Nos lleva a un antiguo matadero, transformado en centro cultural. Imposible no pensar en la vieja fábrica de Fanal. Aquí conversamos en una noche fresca de febrero. Entre los integrantes de la izquierda española (que no son miembros de Podemos) es, ciertamente, una de las figuras que se oye con más atención. Politólogo y miembro […]
Nos lleva a un antiguo matadero, transformado en centro cultural. Imposible no pensar en la vieja fábrica de Fanal. Aquí conversamos en una noche fresca de febrero.
Entre los integrantes de la izquierda española (que no son miembros de Podemos) es, ciertamente, una de las figuras que se oye con más atención. Politólogo y miembro del Consejo Político de Izquierda Unida (IU), Monolo Monereo (1950) es autor de una vasta obra de reflexión política. Da la impresión de que lo agobia la crisis de su partido, que no termina de encontrar su espacio, arrinconado ahora por la aparición de Podemos. ¿Cómo actuar?
«Las dos ideas básicas que deberían organizar nuestra ofensiva sería la Unidad Popular como estrategia y el «partido orgánico» como fundamento» escribió, en los mismos días en que conversábamos en Madrid.
No es extraño oírlo hablar de «Unidad Popular» y pensar en la que, en Chile, encabezó Salvador Allende en los años 70.
Es que «no se puede entender Podemos sin América Latina. Toda la estructura está relacionada con el Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) que tenía su residencia en Valencia y que estuvo asesorando a partidos y gobiernos latinoamericanos en este momento de cambio», explica.
«Hemos trabajado muchos años con Chávez, en Venezuela; con Correa, en Ecuador; con Lugo, en Paraguay; aunque menos con Evo Morales, en Bolivia. Yo estuve asesorando a Funes, en El Salvador», dice, refiriéndose al presidente Mauricio Funes, que gobernó el país hasta mediados del año pasado, aliado al Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).
¿Qué significa la estrategia de Unidad Popular?, se pregunta Monereo, en artículo reciente. Es sencillo, asegura: «para la transformación social no basta solo ganar unas elecciones». «Hace falta transformar el poder». Para eso -agrega-, es necesario crear una fuerte y compacta Unidad Popular que compense la desigualdad de poder (económico, político, cultural-mediático) entre las clases dominantes y las clases subalternas.
Lo que sigue es parte de la conversación sobre la izquierda española en este momento, que parece dibujarse como una nueva transición, después de la del 78, a la muerte del dictador Francisco Franco.
Gilberto Lopes – Ud. dice que el surgimiento de Podemos está relacionado con la crisis del régimen. ¿Qué crisis es esa?
Manolo Monereo – En realidad es un sistema de causa-efecto. Lo que se ocurre en España es una crisis económica que propuestas conservadoras convierten en crisis del modelo de sociedad.
Este modelo surgió de la transición de 1978. Entonces no se tocó una parte del estado de bienestar y esto generó un gran consenso en torno a la democracia y a las instituciones democráticas. Pero el consenso se rompió, porque la derecha aprovechó su llegada al poder para romper el modelo social.
Hasta que surgió el ‘movimiento de los indignados’ el 15 de mayo (del 2011), un movimiento espontáneo de grandísima proyección. Millones de persones fueron a la plaza para discutir sobre política, lo que generó una demanda que terminó siendo satisfecha por Podemos. Debería haberlo sido por Izquierda Unida (IU), pero IU no quiso y no fue capaz.
No quiso porque era difícil, tendría que haberse autorreformado, abrirse a la sociedad de una manera diferente. Una parte mayoritaria quería, pero fue vencida por el aparato.
GL – ¿Se agotó el modelo de integración europeo diseñado por los tratados de Maastricht y Lisboa y articulado por el euro?
MM – Yo creo que sí. Europa ha llegado al final del camino.
Maastricht significó tres elementos centrales: la constitucionalización de las políticas neoliberales como las únicas posibles. Pasamos del pensamiento único a la política única. Eso está consagrado en la ‘constitución’ europea. Europa impone una dictadura del neoliberalismo. Eso significa que elijas lo que elijas tienes que seguir la política neoliberal.
La segunda cuestión es que significa una inmensa dejación de tu soberanía, que se traslada a los organismos europeos. Pero no son organismos democráticos. Quien dirige Europa es una tecnocracia.
