Sylvan Adams, su dueño, se autoproclama “embajador de Israel” y ha reconocido en varias ocasiones que utiliza al equipo ciclista para mejorar la imagen del país.
Hay una imagen que se ha repetido en las ocho etapas que La Vuelta lleva de recorrido por España (la carrera comenzó con tres etapas en el Piamonte italiano y una cuarta en Francia): la de miles de personas protestando con banderas por el genocidio de Israel en Palestina y reclamando la expulsión del equipo Israel-Premier Tech de la prueba. El miércoles en Bilbao incluso obligaron a la dirección de carrera a cancelar la llegada y adelantar tres kilómetros la meta. Si bien no es propiedad del Gobierno israelí y desde el equipo niegan su vinculación, sí que recibe fondos del Ministerio de Turismo del país. Además, su propietario, el millonario Sylvan Adams, se autoproclama “embajador de Israel”, es amigo personal de Benjamin Netanyahu y ha reconocido que utiliza al equipo para mejorar la imagen de Israel a través del deporte.
Fue en 2014 cuando un joven exciclista israelí, Ran Margaliot, y el empresario Ron Baron, quien fue anteriormente miembro de las IDF, el Ejército israelí, fundaron el equipo bajo el nombre de Cycling Academy (posteriormente pasó a llamarse Israel Start-up Nation y ahora Israel-Premier Tech), un proyecto para formar a corredores de Israel y lanzarlos al profesionalismo. Lo que era una academia de ciclistas pronto se convirtió en un equipo profesional con la llegada del empresario canadiense-israelí Sylvan Adams, quien pasó a ser su copropietario con una importante inyección de capital.
Dueño de la empresa Premier Tech que da nombre al equipo, Adams es además, desde hace pocos meses, presidente de la filial israelí del Congreso Mundial Judío, una organización sionista cuya sede central se encuentra en Nueva York. Autoproclamado “embajador de Israel”, nació en realidad en Canadá, a donde emigró su padre, superviviente del holocausto nazi. Hace diez años, y tras vender la empresa familiar que le otorgó su fortuna, se mudó a Israel, desde donde ahora utiliza su labor aparentemente filántropa para, como él mismo ha reconocido, mejorar la imagen del país en el exterior. “He hecho muchas donaciones aquí en Israel, apoyo a tres hospitales, a dos universidades y otros muchos proyectos, muchas cosas deportivas por los que la gente me conoce”, resumía en una entrevista con el canal israelí i24news. Adams también donó 100 millones de euros para la reconstrucción de las zonas que fueron escenario de los atentados de Hamás el 7 de octubre de 2023.

Esa supuesta filantropía fue la que le llevó a estrechar lazos con Benjamin Netanyahu, quien ha reconocido el trabajo de Sylvan Adams por mejorar la imagen de Israel. Así, en 2018 el Gobierno israelí puso 10 millones de euros públicos para trasladar las tres primeras etapas del Giro de Italia (una de las tres grandes vueltas del calendario junto con el Tour de Francia y La Vuelta a España) al Estado de Israel de la mano del equipo de Adams. La ‘grande partenza’ fue en Jerusalén, cuestión que acarreó una fuerte polémica por ser una ciudad que en gran parte está ocupada por el Estado israelí. La contrarreloj rozó pero no penetró la zona oriental, donde la población es mayoritariamente palestina.
Como parte de esa misma estrategia Sylvan Adams también invirtió millones de euros para que Madonna actuara en el festival de Eurovisión celebrado en Tel Aviv en 2019 o en un partido amistoso celebrado en esa misma ciudad entre las selecciones de Argentina y Uruguay y en el que jugó Leo Messi, entre otros eventos.
El culmen del equipo Israel-Premier Tech llegó en el Tour de Francia de 2023. Allí, el ciclista canadiense Michael Woods venció en la décima etapa para alegría del dueño del Israel-Premier Tech. “Cada vez que hacemos algo espectacular en la carrera se escucha decir a los locutores de televisión el nombre de Israel, puede que unas 200 veces por retransmisión. Normalizar el buen nombre de Israel, la marca de la que soy autoproclamado embajador, es lo que me mueve y es la razón por la que estoy orgulloso de tener este equipo en el Tour de Francia. Y por lo que creo que estamos haciendo tanto bien para el país y por lo que creo que tiene un beneficio realmente estratégico”. Aun así, en La Vuelta de este año, la dirección del equipo asegura que no tienen vinculación alguna con el Gobierno israelí.
Desde entonces las acusaciones de sportwashing, el lavado de imagen a través del deporte, se han multiplicado, especialmente a raíz del genocidio iniciado en Gaza como respuesta a los atentados de Hamás, una operación militar israelí de represalia en la que ya han sido asesinados a más de 63.000 palestinos. “Estamos acostumbrados a escuchar noticias sobre como por ejemplo Arabia Saudí limpia su imagen a través de la organización de grandes eventos deportivos como la Supercopa del fútbol española o atrayendo fichajes estrella como Cristiano Ronaldo, pero no estábamos acostrumbrados a que un país como Israel lo hiciera. Que el equipo Israel-Premeir Tech pueda competir es una muestra más de este blanqueo deportivo que vende al exterior una imagen que poco tiene que ver con la realidad”, explica Carlos de las Heras, de Amnistía Internacional.
Este último año las protestas contra la participación de este equipo se han intensificado. Tanto es así que dos ciclistas ya han abandonado la estructura sin esperar a que finalice la temporada. Son además dos de las estrellas del conjunto israelí, el canadiense Derek Gee y el danés Jakob Fulsang, quien se despidió de la escuadra señalando que “es más cómodo rodar sin el logo de Israel que con él”.
Por el momento el equipo no está dispuesto a abandonar La Vuelta, pese a que la dirección de la prueba ya ha deslizado que la “única solución” para garantizar “la seguridad” de la carrera pasa por el abandono voluntario del Israel-Premier Tech. “Si abandonamos aquí sabemos que en cada carrera a partir de ahora seríamos el objetivo. Sería el cierre del equipo. ¿Qué hacemos con 180 familias que estamos trabajando?”, ha apuntado Óscar Guerrero, director deportivo del equipo. Además, en un comunicado tras las protestas en Bilbao, el equipo aseguró que la actitud de los manifestantes “no fue solo peligrosa, sino contraproducente a su causa”.
La Unión Ciclista Internacional (UCI) por el momento tampoco ha tomado ninguna medida respecto a este equipo. De hecho, este miércoles, emitió un comunicado en el que reafirmó “su compromiso con la neutralidad política, la independencia y la autonomía del deporte, de conformidad con los principios fundacionales del Movimiento Olímpico”. La respuesta dista mucho de la que se dio en 2022, cuando Rusia invadió Ucrania. En el mundo del deporte, también en el ciclismo, los equipos rusos quedaron excluidos de las competiciones internacionales y la UCI condenó “enérgicamente la agresión de los gobiernos ruso y bielorruso y su incumplimiento de la Tregua Olímpica”. A día de hoy ciclistas como Aleksandr Vlasov siguen compitiendo, pero sin bandera, y ningún equipo de ese país ha sido invitado nunca más a ningún evento de primera línea.