Recomiendo:
0

Ante el abordaje violento de los barcos a Gaza

Palabras insultantes contra hechos incontrastables

Fuentes: Rebelión

RESUMEN 1. Testimonios y declaraciones acerca de lo acontecido en el abordaje sangriento del 31 de mayo de 2010. 2. quiénes defienden el comportamiento israelí y, sobre todo, condenan a sus críticos? no tantos, pero abundan en Uruguay. 3. La peculiaridad del caso uruguayo. 4. La excepcionalidad israelí. 1. Presentamos una serie de pasajes que […]

RESUMEN

1. Testimonios y declaraciones acerca de lo acontecido en el abordaje sangriento del 31 de mayo de 2010.

2. quiénes defienden el comportamiento israelí y, sobre todo, condenan a sus críticos? no tantos, pero abundan en Uruguay.

3. La peculiaridad del caso uruguayo.

4. La excepcionalidad israelí.

1. Presentamos una serie de pasajes que extraemos de diversas declaraciones, de instituciones, artículos periodísticos, voces que se han hecho sentir claramente vinculadas con el abordaje violento que tropas adiestradas israelíes acometieran contra el convoy de barcos que se había organizado hace ya meses para llegar a la costa de la Franja de Gaza con vituallas y romper el bloqueo a que está sometida esa población, alrededor de un millón y medio de seres humanos, desde hace por lo menos cinco años, pero que ha ido recrudeciendo con sucesivos torniquetes aplicados por el Estado de Israel, en 2006 y 2009.

«Revelaciones del bloqueo a la Franja de Gaza en sede judicial»

En abril de 2010 se demandó judicialmente al estado israelí por el bloqueo a Gaza.

El informe de la BBC, de Tim Franks, dice:

«En un documento Israel describe las limitaciones a la importación como ‘un pilar en el conflicto armado con Hamas’.»

Lo cual, entiendo es un reconocimiento siquiera tácito, de castigos colectivos. A un millón y medio de seres humanos.

«También ratifica que se han hecho mediciones de cuantas calorías necesita cada habitante de Gaza, pero que tales cálculos no han sido usados para llevar adelante una política».

¡Ah, me quedo más tranquilo! Se ve que el interés por el puro conocimiento teórico es muy alto entre los estrategos del bloqueo.

«La ‘Flotilla de la Libertad’ constaba [sic] de cuatro barcos de cargo, que portan más de 10.000 toneladas de ayuda humanitaria, y cinco embarcaciones con pasajeros, en las que viajan unos 700 activistas, trabajadores humanitarios, políticos y periodistas procedentes de 50 países, entre ellos 16 diputados. «Israel ha anunciado que no permitirá llegar a los barcos, aunque no van a entrar en sus aguas, lo que supone una violación de la legislación internacional», dijo a Efe el español Manuel Tapial, de la ONG Cultura y Paz, participante en la flotilla y que espera en la ciudad costera turca de Antalya la partida de su barco.» (ABC.es, 25-05-2010)

«El Muro de Berlín ahora está en Bil-in», de E. Carmona, Argenpress (mayo 2010).

Este autor tiene un capítulo, «Racismo, apartheid y colonialismo en la Palestina ocupada«. Cito los pasajes en que el autor recoge los planteos del «Consejo de Investigación de las Ciencias Humanas de Suráfrica (HSRC, por su sigla en inglés). El HSRC encargó la conducción del estudio a un equipo internacional de juristas y estudiantes de derecho público internacional de Suráfrica, Reino Unido, Israel y Cisjordania. El documento resultante de 300 páginas, titulado «¿Empleo, colonialismo, apartheid?: nueva valoración de las prácticas de Israel en los Territorios Palestinos Ocupados (OPT, su sigla en inglés) bajo el derecho internacional», representa 15 meses de investigación y constituye un estudio exhaustivo de las prácticas israelíes en OPT.»

«[…] Al principio del conflicto de Israel/Gaza de diciembre de 2008, el acuífero costero de Gaza fue un blanco central de los ataques militares judíos. Los daños al sistema de agua ascendieron a 6 millones de dólares, pero no se ha hecho nada para restaurar el servicio y prevenir un brote de enfermedades.»

El 25 de mayo, con el convoy ya en marcha, con barcos en el mar y otros en puerto, cargando, y en medio de un llamativo silencio mediático mundial, los organizadores emiten algunos comunicados ante las advertencias israelíes que consideraban «la expedición» una provocación y que la iban a detener antes de llegar a su objetivo:

«[…] resistiremos de forma no-violenta los ensayos de Israel de capturar nuestros barcos. Miles de personas han contribuido a hacer realidad esta flotilla, y el pueblo de Gaza nos está esperando.«

«[…] «No permitiremos que nuestra flotilla sea dividida. Nos quedaremos junto a nuestros cargueros -son la esencia de la flotilla, y llevan materiales de construcción esenciales que Israel no permite llevar a Gaza; cemento, hierro y viviendas-. Esta acción no es sólo un gesto simbólico, sino una intervención concreta para permitir que el pueblo de Gaza reconstruya sus vidas con dignidad», enfatizó la pasajera Aengus O’Snodaigh, del partido Sinn Féin de Irlanda.»

Laura Caro, del ABC, de Madrid, desde Jerusalén, informaba: «Israel ha negado reiteradamente la existencia de una crisis humanitaria en Gaza recordando que, sólo en lo que va del año, han entrado en la franja 100.000 toneladas de suministros proporcionados directamente por este país o por organizaciones internacionales. Según estimaciones del Banco Mundial, el 80 % de las importaciones que recibe la franja llegan, no obstante, a través de la red de túneles construida bajo la frontera con Egipto para esquivar el bloqueo económico.»

Las estimaciones del insospechable de simpatía palestina Banco Mundial -el banco estadounidense de la globocolonización- coinciden con bastante exactitud con lo informado por los encargados de UNRWA, la comisión creada en 1948 que atiende los suministros de la ONU a los refugiados palestinos. Solían pasar entre 400 y 500 camiones diarios; tras el bombardeo y la invasión subsiguiente de diciembre 2008-enero 2009 bajaron a unos 100, o menos. Es decir, a un 20% del suministro que antes se consideraba «normal».

El faltante es al que alude el BM como provisiones que llegan por vía subterránea desde Egipto. Con la reciente decisión egipcia de cegar y erradicar los pasos subterráneos, fácil es darse cuenta del estrangulamiento real y cotidiano que sufre la población de la Franja de Gaza (que veremos en 2.).

La periodista suiza Silvia Cattori, el 30 de mayo, nos anuncia a través de su propio sitio-e, <www.silviacattori.net> la situación en lo que resultarán las vísperas del desenlace: «El desafío lanzado por la flotilla (con el apoyo generalizado de personas que se niegan a permanecer en silencio e inertes mientras Israel encierra a un millón y medio de palestinos en lo que ha transformado en un «universo concentracionario») es intolerable para el estado hebreo que hasta el momento ha podido actuar por encima de las leyes sin ser sancionado.»

Luego de la «acción comando» sobrevienen reacciones.

El 31 de mayo se registran varias.

Navanethem Pillay, jurista sudafricana que integra el Alto Consejo de DD.HH. de la ONU, declara en Ginebra antes de la apertura de la 14ª sesión de dicho organismo: «Me siento estremecida por las noticias que indican que una misión de ayuda humanitaria ha sido recibida violentamente esta mañana temprano y que el ataque ha causado muertos y heridos mientras la flotilla se acercaba a la costa […] La actual situación es dramática, sobre todo para la población de la Franja de Gaza, que carece de todo lo necesario para vivir una vida decente«. http://it.peacereporter.net/articolo/22219/Alto+Commissario+Onu+per+i+diritti+umani%3A+scioccante+l%27assalto+alla+nave+diretta+a+Gaza.

La reacción de Julio Algañaraz, corresponsal titular de Clarín, el diario liberal por antonomasia de la Argentina -y cuando decimos liberal, en Argentina, significa pro-militar, anti-obrero, pro-israelí y la constelación subsiguiente- aparece titulada: «Los palestinos ganan una guerra sin disparar un solo tiro» y su primer párrafo reza: «Nada deja tan estupefacto como la magnitud de la insensatez que cometió Israel con el ataque a la flotilla que llevaba ayuda a Gaza, repleta de civiles de los cuales una buena parte eran europeos y muchos periodistas que inundaron de testimonios e imágenes al mundo. Es casi increíble: los palestinos han ganado una guerra sin disparar un tiro e Israel ha dañado en forma sensible su propia seguridad, con un histórico episodio de autolesionismo político-militar por el que pagará serias consecuencias.»

