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James R. Clapper regresa con sus afiebradas predicciones sobre Cuba

Fuentes: Rebelión

Desde hace algún tiempo, tal como lo hizo hace algunos días, James R. Clapper, Director de Inteligencia Nacional, presentó ante el Comité de Inteligencia del Senado, la Evaluación de amenazas a nivel mundial de la Comunidad de Inteligencia de EE.UU, una suerte de especulaciones carentes de objetividad y que tienen el rancio tufillo de la […]

Desde hace algún tiempo, tal como lo hizo hace algunos días, James R. Clapper, Director de Inteligencia Nacional, presentó ante el Comité de Inteligencia del Senado, la Evaluación de amenazas a nivel mundial de la Comunidad de Inteligencia de EE.UU, una suerte de especulaciones carentes de objetividad y que tienen el rancio tufillo de la inventada conspiración, de la sórdida trama y, sobre todo, un mejunje de apreciaciones díscolas y faltas de objetividad.

El equipo de analistas de Clapper para este año 2012, se distingue en poco en relación con sus apreciaciones anteriores. En resumen, sus evaluaciones principales, fueron:

● «El presidente cubano, Raúl Castro ha comenzado un proceso delicado, cuidado de reforma destinado a revivir en Cuba la alicaída economía, sin aflojar el control político».

● «Con un debilitamiento de Hugo Chávez como su patrono principal, Cuba, los líderes cubanos están buscando desesperadamente a la diversificación de sus socios de la inversión extranjera y aumentar su acceso a divisas y de crédito extranjeras.»

● «A los líderes cubanos también les preocupa que la reforma económica aumentará la presión sobre ellos para una mayor apertura política y los derechos individuales.»

● «La dura pena de prisión impuesta a Alan Gross, por facilitar la conexión a Internet sin censura demuestra que el régimen de Castro experimenta miedo de los medios de comunicación social».

● «Podemos anticipar que la conferencia del Partido Comunista hará énfasis en la importancia de la competencia tecnocrática, minimizando los asuntos del Partido y no debatiendo el tema de la transición generacional en el liderazgo.»

Los resultados de los acontecimientos políticos y económicos en Cuba, derivados de los Acuerdos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, desmienten las evaluaciones de Clapper y de su equipo de especuladores. En primer lugar, si se han dado pasos de avance en reformar y hacer más eficiente a la economía cubana, desarrollando un organizado proceso de descentralización de las decisiones en la esfera económica, de desaparición de un vasto aparato burocrático entorpecedor y costoso, de desarrollo de nuevas oportunidades de empleo, mediante el estímulo a la pequeña propiedad privada mediante el cuentapropismo, y otras medidas que, a la larga, harán más dinámica y eficaz a la economía cubana.

Igualmente, Raúl dejó bien claro, tanto en su discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, como en la clausura de la Primera Conferencia Nacional del PCC, que la introducción de estas medidas no ponen en peligro el rol del Partido como vanguardia de la sociedad cubana, así como se desecha el pluripartidismo. La opción socialista por la que apostamos, renovada y atemperada a nuestras nuevas realidades, abre aún más las puertas a la participación popular en las tareas políticas, propiciando un reforzamiento de las organizaciones de masas. El simple hecho de que el 80 % de los cuentapropistas estén actualmente sindicalizados, echa por tierra los pronósticos de Clapper.

Contrariamente a las predicciones de estos analistas del Imperio, la Primera Conferencia del Partido hizo un serio llamado a fortalecer el papel de los medios de comunicación dentro de Cuba, despojando a la prensa de muchas ataduras auto impuestas, por un lado. Y condicionadas, por el otro. Un periodismo crítico, de denuncia contra la corrupción, la discriminación, los malos manejos y todos los lastres que afecten a la sociedad cubana, han de ser requisitos para el nuevo concepto de un periodismo batallador y de trinchera.

En esta misma dirección, el Partido ha orientado el desarrollo del acceso a internet por parte de los cubanos, en correspondencia con las posibilidades reales de hacerlo en estos momentos, mediante el desarrollo de una nueva internet nacional, el desarrollo de una blogósfera objetiva y llamando a la Unión de Periodistas de Cuba a asumir su misión con eficacia y sin secretismos y trabas. Obviamente, por lógicas razones, no se permitirá ni estimulara el acceso de aquellos mercenarios que se encargan de distorsionar la realidad cubana por instrucciones de intereses foráneos, organizados en una falaz blogósfera anti cubana.
En Cuba, está claro, se puede disentir cuando sea correcto hacerlo (yo lo hago en varias ocasiones libremente) y siempre cuando esta disensión no entrañe el alineamiento con las posiciones de nuestros enemigos. Disentir para perfeccionar la realidad socialista, tener el valor de hacerlo con honestidad y sólidos argumentos, ha de ser un derecho inalienable de cualquier revolucionario cubano.

