La parcialidad silenciosa: La distinción entre Palestina y Hamás
¿Por que Hamás ha atacado a Israel?
Esta es la mayor ofensiva contra Israel en décadas en los que se ha culpabilizado a un pueblo en su conjunto sin diferenciar del grupo armado. Para ubicarnos, Palestina se divide en dos. Cisjordania y Gaza. Cisjordania está gobernada por la Autoridad Nacional Palestina, una organización política palestina mientras que Gaza está gobernada por Hamás, organización palestina que se declara nacionalista, yihadista e islamista. Esta tiene una rama política y otra militar y algunos países la consideran terrorista. El peso del ataque palestino a Israel lo han llevado las brigadas de Ezzeldin Al- Qassam, que son el brazo armado de Hamás. No obstante, en la ofensiva bautizada como la «Operación Tormenta» también han participado otras organizaciones palestinas como la Yihad islámica.
Un pacto deliberado
Tras los motivos históricos también se esconde el anuncio de un acuerdo entre Israel y Arabia Saudí según el cual ambos países se comprometían a normalizar sus relaciones y en el que se animaba a otros países árabes a que hicieran lo mismo. El acuerdo entre Israel y Arabia Saudí ha contado con la mediación de Estados Unidos, que ha hecho que los palestinos sientan que su conflicto se iba olvidando poco a poco, viendo como se iban quedando solos a medida que todos los países árabes acercan posturas. Por ello, Hamás quiere torpedear este acuerdo provocando una situación límite que escale la violencia en la región y que obligue al resto de países árabes a no ser equidistantes entre Israel y Palestina. La ofensiva no ha sido una ofensiva improvisada. Un ataque de estas características, no es algo que se planee de la noche a la mañana, sino que ha tenido que llevar meses de preparación. Y es que la fecha del ataque no ha sido escogido al azar. El ataque ha coincido con el Sabbat y el final de la festividad judía de Sukkot. El día del ataque también ha coincidido con el 50° aniversario de la Guerra de Yom Kipur. El ataque terrestre fue precedido de miles de cohetes los cuales hicieron que durante toda la madrugada del 7 de octubre resonaran las sirenas antiaéreas en casi todas las ciudades importantes de Israel. Tras el bombardeo, miembros de Hamás atacaron los puestos fronterizos israelíes situados en la frontera entre Gaza e Israel y han ingresado en distintas localidades israelíes atacando a objetivos militares como civiles. Además de un número de víctimas mortales por determinar, los palestinos han controlado, al menos temporalmente, varias localidades en suelo israelí y han tomado varias decenas de civiles y militares como rehenes. Entre todos ellos destaca la muerte del presidente del Consejo Regional del sur de Israel. De momento, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se ha dirigido a la nación alertando a los ciudadanos de que Israel está en guerra. Han puesto en acción la «Operación Espadas de Hierro» que consiste en una serie de bombardeos por parte de la aviación israelí en la franja de Gaza. Esta operación será precedida de una ofensiva terrestre contra las posiciones de Hamás dentro de la propia franja de Gaza. En situaciones como esta, Israel ha diseñado un sistema en el que puede movilizar el grueso de sus reservistas en cuestión de días pero muchos se preguntan cómo ha podido pasar desapercibido para uno de los servicios de inteligencia más importantes del mundo este suceso. Recordemos que en marzo de este mismo año, Netanyahu, no tuvo que dimitir mientras le juzgaban por corrupción. El Parlamento israelí aprobó por 61 votos a favor y 47 en contra una norma que impide al Tribunal Supremo obligar a un primer ministro a cogerse una «excedencia» u obligarle a dimitir por un conflicto de intereses. Es por ello, que muchos diarios muy leídos en Israel culpan al ministro de este «desastre».
Dos posibles frentes abiertos
Pero los problemas de Israel no acaban en la franja de Gaza. Al norte de Israel está Hezbolá. Una milicia que a pesar de ser chiíta y muy próxima a Irán, es aliada de Hamás, que es suní, pero «el enemigo de mi enemigo puede ser mi amigo». Hezbolá amenaza también con emprender acciones militares contra Israel lo cual significaría que Israel tendría que defender o atacar dos frentes a la vez. Una de las claves será ver si Hezbolá se involucra en el conflicto o si por el contrario se conforma con ser una simple amenaza.
El mundo se posiciona entre Israel y Palestina
Por último, tenemos las reacciones internacionales. Occidente ha cerrado filas condenando el ataque de Hamás. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, al igual que otros líderes europeos han condenado el ataque sin miramientos, mientras EEUU ha ofrecido a Israel toda la ayuda que haga falta para garantizar la seguridad del país y ha prometido represalias si alguien se digna a apoyar a Hamás. También, Bruselas ha aclarado que no se suspenderán los pagos a Palestina, tras varios debates cruzados. Uno de los primeros en aplaudir la decisión de Bruselas de no suspender los pagos fue el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. También Ucrania se ha sumado a las condenas. Egipto y Arabia Saudí, que últimamente han hecho de mediadores entre ambas partes del conflicto, han pedido paz. Qatar, el mayor apoyo palestino, ha pedido paz pero ha responsabilizado a Israel de la escalada de violencia. Rusia ha pedido paz pero instando a Israel a retirarse a las fronteras de 1967 y al establecimiento de una Palestina independiente, mientras Irán ha felicitado a los combatientes palestinos y ha asegurado su apoyo a estos. De hecho, gran parte del material armamentístico provenía de Irán.
