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¿Jugando a la ruleta rusa con el ébola?

Fuentes: Rebelión

La repatriación de dos misioneros españoles, infectados con el virus del Ébola, desde Liberia y Sierra Leona que fueron tratados en el Hospital Carlos III de Madrid, ha sido ampliamente discutida en los medios. Ambos murieron pero, en el caso del misionero repatriado desde Sierra Leona, Manuel García Viejo, se ha producido una crisis sanitaria […]

La repatriación de dos misioneros españoles, infectados con el virus del Ébola, desde Liberia y Sierra Leona que fueron tratados en el Hospital Carlos III de Madrid, ha sido ampliamente discutida en los medios. Ambos murieron pero, en el caso del misionero repatriado desde Sierra Leona, Manuel García Viejo, se ha producido una crisis sanitaria de grandes proporciones al haberse contagiado una asistente sanitaria que lo atendió. En este artículo se discute si la repatriación era necesaria y si los medios eran los adecuados para atender de esa forma una enfermedad con una mortalidad tan elevada y para la cual, hoy por hoy, no existe un tratamiento eficaz. También se discuten otras posibles alternativas que podrían haberse utilizado con menor riesgo y el por qué esas alternativas no se están utilizando actualmente para intentar contener la epidemia en los países de origen: Guinea, Liberia y Sierra Leona.

Niveles de Seguridad Biológica

A partir de la creación de laboratorios como el Camp Detrick, Maryland, dedicados a la guerra bacteriológica se hizo necesario la creación de protocolos de contención (biocontención) que impidieran la difusión de los agentes patógenos (bacterias y virus) fuera de las instalaciones. Estos protocolos fueron establecidos en una serie de conferencias a partir de 1957. En 1984 la American Biological Safety Association (Asociación Americana de Seguridad Biológica) fue oficialmente establecida para establecer normas y protocolos al respecto.

El nivel de biocontención viene determinada por el peligro relativo que un patógeno puede ocasionar al medio ambiente que le rodea. Por ello se han establecido a partir de 2006 varios niveles de biocontención que se denominan como BSL-1 y de ahí hasta BSL-4. BSL es el acrónimo para Biological Safety Level o Nivel de Seguridad Biológico.

Cada nivel tiene sus especificaciones propias. Desde el nivel más simple (BSL-1) que implica cabinas de trabajo, hasta el nivel más alto (BSL-4) en donde las instalaciones necesitan habitaciones selladas, exclusas de paso, y dentro de la estructura del edificio existe un gradiente de presiones de aire, en las habitaciones de paso, que va disminuyendo desde el exterior hasta las zonas más «calientes». Es decir el aire se mueve desde el exterior al interior impidiendo la salida de los gases desde las zonas más comprometidas al exterior. La ventilación incluye filtros HEPA (filtros de alta eficiencia) asociados a luz ultravioleta de alta energía para destruir los patógenos.

El personal en el nivel BSL-4 lleva uniformes de trabajo que impiden cualquier exposición al patógeno por la piel o por la respiración. Los trajes llevan un equipo autónomo de respiración y están presurizados positivamente. Existen zonas limpias y sucias dentro de la instalación. La entrada a la zona de exposición no es la misma que la salida. En la salida existen zonas de descontaminación que incluyen varias duchas, sala de vacío y luz ultravioleta. El sistema incluye bloqueo de las puertas de cada sala para evitar que se puedan abrir al mismo tiempo la de entrada y la de salida. El material desechable sólido es incinerado y los líquidos son esterilizados dentro de la propia instalación.

Este nivel de contención biológica está indicado para infecciones peligrosas que pueden transmitirse por el aire o para agentes patógenos que causan enfermedades fatales y para las cuales no existe vacuna u otros tratamientos. Tal es el caso de las fiebres hemorrágicas Boliviana y Argentina, el virus Marburg, el virus Ébola y el virus Lassa, entre otras enfermedades hemorrágicas.

El Hospital Carlos III

El Hospital Carlos III de Madrid, surgido en 1990, se constituyó como un centro de referencia en investigación y tratamiento de enfermedades infecciosas y tropicales. Sin embargo, el nivel de seguridad biológica del Hospital nunca ha sido BSL-4 y menos después del desmantelamiento de parte de las instalaciones por la Comunidad de Madrid. Las instalaciones del Carlos III tienen, o tenían, la calificación de BSL-3 o centro para tratar enfermedades que pueden ser fatales, aunque su capacidad de transmisión es muy baja y además, existe un tratamiento efectivo y medidas de profilaxis. En este caso entrarían enfermedades como la tuberculosis, la leishmaniasis, la fiebre de Malta, la rabia, la turalemia, la fiebre del Valle del Rift, la fiebre del Nilo, la fiebre amarilla, entre otras muchas.

Que el protocolo de actuación era inadecuado lo demuestra el hecho de que el personal recibió un entrenamiento muy rápido y superficial para colocarse y retirarse el equipo de protección con el cual no estaban familiarizados. Asimismo, muchos especialistas han avisado de que las personas en contacto directo con enfermos declarados de Ébola (personal de alto riesgo) deberían llevar respiradores autónomos y no mascaras, puesto que aunque el virus no se transmite por el aire si puede ser infeccioso en las proximidades de pacientes que tosen o vomitan produciendo gotitas en el aire (aerosoles) que contienen el virus.