Sin embargo, estaremos lejos de la unanimidad. Ese día, el embajador israelí en España, Raphael Schutz, entrevistado para El Periódico de Aragón contestará con comentarios como los de estos pasajes que transcribimos. La periodista, Pilar Santos le comenta: −Ha habido nueve muertos.

−Sí, nueve personas han muerto en ese acto. Pero 155 murieron en un ataque terrorista en la India la semana pasada. ¿A quién le importa? Veintitrés españoles han muerto en las carreteras en el último fin de semana. […].» Más adelante, insistiendo con esa línea de «pensamiento» Schutz le comenta a la periodista:

En los atentados de Atocha hubo 192 muertos.

−Fue obra de Al Qaeda.

−Estamos hablando de gente a bordo del barco vinculada a la organización Al Qaeda.

Y finalmente «aclara» Schutz: «[…] hay 50 personas que han salido de Turquía con reconocidos vínculos con Hamas, con Al Qaeda. Todos éstos se esconden tras algunos buenistas europeos. Háganme el favor y vean la realidad.»

El mismo Schutz dirá en declaraciones a El País, de Madrid del mismo día, que la flotilla constituye «un intento violento flagrante y político, destinado sólo a provocar y a romper el aislamiento de Hamas en la Franja de Gaza«. Asombrosa declaración en la cual se le escurre del cerebro la existencia de un millón y medio de seres humanos… claro que son palestinos, podría haber sido un justificativo de tipo hitleriano.

Pero se trata de un caballero para quien el bloqueo sobre Gaza es «legal y justificado» (ibíd.).

Como su idea de los comportamientos humanos no ha recogido unanimidad en el planeta, el 4 de junio acotará: «se ha impuesto un «pensamiento único» y propagandístico «de corte antisemita».» (El País, Madrid, 4/6/2010)

 

El gobierno uruguayo hizo una declaración: «El Gobierno de la República Oriental del Uruguay condena las acciones militares emprendidas por las fuerzas israelíes contra un convoy de barcos con ayuda humanitaria navegando en aguas internacionales con destino a la Franja de Gaza. El Gobierno del Uruguay expresa su profunda consternación por la lamentable pérdida de vidas humanas y manifiesta su solidaridad con las familias de las víctimas. El Gobierno del Uruguay demanda una rápida investigación independiente de los hechos e insta al Gobierno de Israel a que colabore con la misma en cumplimiento de sus responsabilidades internacionales. Asimismo, solicita que se reestablezca la ayuda humanitaria a la población civil de Gaza en forma inmediata, a través de todos los cruces de frontera, en particular los controlados por el Gobierno israelí.« 

Obsérvese la suma cautela para condenar concretamente el hecho principal: la cantidad de muertos entre gente sin armas (o en todo caso, con palos, barras o sillas a modo de armas). El gobierno uruguayo pide una investigación, es decir una comisión que investigue y se descuenta la colaboración del gobierno israelí. A mi modo de ver la investigación debería recaer sobre quiénes ordenaron semejantes operativos y por lo tanto no puede de ningún modo ser hecha por ellos. Tendría que seguir el modelo de investigación llevado a cabo por el juez Goldstone.

Veamos voces menos oficiales: Michael Chossudovsky, docente e investigador canadiense, plantea un panorama histórico, aclarando que «El ataque israelí contra la Flotilla de la Libertad a Gaza forma parte de una agenda militar más amplia (www. Global Research). […] transformar Gaza en un campo urbano de concentración.»

Examina la cantidad de acciones conexas e incluso simultáneas con lo acontecido en alta mar, frente a Gaza: «Los submarinos de la Flotilla 7 -Dolphin, Tekuma y Leviathan- visitaron antes el Golfo [Pérsico]. Pero la decisión se ha tomado ahora [abril-mayo 2010] para asegurar la presencia permanente de al menos una de las naves.

«El comandante de la flotilla, identificado sólo como «Coronel O», dijo a un periódico israelí: «Somos una fuerza de asalto submarina. Actuamos a mucha profundidad y lejos, muy lejos, de nuestras fronteras.». […]. Mientras todos esos despliegues navales se ponían en marcha en el Golfo Pérsico, Israel se implicaba también en simulacros de guerra en el Mediterráneo. Esos simulacros, denominados «MINOAS 2010», se llevaron a cabo en la base aérea griega de la Bahía de Souda, en la isla de Creta [este operativo, orquestado por EE.UU., estaba previsto entre el 25 de mayo y el 3 de junio y Grecia canceló su participación el 1º. de junio, a causa precisamente, de la acción israelí].»

Sobrevienen otras curiosas simultaneidades: «Asimismo, después de la decisión adoptada contra las armas nucleares de Israel bajo los auspicios del Tratado de No Proliferación, la Casa Blanca reafirmó no sólo su apoyo a Israel, sino también al potencial de armamento nuclear de Israel. El comunicado emitido un día antes del ataque a la flotilla indica el apoyo de EE.UU. «a las capacidades estratégicas y de disuasión de Israel», incluyendo también el lanzamiento de un ataque nuclear preventivo contra Irán. […].»

«Obama prometió que no permitiría que ninguna decisión que se adoptara durante la inminente 189a conferencia de naciones para revisar y fortalecer el 40ª aniversario del Tratado de No Proliferación Nuclear «pudiera dañar los intereses vitales de Israel».»

Los nativoamericanos cordilleranos, nucleados en CIOCP (Coordinadora de Identidades Originales y del Campo Popular, Mendoza, Argentina), denuncian: «Hoy, Israel bombardea los barcos con ayuda humanitaria para Gaza, evidenciando una vez más sus objetivos estratégicos, que no son otros más que el ‘exterminio racial palestino’ ya sea, asesinando al pueblo por el fuego directo o impidiendo todo tipo de acceso a los alimentos básicos y el agua.»

La agencia árabe Al-Jazira nos da el mismo día la versión israelí:

«Israel dice que los barcos estaban incursos en un ‘acto de provocación’ contra los militares israelíes más que proveyendo ayuda y que tenían la orden de prohibir su ingreso a Gaza» (mi traducc.)

La madre de un periodista español embarcado en el Mavi Marmara le escribe el mensaje siguiente al embajador israelí en España:

«Señor Raphael Schutz, embajador de Israel en España:

[…], un país nacido del sentimiento de culpabilidad colectiva de una Europa cobarde que no supo defender a sus ciudadanos judíos de otro odio monstruoso y autodestructivo, el odio nazi. Parece, sin embargo, que la historia no le ha enseñado nada.

«Israel está repitiendo las mismas pautas de odio, de muerte, de deshumanización del contrario, de ocupación de territorios, de construcción de muros y alambradas, de soberbia racial. La diferencia es que, ahora, las víctimas ya no llevan una estrella de David cosida en la ropa, ni el gueto está en Varsovia. Está en Gaza y Cisjordania.»

1o. de junio

El periodista Jorge L. Ubertalli, argentino, se pregunta: «¿Cómo entonces, conociendo [… la] persecución que terminó con la vida de varios millones de judíos y más de veinte millones de soviéticos, la camarilla sionista de Israel tiene el tupé de llamar a los judíos del mundo a defender su política de exterminio, opresión, marginación y solución final contra un pueblo hermano, como el palestino, cuyas tierras les fueron arrebatadas por los sionistas tal como los nazis quitaron sus pertenencias a los judíos antes de enviarlos a los campos de trabajo y exterminio? ¿Y cómo hay todavía miembros del pueblo judío en el mundo que puedan responder a este llamado?» («Ya basta», en internet)

En Israel surgen voces que al menos procuran analizar. Mariano Man, periodista argentino radicado allí, sostiene: «A los sionistas sin capacidad de análisis que claman [por] más sangre les digo: eso no es sionismo. Eso es estupidez. Porque el sionismo no debe confundirse de ninguna manera con esto que está ocurriendo, con esta cadena de errores que llevarán a la destrucción moral de un país que tiene derecho a existir y a defenderse pero también que debe demostrarse a sí mismo que está maduro, incluso más que sus vecinos, para estabilizar la lucha de poderes más allá de las armas.» <www.loslanzallamas>

Cerremos las declaraciones de este día con las del embajador israelí en Argentina, Daniel Gazit, quien «en diálogo con Radio América, justificó el accionar israelí contra el barco de la «Flota de la Libertad», aseguró que en Gaza «hay comida y hay agua, quien quiera llevar ayuda lo puede hacer vía Egipto o Israel y llega a Gaza». Además sostuvo que en la nave «iban terroristas».»

