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El asalto israelí contra el Líbano fue premeditado. La captura de los soldados simplemente proporcionó la excusa

Israel respondió a un ataque no provocado de Hezbollah, ¿verdad? Mentira

Fuentes: The Guardian

Traducido para Rebelión por LB.

Sea lo que sea lo que opinemos sobre el asalto israelí contra el Líbano, parece ser que todos coincidimos en un hecho: que se trató de una respuesta, aunque desproporcionada, a un ataque realizado por Hezbollah sin mediar provocación. Repetí este «hecho» en mi última columna cuando escribí que «Hezbollah disparó los primeros tiros«. Siendo eso así, los partidarios del Gobierno israelí preguntan a los pacifistas como yo: ¿qué habrías hecho tú? Es una pregunta importante. Pero su premisa, según acabo de descubrirlo, es incorrecta.

Desde que Israel se retiró del sur del Líbano en mayo del 2000 se han producido centenares de violaciones de la «línea azul» que separa a ambos países. La Fuerza Interina de la ONU en el Líbano (Unifil) informa de que la aviación israelí cruzó la línea «de forma casi diaria» entre el 2001 y el 2003, y «de forma persistente» hasta el 2006. Estas incursiones «causaron una gran preocupación en la población civil, especialmente los vuelos a baja altura que rompen la barrera del sonido sobre áreas habitadas«. Algunas veces Hezbollah trató de derribarlos utilizando baterías antiaéreas.

En octubre del 2000 el ejército israelí disparó contra palestinos desarmados que se manifestaban en la frontera, matando a tres e hiriendo a 20. En respuesta, Hezbollah cruzó la línea y secuestró a tres soldados israelíes. En varias ocasiones Hezbollah disparó salvas de misiles y morteros contra posiciones del ejército israelí, y éste respondió con tiros de artillería pesada y a veces con bombardeos aéreos. Incidentes de este tipo mataron a tres israelíes y tres libaneses en el 2003; a un soldado israelí y a dos combatientes de Hezbollah en el 2006. En el 2004, 2005 y 2006 se dispararon cohetes contra Israel desde el Líbano en varias ocasiones, a veces lanzados por Hezbollah. Sin embargo, hace constar la ONU, «ninguno de esos incidentes derivó en una escalada militar«.

El 26 de mayo de este año, dos oficiales de la Jihad Islámica -Nidal y Mahmoud Majzoub- murieron por la explosión de un coche bomba en la ciudad libanesa de Sión. Tanto en Líbano como en Israel la opinión generalizada fue que se trató de un atentado organizado por el Mossad, el servicio secreto israelí. En junio, un hombre llamado Mahmoud Rafeh confesó la autoría de los crímenes y admitió que llevaba trabajando para el Mossad desde 1994. Militantes en el sur del Líbano respondieron, el mismo día del atentado, disparando ocho cohetes contra Israel. Un soldado resultó ligeramente herido. En toda la frontera se produjo un zafarrancho general en el curso del cual un miembro de Hezbollah murió y varios fueron heridos. También resultó herido un soldado israelí. Pero aunque la zona fronteriza «se mantuvo en situación tensa y volátil«, la Unifil afirma que estuvo «en general tranquila» hasta el 12 de julio.

Ha surgido en Internet un acalorado debate sobre si los dos soldados israelíes secuestrados por Hezbollah ese día fueron capturados en Israel o en el Líbano, pero hoy parece bastante claro que fueron capturados en Israel. Eso es lo que dice la ONU, e incluso Hezbollah parece haber olvidado que se suponía que habían sido capturados mientras se infiltraban en las afueras de la aldea libanesa de Aita al-Shaab. Ahora dice simplemente que «la resistencia islámica capturó a dos soldados israelíes en la frontera con la Palestina ocupada«. Los militantes [de Hezbollah] mataron a otros tres soldados israelíes. También se discute acerca de cuándo, el día 12 de julio, disparó por primera vez sus cohetes Hezbollah. Unifil deja claro que los lanzamientos se produjeron al mismo tiempo que la incursión, a las 9 am. Parece que su objetivo era distraer la atención. Nadie fue alcanzado.

