que no exista un acuerdo duradero de paz en Oriente Medio. Por su parte, el ex ministro británico Jack Straw argumentó que el primer ministro Benjamin Netanyahu solo entiende el lenguaje de la presión.

El ministerio israelí de Asuntos Exteriores criticó a los legisladores británicos a través de un comunicado divulgado por la embajada israelí en Londres. En dicho documento, la cancillería israelí, dirigida por el Ultranacionalista Avigdor Lieberman (quien habita en un asentamiento de colonos judíos en territorio ocupado de Cisjordania) denunció que «las medidas propuestas por legisladores británicos, unilaterales, socavan la posibilidad de que israelíes y palestinos alcancen un acuerdo a través del diálogo. «El camino hacia un Estado Palestino pasa por la sala de negociaciones», indicó el Ministerio del Exterior en Jerusalén. «Un reconocimiento internacional prematuro manda un mensaje problemático a la cúpula palestina: que puede evitar las duras decisiones que ambas partes tienen que adoptar».

El líder de la oposición israelí, el laborista Isaac Herzog, advirtió que su país se está quedando solo y que el voto favorable del Parlamento británico a la declaración del Estado palestino es fruto del fracaso de las políticas del primer ministro, Benjamín Netanyahu «necesitamos una política que vaya más allá de la pataleta, aseguró Herzog, ya que debemos reconsiderar la estrategia diplomática para recuperar la iniciativa y evitar la condena internacional. Lo que ha pasado con Suecia, Gran Bretaña y las declaraciones de Ban Ki-moon, es otro eco de las políticas fallidas de Netanyahu y Lieberman. Un viento frío comienza a soplar contra Israel desde todos los rincones del planeta, pero ellos no quieren hacer frente a esta dura realidad y están convirtiendo la diplomacia en una tormenta. Netanyahu prefiere enfrentarse a todo el mundo, desde el presidente estadounidense, Barack Obama, a otros amigos, con el objeto de desviar la atención de sus fracasos en políticas como la subida del costo de la vida», argumentó el líder opositor.

Ante la firme e inédita acción parlamentaria británica, el Foreing Office señaló en declaración pública, que se reserva el derecho a un reconocimiento oficial, en el momento que se estime oportuno y «cuando mejor pueda ayudar a promover la paz». Una intríngulis verbal que muestra la incómoda posición en que se encuentra el gobierno de Cameron en un contexto donde no se puede soslayar el llamado efectuado a Israel, por el Secretario General de la ONU Ban Ki-Moon tras su visita a Ramala en Cisjordania después de viajar a El Cairo, para la reunión de países donantes para la reconstrucción de Gaza. 

En Ramala el Secretario General de la ONU afirmó tajantemente, antes de visitar la asediada Franja de Gaza que «la única solución al conflicto es terminar con la ocupación (israelí) y trabajar en la solución de dos Estados en paz y seguridad». Ban Ki-moon condenó la actividad continuada de Israel en los asentamientos y las provocaciones contra los palestinos en lugares santos de Jerusalén que sólo «añaden tensiones» en la zona. Previamente, el Secretario General de la ONU, tras reunirse con el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanhayu, expresó su preocupación por la decisión del Gobierno de Tel Aviv de autorizar la construcción de nuevas colonias en Jerusalén Este, «un asunto que me duele volver a sacar a relucir. Me preocupa el reciente anuncio de planes para avanzar en la colonización de Jerusalén Este, algo que claramente viola la ley internacional. Esto no envía una señal correcta y por ello urjo al Gobierno de Israel a poner fin a estas actividades». La declaración de Ban Ki-moon es un aliciente para que otros países se unan al reconocimiento de Palestina como un Estado soberano y se presione a Tel Aviv a cesar la política de agresión y ocupación de sus territorios.

Hasta el momento, 130 países han reconocido como Estado a Palestina, entre ellos hace un par de semanas el gobierno sueco, que a través de su nuevo primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, anticipó su apoyo al estado palestino a contrapelo de la inacción de la UE. «El conflicto con Israel solo puede ser resuelto con una solución de dos Estados negociada en conformidad con el derecho internacional», sostuvo Löfven ya que «una solución de dos Estados requiere el reconocimiento mutuo y la voluntad de convivencia pacífica. Por lo tanto, Suecia reconocerá el Estado de Palestina». Por su parte, la ministra de Exteriores sueca, Margot Wallström, ante las críticas estadounidenses por la decisión sueca salió a la palestra y afirmó que «Washington no va a decidir las políticas de nuestro país. No es EE.UU. quien decide nuestra política y nuestro gobierno continuará el diálogo constructivo con EE.UU. para explicar nuestros motivos y razones».

