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Israel y la conexión yihadista

Fuentes: Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

El complejo juego de Israel con grupos terroristas yihadistas se amortiza a medida que más y más estados africanos buscan a Israel para su protección.

A principios de este año, y con poca publicidad, el ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon explicó la posición oficial de Israel sobre el terrorismo

«Me gustaría ver que ISIS gobierne toda Siria (por inferencia, toda la región – RG ); ISIS y sus ramificaciones no representan una amenaza para el Estado israelí. ¡Irán sigue siendo el principal enemigo!

Ya’alon estaba siendo poco sincero, pero el pensamiento detrás de sus palabras es en realidad bastante claro a partir de las palabras mismas. En pocas palabras, el énfasis implacable de Israel en la supuesta amenaza de Irán es simplemente una táctica de desviación destinada a ocultar la ejecución continua del proyecto «Gran Israel».

Ya’alon agregó:

«Irán es un régimen deshonesto con proyección a una hegemonía regional. Hezbolá es el poder de Irán, con la capacidad de declarar la guerra. Irán cuenta actualmente con infraestructura terrorista en cinco continentes: Asia, África, Europa y en América del Sur y del Norte».

El último comentario de Ya’alon se refiere a Irán como un régimen deshonesto. Sin embargo, los experimentados observadores de Medio Oriente obviamente dudarán después de leer la totalidad de sus comentarios y se preguntarán si a la luz de ellos quizás Israel y los Estados Unidos son los que deben considerarse regímenes deshonestos en lugar de Irán o cualquier otro, aparte de obviamente el aliado incondicional de Israel y Estados Unidos, el odioso régimen saudí.

Funcionarios israelíes de alto rango han hecho muchos comentarios similares de esta naturaleza, pero uno en particular se destaca. Este es un discurso pronunciado en la Conferencia de Herzliya por el jefe de inteligencia militar de Israel, el mayor general Herzi Halevy. Tomó la posición de larga data de Israel de que «prefiere ISIS» al Gobierno sirio en su totalidad, declarando abiertamente que Israel no quiere ver a ISIS derrotado en ninguna guerra. Como se publicó en el sitio NRG en idioma hebreo, propiedad del conglomerado del periódico Maariv, el mayor general Halevy en realidad expresó preocupación por las recientes ofensivas contra ISIS, expresando preocupación porque las ofensivas militares en los últimos tres meses habían colocado a ISIS en la situación «más difícil» que ha conocido desde su inicio o al menos desde su declaración de un califato.

No hace falta decir que la mayoría de las personas no son conscientes de que el General de División Halevy se ha convertido en un portavoz de ISIS.

Entonces ¿qué está pasando?

La respuesta corta es que el verdadero «juego» en la región está siendo jugado por y en nombre de los intereses israelíes. Se acaba de proporcionar una pista indirecta, pero muy reveladora, gracias a la relación recientemente desarrollada entre Israel y Chad. Chad, ubicado al sur de Libia en el Sahara, enfrenta una montaña de dificultades con las que Israel puede ayudarle. Estas van desde la extrema escasez de agua hasta que Chad se encuentra en la línea del frente en la lucha de África contra el terrorismo islamista, ya sea en la forma de ISIS, al-Qaeda o Boko Haram. Esto explica el motivo de la reciente visita a Israel del presidente de Chad, Idriss Déby, efectuada 46 años después de que el exlíder de Libia, Muammar Gadafi, presionó a Chad para que rompiera relaciones diplomáticas con Israel en 1972, un paso que Chad tomó incluso antes de que se produjera la gran ola de países africanos que rompían relaciones diplomáticas con Israel, lo que ocurrió después de la Guerra Árabe-Israelí de Yom Kipur en 1973.

Chad rompió relaciones diplomáticas con Israel en 1972 porque creía que ganaría más al forjar vínculos estrechos con la Libia de Gadafi que al mantener vínculos con Israel. Obviamente desde la caída de Gadafi ese cálculo se ha modificado.

Sin embargo otra razón, obviamente no reconocida, es casi con certeza la preocupación de Chad de que pueda enfrentarse al mismo tipo de terrorismo islamista que Siria ha sufrido recientemente. Después de todo, si los funcionarios israelíes pueden admitir públicamente el apoyo de facto de Israel al terrorismo islamista en Siria, ¿por qué debería ser diferente con Chad?

Así que la conclusión es que Chad, y sin duda muchos otros países de la región, se encuentran necesitando la ayuda de Israel para protegerse del monstruo de Frankenstein del terrorismo islamista mundial que las políticas israelíes y estadounidenses han convocado. Esto equivale al clásico chantaje de protección a países como Chad que buscan que Israel los «proteja» de la amenaza islamista que las propias políticas israelíes y estadounidenses crean.

Dado que esto es así y dado el grado de que la propagación de grupos terroristas islamistas en Medio Oriente y en el norte de África en realidad sirven a los intereses de Israel y Estados Unidos, simplemente no tiene sentido buscar en Israel y los Estados Unidos una «solución» a la situación. El problema lo causan ellos. Ciertamente no se encontrará tal solución en Palermo, sitio de las últimas conversaciones de paz en Libia. No se encontrará ninguna solución de este tipo mientras el «fraude de la protección» sirva tan bien a los intereses regionales de Israel. De hecho, la visita de Déby a Jerusalén, al igual que la avalancha de otros países africanos que restablecen las relaciones con Israel, muestra el espectacular éxito del «engaño de la protección».

En vista de esto, no debería sorprender que todos los intentos de cambio sean furiosamente resistidos. Así, en los EE.UU. la «Ley para detener armamento para los terroristas» propuesta a principios de 2017 por el Representante Tulsi Gabbard y el Senador Rand Paul, que buscaba prohibir el uso de fondos del Gobierno de EE.UU. para brindar asistencia a grupos terroristas como Al Qaeda, Jabhat Fateh al-Sham, ISIS  y demás y para aquellos países que apoyan a estas organizaciones, previsiblemente se encontraron con un muro de oposición. A partir de noviembre de 2017, solo 14 de los 435 miembros de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos estaban preparados para copatrocinar el proyecto de ley con Gabbard, mientras que en el Senado, Rand Paul no pudo encontrar ningún copatrocinador.

De hecho no hay posibilidad de que el proyecto de ley, al menos en la forma propuesta por Gabbard y Rand Paul, sea aprobado dados los vínculos extremadamente estrechos entre Estados Unidos e Israel.

Conocidos los fuertes sentimientos que muchos en los EE.UU. tienen sobre el terrorismo islamista, con los recuerdos del 11-S aún frescos, uno podría suponer que esto sería un enorme escándalo. Sin embargo, como es previsible, ni los medios estadounidenses ni los medios globales parecen estar interesados ​​en absoluto.

Nota de los autores: muchas de las fuentes y citas, detalles, etc., contenidas en este documento provienen de medios israelíes.

Fuente: https://www.globalresearch.ca/israel-and-the-jihadi-connection/5661425

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.