2 de junio  ( registra la mayor cantidad de tomas de posición)

El periodista español Alberto Arce, uno de los poquísimos periodistas extranjeros que estaba en Gaza cuando la invasión y arrasamiento de la Franja y asesinato colectivo de sus habitantes en diciembre 2008-enero 2009, que se negara a ser evacuado entonces antes de los bombardeos, esta vez, procurando un contacto permanente con la flotilla desde la web Periodismo Humano, comenta: «Desde el asalto en la madrugada del lunes, nadie sabe nada o casi nada de los activistas: ni quién ha fallecido ni quién está herido ni quién está detenido. Es propio de un país tercermundista, si no algo peor, […] ¿dejan que los corresponsales extranjeros hablen con los detenidos? No quieren por nada del mundo que se vea esa imagen de norteamericanos e ingleses heridos y golpeados por los soldados israelíes.»

Aparecen las declaraciones al arribo a su país, del novelista sueco Henning Mankell: «Nos quitaron los teléfonos y no nos dejaban hablar entre nosotros. Me sacaron mi billetera, con el dinero y la tarjeta de crédito y el pequeño equipo musical portátil que traía. Me sacaron hasta las medias. Los soldados israelíes son unos ladrones.» (Dagens Nyheter, Estocolmo) (mi traducc.)

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, argentino, escribió una carta abierta y de ella transcribimos: «Rechazamos y denunciamos los daños provocados contra los tripulantes en misión humanitaria de la Flotilla de la Libertad, compuesta por el crucero Mavi Marmara y otros cinco navíos, que llevaban 700 activistas y 10 mil toneladas de provisiones. El ataque de Israel provocó 19 muertes, heridos, y los participantes fueron detenidos por las fuerzas israelitas [sic]. Es infame que Israel trate de justificar su acción[ar] argumentando ‘autodefensa’, frente a quienes no buscaban confrontación alguna, sino llevar la solidaridad a un pueblo oprimido

Por su parte, también desde Argentina el editor Saad Chedid escribe una carta abierta citando extensamente al rabino Yeshayahu Leibovitz de quien extraemos aquí este pasaje, referido a las matanzas en los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Shatila, en 1982 : «Si tenemos que dominar a otro pueblo, entonces es imposible impedir la existencia de métodos nazis. Somos los autores de esta masacre. Los falangistas son nuestros mercenarios, del mismo modo que ucranianos, croatas y eslovacos eran los mercenarios de Hitler […].»

Como se ve, Leibovitz no tenía pelos en la lengua para llamar asesinatos a asesinatos incluyendo a los cometidos por judíos. Y Chedid ubica con precisión el abuso del calificativo de «terrorista», tan en la boca del gobierno israelí, citando a Bruno Kreiski: «El gobierno israelí actual no tiene el más mínimo derecho de hablar sobre el terrorismo, porque todos sus miembros fueron terroristas«, una muy buena observación histórica de quien entonces era canciller austríaco… y judío.

Volvemos a testimonios directos. El de Norman Paech, un alemán de 72 años, solidario con los palestinos, que formaba parte de quienes viajaban en el Mavi Marmara nos resulta particularmente revelador porque habla de heridos también entre soldados israelíes: «La agresión vino del cielo, de helicópteros desde los cuales bajaban los soldados por sogas. Aguardamos en la cubierta y vimos que algunos de los soldados traían como medio desmayado a otro a rastras. Entraron luego un segundo y tercer soldados israelíes contusos y luego de estos tres lastimados, vimos a una enorme cantidad, tal vez una decena de pasajeros, éstos sí severamente heridos, cubiertos de sangre. Fueron puestos en un salón al lado de donde yo estaba. Uno de ellos estaba tan gravemente herido que estoy seguro que tiene que haber muerto muy poco después.» (The Guardian) (mi traducc.)

Un escritor judío, David Grossman, militante pacifista, padre de un hijo muerto en acción de guerra como miembro del Ejército «de Defensa» de Israel, expresa su desesperación ante el giro «demencial» del gobierno israelí: «Con una combinación de fuerza militar excesiva y fracaso fatal en lo relativo a anticipar la intensidad de la reacción de quienes estaban a bordo del barco, mató e hirió a civiles, y lo hizo -como si se tratara de una banda de piratas- fuera de las aguas territoriales de Israel. […] esta evaluación no implica coincidencia con los motivos -abiertos u ocultos, y a menudo maliciosos- de algunos de los participantes de la flotilla de Gaza. No todas esas personas son humanitarias ni aman la paz, y las declaraciones de algunos sobre la destrucción del Estado de Israel son criminales. Sin embargo, esos hechos no son relevantes en este momento. Hasta donde sabemos, esas opiniones no merecen la pena de muerte

El juicio de Grossman es matizado. No «se chupa el dedo» sobre estrategias y métodos pero se mantiene en los estribos; «esas opiniones no merecen la pena de muerte» (al margen de si alguna opinión lo merece), que los soldados israelíes sí dispensaron a tiro limpio. Sabe de los palos que podrían haber estado preparados para «recibir» el abordaje y no descarta una celada, pero distingue entre hostilidad y rechazo y lo que es abuso y desprecio por la vida… ajena.

3 de junio

El insospechable diario El País, de Madrid, al que nadie va a poder a acusar de proárabe o antieuropeo, registra en una nota titulada «Miles de turcos lloran a los muertos en el asalto israelí a la flotilla«: «Tras el regreso de los activistas, se suceden las denuncias contra la actuación de Israel desde el ataque del pasado lunes. La ONG IHH ha denunciado que tres activistas que tomaron parte en el viaje están desaparecidos y que podrían haber muerto. El presidente de IHH, Bulent Yildirim, que estaba a bordo del Mavi Marmara, ha denunciado también que los médicos que viajaban en la nave entregaron a Israel 38 heridos, pero éstos sólo repatriaron a 21. «Mataron a tiros a uno de nuestros amigos después de que se hubiera rendido. Nos atacaron con bombas de gas y balas reales. A nuestro amigo Cevdet, que era periodista y sólo tomaba fotos, le dispararon en la cabeza a un metro de distancia», ha explicado Yildirim.«

Un escritor judío, defensor histórico del sionismo, partidario acérrimo del Estado de Israel, Amos Oz, escribirá una nota titulada «Cuando la fuerza es perjudicial» que remata así: «Todo intento para usar la fuerza no como una medida preventiva o de autodefensa, sino como un medio para destrozar los problemas y acallar asimismo las ideas, conducirá a más desastres, como el que nos creamos en aguas internacionales, frente a las costas de Gaza.«

David Iud, argentino de ascendencia judía, militante, laico, a principios de junio empieza así una nota que colgó en su blog: «El increíble grado de salvajismo, barbarie y desprecio por la condición humana demostrado por los dirigentes israelíes que ordenaron las repugnantes acciones sobre el convoy de ayuda humanitaria que se dirigía a Gaza, demostrado también por un importante sector de la sociedad israelí y la comunidad judía mundial, al cual ellos expresan y por supuesto por los esbirros ejecutores de semejante atrocidad, me mueven a escribir estas líneas.» Enfrenta así el que buena parte de la sociedad israelí y de la «comunidad judía mundial» acompañe lo actuado.

El 5 de junio de 2010 el Movimiento para la Salud de los Pueblos ( MSP- PHM – People’s Health Movement) «condena fuertemente el ataque premeditado y violento del gobierno israelí sobre las flotillas civiles que llevaban a activistas pacíficos y ayuda humanitaria para Gaza […] Notamos que la flotilla, entre otras formas de ayuda humanitaria, estaba llevando suministros vitales requeridos para el tratamiento de la situación rápidamente deteriorante en Gaza en cuanto a salud y cuidado de salud se refiere. Esto incluía medicinas esenciales, sillas de ruedas, y materiales de construcción, suministros vitales necesarios para reconstruir las facilidades [condiciones] para salud, para el tratamiento de la aguda escasez de medicinas y ayudar en la rehabilitación de la gente mutilada como resultado de la acción militar de Israel.»

Un militante judío antisionista, Ruben Kotler, cofundador de «En nuestro nombre, no» de Tucumán, Argentina, el 6 de junio hace circular en internet su posición; «No ha sido un acto pirático, ha sido un acto de genocidio«, y analiza lo acontecido siguiendo la convención que estipula este último concepto. «La convención establece claramente: Matanza de miembros del grupo. No habla de ‘cantidad’, argumento del que se valen muchos juristas e intelectuales para afirmar que en Palestina no es posible hablar de genocidio. Sin embargo, el concepto no deja margen de dudas. Israel, como dije, ha definido claramente cuál es el GRUPO ampliando incluso su definición más allá de la población propiamente palestina. Para Israel son miembros del grupo a exterminar tanto los palestinos así como también todos aquellos que les apoyan o procuran ayudar.»