Sin embargo, no surge ninguna discusión seria sobre por qué fueron capturados los dos soldados israelíes: Hezbollah buscaba cambiarlos por los 15 prisioneros de guerra apresados por los israelíes durante la ocupación del Líbano y que (en vulneración del artículo 118 de la tercera Convención de Ginebra) nunca liberó. Parece claro que si Israel hubiera entregado a los prisioneros habría recuperado a sus hombres -sin causar más derramamiento de sangre- y habría reducido la probabilidad de que se produjeran más secuestros. Pero el Gobierno israelí se negó a negociar. En lugar de eso, bueno, todos sabemos lo que sucedió en lugar de eso. Hasta ahora ya han muerto casi 1.000 civiles libaneses y 33 civiles israelíes y un millón de libaneses están desplazados de sus hogares.

En otras palabras, el 12 de julio Hezbollah disparó los primeros tiros. Pero ese acto de agresión simplemente fue un eslabón más de una larga cadena de pequeñas incursiones y ataques llevados a cabo por las dos partes en los últimos seis años. Así las cosas, ¿por qué la respuesta israelí fue tan diferente de todas las anteriores? La respuesta es que no se trató de una respuesta a los sucesos de ese día. El asalto había sido planeado meses atrás.

El San Francisco Chronicle informa de que «hace más de un año, un alto oficial del ejército israelí comenzó a ofrecer con carácter oficioso presentaciones de PowerPoint a diplomáticos, periodistas y thinktanks tanto usamericanos como de otras nacionalidades, mostrando el plan de la actual operación en significativo detalle«. El ataque, dijo, duraría tres semanas. Comenzaría con un bombardeo y culminaría con una invasión terrestre. Gerald Steinberg, profesor de ciencias políticas en la Universidad Bar-Ilan, declaró al diario que «de todas las guerras que ha librado Israel desde 1948, esta es aquella para la que Israel estaba mejor preparada… Para el 2004, la campaña militar programada para durar unas tres semanas que estamos viendo hoy había sido ya desbloqueada y en el último año o dos ha sido simulada y ensayada en el tablero«.

Un «alto funcionario israelí» dijo al Washington Post que la incursión de Hezbollah había proporcionado a Israel una «ocasión única» para aniquilar a esa organización. El editor del New Statesman, John Kampfner, declara que varias fuentes oficiales le informaron de que el gobierno usamericano conocía de antemano la intención de Israel de emprender una acción militar en el Líbano. La Administración Bush se lo hizo saber al gobierno británico.

Así pues, el asalto israelí fue premeditado: simplemente, estaban esperando que se presentara una buena excusa. Igualmente, fue innecesario. Es cierto que Hezbollah había estado haciendo acopio de municiones cerca de la frontera, como demuestran sus actuales ataques con cohetes. Pero lo mismo estaba haciendo Israel. Igual que Israel podía alegar que sólo pretendía disuadir las incursiones de Hezbollah, Hezbollah podía argüir -también justificadamente- que trataba de disuadir las incursiones de Israel. El ejército libanés es, desde luego, incapaz de hacerlo. Sí, el Gobierno libanés debió haber retirado a Hezbollah de la frontera israelí y debió haberlo desarmado. Sí, la incursión y el ataque con cohetes del 12 de julio fueron injustificados, estúpidos y provocadores, exactamente igual que todo lo que ha sucedido en torno a la frontera en los últimos seis años. Pero la sugerencia de que Hezbollah podría invadir Israel o que constituye una amenaza para al existencia del Estado es absurda. Desde que finalizó la ocupación, todos sus actos de guerra han sido menores, y casi en su totalidad han sido acciones de respuesta.

Así pues, no es difícil responder a la pregunta relativa a qué habríamos hecho nosotros. Primero, dejar de crearnos enemigos retirándonos de los territorios ocupados de Palestina y Siria. Segundo, cesar de provocar a los grupos armados del Líbano con violaciones de la línea azul -especialmente los insistentes vuelos transfronterizos. Tercero, liberar a los prisioneros de guerra que permanecen ilegalmente encarcelados en Israel. Cuarto, continuar defendiendo la frontera, manteniendo simultáneamente la presión sobre el Líbano para que desarme a Hezbollah (evidentemente, esto sería mucho más fácil de conseguir si se pusiera fin a las ocupaciones). Aquí es donde lanzo mi desafío a los partidarios del gobierno israelí: ¿os atreveríais a sostener que este programa habría causado más muertes y destrucciones que los que ha provocado la aventura actual?


http://www.guardian.co.uk/israel/Story/0,,1839281,00.html