La decisión sueca va en plena correspondencia a la esgrimida por el gobierno ruso de Vladimir Putin quien anunció su disposición a apoyar en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución imponiendo una fecha límite a la solución de los «dos estados». En el caso de la iniciativa parlamentaria en el Reino Unido, esta se puso en marcha en el verano europeo tras la sangrienta operación militar llevada a cabo por Israel contra la franja de Gaza y que significó la muerte de 2.500 palestinos – la mayoría de ellos civiles – más de 15 mil heridos y dejó sin hogar a 100 mil gazetíes, frente a la muerte de 73 israelitas, 66 de ellos militares.

Poner fin a la política de agresión israelí

Para el gobierno de Netanyahu las declaraciones de Ban Ki-moon, la decisión sueca de reconocer al Estado palestino, los pasos dados por el Parlamento británico de exhortar a su gobierno a reconocer a Palestina y el aviso ruso respecto a apoyar una resolución definitiva sobre el reconocimiento de ambos estados en Medio Oriente, han sido un balde de agua fría a sus crónicas pretensiones de no aceptar presiones políticas de gobiernos y entidades internacionales, que han solido dejar pasar sus continuas violaciones a los derechos humanos de la población palestina y quebrantamientos a múltiples resoluciones internacionales de condena a su actuar político y militar en la zona.

Este positivo proceso de cambios en la manera que algunos países de Europa y las Naciones Unidas está enfrentando la nefasta política israelí con relación a Palestina, tuvo un importante punto de inflexión a fines del año 2012. En aquella ocasión, por una abrumadora mayoría – 138 votos a favor y 9 en contra – la Asamblea General de las Naciones Unidas admitió a Palestina como Estado Observador de esa entidad internacional, dando con ello un portazo al lobby israelita y estadounidense que pretendían minimizar la voluntad internacional de reconocer la soberanía del pueblo palestino sobre los territorios ocupados por Tel Aviv.  

A pesar de la determinación de esa aplastante mayoría, en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que otorgó el carácter de Estado Observante no Miembro a Palestina ese 29 de Noviembre, el gobierno israelí, a contrapelo de la visión mundial se empeña en seguir desconociendo el derecho del pueblo palestino a contar con un Estado propio. 138 países apoyaron la petición de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), para ser admitido como Estado Observador en la ONU, contra 41 abstenciones y sólo 9 países que apoyaron a Israel en su negativa, que según el premier Israelí Benjamin Netanyahu «se pusieron al lado de la verdad y la paz» en referencia a Estados Unidos, Canadá, Panamá, República Checa, Islas Marshall, Micronesia, Nauru y Palau y, lógicamente, el voto del propio Israel que «ciego en su soberbia y aislamiento no duda en oponerse a todo y a todos, así merezca, inéditamente, recomendaciones de su aliado y benefactor estadounidense, que le aconseja ser más cauteloso y no alentar con sus determinaciones los vientos de la guerra en la zona.

La ANP en una lúcida jugada política, que le da su nuevo carácter de Estado Observador – con posibilidad de poder ser parte de los organismos y mecanismos de la ONU – escribió una carta al Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, y al Consejo de Seguridad de este organismo multilateral para protestar «contra la política de Israel respecto a Palestina, ante «crímenes de guerra» que planea cometer el gobierno israelí en Cisjordania, incluido Jerusalén Este, donde tiene prevista la construcción de 3.000 nuevas viviendas. Los palestinos señalaron que con esta conducta, Israel se comporta de forma «deshonesta, hostil y arrogante ya que contraviene todos los principios y normas de la ley internacional y responde con desprecio a las peticiones de la comunidad internacional».

La advertencia palestina tuvo su trágica concreción en el criminal ataque a Gaza por parte de Israel en la denominada operación «Margen protector» que tuvo su inicio el día 7 de julio del año 2014 y se prolongó hasta el día 26 de agosto. Cincuenta días de ataques con resultados trágicos para la población palestina, con 2.500 muertos, miles de heridos y cientos de miles de desplazados y la pérdida de su hogar de 100 mil gazetíes. Unido a la destrucción de la infraestructura sanitaria, energética y vial de este enclave asediado por Israel.

