La base en Chipre del barco irlandés «Rachel Corrie» ha perdido contacto radiofónico con la embarcación. El barco formaba parte de la «Flotilla de la Libertad» asaltada por comandos de élite del Ejército israelí y que, tras retrasarse, se disponía a llegar este fin de semana a Gaza. «No sabemos donde se encuentra porque hemos […]
La base en Chipre del barco irlandés «Rachel Corrie» ha perdido contacto radiofónico con la embarcación. El barco formaba parte de la «Flotilla de la Libertad» asaltada por comandos de élite del Ejército israelí y que, tras retrasarse, se disponía a llegar este fin de semana a Gaza.
«No sabemos donde se encuentra porque hemos perdido el contacto radiofónico con el barco. Suponemos que Israel ha interferido el sistema», ha declarado a Efe Audrey Bomse, abogada de Free Gaza, una de las organizaciones que forma parte de la expedición.El Gobierno israelí ha amenazado con dar una respuesta similar a la vivida por la «Flotilla Libertad» si los pasajeros del «Rachel Corrie», entre los que se encuentra la premio Nobel de la Paz Mairead Maguire y el ex vicesecretario general de la ONU, Denis Halliday, no acceden a atracar en el puerto de Ashdod dejando en manos de Israel su carga humanitaria.
La organización humanitaria turca que organizó la Flotilla de la Libertad, asaltada a sangre y fuego por el ejército israelí cuando se dirigía a Gaza, denunció varios desaparecidos sobre cuya suerte el Gobierno de Tel Aviv mantiene silencio. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, negó su existencia tras cotejar la lista proporcionada por los israelíes y dijo que los cinco activistas cuyo destino se desconoce están hospitalizados en Israel, informó AFP.
A su llegada al aeropuerto de Estambul tras ser expulsado de Israel junto al medio millar largo de solidarios que participaron en esta iniciativa, Bulent Yildirim, presidente de la ONG IHH (Fundación de Asistencia Humanitaria por sus siglas en turco) alertó de que «nos han entregado nueve cuerpos, pero la lista de mártires es mayor».
El Gobierno de Ankara confirmó las identidades de los nueve cadáveres entregados por Israel. Según la agencia Anatolia, ocho serían turcos y el noveno, de sólo 19 años, era un turco nacionalizado estadounidense, cuya muerte EEUU no ha decidido si investigará. Siempre según la autopsia y en espera de otros análisis, todos murieron a balazos, uno de ellos a bocajarro.
Miles de personas participaron en el homenaje a estas víctimas en la explanada de la mezquita Fatih, en Estambul, engalanada con una bandera palestina gigante con el lema «Que vuestro sacrificio sea fecundo».
Al paso de los féretros, la multitud coreaba lemas como «¡Abajo Israel!» y «¡Somos soldados de Hamas!».
«Hay gente desaparecida. Nuestros médicos han pedido información sobre 38 heridos pero (los israelíes) nos han dicho que sólo hay 21 heridos», acusó el responsable de IHH.
Yildirim advirtió a Israel de que «no tenemos miedo de morir. Si es necesario y con la ayuda de todo el mundo, lanzaremos flotas más numerosas y caravanas por tierra más grandes que llegarán al mismo tiempo desde Egipto y desde el mar», señaló.
Rumbo a Gaza
Por de pronto, el «Rachel Corrie» sigue rumbo hacia Gaza a pesar de que el Gobierno israelí ha amenazado con una respuesta similar si sus pasajeros, entre los que se encuentran la premio Nobel de la Paz Mairead Maguire y el ex vicesecretario general de la ONU Denis Halluday, no acceden a atracar en el puerto de Ashdod dejando en manos de Israel su carga humanitaria.
A pesar de que el diario «Haaretz» anunciaba en su edición de ayer como «inminente» una solución diplomática, Audrey Bombse, abogada del movimiento Free Gaza, desmintió negociaciones con Israel y aseguró que sólo están dispuestos a dejar entrar en el barco a inspectores de la Cruz Roja o de la ONU, nunca a israelíes «porque podrían colocar armas en el barco».
Aunque su credibilidad vive sus horas más bajas -acrecentada por la censura total en torno al operativo del pasado lunes-, Israel rechazó la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que exige una investigación internacional sobre el abordaje a la flotilla. A juicio de Tel Aviv, este Consejo tiene «autoridad moral cero».
Y es que esa institución dio mandato al juez sudafricano Richard Goldstone para investigar la operación «Plomo Fundido», que consistió en bombardeos indiscriminados contra la Franja a finales de 2008.
Sus conclusiones, que acusaban de crímenes de guerra a Israel, han sido despreciadas por el Gobierno de Tel Aviv.
Por lo que toca a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige lo mismo aunque con una redacción menos clara, el Gobierno israelí trata de zafarse de la presión señalando que la investigación debería de ser interna. «Israel es un Estado democrático independiente y no una república bananera», señaló el Primer Ministro suplente para Asuntos Estratégicos, Moshe Yaalon.