El 7 de junio Huwaida Arraf, palestina, cristiana, casada con un judío y ciudadana estadounidense, cofundadora de Free Gaza declaraba (periodismohumano.com): «[…] protesté mucho porque me separaron de mis compañeros y me quitaron todas mis cosas. Nos quitaron todo: teléfonos, ordenadores, relojes, dinero […] Fueron muy violentos. Me tiraron del pelo, me golpearon la cabeza contra el suelo, me pisotearon. Debí desmayarme porque lo siguiente que recuerdo es que estaba en el hospital

Bernard-Henri Levy es un defensor a ultranza de Israel. Y sobre todo, de las «verdades» que emite su gobierno como la de que Gaza está perfectamente provista y «no le falta nada». Ése es su calibre de identificación con Israel y, diríamos, de su impudicia.

Veamos cómo ve lo acontecido: «Como dije ese mismo día en Tel Aviv, durante un acalorado debate con un ministro de Netanyahu, la forma en que se desarrolló el asalto, frente a las costas de Gaza, del Mavi Marmara y su flotilla, me sigue pareciendo ‘estúpida’.»

«Y si me hubiera quedado la más mínima duda de ello, el abordaje, este sábado por la mañana y sin violencia alguna, del séptimo navío habría terminado de convencerme de que había otras formas de actuar para evitar que se cerrase así, es decir, con un baño de sangre, la trampa táctica y mediática que le tendieron a Israel los provocadores de Free Gaza.» (El País, Madrid, 8/6/2010).

Obsérvese que ni siquiera alguien con la posición de Levy llega a admitir el comportamiento que estamos examinando.

Con fecha 9 de junio circula un comunicado lacerante de la Red Internacional de Médicos del Mundo: «lamenta la pérdida de vidas humanas y muestra su rechazo ante el ataque armado sufrido por la flota que transportaba 10.000 toneladas de ayuda a Gaza por parte del ejército israelí. […] En la actualidad, a causa del bloqueo y de las penurias sociales que éste provoca, numerosos tratamientos de salud son inaccesibles, tanto dentro de la Franja de Gaza como fuera de ella, ya que las restricciones de movimiento desde y hacia Gaza hacen que por ejemplo la derivación de pacientes al extranjero siga siendo problemática. En el año 2009, un total de 27 personas murieron tras haberles sido rechazado el acceso a la atención médica fuera de Gaza.»

Mientras, en diversos links se observa que en EE.UU. aparecen manifestantes portando carteles: «Judaism yes, zionism no», «Stop Israel Terrorism», «Boycott Israel Apartheid» y otros similares. Algo sin precedentes, al menos con este alcance.

El 10 de junio, un joven judío argentino, Ariel Feldman, grafica en un artículo: «La comunidad judía [argentina] se encuentra hoy en un estadio pre-peronista. Los judíos nos hallamos en una suerte de período oligárquico en que un manojo de instituciones no representativas o directamente ajenas se arrogan la representación de todos, hablan en nombre de los judíos […] Luego del pistolero ataque israelí a una flotilla internacional con ayuda humanitaria que pretendía […] aliviar la situación de la población sitiada de Palestina y poner en cuestión un inhumano e ilegal bloqueo, y en una caricatura repetida, ayer nuevamente se reunieron en la Sociedad Hebraica Argentina (SHA) el embajador de Israel en Argentina, Daniel Gazit, y los representantes de la DAIA, la AMIA, la Campaña Unida Judeo Argentina (CUJA) y la Organización Sionista Argentina (OSA), para pretender falsamente la unidad de la comunidad judía argentina en el apoyo ciego e incondicional al Estado de Israel.«

 

Y el 13 de junio Mario Vargas Llosa publica su «Israel: la amistad difìcil» en donde afirma su simpatía pro-israelí. «Aunque no lo sea para los árabes, esta sociedad es para los israelíes absolutamente libre«, una curiosa definición de libertad… asimétrica. Por eso, lamenta que: «los comandos israelíes asaltaran en aguas internacionales el Mavi Marmara perpetrando unas violencias inútiles que han hecho tanto daño a la imagen de Israel […]. Aun defendiendo a rajatabla a Israel tiene ojos para ver «violencia inútil», es decir una violencia viciosa.

Marcelo Weksler es otro israelí, seguramente judío, dedicado a trabajar con «juventud marginada», donde el mero nombre de su área de trabajo define su actitud social.

Evidentemente, no coincide con Levy, ni con Oz ni con Vargas Llosa. En una nota anterior a los hechos que analizamos, el 10/5/2010, había «anunciado» la fascistización en que está embarcado el proyecto sionista: «El actual liderazgo político, a pesar de haber alcanzado electoralmente el poder como una coalición estable, percibe la incitación en contra de todo aquello que le es ajeno -los palestinos, los trabajadores inmigrantes, los refugiados, los izquierdistas, los homosexuales, los humanistas- como una necesidad existencial. Esto se debe a la necesidad de construir una ideología hegemónica que garantice la subsistencia a largo plazo a pesar de las crisis políticas […].«

La observación de Weksler, que hasta podríamos llamar profética si no fuera que somos refractarios a todo profetismo, debería ser ampliada con el papel de Israel fuera de fronteras, no ya sólo en el Mediterráneo Oriental sino, por ejemplo, en América Latina, con un intervencionismo mílito-policial que se hizo tristemente célebre desde los ’70 y que jamás se ha detenido, al contrario.

Nil Nikándrov nos recuerda en «El Mossad en el sur de América» que esos «trabajitos» han avanzado, como lo vimos hasta televisadamente cuando el sitio a Manuel Zelaya en la embajada brasileña: «Está operando de una forma activa en América Latina la Agencia Internacional de Seguridad (ISA), cuyo núcleo de cuadros lo constituyen excomandos israelitas y agentes de inteligencia retirados. Esta agencia participó (en una estrecha colaboración con la CIA y el Mossad) en el derrocamiento del presidente legítimamente elegido de Honduras, Manuel Zelaya. Ahora los especialistas de la ISA prestan sus servicios en ‘la protección’ del actual presidente hondureño, Porfirio Lobo, elevado al puesto del jefe de estado en resultado de una imitación de ‘elecciones democráticas libres’ según el modelo de aquellas que habían sido elaboradas por Washington en Irak y Afganistán.» La única pregunta que me hago es si tales elaboraciones fueron «cocinadas» exclusivamente en Washington.

<noticias.terra.com>, 14/6/2010: «El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijo el lunes [12/6/2010] que el bloqueo que Israel impone a [la] Franja de Gaza viola las convenciones de Ginebra y pidió que sea levantado. «La población civil de Gaza está siendo castigada por actos en los que no tienen responsabilidades. Por lo tanto, el bloqueo es un castigo colectivo impuesto en una clara violación de las obligaciones de Israel bajo la ley humanitaria internacional […]. La Cuarta Convención de Ginebra de 1949, ratificada por Israel, prohíbe el castigo colectivo de una población civil».»

Observemos que hasta para la Cruz Roja, organismo imposible de ser tomado por izquierdista, subversivo, musulmán o antisemita, el Estado de Israel es responsable hasta de violar los propios acuerdos que ha firmado.

Finalmente tomamos pasajes de dos «análisis» publicados el 16 de junio en Israel (Horizonte, revista digital), con fuertes matices diferenciales entre un israelí y un uruguayo. Se pregunta Gabriel Bacalor, israelí: «¿Por qué abordar un yate lleno de civiles militantes de grupos evidentemente pro-Hamas?¿Por qué hacerlo de manera que los comandos se vean en la necesidad de disparar balas de plomo al ser atacados?¿Por qué, además, hacerlo en aguas internacionales, adónde ilegitimamos cualquier justificación de defensa propia en base al derecho internacional?

«Ninguna respuesta me permite descartar la hipótesis que los sucesos respondan a una decisión política del actual gobierno del Estado de Israel de causar una conmoción internacional

Fabián Wajner, desde Montevideo, a su vez, registra: «La acción de la Marina israelí sobre la ‘flotilla pro-palestina’ del pasado lunes 31/05 derivó en un escándalo internacional a gran escala. Si a Israel se le impuso un choque armado que claramente no buscaba, y pudo finalmente detener los barcos que pretendían quebrar su soberanía, ¿por qué para el mundo entero Israel perdió esta batalla?; ¿y por qué Turquía y Hamas se anotan unos tantos a su favor?» Para entender lo que ve como una paradoja, ni piensa en la pérdida de vidas, ni en el comportamiento de los militares israelíes tan claramente denunciados por Mankell o Arce. Nuestro hombre encuentra la clave en «la Guerra Mediática»:

«¿Cómo se emprende una «Guerra Mediática»?»

