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¿No queríais resistencia no violenta?

Israel y Palestina

Fuentes: The Economist/ICH

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Durante muchos años hemos oído a comentaristas estadounidenses que deploran la violencia del movimiento nacional palestino. Si los palestinos hubieran aprendido las lecciones de Gandhi y de Martin Luther King, dicen, ya tendrían hace rato su Estado. Seguramente ningún gobierno israelí habría reprimido violentamente un movimiento palestino no violento de liberación nacional en busca solo del derecho universalmente reconocido de autodeterminación.

Comentaristas y organizadores palestinos, incluidos Fadi Elsalameen y Moustafa Barghouthi, han pasado los últimos años señalando que esas quejas ignoran resueltamente el verdadero y creciente movimiento de resistencia no violenta palestina. En realidad, eliden el hecho de que la primera intifada, que estalló en 1987, fue inicialmente tan cercana a la no violencia como se podía esperar razonablemente. En su mayor parte, consistió de huelgas generales y marchas de protesta. Además, hubo una buena cantidad de chicos lanzando piedras, así como la continua amenaza de terrorismo de bajo nivel, sobre todo de organizaciones basadas en el extranjero; los israelíes refundieron el movimiento autóctono de protesta con el terrorismo y reaccionaron brutalmente, y la intifada perdió muy rápido su carácter no violento. No es diferente de lo que ha pasado durante los últimos meses en Libia; muestra que es muy difícil mantener la no violencia de un movimiento no violento cuando el gobierno contra el cual te manifiestas te responde con disparos durante un período prolongado.

En todo caso, si eres de los que han planteado el argumento de que los israelíes darían un Estado a los palestinos si estos aprendieran a emplear tácticas ghandianas de protesta no violenta, parece que ha llegado tu hora de la verdad. Como escribe mi colega, lo que pasó el Día de la Nakba fue «el escenario de pesadilla [de Israel]: masas de palestinos que marcharon, sin armas, hacia las fronteras del Estado judío, demandando reparación por su agravio nacional de décadas de duración». Peter Beinart escribe que esto representa «la Primavera Árabe Palestina de Israel»: las tácticas de protesta masiva no violenta que derribaron los gobiernos de Túnez y Egipto, y amenazan con derribar los de Libia, Yemen y Siria, son utilizadas ahora en la causa palestina.

Por lo tanto, ahora tenemos una oportunidad de ver cómo reaccionarán los estadounidenses. Hemos pedido a los palestinos que depongan sus armas. Les hemos dicho que su carencia de un Estado es por su propia culpa; que si adoptaran la no violencia, un mundo razonable e imparcial vería el mérito de sus reivindicaciones. Durante el fin de semana, decenas de miles hicieron precisamente eso, y parece probable que sigan haciéndolo. Si multitudes de decenas de miles de manifestantes palestinos no violentos siguen marchando, y si Israel les sigue disparando, ¿qué haremos? ¿Cumpliremos con nuestra retórica, y presionaremos a Israel para que les dé su Estado? ¿O será que nuestras apologías a la no violencia no eran otra cosa que cínicas tácticas en una competencia inmoral internacional por el poder, escenificada por grupos derechistas y militaristas israelíes y estadounidenses cuyas afinidades los conducen por su propia decisión a conformar una narrativa común sobre una amenaza extranjera árabe/musulmana? ¿Nos tomaremos incluso la molestia de reconocer que los palestinos protestan de manera no violenta? ¿O seguiremos repitiendo la misma retórica que durante décadas, privada ahora de toda verdad o contenido, porque protege relaciones establecidas de poder? ¿Qué será necesario para lograr que los estadounidenses reconozcan que han aparecido los verdaderos manifestantes palestinos al estilo de Martin Luther King, y que los soldados israelíes les están disparando con munición de guerra?

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article28120.htm