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Izquierdas en España: convencer

Fuentes: Rebelión

Conocida es la frase de Napoleón, la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana.

Este pasado domingo las listas electorales de izquierda en España han sufrido una derrota electoral, salvo algunas excepciones. Por supuesto, todos somos capaces de identificar los problemas y arbitrar soluciones claras y sencillas.  

Ya se conoce (las obras clásicas de Walter Lippmann y Edward Bernays y poteriores análisis) la posibilidad y efectos de la manipulación de la información, la formación de opiniones públicas. Ya Bernays reflexionaba, en su libro Propaganda (1928), sobre ese gobierno invisible que dirige hábitos y opiniones, que tendría un poder auténtico y oculto. En realidad, en una sociedad de masas, donde media y redes sociales impactan en opiniones y votos formando fenómenos colectivos, es fundamental la existencia de partidos y organizaciones, media, de diferentes ideas e intereses, cuyo desacuerdo y pluralidad son fundamentales para mantener las diferentes opciones y limitar el poder potencialmente omnímodo con los actuales mecanismos potenciales de propaganda. 

En este mundo social de intereses e ideas entremezcladas, en la complejidad creciente de la organización social y los medios tecnológicos, cada vez nos resulta más complejo comprender. En la competición política, por el poder, que se da en las sociedades quién fija el tema de debate y quién determina la respuesta central obtiene la victoria electoral.  

Las izquierdas han hablado de justicia social, salario mínimo, puestos de empleo y estabilidad, transferencias en temas como la cultura y el ocio, becas de estudio… En todos los puntos han luchado por dar una imagen positiva. Las derechas de la nación, el país, la libertad comprendida como ámbito privado y derecho a la propiedad privada… En todos estos puntos, su respuesta es negativa en relación con la gestión del gobierno que forman las izquierdas actualmente. 

Basta ir al barómetro del CIS para comprender el problema (marzo, 2023). La mayoría de las personas entienden su propia situación económica como buena, la mayoría califican a la situación económica española como mala. La crisis económica es el primer problema de España y el paro es el segundo. Colectivo y personal (aquí se añade la sanidad). Los problemas políticos vienen, apenas, como tercera preocupación.  

La paradoja, por lo tanto, está en que el tema central de debate lo fijan las izquierdas, la economía, y lo responden las derechas, mala situación. Parecería que la percepción individual no coincidiese con la que asignamos al colectivo: un triunfo comunicacional de las derechas. 

La victoria tiene muchos padres, pues. La victoria lo es, hasta ahora, de los grupos comunicacionales de la derecha, cuyo mensaje negativo de la evolución económica ha sido más simple, claro y convincente. Tanto que tendemos a percibir de forma diferente a nosotros mismos en nuestra vida real y como problema frente a nosotros mismos.  

Cambiar a mejor los resultados electorales de las izquierdas para las próximas elecciones del 23 de julio depende de convencer a más personas de que su vivencia personal coincide con la colectiva. Cuestión de comunicación. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.