«Veamos el caso reciente. Alcanza con organizar una flotilla de barcos bien equipada y preparar los posibles escenarios de victoria mediática.»

«¿Los soldados?»

«Una combinación bien variada de activistas radicales pro-palestinos, militantes e immanes pro-Jihad, anarquistas anti-globalización y, por supuesto, entre ellos algún judío «tolerante» (si es israelí mejor).»

«¿Las armas?»

«Desde la retaguardia, la transmisión en vivo de los canales de televisión. En el frente, celulares de última generación y cámaras de video, todos prontos para traspasar rápidamente la información a los medios de comunicación. Éstos se encargarán del resto, mientras en paralelo comienza «espontáneamente» una cadena de manifestaciones de condena en todo el mundo.»

«¿Qué hacer?»

«La gran pregunta que surge es cómo combatirla. El ejército israelí pretendió inicialmente una operación «silenciosa», abordando sin armas de fuego y esperando no recibir mayor resistencia, pero cuando se vio próxima al linchamiento de los soldados acabó derivando en todo lo opuesto: violencia y víctimas; ergo, una enérgica condena internacional.»

«Lo que parece no haber comprendido Israel es que en las «Guerras Mediáticas» no vence la Parte que «desarticula» a la otra en el lugar del acto, como en otras guerras, sino quien logra salir más rápido y mejor posicionado ante las cámaras internacionales. Si ése es el verdadero campo de batalla en una contienda mediática, en éste se debe estar pensando al planificar una operación de este tipo.«

Wajner ha abandonado hace rato las lucubraciones éticas o las políticas, o siquiera las sociales, sobre prójimos, necesidades, injusticias. Está en pleno eficientismo. Un digno émulo de Larry Summers. Y lo más ridículo de su «planteo estratégico» es que esa guerra, la mediática, es la que viene ganando desde hace décadas EE.UU. y fundamentalmente el eje cada vez más inescindible EE.UU.-Israel. Hay excelentes investigaciones sobre la manipulación mediática que desde hace ya mucho tiempo opera a favor de Israel.1 Los grandes medios occidentales son hipersensibles al dolor israelí y sufren de embotamiento emocional profundo y sostenido ante el dolor palestino, árabe, musulmán, afro…

2. Los tramos que he ofrecido al que supongo atento −y paciente− lector no pueden dar una lectura acabada ni mucho menos de la realidad; ni de los juicios sobre el abordaje sangriento; se trata apenas de pasajes que he ido espigando en diversos medios de comunicación, algunos del circuito «mayor» y otros de medios «menores», alternativos o como se prefiera llamarlos, con criterio cronológico y obviando mensajes similares.

Como el lector también advertirá no se trata de una lista propalestina, porque hay varios que juzgan el abordaje con asesinatos incluidos, como un traspié, un error o un síntoma israelí, defendiendo su política o su legitimidad. Situación que por cierto no se hace extensiva al compilador y estimo que el lector ya lo habrá advertido.

Como seguramente también se habrá dado cuenta que existe una abrumadora crítica a la pesada mano israelí para encarar «su tarea».

También pudimos ver la defensa a ultranza de lo actuado por el ejército israelí que considera a los embarcados, terroristas, «cretinos útiles» de Al Qaeda, de la Yihad islámica o del Hamas. Tal convicción la pudimos rastrear −en el mundo entero− únicamente entre conservadores, archiderechistas, funcionarios del establishment israelí.

Hasta donde conozco tales opiniones han surgido en EE.UU., Israel y Uruguay. Amén de los comunicados de las diversas embajadas israelíes en países del mundo, que han recibido a su vez el apoyo fervoroso de organizaciones israelitas locales.

En Uruguay, pasa algo peculiar: por cierto, ya conocemos las voces de siempre, de la derecha democrática, de los liberales que creen no ser de extrema derecha −es decir defensores por antonomasia del estado de cosas existente− porque conciben como derecha, equivocadamente, sólo al nazismo. Y seguramente, como otra hoja de la misma tijera, debe haber ultristas, conservadores de viejo cuño, antisemitas, que condenarán lo que llevó a cabo Israel por su antipatía»innata» hacia los judíos.

Pero lo curioso del «paisitio» es que intelectuales que se consideran progresistas y rabiosos antifascistas, alguno con prosapia de izquierda, han adoptado la defensa del procedimiento israelí que ha matado no sabemos si a diez o veinte seres humanos, hiriendo a varias decenas, en un convoy que procurara quebrar el feroz e inhumano aislamiento en que el sionismo ha sumido a la Franja de Gaza, luego de la relocalización de las colonias judías (octubre 2005) que el sionismo más militante había erigido allí y fundamentalmente, luego de las democráticas elecciones palestinas de enero de 2006.

Examinemos, siquiera someramente, un par de «casos».

Egon Friedler

EF escribe «psicológicamente» una nota: «Enemistades íntimas» (La República, Montevideo, 14/6/2010).

Y para referirse a la carnicería habida, no dice una palabra de ello y vuelve al viejísimo recurso del auto-odio por el cual, según EF «entre los detractores más sistemáticos y virulentos del Estado de Israel siempre suelen encontrarse algunos judíos«.

Con un registro crítico de estrechez preocupante, admite −nos aclara− alguna crítica: «naturalmente no me refiero a la crítica legítima de tal o cual política del gobierno de turno sino a un rechazo visceral […].» Queda claro que admite que se le discuta al gobierno alguna política, tal vez el enfoque de cómo operar con los renglones de importación, o la incorporación de Israel a la Unión Europea… o el color de las baldosas del baño de la Kneset. Pero un cuestionamiento generalizado le resulta inadmisible y se adelanta a calificarlo de «irracional«.

Y esto es apenas el aperitivo. EF se dedica a analizar el fenómeno del auto-odio a lo largo de la historia, «de quienes pretendieron escapar a su condición de víctimas pasándose al bando del enemigo.» A ver si entendemos bien: EF considera entonces que el bando palestino es el que dispone de los recursos planetarios, económicos, comunicacionales y… supongo que militares. No se sonría; es lo que sostiene este «intelectual». Y que el bando que él tan ardientemente defiende; de EE.UU., el gobierno sionista (con todas sus bases de apoyo en buena parte de las comunidades israelitas diseminadas por todo Occidente, y en primer lugar las organizaciones judías estadounidenses que mantienen un nexo de total identificación con Israel), más los apoyos de la Unión Europea, ése resulta ser el bando pequeño, perseguido, discriminado.

Una vez definidas así las partes en conflicto, pocas esperanzas tenemos de acercarnos a algo vinculable con la realidad. EF iguala a los judíos conversos que se aliaron con la Inquisición con los críticos judíos de Israel o el sionismo. A los inquisidores medievales con críticos como G. Atzmon, N. Chomsky, Y. Rabkin… ¿que diría de Y. Leibovitz, aquel rabino sin pelos en la lengua que citáramos, que hablaba de «nazis-judíos»?

Escindido así definitivamente de las verdades palpables de todos los días EF nos introduce en su «universo» en el cual «la epopeya del estado judío es una increíble historia de éxito en la economía […]». Claro que EF escamotea el hecho, que tiene una cierta materialidad, de que el Estado de Israel es el único estado del mundo que vive de rentas… ajenas (un detalle que explicitaremos en 4.). Recibiendo una millonada cotidiana, como plata dulce.

Para hacer completa la distorsión EF no se conforma con registrar que, afortunadamente, hay judíos que rechazan el abuso y la política de humillación y envilecimiento sobre seres humanos, islámicos, ateos, niños, mujeres, lo que sea, no judíos. Les atribuye un «extraño amor de algunos judíos por islamistas fanáticos […].» Algo a lo que EF alude sin dar ni un solo ejemplo, pese a la gravedad de la acusación.

Daniel Vidart

Vayamos al otro texto, también publicado en La República en la misma fecha. DV presenta sus lucubraciones bajo el título ««La flotilla de la libertad» y los molestos antropólogos«. Con el título deja establecida una antinomia: la flotilla, entrecomillada, pierde el sentido de vía de libertad ante el atenazamiento manu militari que Israel ha tendido alrededor de la Franja de Gaza como una nueva Numancia a ser rendida por hambre, vicisitudes, humillación. Y a su vez el gremio de los antropólogos queda ubicado como conciencia crítica, alerta.

