En días pasados, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dictaminó que la ocupación que realiza Israel de los territorios de Palestina en zonas como Gaza, Cisjordania y Jerusalén, es absolutamente ilegal y viola los convenios y tratados del Derecho Internacional, por lo que debe cesar la invasión y la ocupación violenta del Gobierno sionista. La importancia de este dictamen -aunque no sea vinculante y tampoco sea desconocida su resolución- radica en que se suma a la fundamentación legal y moral de los reclamos del pueblo y la nación palestina ante el recrudecimiento del genocidio que sufre bajo el asedio y la irracional política de muerte que hoy ejecuta Benjamín Netanyahu con el apoyo irrestricto del imperialismo estadounidense.
Israel ha violado todo tratado y convenio internacional en relación a Palestina, además, el asedio inhumano que ejerce sobre la población palestina ha llegado a grados impensables, sólo comparables con los crímenes que el mismo pueblo israelí sufrió bajo el asedio Nazi, y de esto muchas voces a lo largo de las décadas lo han advertido, siendo una de ellas la de Sigmund Freud, pero, en todo caso, la realidad es que la nación que fuera víctima se convirtió en aquello que combatió alguna vez; una transformación política e ideológica que no es nueva, pero que sí ha tomado matices en alto grado de cinismo que ya resulta una burla a la razón humana.
Netanyahu, primer ministro israelí, tras el dictamen de la CIJ, expresó que la resolución está basada en “mentiras” y que Israel “no comete delito alguno”, eso, al tiempo en que realizó una visita provocadora a una parte de los territorios ocupados, donde la destrucción por los bombardeos y los ataques terrestre es mayor, y donde la población palestina sobrevive a duras penas. Ya se han señalado las medidas genocidas que Israel realiza, como el bloqueo de la ayuda humanitaria, el bombardeo de los campamentos de refugiados, la destrucción de hospitales, escuelas y patrimonio cultural palestino, lo que ha generado hambrunas y la proliferación de enfermedades que en otras circunstancias serían controlables, siendo esta situación señalada por el Comité Internacional de la Cruz Roja. Pero, a todo esto, hay que sumarle la manera en que los sionistas usan la distribución del agua como un arma de guerra, pues de manera vil Israel restringe en más de un 94 por ciento el suministro del vital líquido, esto último se ha documentado en el informe “Water War Crimes” (Crímenes de guerra de agua), que público Oxfam Intermón. ¿Qué más tiene que hacer Israel y qué más debe acontecer en este genocidio inhumano para que por fin se intervenga por parte de la ONU y demás organismos internacionales y se detenga de forma inmediata este crimen de lesa humanidad?
En este contexto, Israel ha bombardeado territorios de Yemen en días pasados y, ahora, también lo han hecho los ejércitos de los Estados Unidos y del Reino Unido, estos ataques a Yemen son más que provocativos, y está claro que sólo al imperialismo estadounidense y a sus aliados les interesa expandir el conflicto en Medio Oriente, pues en el fondo con estas acciones no se busca la paz ni la desaparición del “terrorismo” –que dicho de paso sólo desaparecerá cuando el imperialismo deje de subvencionar grupos terroristas y de fomentar la guerra-, sino el involucramiento de más naciones y el estallido de una guerra a gran escala. La disputa por el control geopolítico de las regiones del mundo suele disfrazarse de “acciones estratégicas para la paz”, sólo a Occidente le interesa una guerra cuyos efectos serían devastadores para los pueblos del orbe.
El dictamen de la CIJ y la reiteración de la ilegalidad de la ocupación sionista-israelí de territorios palestinos debe servir para unificar más las voces que claman el fin del genocidio y de la ocupación, y para ejercer presión a los gobiernos del mundo a dejar a un lado sus intereses particulares, sumándose a la presión contra Israel y así participando en la urgente causa de la humanidad.
¡Palestina será libre!
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