La prestigiosa revista de divulgación científica, Scientific American, en un artículo de 10 de Octubre de 2014 (1), habla de deficiencias en los procedimientos y en los equipos del personal que trabaja con enfermos de Ébola en África. Más de 200 personas implicadas en la lucha contra el virus se han infectado desde el principio de la epidemia. ¿Son estos los procedimientos que el Ministerio de Sanidad ha validado para el personal del Carlos III?

Riesgos NRBQ

Se denominan riesgos NRBQ (o NBQ) a aquellos procedentes de amenazas nucleares, radioactivas, biológicas o químicas.

Existen unidades, tanto civiles como militares, encargadas de afrontar este tipo de riesgos. España, dentro del Plan de Defensa NRBQ, cuenta con un Regimiento NRBQ, el «Valencia 1», que se encuentra estacionado en Paterna (Valencia) y cuya misión principal es estar preparados para combatir y controlar amenazas de tipo nuclear, radiológico, bacteriológico o químico que tenga que afrontar nuestro país.

En el caso del traslado de los misioneros, que no deja de ser un riesgo NRBQ, fue realizado por un equipo de este tipo perteneciente a la UMAER (Unidad Médica de Aeroevacuación) en aviones del Ejercito del Aire hasta la base de Torrejón de Ardoz. Sin embargo, posteriormente fueran trasladados en ambulancias civiles hasta el Hospital Carlos III.

El Ejercito de Tierra dispone de un Hospital de Campaña de tipo ROLE 3, una infraestructura hospitalaria de tipo móvil y modular, que puede tener las mismas capacidades que un gran hospital (hasta 22000 metros cuadrados totalmente desplegado) y en el cual se pueden atender a enfermos infectados por Ébola por tener capacidad NRBQ. Este tipo de instalaciones solo las tienen los ejércitos de otros siete países del mundo: Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia y República Checa.

Los manuales de protección NRBQ establecen que una vez que se ha producido una epidemia lo aconsejable es trasladar los equipos NRBQ o un hospital NRBQ a la zona para intentan contener la expansión de la misma.

En el caso de los misioneros, éstos no deberían haber sido trasladados a España, bajo ningún concepto, sino que deberían haber sido tratados allí.

De lo anteriormente expuesto uno se pregunta, ya que se trajo a los misioneros, por qué no se instaló un hospital de campaña con capacidad NRBQ en un sitio aislado, como sería la propia base de Torrejón, y que hubiera sido el propio personal militar el que tratara a los misioneros. De hecho parece que el Ministerio de Defensa ofreció esta posibilidad al Ministerio de Sanidad. Sin embargo, no hay información de por qué el Ministerio de Sanidad prefirió el Carlos III.

Negligencia generalizada o conspiración

La misma falta de protocolos claros de actuación no ha sido exclusiva de España sino que también ha ocurrido en Estados Unidos. Un paciente afectado de Ébola en Dallas fue trasladado al Hospital Presbiteriano de Tejas. El paciente había llegado hacia poco de Liberia. Días después de su muerte dos enfermeras dieron positivo para el virus. Una de ellas había realizado un viaje en avión mientras no presentaba síntomas. Al igual que en el Carlos III, el personal médico denunció carencia de medios y de experiencia para tratar la enfermedad. Actualmente existen 8 casos declarados en los Estados Unidos, aunque el CDC (Centro de Control de Enfermedades) sólo describe cuatro hasta el 17 de Octubre.

Es curioso que en la lucha contra la epidemia en origen no se hayan utilizado medios militares de lucha NRBQ por ningún país y que los aeropuertos de los países en donde se ha desatado la epidemia (Guinea, Liberia y Sierra Leona) siguen abiertos. La contención, principal elemento de lucha en una epidemia de este tipo, parece no interesar demasiado. La declaración de Obama sobre el uso de militares no establece claramente el papel de estos en la contención de la misma. Asimismo no existe un protocolo común en la Unión Europea para el seguimiento de las personas que llegan desde esos países y que incluso pueden venir desde terceros países después de haber salido de la zona de infección. Esta actitud un tanto negligente ha llevado a pensar a algunos que se trata de una conspiración. La supuesta «conspiranoia» se basa en los siguientes hechos:

1) El análisis genético del virus encontrado en el primer paciente fallecido, publicado en una de las revistas de medicina más prestigiosas del mundo, indican que este virus no está directamente derivado de aquellos que dieron lugar a las epidemias anteriores de la República Democrática del Congo y de Gabón. Por tanto sería una cepa nueva (2).

2) Según el Dr. Cybil Broderick (3), científico liberiano, esta cepa se habría generado en los laboratorios de guerra biológica que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos tiene en Sierra Leona y Liberia (dos de los países afectados por la epidemia).

3) El hecho de que se estuviera trabajando en antivirales para una enfermedad, que hasta el año pasado había matado a menos de 1000 personas y únicamente en África, es bastante sospechosa. Entre estas empresas se encuentran Tekmira, GlaxoSmithKline y Sarepta Therapeutics. Además, semanas antes de comenzar la epidemia, Tekmira inició un ensayo clínico en personas sanas a las cuales inyectó su antiviral TKM-Ébola (4). Este estudio fue auspiciado y financiado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos al igual que la investigación del agente antiviral.

Notas

1) http://www.scientificamerican.com/article/ebola-spread-shows-flaws-in-protective-gear-and-procedures/

2) http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1404505Emergence of Zaire Ebola Virus Disease in Guinea

3) http://www.globalresearch.ca/a-liberian-scientist-claims-the-u-s-is-responsible-for-the-ebola-outbreak-in-west-africa/5408459

4) http://clinicaltrials.gov/show/NCT02041715

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.