Vidart, a quien conozco personalmente y con quien coincido en cuestiones, aunque nunca pudimos superar su apego eurocentrista, es seguramente el antropólogo de más prestigio del Uruguay, así que emite su juicio desde un lugar, digamos, firme, con auctoritas.

Y toma tan en serio su papel de intelectual puro, profesional, que se presenta como depurado de las máculas de la opinión, la mera doxa.

Como si pudiera existir un humano que está más allá del bien y del mal, más allá de su condición subjetiva, de sujeto comprometido. Considera que: «Nos proclamamos libres de etnocentrismos y, si advertimos que persisten y nos andan por dentro, como relictos de un umbilicalismo aldeano, procuramos deshacernos de ellos mediante una sistemática autocrítica. Así despojados y preparados, nos enfrentamos al mosaico de las culturas contemporáneas […]. ¿Por qué tan largo proemio, antes de entrar en materia? La contestación fluirá por sí sola: porque el tema sociocultural sometido a las reflexiones que siguen está maleado por la pasión, deformado por los intereses políticos, infectado por el prejuicio. Y la antropología, en estas circunstancias, debe obrar como una escoba, barriendo las migajas de la opinión y la basura de los intereses creados.»

A ver, entendamos el mensaje: el autor de los renglones que seguirán, hablando del conflicto Palestina-Israel y del abordaje a sangre y fuego de buques con vituallas, estará más allá de la pasión, no le afectarán los intereses en juego, su ojo, preparado, no tiene deformación.

En rigor, podríamos ya quedar absortos escuchando un oráculo, molesto pero no modesto.

Y entonces, para hablar de la cuestión palestina, es decir para NO hablar de la cuestión palestina, nuestro amigo se descarga, sin más, con las matanzas de «los fundamentalistas musulmanes que ya provocaron en el Sudán kafir (infiel) medio millón de muertos, nunca lamentados por los tremendistas antijudíos […]». En su prestidigitación, DV, que dice no dejarse gobernar por la pasión ni los parti-pris, puro despojamiento intelectual, mete en una bolsa −el Islam− al problema creado por el sionismo en la tierra bíblicamente «prometida» y el problema creado por conflictos atroces en países y regiones devastados por el colonialismo a 1500 km. de distancia… sociedades y situaciones que deben haber tenido poco o ningún contacto entre sí. Si DV no está haciendo abuso del recurso de «las comparaciones odiosas» que le permite dispensar bulas condenatorias e infalibles, que me lo expliquen.

Comparar la actividad del Estado de Israel, considerado por muchos modelo político (y lo es, sólo que no exactamente por lo que se lo suele calificar así en Uruguay: es un estado inconstitucional, básicamente sustentado en el racismo y en una pureza presuntamente étnica) con el desolado Sudán, que nadie toma como modelo de nada es mezclar o confundir los tantos penosamente.

A DV parece preocuparle mucho una posibilidad: «sueñan con la fundación de una teocracia islámica mundial». Le recuerdo al amigo DV que ya hay fundada una teocracia, o en todo caso dos, que no sueñan su realización porque ya están realizadas, aunque trabajosamente, con resistencias. El estado judío israelí es teocrático y, en EE.UU. el sector cristiano, renacido, también sionista (aunque, ¡paradójicamente antisemita!) es mayoría aplastante en el Partido Republicano. Tuvimos hasta hace muy poco quien fungía como presidente y pertenecía a esa teocracia mundial no precisamente islámica. Hombres tan piadosos, como el mencionado G. W. Bush, que en un continente estragado por el SIDA −África− obstruyó sistemáticamente la difusión de preservativos so pretexto de defender la vida sexual de la familia (cristiana) constituida, aunque el resultado haya sido la expansión aun mayor de SIDA, que atribuirá, supongo, a pecado.

¿Y dónde se ubica aquella «teocracia islámica mundial»? Uno piensa de inmediato en los sectores más retrógrados del Islam, en Arabia Saudita, por ejemplo, el «eterno socio» de EE.UU., que junto con Afganistán son los núcleos del Islam más troglodita, de los que se enorgullecen de los jóvenes que pierden su tiempo aprendiendo el Corán de memoria de la primera a la última letra.

Pero no. DV lo ve «ya en marcha en Europa, donde residen 52 millones de musulmanes«. Habrá que avisarles a Merkel, Sarkozy y Berlusconi. Supongo que habrá quitado de sus cifras a los musulmanes «limpiados étnicamente» en Bosnia, donde su población, de unos dos millones de habitantes, fue literalmente diezmada, es decir donde cristianos y chovinistas varios asesinaron a unos doscientos mil musulmanes europeos… (1991-1995, no fue hace tanto, casi casi en el siglo XXI).

En el peculiar y fantasmático curso histórico que nos describe DV estos teócratas islámicos europeos «han transformado en un oficio el ‘martirio’, esto es el matar y el morir, con tal de desvirgar día tras día, gozosamente, a las huríes que les brindará el anhelado paraíso.» Que un antropólogo interprete el martirio como ansia sexual en Europa, en el siglo XXI, me hace sonrojar de vergüenza… ajena.

Y que perciba la existencia de martirios en Europa, es para mí, feérico. Tal vez es mi ignorancia la que no me permite rastrear un solo caso.

Claro que el Islam podría tener que ver con los llamados «asesinatos por el honor», una fórmula patriarcalista para justificar lo injustificable de asesinar a jóvenes mujeres musulmanas que hayan establecido relaciones con «ajenos», «impíos» «infieles». Estos casos sí se han repetido en Europa, pero no es a lo que DV alude.

En cambio, martirios sí se han dado en Palestina/Israel, generalmente llamados inmolaciones.2 Atribuir tales atentados, atroces como todo atentado, a las huríes en lugar de hacerlo a la desesperación y a las humillaciones permanentes que los judíos sionistas les han infligido a los palestinos, navega entre la ignorancia supina que no le sienta a un erudito de la talla de DV, y un torcimiento de la realidad que no dejaría bien parada su probada capacidad de análisis.

Con tales preconceptos no es de extrañar que DV adopte la versión oficial de los hechos y ponga entre irónicas comillas la «»ayuda humanitaria» a una Franja de Gaza privada según declaraciones previas al viaje de alimentos, remedios e insumo a causa del cerco israelí.» Sin embargo, con cuidada sensatez, DV no cuestiona ni agrega comillas irónicas a la desesperada situación que vive el casi millón y medio de gazanos, aunque nos estampa una imagen de viejo cuño que le otorga adultez a los israelíes e infancia a los palestinos: «los integrantes del sufrido pueblo palestino que se vieron forzados, claro que a coscorrones y patadas, a vivir en ‘El ghetto de Gaza’.« 

Luego nos «revela» que el cerco lo hacen juntos Israel y Egipto. Lanza del Vasto solía decir que un asesinato más otro asesinato no son cero asesinato, algo que demasiada gente tiende a creer, sino dos asesinatos. Mutatis mutandis, uno podría preguntarse qué le mejora la conducta a Israel el que Egipto también haya bloqueado la pequeñísima frontera que tiene con la Franja. Pero hay algo mucho más decisivo, geopolíticamente hablando: Egipto ha sido convertido en un estado vasallo; sus gobernantes son satélites, de Israel-EE.UU. En rigor, el bloqueo responde en los dos casos a lo mismo.

Por lo tanto, lo que no ve DV: «No he leído en la prensa antiimperialista ni escuchado en la radio o TV, donde campea la judeofobia, palabras de censura contra el bloqueo egipcio», se explica porque la crítica va hacia los dueños del circo, no hacia sus payasos. Por otra parte, mera acotación temporal: el inhumano y cruel cerco israelí, su práctica etnocida lleva años; el bloqueo egipcio, el real, semanas.

Y el epíteto de «judeofobia» corre por cuenta exclusiva de DV. Es cierto que la política sionista genera un rechazo muy fuerte y que sus víctimas pueden englobar como figura opresora al judío con el sionista. Pero en tal caso, habrá que terminar hablando, lamentablemente, de la profecía autocumplida de los sionistas, que verían alcanzados sus objetivos si el antisemitismo «corre» a muchos judíos más hacia Israel. Afortunadamente hay cada vez más judíos antisionistas que ayudan a impedir semejante confusión.

