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Israel hace la vista gorda a la entrada de drogas en Gaza

Fuentes: Al Jazeera

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Los narcóticos, incluido el cannabis, han inundado a Gaza en cantidades sin precedentes en los últimos meses, según la policía.

 

Dicen los trabajadores de la salud que decenas de miles de palestinos de Gaza han estado tomando drogas como un escape de la dura realidad cotidiana en el sitiado enclave costero. [Mohammed Salem / Reuters]

 

Ciudad de Gaza.- Durante una década, Belal, de 45 años, ha estado recibiendo un salario mensual de la Autoridad Palestina con una condición: que se quede en casa y no trabaje para la administración del movimiento rival Hamás.

Con suficiente dinero, un montón de tiempo y pocas opciones para el entretenimiento en Gaza bajo el agobiante bloqueo israelí-egipcio, Belal comenzó a utilizar Tramadol, un analgésico opioide que es ilegal a menos que lo prescriba un médico. Los médicos estiman que decenas de miles de palestinos de Gaza han estado tomando el medicamento como una forma de escapar de las presiones de la vida diaria en el enclave costero sitiado.

«Comienza sólo por diversión, pero entonces no se puede prescindir de [la droga] hasta arruinar tu vida», dijo a Al Jazeera Belal en una habitación del único centro de rehabilitación de drogas de Gaza, donde ha estado buscando tratamiento.

Narcóticos, incluido el cannabis, han inundado Gaza en cantidades sin precedentes en los últimos meses, según Ahmed Kidra, jefe de la unidad antinarcóticos de la policía local. Las cantidades incautadas en el mes de enero igualaron el total incautada en todo el año 2016, dijo, citando casi los 2 millones de dólares incautados en barras de hachís, Tramadol y pastillas de éxtasis.

Kidra acusó a Israel de planear la «inundación» de Gaza con drogas alegando que «hace la vista gorda» a los narcóticos cuando entran en Gaza escondidos entre los bienes comerciales. Las autoridades israelíes no respondieron a tiempo a la solicitud de Al Jazeera para hacer comentarios para su publicación.

El actual bloqueo de Gaza ha encarcelado a más de dos millones de habitantes del territorio en un lugar con frecuentes apagones, ha estancado la reconstrucción después de la guerra y subió el desempleo. Profesionales de la salud locales han citado niveles casi epidémicos de uso de Tramadol en toda Gaza, con un creciente número de adictos.

En un esfuerzo por detener la propagación de las drogas en todo el territorio, los tribunales militares de Hamás dictaron en marzo -por primera vez- sentencias de muerte como castigo para dos narcotraficantes convictos. En mayo se dictaron otras dos sentencias de muerte mientras la policía quemó más de 1.000 barras de hachís y casi medio millón de pastillas de éxtasis y de Tramadol en Gaza.

En el pasado las personas capturadas con pequeñas cantidades de drogas por lo general eran multadas, mientras que los distribuidores han recibido penas de prisión de menos de tres años. Los recientemente condenados a muerte fueron acusados ​​de cabecillas de la droga.

Kidra dijo a Al Jazeera que las drogas se pasaban por las fronteras de Gaza con Israel y Egipto a través de túneles o por el mar cuando los pescadores de Gaza se reúnen con barcos egipcios.

«Los túneles son la fuente principal», dijo, citando unos pasadizos subterráneos de contrabando que une Gaza con Egipto. «Hachís, píldoras Tramadol y éxtasis comprenden la mayor parte del contrabando».

Kidra dijo que en los últimos meses su unidad había descubierto una serie de puntos de venta donde se apoderaron de más de 1.000 barras de hachís y 2.600 cajas de Tramadol.

«Hemos cambiado nuestro mecanismo para centrarnos más en los distribuidores, no en los adictos», dijo, e indicó que la disminución de la oferta condujo a un aumento de los precios. «Esto hizo que los precios aumentasen un 300 por ciento, lo que reduce el [número de compradores]».

Durante el año pasado, el precio de una sola píldora de Tramadol, por ejemplo, ha pasado de 20 shekels (alrededor de 6dólares) a 50.

 

Profesionales de la salud locales han citado niveles cercanos a la epidemia en el uso de Tramadol en toda Gaza [Mohammed Salem / Reuters]

Sin embargo la policía ha tenido problemas con la falta de entrenamiento y equipo necesarios para la localización de las drogas ilícitas, incluyendo perros rastreadores y otros equipos relevantes como vehículos y laboratorios.

El año pasado los políticos de Hamás aprobaron una ley que determina que el tráfico de drogas se juzgue como una amenaza para la seguridad nacional, lo que abrió la puerta para llevar a los traficantes de drogas ante los tribunales militares. Nasser Suliman, el jefe del poder judicial militar de Gaza, dijo que había al menos 30 casos de tráfico de drogas en sus tribunales.

Los dos condenados a muerte en marzo eran agentes de seguridad del Gobierno «que no fueron disuadidos por castigos más ligeros anteriores y volvieron al comercio», dijo Suliman a Al Jazeera.

Bajo la ley militar las sanciones contra los distribuidores suelen ser más estrictas que las del código civil, dijo Suliman. Las sanciones son también más leves para los usuarios, en comparación con los distribuidores: «si un adicto recurre a tratamiento está a salvo de la pena».

Ese fue el caso de Belal, que fue capturado por la policía con una tableta de Tramadol en el bolsillo. Después de prometer que haría el tratamiento fue puesto en libertad bajo fianza.

«Me daba mucha vergüenza», explicó. «Toda la familia sabía mi historia, mi esposa me dejó y se trasladó a la casa de su familia; tenía miedo por el futuro de mi familia y tenía miedo al estigma, así que decidí recibir tratamiento».

Fue aislado por dos semanas en el centro de rehabilitación, donde recibió analgésicos más débiles para evitar los síntomas de abstinencia, explicó su médico, Abdullah al-Jamal. Belal se someterá a controles de seguimiento durante dos años.

«La realidad de Gaza es muy difícil y la gente aquí es propensa a enfermedades psiquiátricas debido al asedio, la pobreza y la guerra», dijo Jamal, citando la falta de clínicas de tratamiento especializado en Gaza. Su clínica, la única en el territorio, tiene sólo 15 camas.

Por ahora Belal dice que las cosas están mejorando: «Me siento mejor después del tratamiento y no siento la necesidad de tomar productos tóxicos».

Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/features/2017/05/israel-turns-blind-eye-gaza-drug-influx-170514080348229.html

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.