Contrariamente a lo predicho por Clapper, la Primera Conferencia Nacional del Partido no bloqueó la transición hacia un nuevo liderazgo en sus filas. Por el contrario, las resoluciones adoptadas apuntan a la necesidad histórica de renovar al Partido, insuflándolo de juventud, ya que esta es la garantí para su futuro desempeño. El Partido debe garantizar que en su venidero Séptimo Congreso asuma la dirección del mismo una oleada de cuadros jóvenes, cuya tarea fundamental es la de mantener su rol de vanguardia de la sociedad y preservar el carácter socialista de nuestra sociedad.

No es la primera vez que Clapper se equivoca en sus evaluaciones. A principios del 2011, ante el influjo de la Primavera Árabe, salió presuroso al escenario para predecir un levantamiento popular en la Isla, que nunca se dio, haciendo el ridículo junto a todos los agoreros de la ultraderecha norteamericana, sus ilusos funcionarios del Departamento de Estado y de la SINA, la blogósfera reaccionaria radicada en EE y Europa, así como el enorme monopolio de la información de abierto carácter anticubano.

En febrero del 2011, James Clapper, auguró tontamente ante el Congreso: «Cuba podría registrar protestas populares este año y en Venezuela el descontento de la población podría recrudecerse en vista a las serias dificultades económicas que enfrentan ambos países». Por supuesto, nada sucedió, y Cuba pasó el año 2011 con la misma resistencia para sortear a las dificultades. La exigua y dividida contrarrevolución interna no fue capaz de mostrar representatividad en su discurso político ante la mayoría del pueblo cubano.

Para Clapper, el desconocimiento de la realidad cubana, de la capacidad del pueblo de esta isla para resistir, de la confianza en su dirección, de su don de entendimiento sobre lo que hay que rectificar y renovar, lo hacen cometer el craso error de equivocarse anticipadamente sobre el futuro de Cuba, cuando declaró en aquella ocasión: «Dudamos que la economía cubana pueda absorber rápidamente todos los trabajadores estatales despedidos dada las abundantes trabas estructurales y burocráticas al aumento de las contrataciones privadas». Clapper desconoce que el propio pueblo ha discutido, en cada rincón del país, la búsqueda de las soluciones contenidas en Los Lineamientos sobre Política Económica y ese mismo pueblo se ha comprometido en enrumbar el fortalecimiento del socialismo en la Isla.

Para él, el complejo escenario conduciría, irremediablemente, a un brote de descontento popular, espontáneo, dada la incapacidad, fragmentación e incapacidad de la contrarrevolución interna, a la que su gobierno ha tratado de fomentar inútilmente. Pero otro de sus errores es desconocer el apoyo de la mayoría del pueblo a su Revolución y anticipar un probable fracaso de cualquier intentona de descontento civil, dado que: «… las fuerzas de seguridad de Cuba están en capacidad de suprimir protestas públicas focalizadas, aún cuando represiones de excesiva fuerza de las protestas podrían disparar un mayor descontento y aumentar la violencia, lo que podría conducir a cierto nivel de inestabilidad política». Clapper ha olvidado también que las Fuerzas Armadas Revolucionarios y el Ministerio del Interior son muestras de la legítima expresión de que las mismas representan al pueblo uniformado.

Con esta nueva payasada ante el Congreso no hizo otra cosa que satisfacer al grupo mafiosos anticubano capitaneado por Ileana Ros-Lehtinen, Marcos Rubio, Mario Díaz Balart, Albio Sires, David Rivera y Bob Menéndez, quienes representan un insidioso e intolerante grupo de presión para condicionar la política de Obama contra Cuba e impedir un acercamiento entre las dos naciones vecinas.

La suerte de Cuba está echada: continuar sobreviviendo y abrirse paso ante las dificultades, escribiendo una de las páginas de resistencia más hermosas de las vividas por un pueblo en la historia de la Humanidad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.