Dando prueba de llamativo desconocimiento, nuestro antropólogo afirma: «Diariamente, según noticias no desmentidas, llegan a este enclave entre 100 y 120 camiones transportando alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad. No vienen de ningún poderoso país árabe solidario con los ‘hambrientos’ sitiados. Los envía Israel, sin cargo alguno. Otro dato de buena fuente […].» Detengámonos en este puñado de verdades, todas falsas: nadie desmiente que lleguen por día «entre 100 y 120» camiones, más bien entre 80 y 100. Falta apenas aclarar que antes de apretar el torniquete del bloqueo, entraban alrededor de 400 camiones diarios. Y que luego de la destrucción de unas 20 000 viviendas, innúmeros centros de salud y abastecimiento, redes de todo tipo (eléctricas, de agua corriente), cultivos, calles y caminos, con el arrasamiento militar de diciembre 2008-enero 2009, la cantidad de camiones tendría que haber aumentado considerablemente, no haberse reducido a la cuarta o quinta parte.

Y aclaremos mejor la procedencia: no vienen de ningún «país árabe solidario», pero tampoco provienen de Israel. Se trata de los suministros que la UNRWA ya mencionada provee desde hace décadas, a los millones de refugiados palestinos, mayoritariamente asentados en Gaza (y en Cisjordania, El Líbano, Jordania, etcétera). Estas precisiones desnudan el papel literario del comienzo de frase que transcribimos al final de la cita anterior: «Otro dato de buena fuente»… no es al menos «otro».

«[…] Hamas (Movimiento de resistencia islámica), la fuerza que gobierna en Gaza y se halla en abierta lucha −pese a que profesan ambas facciones una misma religión regida por un Dios ‘grande y misericordioso’− contra Al Fatah (Movimiento de liberación nacional palestino), el grupo que reside y manda en Cisjordania.» Hay que felicitar en este caso a nuestro autor por haber acumulado tantas imprecisiones en tan escasas líneas.

Hamas y Al Fatah no profesan la misma religión por la sencilla razón de que los de Al Fatah son laicos, y más bien ateos y materialistas… Si alguien cree las imbecilizantes simplificaciones por las cuales Uruguay-es-un país-católico y consiguientemente todos-los-uruguayos-son-católicos, habría que aclararle que entre orientales hay unos cuantos que no creen, no creemos, en los dogmas católicos. Incluso más: que probablemente ni se pueda decir que Uruguay sea un país católico puesto que una mayoría no lo es y en cambio estaría más cercano a la verdad decir que Uruguay es un país laico, aunque con fuertes y crecientes influencias de varios cultos, como los que se encarnan en la organización Moon, el Opus Dei y el sionismo a través de su red educacional, la ORT, amén de la Iglesia Católica, y del peso de varias iglesias protestantes… Bien, entre palestinos pasa algo similar.

Es sabido, además, que hay connotados regímenes árabes fuertemente enfrentados al Islam, como el sirio, por ejemplo.

Y Al Fatah no reside en Cisjordania. Tanto Al Fatah como Hamas tenían y tienen adeptos en distintos territorios palestinos, por empezar en la Franja y en Cisjordania. Que la represión bloquee esas expresiones no quiere decir que no existan, sino que sencillamente son perseguidas.

DV remata su desencajada filípica: «La verdad está en las cosas reales, en los hechos objetivos, y no en las flechadas opiniones de las partes en conflicto y de los que desde afuera atizan las llamas del odio y el desencuentro entre los descendientes de un mismo patriarca: el Abraham hebreo, llamado Ibrahim por los árabes.» Hay que reconocerle osadía para mencionar tan reiteradamente la soga en la casa del ahorcado… la verdad, lo real. Pero acusar a quienes no somos ni árabes o musulmanes ni judíos o sionistas por el conflicto palestino-israelí es ya un dislate histórico que no merece casi comentarios: el origen de este conflicto, a fines del siglo XIX, con el cual se rompió una convivencia milenaria entre judíos y musulmanes en Palestina, sobrevino con el colonialismo europeo en alza (en la misma década en que Herzl elabora las tesis sionistas, Europa despedaza el África como si fuera una res en el matadero).

Fue la mezcla, siempre explosiva, entre un irredentismo y la pretensión europea de ocupar un espacio más en la ‘bárbara Asia’ lo que atizó «las llamas del odio», y no entre árabes y judíos como confunde DV, sino entre árabes y sionistas.3 Y desde allí, el conflicto ha sido eso: la pretensión de asentarse en tierras bíblicas por parte de judíos europeos siempre protegidos y auspiciados por potencias coloniales o colonialistas, contra la resistencia de los natives. (Hay un corto período, poco antes de 1948, en que tales alianzas dejan de funcionar, pero aunque el sionismo hace de ese momento su «guerra de independencia», a lo largo de la historia, ya más que centenaria del conflicto, no es sino una fugacidad.)

El conflicto, por otra parte, ha tomado tal envergadura que es totalmente explicable, justificable que quienes no forman parte de ninguno de los dos bandos, quieran, queramos interceder, ayudar, terciar.

Abandonemos estos últimos textos, y vayamos un escalón arriba. ¿Por qué surgen en Uruguay alegatos tan ideologizados?

3. Hay que intentar explicar, y explicarse, semejante anomalía. Es indudable que la paternidad que un poco siempre sintió el batllismo en el nacimiento del estado israelí, ha permeado considerablemente a la sociedad uruguaya. Y es indudable que hay motivos de orgullo para eso. Entre aquellos países que se apresuraban a albergar, recibir, proteger, a los fugitivos del nazismo y sus aliados (por ejemplo, los ustachas croatas), como fue el caso de Argentina, Paraguay, Bolivia, EE.UU., Brasil, Chile, y quienes procuraron dar asilo a judíos sobrevivientes de la pesadilla nazi, como hizo el Uruguay (y que supo dar refugio a marineros alemanes, probablemente conscriptos, en plena guerra mundial, distinguiendo así claramente a lo alemán y lo nazi), nos resulta airosa la posición uruguaya.

Sin embargo, ya entonces se estaban acunando los huevos de otra serpiente. Ni el gobierno ni el cuerpo diplomático ni la intelectualidad uruguaya supo ver o explicar entonces −década del ’40− cómo las formaciones especiales sionistas, trabajando de consuno con Inglaterra hasta los ’40, para expoliar, doblegar y reprimir a los palestinos, inician luego una violencia mediante atentados contra las tropas inglesas, de las que habían formado parte hasta entonces (en la segunda guerra mundial hubo muchos soldados y oficiales sionistas en el ejército británico). Los ingleses renuncian a la administración colonial acosados por el sionismo en medio del estado calamitoso en que los había dejado la guerra mundial. Y se van (tras cosechar varias víctimas). Los que no pueden renunciar así son los palestinos, moradores inmemoriales de esas tierras. Los sionistas trataron de expulsar a los palestinos mediante una veintena de matanzas colectivas (prestamente asordinadas), de las cuales la más tristemente conocida es el aplastamiento de la aldea Deir Yassin, con todos o casi todos sus habitantes.

Tendrán éxito: lograrán forjar mayorías judías en buena parte del territorio palestino expulsando mediante asesinatos y terror a cientos de miles de natives. Será un amargo éxito que irá emponzoñando a la sociedad israelí. Algo que percibimos cada vez más.

Esa violencia motorizada por la ideología sionista venía desde principios del siglo XX, pero se concreta como piedra fundamental del estado sionista entre 1946 y 1948. ¿Cómo se puede explicar que quienes fueron tan duramente tratados, reprimidos y matados a comienzos de la década del ’40, hayan podido transferir métodos peligrosamente similares a otros, en este caso a árabes palestinos? La memoria que reclamamos es bien corta: apenas 3 o 4 años. Nadie podía haber olvidado nada. Estamos hablando de guetización, acarreo inmisericorde de población, muertes sin juicio, terror(ismo).

Nos tememos que la explicación pasa por el eurocentrismo. Del cual Uruguay es tributario en altísimo grado.

El nazismo ejerció un despotismo soberbio y expreso, basado en un racismo de dudosos quilates que recayó, sobre todo, en europeos. Algo que despertará todas las sensibilidades humanistas de los liberales y demócratas eurocentrados. El sionismo, al principio y luego el Estado de Israel, en cambio, ejercerán su despotismo y llevarán adelante su planteo racista dentro del «mar árabe» que se sitúa en el África norteña y el Asia Occidental.

Y lesionar derechos humanos de gente que no es «como uno», ya se sabe, no es lesionar derechos humanos, por la razón del artillero, difícilmente pronunciable después del descalabro militar del nazismo que ventiló todas sus atrocidades, pero que es sencillamente que ésos no son humanos, al menos no tan humanos como nosotros. No merecen los derechos que nosotros, sí, nos merecemos.