El Titular de Finanzas, Yuval Steinitz, defendió la creación de un «comité de verificación» creado por las comisiones de Defensa y Exteriores del Parlamento israelí (Knesset).
Medios israelíes informaban ayer de que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, estaría negociando con EEUU la composición de una comisión. Una de las opciones sería nombrar a un «jurista de prestigio internacional» para presidirla, así como a representantes israelíes y a observadores estadounidenses.
El vicepresidente de EEUU, Joe Biden, lanzó ayer un guiño a Israel al respaldar su «derecho» a impedir la entrada de barcos a Gaza. Tras señalar que Israel advirtió a la flota, se preguntó por la insistencia de sus ocupantes e insistió en que «es legítimo que Israel diga: `No sé lo que hay en ese barco. Esos tipos están lanzando cohetes sobre mis ciudadanos'», en referencia a la organización Hamás.
«Discrepancias tácticas»
Mucho menos rotundo fue Biden -amigo personal de Netanyahu y prosionista confeso- en sus apreciaciones sobre Israel. «Discrepamos con algunos métodos tácticos que este Gobierno utiliza y con algunos comentarios de sus ministros».
Esta contemporización de EEUU con su aliado israelí choca de lleno con las exigencias de Ankara. Ayer, el presidente turco, Abdullah Gül, advirtió de que «a partir de ahora, las relaciones (con Israel) nunca serán iguales». La mano derecha de Erdogan insistió en que el asalto tendrá «consecuencias irreparables». «Israel ha cometido uno de los mayores errores de su historia», sostuvo.
La historia lo dirá, pero lo que está claro es que, pese a la incomodidad generada por las denuncias turcas en su tradicional aliado estadounidense -los contactos entre ambos Gobiernos han sido una constante desde el martes-, Washington hace tiempo que hizo su elección. En opinión del analista estadounidense Steven Cook, «estamos mucho más cerca de Israel que de Turquía en muchas cuestiones. Y el desacuerdo principal es Hamás».
Ankara exige que Hamás se incluya en la mesa de negociaciones, algo a lo que se oponen tajantemente EEUU y la UE.
No acaban ahí las divergencias y el creciente papel regional de Turquía, y sus lazos con Siria y su mediación con Irán, levantan ampollas.
Frente al Estado turco, el nuevo paladín de los pueblos árabes -ya hay quien compara los discursos de Erdogan con los de Nasser-, la Liga Árabe ha vuelto a mostrar su inoperancia al ser incapaz de consensuar una posición firme ante Israel. Siria lideró la exigencia de forzar la suspensión de las negociaciones indirectas sobre la cuestión palestina y defendió la ruptura total de relaciones, a lo que se negaron Egipto, Jordania y la Autoridad Palestina de Abbas.
Eso permitió al mediador estadounidense, George Mitchell, pedir que la «tragedia» no frustre las negociaciones.
tiroteo
Dos jóvenes estudiantes palestinos de 16 años resultaron heridos a balazos por un colono israelí cuando pasaban por la colonia de Gush Etzion camino a su casa, en el campo de refugiados de Al-Arrub, en el sur de Cisjordania.
Exigen el fin de la cooperación militar con el Estado sionista
Los sindicatos ELA, CCOO, LAB, ESK, STEE-EILAS, CGT y CNT y Koordinadora Antimilitarista Kakitzat denunciaron ayer ante la Subdelegación del Gobierno español el ataque israelí a la solidaridad y exigieron el fin de la colaboración militar del Estado español con Israel.
Recordaron los convenios de cooperación e intercambio tecnológico en materia de defensa firmados por las autoridades de ambos estados; las ayudas a la fabricación y exportación a Israel de alta tecnología para aviones no tripulados; y el abastecimiento de morteros para carros de combate españoles por parte de una empresa israelí, actuaciones que, subrayaron, contravienen el «Criterio consolidado de licencias de exportación de armas» de la UE, donde se señala los estados miembro no pueden aprobar la exportación de armamento «si existe un riesgo de que sea utilizado para una agresión externa o una represión interna», por lo que insta a «evaluar el impacto» de esas ventas.
También en Bilbo, la campaña de boicot a Israel dio ayer un paso más gracias al trabajo de sus impulsores y a la buena disposición de Bizkaiko Antzerki Ikastegiak (BAI), organizadora del ACT Jaialdia, en el marco del cual estos días actúan los artistas israelíes -afincados en Holanda y Alemania- Mor Shani, Einav Eshel y DaNaka Dance, que decidieron sumarse a la denuncia de la agresión del Ejército sionista contra la Flotilla de la Libertad y a la defensa de la libertad de los pueblos. Bizkaiko Antzerki Ikastegiak (BAI) tenía previsto leer un comunicado en este sentido al inicio del festival.
rCR