Las declaraciones del gobierno palestino en ese momento, se entienden en el contexto, temido por Israel, respecto a la posibilidad que el ingreso de Palestina al seno de la ONU y la posibilidad de usar los organismos y herramientas que tal derecho le otorga puede significar que Palestina acuse a Israel ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por crímenes de guerra. La ANP ha aclarado que no tiene pensado presentar ningún recurso ante La Haya, pero deja abierta esta posibilidad si prosigue la expansión de las colonias judías y, en estos momentos esa política colonizadora ha vuelto a ponerse en el tapete, condenada incluso por Ban Ki-moon, en clara violación a todos los acuerdos firmados. Esa es una carta importante, porque las acciones de Israel pueden tener a partir de ahora su costo y se está experimentando con las decisiones del gobierno sueco, el parlamento británico, las declaraciones de la ONU y los pasos que alientan la búsqueda de una solución definitiva a la ocupación de Palestina.

La realidad política del Medio Oriente tiene, en el seno del conflicto israelo-palestino, un polvorín que estalla cada cierto tiempo pero puede desembocar en un conflicto regional de imprevisibles consecuencias, si no se pone atajo a la política de asentamientos israelí, tal como lo ha señalado el secretario general de la ONU y lo ha advertido el gobiernos sueco y el parlamento británico. Tel Aviv ha hecho caso omiso de la decisión de la ONU respecto al nuevo carácter del Estado palestino y de las opiniones internacionales, que lo instan a avanzar en un camino de reconocimiento del Estado palestino. Los paso de Suecia, el del parlamento británico son pasos importantes, escasos aún pero que van en el camino correcto para terminar con décadas de agresión de Israel contra el pueblo palestino.

Ello avala opiniones como las de Suhail Hani Daher, ex Embajador de Palestina en Argentina quien señala que «luego de 65 años de un territorio sometido a la partición de la ONU – celebrada el mismo día del reconocimiento como Estado Observador en el 2012 – víctimas del robo de nuestras tierras sobre la base de una supuesta legitimidad y obligaciones a pagar por los vejámenes de Europa, en un escenario teñido de sangre y dolor, es indudable, que para la comunidad internacional fue más simple reconocer un «Estado Observador No Miembro» que forzar a la potencia ocupante israelí a retirarse como lo exigen las decenas de resoluciones y dar lugar a la justa restitución del Estado Palestino, con la reparación de la disonancia sufrida y el inmediato reconocimiento con membrecía plena».

Palabras claramente opuestas a la idea israelí expresada por su Primer Ministro, Benjamin Netanyahu quien sostuvo ante la decisión de la ONU en el 2012 que «la resolución de la ONU no va a cambiar nada sobre el terreno…no va a hacer que la creación del Estado Palestino esté más cerca, por el contrario, lo va a alejar. Tengo un mensaje sencillo para aquellos que reunidos en la asamblea general de la ONU votaron a favor de aceptar a palestina como Estado Observador. No hay decisión que pueda romper 4 mil años de vínculo entre el pueblo de Israel y la tierra de Israel». Mismas palabras que en el 2014, ante la decisión sueca, la opinión del parlamento británico y las declaraciones del Secretario general de la ONU, sólo encuentran a un Israel cada día más aislado y encerrado en laberinto belicista: sordo, ciego y mudo al clamor mundial para cambiar su política contra Palestina.

Mismas declaraciones, misma conducta israelí tanto ayer como hoy, en que el mundo comienza a moverse para exigir un cambio en la conducta criminal que ha llevado Tel Aviv con respecto a Palestina y sus vecinos pero…la contumacia de la política guerrerista de Tel Aviv no permite augurar éxito en las decisiones de Suecia, el llamado del parlamento británico o las declaraciones de Ban Ki Moon. Esto es así, mientras Israel siga contando con el apoyo político, diplomático, militar y financiero de Estados Unidos como su punta de lanza en Medio Oriente, difícilmente los halcones de Israel darán paso atrás en su conducta violatoria de los derechos de millones de palestinos. Visto así ¿Qué paz y cuándo la podemos esperar? Quiera Alláh y Jehová que sea pronto y algo de luz se ve con la decisión sueca y el remezón de conciencia británico, que aporta a la búsqueda de una solución al crónico sometimiento del pueblo palestino.