El tercer dato es que cuando dejas el mercado regular la vida social lo que se produce es una profundización de las relaciones centro-periferia. El euro ha desencadenado unas relaciones desiguales entre un centro de acreedores y una periferia dependiente, con cada vez menos poder político y que tiene un papel subsidiario frente a los grandes poderes europeos, dirigidos por los alemanes. Se subdesarrolla una parte de Europa y se hace más dependiente.
GL – ¿Se puede cambiar desde adentro este modelo?
MM – Syriza nos va a mostrar, en Grecia, si eso es posible. Presiento que no, que la solución es la salida del euro. Pero Syriza no pretende hacerlo. Veremos si esa vía conduce a algún puerto o no.
Si Grecia se sale del euro eso tendría consecuencias importantes para el futuro de la moneda única. Pero el problema es que el euro no tiene futuro. O se convierte en la moneda de un sujeto político (los Estados Unidos de Europa) o siempre estará en una situación precaria; es una moneda única, pero no es una moneda común.
GL – Para Ud., que no es de Podemos, ¿qué representa esa organización, es la mejor opción para enfrentar esta crisis?
MM – Yo creo que Podemos es un síntoma y una alternativa. Un síntoma de la crisis del sistema político. Cuando el sistema se cae, se cae completo: los partidos de gobierno y los de oposición.
Ellos se presentan como una alternativa a la crisis. Pero ¿serán realmente la alternativa? No lo se. Es un proyecto social de construcción de una alternativa política.
Podemos tiene enormes problemas, tienen que construir su organización y esa organización es un caos. Yo confío mucho en que lo consigan y creo que será bueno para todos que lo consigan.
Como dice Julio Anguita, Podemos abrió una grieta y nosotros debemos abrir una brecha para poder cambiar el régimen. En el agujero está la alternativa.
GL – ¿A Ud. le parece preocupar especialmente el tema de la construcción del «partido orgánico de la revolución democrática». No oigo la misma preocupación en Podemos. ¿Cómo sería ese partido?
MM – Para mí el problema fundamental de un partido que puede llegar a ser gobierno es plantearse, como Syriza, la siguiente pregunta: ¿cuánto poder gano cuando llego al poder? Y el poder que se tiene hoy en Europa del sur es importante, pero es muy poco.
Hoy todo gobierno se planteará que tiene un poder muy limitado. La derecha y la izquierda, digan lo que digan, cuando llegan al gobierno hacen la misma política. No hay alternancia.
Si no se construye una fuerza social que tenga poder en al calle, ese poder tendrá mucho límite a la hora de negociar con los que tienen realmente el poder.
Yo creo en el partido orgánico. El centro de todo esto, la clave de la bóveda donde se verá si Podemos puede es si será capaz de impulsar un proceso constituyente. Todo lo demás es secundario.
La audacia de Podemos ha sido responder a lo que yo llamaría las promesas incumplidas de la realidad: una fuerza de izquierda que, con un programa democrático, se plantea gobernar.
GL – E IU, ¿cómo quedaría, que papel desempeñaría? ¿Se ha desgastado inútilmente tratando de empujar el PSOE a la izquierda?
MM – Es una visón muy acertada de las estupideces de IU. IU ha tenido siempre dos temas: uno tiene que ver con Santiago Carrillo y otro con Anguita. Carrillo, siempre subalterno del PSOE.
Carrillo se equivocó en la transición. La parte central de su política -la asociación con la burguesía para romper con el franquismo-, fue un error fatal. Carrillo fue a Palacio y se dejó los calzoncillos. Esto fue obra de un genio: Adolfo Suárez.
Anguita, desde que llegó a ser dirigente de IU, luchó contra eso. En primer lugar, por la autonomía de IU, para no ser una sucursal del PSOE y por crear una nueva situación política del país. En ese contexto, Anguita fue derrotado políticamente.
Hay que romper con la oligarquía franquista. Hablo de revolución democrática, no de revolución socialista. España no será nada si la democracia no llega al poder económico y eso significa romper la oligarquía económica.
GL – ¿Qué diferencia Podemos de Izquierda Unida?
MM – Desde el punto de vista programático, casi nada. Simplemente Podemos es una fuerza en ascenso e IU una fuerza en decadencia.
Podemos se ha convertido en una opción de poder e IU no; somos una fuerza minoritaria, hemos pasado de 16% a 5% o 6% en las encuestas.
GL – ¿Está en crisis IU, debería incorporarse a Podemos?
MM – Sin lugar a dudas debería aliarse lealmente a Podemos para transformar a este país. Mi propuesta no es que IU se vaya a Podemos, es una alianza lo más amplia posible.
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