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Juan Francisco Martín Seco, apuntando y dando en el corazón de una diana falsaria

Fuentes: Rebelión

«España nos roba» es un reciente, magnífico e imprescindible artículo de Juan Francisco Martín Seco [JFMS]. Publicado originariamente en Contrapunto, ha sido reproducido por El Viejo Topo en su página electrónica [1]. Como estamos en época veraniega (en algunas partes del globo ciertamente), no es imposible que se nos pase por alto. Sería un error. […]

«España nos roba» es un reciente, magnífico e imprescindible artículo de Juan Francisco Martín Seco [JFMS]. Publicado originariamente en Contrapunto, ha sido reproducido por El Viejo Topo en su página electrónica [1].

Como estamos en época veraniega (en algunas partes del globo ciertamente), no es imposible que se nos pase por alto. Sería un error. Vale la pena leerlo con la máxima atención, tomando nota, porque apunta a uno de las afirmaciones falsarias esgrimidas por el nacionalismo-secesionista catalán en estos últimos años.

Me limito a resumir aquí algunas de sus ideas principales (insisto: hay que leer la totalidad del trabajo de JFMS):

1. Hace algunos días, señala JFMS, «el Ministerio de Hacienda ha publicado los resultados para 2012 de lo que ha denominado sistema de las cuentas públicas territorializadas. En realidad, otro intento más de los muchos que ha habido de presentar las llamadas ‘balanzas fiscales».

2. Se ha seguido, en esta ocasión, «una metodología ajena al propio Ministerio de Hacienda, elaborada por varios profesores de las Universidades de Valencia y Zaragoza y financiada por la fundación SEPI».

3. JFMS recuerda, con toda la razón crítica del mundo, «que es una estadística de la que carece la mayoría de los países, y solo ha tenido aceptación en aquellos en los que se dan fuerzas secesionistas, normalmente pertenecientes a regiones prósperas, que las han popularizado para quejarse de su elevada contribución al resto de los territorios». Josep Borrell, que hizo enmudecer nada menos que al vicepresidente catalán, ha comentado el tema en más de una ocasión, para sorpresa y total desconocimiento de sus interlocutores (por ejemplo, al ser entrevistado por Mònica Terribras, una de las patums de los medios de información-formación-inculcación ideológica catalanes).

4. En España, señala JFMS también con razón, ha sido «el nacionalismo catalán el que principalmente las ha utilizado como instrumento para justificar su victimismo y esa proclama de ‘España nos roba». Quien dice roba, dice o llega a decir, oprime, domina e incluso esclaviza. La señora Forcadell lo ha señalado sin rectificación hasta el momento.

5. Sobre el concepto en cuestión señala JFMR: «balanza fiscal se refiere al resultado, positivo o negativo, entre lo que cada Comunidad contribuye al erario público, principalmente mediante los impuestos, y lo que obtiene del Estado mediante las infraestructuras, las prestaciones y los servicios públicos». Entendido de tal manera, prosigue, «el concepto tiene un vicio de partida: no son los ciudadanos los que aparecen como contribuyentes y receptores, sino las Comunidades Autónomas». Ahora bien, comenta con toda razón, «la equidad no puede medirse en clave territorial, sino personal. La cuestión no es tanto si una Comunidad recibe o paga más o menos, cuanto si dos ciudadanos, residan en el territorio que residan y siempre que se encuentren en idénticas circunstancias, son gravados en una cuantía similar y reciben los mismos servicios y prestaciones». Esta igualdad que ha comenzado a cuartearse en España, en su opinión, «debido precisamente a la transferencia a las Autonomías de facultades normativas sobre los impuestos».

6. Como es también de toda evidencia, «las múltiples versiones que se han venido haciendo de las balanzas fiscales indican bien a las claras la dificultad en su elaboración y el margen de relatividad que todas ellas tienen. En una economía interrelacionada y con una hacienda pública en gran parte centralizada, no resulta fácil regionalizar los ingresos y los gastos». De este modo, «la Comunidad en la que se ingresan los impuestos no tiene por qué ser, y la mayoría de las veces no lo es, la Comunidad cuyos residentes han soportado el gravamen». En cuanto a los gastos, prosigue JFMS, «sí es fácil y casi inmediata la atribución de los acometidos por la propia Comunidad, pero resulta mucho más complejo repartir aquellos que realiza la Administración central. Surgen muchas dudas cuando se intenta saber qué es lo que hay que imputar y a quién». Nos da ejemplos de ello. Añade: «El número posible de ejemplos sería casi infinito, lo que dota a los resultados de un carácter al menos relativo, dependiendo de los supuestos e hipótesis adoptados, pero ello no impide que en casi todas las versiones, excepto las elaboradas por la Generalitat con una metodología claramente subjetiva y sectaria, se produzca una cierta similitud en los hechos relevantes que las balanzas arrojan».

7. En líneas generales y salvo algunas excepciones, continúa JFMS, «existe una correlación entre el saldo de las balanzas fiscales y la renta per cápita, según sea esta inferior o superior a la media nacional. El mal llamado déficit o superávit fiscal de una Comunidad es simplemente el resultado que se deduce de manera automática de la agregación de los saldos de sus residentes». La política redistributiva del Estado, si existe, tiene, tendría que conducir, lógicamente»por regla general, a que las Autonomías con una renta per cápita inferior a la media nacional presenten superávit en su balanza fiscal. Por el contrario, parece natural que aquellas que disfrutan de una renta per cápita superior a la media arrojen déficit; este no tiene otra significación más que indicar que nos encontramos ante una Comunidad rica y más próspera que el resto». De cajón. ¿No les parece?

8. JFMS critica el caso que está en la mente de todos: «Se produce una grave y enorme excepción con el País Vasco y Navarra que, a pesar de tener una renta per cápita muy superior a la media (segunda y tercera en el ranking), presentan saldo negativo, es decir, son receptoras de recursos del resto de la autonomías. La razón hay que buscarla sin lugar a dudas en el especial régimen fiscal que se les otorgó en la Constitución y que es propio de la Edad Media, pero difícilmente tiene encaje en un Estado moderno, entre cuyas principales funciones está la redistributiva».

9. Y aquí viene la perla final de su análisis que no les descubro totalmente: «Se manifiesta también la inconsistencia del victimismo catalán, pues si, como es lógico, tienen lo que denominan un déficit fiscal, este no es mayor sino quizá menor del que lógicamente les correspondería».

¿Menor no mayor? No dejen de leer lo que señala JFMS a continuación. Les da los datos y argumenta su posición. Su reflexión final, con un apunte crítico sobre el euro:

«¿Podemos imaginar qué sería de la situación económica y social de Extremadura, Andalucía, Asturias, Galicia, etc., sin este flujo anual de recursos? En realidad, todo esto tiene poco de sorprendente y se produce, en mayor o menor medida pero de forma generalizada, entre los territorios de un mismo Estado. Donde está ausente, sin embargo es en la Unión Europea en la que se han integrado los mercados de productos y servicios y los financieros y en la que se ha gestado la Unión Monetaria con ausencia de una hacienda pública central que pueda asumir dicha función redistributiva. Esta carencia es la que hace imposible la moneda única, porque no resulta creíble que Alemania, Holanda, Austria, etc. estén en algún momento dispuestos a transferir anualmente el 9% de su PIB a los países del Sur, tal como hace Madrid dentro de España».

Nota.

[1] Artículo publicado originariamente en el blog Contrapunto, República de las ideas. http://www.elviejotopo.com/topoexpress/4336/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.