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Juez y parte

Fuentes: Rebelión

Sumo y sumo y no hay espacio para tanto cero en la pantallita de la calculadora. Sumo y sumo alucinada los millones de euros que en los últimos años la Administración pública canaria ha abonado en contratos informáticos a Atos Consulting Canarias. Una empresa de la que es consejero el presidente de la CEOE en […]

Sumo y sumo y no hay espacio para tanto cero en la pantallita de la calculadora. Sumo y sumo alucinada los millones de euros que en los últimos años la Administración pública canaria ha abonado en contratos informáticos a Atos Consulting Canarias. Una empresa de la que es consejero el presidente de la CEOE en Tenerife, José Carlos Francisco, según detalla la Plataforma por la Dignidad de las personas. Francisco fue durante varias legislaturas consejero del Gobierno canario, y también consejero del Cabildo de Tenerife con Coalición Canaria.

Sumo y sumo y empiezo a entender su inusitado interés porque se eche a la calle a cinco mil empleados públicos. Francisco lo ha argumentado con una palabra fetiche de nuestro tiempo: la diosa eficiencia. Pero detrás de sus razonamientos de economicista-técnico de cuello blanco se esconden razones pecuniarias. Su reincidencia mediática en aconsejar sobre el «redimensionamiento» de la administración canaria es directamente proporcional a los fondos públicos percibidos regularmente por sus empresas; también Corporación 5, otra de sus firmas, es beneficiaria de contratos con la Administración. Sólo le ha faltado recomendar en sus informes: «hay que empezar por los informáticos; que ya mi empresa se encargará de idear nuevos aplicativos, y de prestar los más variopintos servicios de asesoramiento».

Sin entrar en la existencia de un posible conflicto de intereses (las escandalosas puertas giratorias entre lo público y lo privado), ni hablar tampoco de la necesidad de estas contrataciones millonarias en tiempos terribles, cuando los niños se desmayan de hambre en los colegios y un alto porcentaje de los canarios vive en la pobreza, lo cierto es que este señor actúa como juez y parte. Es, por un lado, el ideólogo que demanda la reducción de todo lo público, congratulándose, cínicamente y sin pudor, de la bajada generalizada de salarios (moderación salarial, que le dicen) y del consiguiente incremento de la productividad (la otra diosa del Parnaso neoliberal); y por otro, es también quien pone la mano cuando la administración externaliza servicios y tareas que podían ser desempeñadas por empleados públicos, a los cuales él preferiría ver en la cola del paro o emigrando al extranjero. En definitiva, un empresario ejemplar.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.