Los antecedentes históricos importan
Hay injusticias y negaciones de los derechos humanos. Después de la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones colocó a Palestina, anteriormente parte del imperio otomano, bajo una administración británica nacional en 1922, que apoyó la creación de un hogar nacional judío allí. Con el tiempo, los antiguos territorios otomanos se convirtieron en Estados independientes, excepto Palestina, en cuyo caso además de “la prestación de asistencia administrativa y asesoramiento” el Mandato Británico incorporó en 1917 la “Declaración de Balfour”, en la que expresaba apoyo al “establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío”. Esta medida agradó a los líderes sionistas que consideraban la antigua patria judía. Ante mayor inmigración y dominio extranjero, los palestinos que habían vivido en esa tierra durante siglos, comenzaron un levantamiento de 1936 al 39, lo que condujo a la represión por parte de las fuerzas británicas y las milicias judías.
1947 – 1977: El plan de partición
En 1947 la ONU interviene y decide dividir Palestina en dos estados independientes. Jerusalén iba a ser puesta bajo administración de la ONU. Sin embargo Israel declaró su independencia en 1948 y capturó mucho más territorio de Palestina de lo que asignaba el plan de partición de la ONU. Por ello, uno de los dos Estados previstos proclamó su independencia en 1948 con el nombre de Israel y en la guerra que siguió ese mismo año con los Estados árabes vecinos ocupó el 77 % del territorio que había tenido Palestina bajo el Mandato Británico, incluida la mayor parte de Jerusalén. Más de la mitad de la población árabe palestina fue expulsada o huyó del territorio del nuevo Estado. El resto del territorio asignado al Estado árabe por la resolución 181 quedó bajo el control de Jordania y Egipto. En la guerra de 1967, Israel ocupó esos territorios (la Franja de Gaza y la Ribera Occidental), incluida Jerusalén Oriental, que posteriormente anexionó. Esta guerra provocó un segundo éxodo, de aproximadamente medio millón de palestinos. Los palestinos se refieren a esto como la Nakba. Siguen siendo refugiados hasta el día de hoy.
El papel de la ONU
En los años siguientes, la Asamblea General de la ONU afirmó en la resolución 3236 (XXIX) los derechos de los palestinos a la autónoma determinación, la soberanía, la independencia y el retorno de los refugiados. En 1974 reconoció la Organización de Liberación de Palestina (OLP) como único representante legítimo del pueblo palestino. En junio de 1982, Israel invadió el Líbano con la intención manifiesta de eliminar la OLP. Se negoció un alto el fuego. Las tropas de la OLP se retiraron de Beirut y se trasladaron a los países vecinos. A pesar de las garantías de seguridad para los refugiados de Palestina que se habían quedado, hubo una masacre a gran escala en los campamentos de Sabra y Shatila. En 1987, los palestinos se rebelaron en lo que se conoce como la Primera Intifada o Levantamiento. Los métodos utilizados por las fuerzas israelíes provocaron un número ingente de muertos y heridos entre la población palestina. En 1988, el Consejo Nacional de Palestina reunido en Argel proclamó el establecimiento del Estado de Palestina.
El proceso de paz de la década de 1990
Siguió una intensa diplomacia que condujo a la firma de los Acuerdos de Oslo entre Israel y la OLP en la década de los 90. Los palestinos reconocieron a Israel y se estableció la Autoridad Palestina para gobernar partes de Cisjordania y la Franja de Gaza. Negociaciones posteriores no lograron resolver las cuestiones restantes, ya que Israel expropió tierras palestinas y continuó transfiriendo su población a asentamientos ilegales en territorio palestino ocupado.
2000-presente: La segunda Intifada, el muro de separación
Durante la Segunda Intifada del año 2000, se produjeron enfrentamientos armados y ataques con bombas. Israel construyó el muro de separación de Cisjordania en gran parte dentro del territorio palestino apoderándose de tierras y restringiendo la libertad de movimiento. La Corte Internacional de Justicia determinó que el muro dentro de territorio palestino era ilegal. Después de una toma armada del poder por parte de Hamás, el movimiento de resistencia islámica de Palestina, en 2007 Israel impuso un bloqueo a Gaza que ha provocado una crisis humanitaria más profunda junto con la resistencia palestina. Palestina se convirtió en estado observador no miembro de la ONU en el 2012. Y unos años más tarde el Consejo de Seguridad exigió que Israel pusiera fin a los asentamientos ilegales. Sin embargo, los asentamientos continúan expandiéndose. A pesar del amplio apoyo internacional a una solución para los dos estados, no ha sido posible resolver de manera justa cuestiones fundamentales sobre el estatus final en conformidad con las resoluciones de la ONU, y es por esto que hasta que prevalezca la justicia y el derecho internacional e Israel ponga fin a su ocupación, se producirán actos violentos. Promover un enfoque no violento en la lucha por la justicia palestina es esencial para lograr un futuro mejor y más justo en la región, recordando a los que condenan la violencia selectiva, que hay puntos históricos y matices no resueltos que no deben excederse más en el tiempo.