Sólo a partir de esa ceguera de nacimiento, de esa invisibilización de los palestinos y del deslumbramiento por los «adelantos» israelíes, expresión de la colonialidad propia de una país como Uruguay 4 puedo atar, mala, penosamente, estas dos moscas por el rabo: defensa a ultranza de Israel y autoposicionamiento como conciencia crítica o al menos declarativamente antifascista.

Uruguay, gracias a la labor del batllismo gobernante fue muy generoso con la inmigración judía. Ese momento coincide fuertemente con el momento histórico en que la comunidad judía que hasta los ’40 no había sido mayoritariamente sionista, empieza una adhesión creciente al Estado de Israel y con ello una satelización progresiva respecto del sionismo. En los ’50, por ejemplo, las escuelas judías laicas, racionalistas, en Buenos Aires, se van quedando sin niños, porque lo que crece raudo es la organización de colegios más o menos adheridos al Estado de Israel.

Lo que hasta entonces había sido la diversidad realmente llamativa de la comunidad judía (como por otra parte la de cualquier comunidad de «extranjeros» más o menos numerosa), con sus bundis-tas, con tantas fuerzas de izquierda, comunistas, anarquistas, que justamente por ello tomaban dis-tancia del sionismo, se irá extinguiendo, al menos desdibujándose en la vida social de la colectivi-dad judía. En cambio, el abanico ideológico se irá abriendo dentro del sionismo; aparecerá un sionismo de izquierda, el MAPAM; p. ej., como antes había habido uno (en rigor, varios) de derecha.

Todos los primeros años del Estado de Israel tendrá gobiernos «socialistas», «socialdemócratas».

Sólo así se puede entender que a los círculos asociativos y militantes no sólo judíos (de izquierda) sino de la izquierda en general haya llegado la figura de Mordejai Anilevich, el jovencísimo polaco que prefiere suicidarse con algunos camaradas antes que caer en manos de los nazis luego de la resistencia del gueto de Varsovia, un punto altísimo de arrojo y decisión durante el atroz período de 1939 a 1945.

A lo largo de décadas, en Uruguay escuché y participé de diversas recordatorias de Anilevich y del gueto de Varsovia. Y ninguna referencia, por ejemplo, de Marek Edelman, que acaba de morir. ¿Quién fue Edelman?

El levantamiento del gueto en 1943, cuando ya los nazis habían enviado a los campos de la muerte a la mayor parte de su población, es llevado adelante por los jóvenes judíos sobrevivientes. Cuando en 1942 empiezan a filtrarse noticias de las matanzas que los nazis llevaban a cabo, surge un sector de población que ya no se hace más ilusiones sobre el fin de la guerra con derrota nazi incluida y diversos grupos (por afinidad ideológica, por ejemplo) empiezan a buscar armas.

«A finales de septiembre de 1942 nacieron dos organizaciones de resistencia a los nazis: la Żydowska Organizacja Bojowa (ZOB) u Organización Judía Combatiente, y la Żydowski Związek Wojskowy (ZZW) o Unión Militar Judía. Esta última la dirigía la juventud derechista Betari, de inspiración sionista revisionista, mientras que la primera la formaba una coalición de fuerzas de izquierda. Edelman pertenecía a la ZOB, como miembro del Bund de la izquierda judía. Los que podían ‘pasar’ por ‘arios’ se deslizaron fuera del gueto, arriesgando la vida tratando introducir armas de contrabando. La ZOB y la ZZW recaudaron por la fuerza tributos entre los pocos judíos restantes -sobre todo entre los miembros de la policía judía- que todavía disponían de ingresos u otros activos dignos de consideración, y los utilizaron para juntar su arsenal. La policía judía fue la que recibió el trato más severo, pues era la que había hurtado las propiedades de los judíos deportados camino de su exterminio» (Richard Seymour, «Me quedo con Edelman y no con Tarantino», www.sinpermiso, 2009. Nota que escribe el autor ante la muerte de Edelman).

Cuando la resistencia acaba porque el gueto ya ha sido prácticamente hecho añicos, Edelman, aun más joven que Anilevich, con no más de una decena de luchadores se escapa por las alcantarillas de la ciudad y sobrevive.5 En 1944, toda Varsovia se declarará en rebeldía y Edelman estará otra vez entre los luchadores contra los nazis. Los nazis aplastarán también el levantamiento de Varsovia como el año anterior lo habían hecho con el del gueto. Aunque no sin esfuerzo, en rigor distrayendo muchísimas fuerzas. Cuando en 1945 se termine la guerra, Edelman se quedará en Polonia, estudiará y será médico cardiólogo. «Resistió también al estalinismo, participando activamente en los comités de defensa obreros de los años 70 y desempeñó un papel clave en el movimiento de Solidarinosc.» (ibídem)

Este extraordinario luchador, absolutamente fuera de serie, pertenece a «esos otros» del gueto, que no aceptó nunca integrar el comunismo cuya «vanguardia» soviética dejó «cocinar» a Polonia en 1944, antes de intervenir. Tampoco aceptó integrarse al experimento sionista y declaró reiteradamente su apoyo a los palestinos. Y en 1995, ya veterano, viajó a Sarajevo, sitiada y guetizada por los «depuradores» bosnioserbios, para ver cómo podía ayudar a quienes resistían la limpieza étnica. Edelman, así, no entró en ningún parnaso.

Mi conclusión, siquiera provisoria, es: Uruguay accedió a la historia judía contada cuando la sionización de lo judío adquirió una fuerza avasalladora. Cuando la presencia del nazismo hizo perder de vista tantos otros factores que también «jugaban».

Por eso nos perdimos voces como la de Edelman, de los que supieron resistir dentro del «universo» judío tantos escollos y espejismos.

En Uruguay conocimos primordialmente la versión sionista y no las voces judías ajenas al proyecto colonialista israelí.

La situación del Uruguay no es fácil. Porque sin duda ha sido erigido en bastión del sionismo sudamericano. Llama la atención la omnipresencia de la ORT en el universo educacional uruguayo (al menos, montevideano). Nada comparable se puede ver, por ejemplo, en Argentina, con una colonia judía infinitamente mayor.

4. EE.UU. entrega 8 600 000 dólares diarios a Israel. Más de ocho millones de dólares diarios, ¿entendió bien, amigo? Los 365 días del año ¿Hay algo comparable en algún otro país del mundo?… No se trata de las compensaciones a los sobrevivientes de la atroz persecución nazi, ya no son las reparaciones de posguerra que Alemania sufragó como «expiación» monetaria.6

Se trata de un promedio de unos ocho millones y medio de dólares diarios regalados por los ciudadanos estadounidenses y por el presupuesto imperial de EE.UU., nutrido con bienes de prácticamente el mundo entero, que le son obsequiados a la dirigencia israelí. Estamos hablando de unos tres mil millones de dólares, año tras año, década tras década.

Por supuesto, el empresariado israelí ha ido penetrando cada vez más todas las estructuras económicas estadounidenses al punto que hoy los empresarios israelíes ocupan lugares prominentes entre fabricantes de armas, de aviones, en laboratorios, dentro de la economía que se asienta en EE.UU. Para tales incursiones, Israel ha contado con… los dólares de obsequio (subsidio, apoyo, estímulo, elija el lector el término más adecuado). Es decir que el capital(ismo) israelí es en buena medida un «retorno» de las donaciones yanquis, que ya vimos son todo menos madeinUSA.

Como un buen ejemplo del discurso como inversión de la verdad, hay que recordar que semejante «contribución» del mundo, de todos nosotros, a la construcción de Israel primero y ahora a sus «obras», mediada a través del imperialismo estadounidense, se ha transmutado en la historia oficial de Israel en la leyenda de «un país hecho con sus propias manos».

Del mismo modo, la destrucción sistemática y amplísima del país palestino, con sus huertos, algunos famosos a principios del siglo XX como los olivares y los naranjales de Gaza, junto con el aplanamiento literal de unos cuatrocientos centros poblados (el uso de aplanadoras formó parte fundamental de las primeras «tareas» del estado israelí), se ha transfigurado por obra de la reescritura orweliana de la historia en la edulcorada fábula del «desierto convertido en un vergel» (lo cual no quiere decir que no existan capítulos o regiones donde los pioneros sionistas llevaran adelante tales trabajos sino que tales trabajos han sido usados sistemáticamente como cobertura para ocultar el saqueo y arrasamiento inicial en tantas regiones del país).

La sociedad uruguaya se debe ese contacto más real y menos condicionado con el Estado de Israel y con su propio papel en la historia de los judíos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.