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Inquietantes paralelismos con Nicaragua

La actitud de Estados Unidos respecto a Hamas

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Lo que está ocurriendo actualmente en los Territorios Ocupados es con mucho el peor de los escenarios e irónicamente un escenario que ha hecho posible la ayuda directa de los propios palestinos. El democráticamente elegido gobierno palestino está ahora oficialmente aislado, mientras que muchos palestinos no pueden ver más allá de sus propias y estrechas -y francamente nimias- diferencias ideológicas e irrelevante faccionalismo. Otros no pueden resistir su dependencia total de fondos, especialmente europeos, para hacer funcionar sus en general auto-ensalzantes ONG´s, cuya contribución tangible a la vida palestina todavía se discute.

El resultado final es que está funcionando la conversión de Palestina en otra Nicaragua. Esto era lo que se buscaba desde el momento en que Hamas fue declarado vencedor en las elecciones parlamentarias del pasado mes de enero. La corriente principal de los medios de comunicación estadounidenses expresaron el sentimiento general de que se había producido un completo error de calculo en la política exterior de Estados Unidos. La secretaria de Estado estadounidense Condoleezza Rice contraatacó y dirigió una campaña de difamación y coacción cuyo objetivo era aislar política y financieramente a los legisladores palestinos elegidos democráticamente, uniéndose más con la corrupta elite política anterior.

De manera similar, la Nicaragua de los sesenta y setenta no preocupó mucho mientras nuestro formidable hombre, Somoza, gobernaba con puño de acero. Sus elites estuvieron robando ilimitadamente al pueblo hasta que los sandinistas emergieron vigorosamente y lo derrocaron primero a él y después a su Guardia Nacional armada por Estados Unidos. Como era previsible, Estados Unidos se enfrentó al nuevo gobierno Sandinista, que entonces fue descrito por la organización internacional para el desarrollo Oxfam como «excepcional…(en su) compromiso para mejorar las condiciones del pueblo y animar su participación activa en el proceso de desarrollo». Por otro lado, era obvio que Somoza había huido con todos los activos financieros transportables de su país. Por razones obvias que tienen más que ver con las razones estratégicas estadounidenses que con el bienestar del pueblo de Nicaragua, los sandinistas fueron calificados de «cáncer» que había que extirpar. Para ello, se aisló completamente a Nicaragua, se le denegó toda forma de ayuda y se le obligó a despilfarrar sus recursos en luchar contra la antigua Guardia Nacional de Somoza, rebautizada como los Contras. Lo demás, por supuesto, es historia. Acosado, aislado y aterrorizado el pueblo de Nicaragua no pudo resistir las multifacéticas presiones estadounidenses y fue obligado a rendirse, echando al gobierno sandinista en unas raras elecciones democráticas, orquestadas por los propios sandinistas. Por supuesto, el coste humano de esta aventura americana fue insoportable para los nicaragüenses ordinarios, aunque esto constituya una mera continuación de la política estadounidense en América Central y en el resto del mundo.

El caso palestino está siendo manejado más o menos de la misma manera: multifacéticas presiones internas y externas, demandas poco razonables, boicot y castigo colectivo. Todos los elementos se están situando para volver a fabricar el mismo escenario de pesadilla que se prevé que acabe llevando a un impasse diplomático, al aislamiento regional e internacional y a un mayor deterioro de la ya inestable (léase no existente) economía palestina. En el frente externo el nuevo gobierno palestino se vio confrontado casi inmediatamente con injustas demandas de renuncia unilateral a la violencia y de reconocimiento unilateral de Israel. El hecho de que no se urgiera a Israel a actuar de manera recíproca era una obvia indicación del objetivo de estas demandas. Por supuesto, se intentaba desacreditar al nuevo gobierno palestino, ya que con completa seguridad se sabía que era poco probable que sucumbiera a semejantes presiones.

De manera similar, se emprendió una campaña de aislamiento regional, que tuvo como resultado el denegar al gobierno palestino una invitación a la Cumbre de la Liga Árabe en Sudán, una señal de que los árabes también están cumpliendo con la tarea que se les ha asignado. La auténtica burla es que varias facciones palestinas también han optado por desviarse de lo que ellos perciben que puede ser un periodo desafiante y quizá costoso en su historia. En vez de fortalecerse frente al peligro, Fatah obstaculizó intencionalmente los intentos de Hamas para que se unieran a su nuevo gobierno y los socialistas no han sido capaces de ver a través de sus constricciones ideológicas.

Desafortunadamente, Hamas fue obligado a formar un gobierno y a buscar su apoyo legislativo solo. Ahora el terreno está preparado para que Estados Unidos consolide impertérritamente su boicot internacional al «terrorista» gobierno palestino, elegido democráticamente, y para que Israel acabe de demarcar sus fronteras como le plazca, convirtiendo los dispersos restos de los Territorios Ocupados en bantustanes al estilo de Sudáfrica.

De hecho está ya en marcha la intensificación de la guerra estadounidense-israelí ya que el 27 de marzo el portavoz del departamento de Estado estadounidense Sean McCormack declaró a los periodistas que su gobierno rechazaba el llamamiento al diálogo de Hamas, subrayando una vez más las fuera de lugar condiciones de Washington como unas condiciones previas a cualquier conversación. Por otro lado, según el Sunday Times Israel está preparando una campaña militar generalizada en Cisjordania que continuará «hasta que el ultimo de los terroristas esté muerto o detenido». Teniendo en cuenta que durante más de un año Hamas se ha abstenido unilateralmente de hacer contra-violencia, la anunciada campaña de Israel, que según se informa considerará la reocupación de la mayoría de los centros de población, es un acto de castigo colectivo contra el pueblo palestino por haber elegido un parlamento que se niega a hacer concesiones incondicionales a la egoísta definición de paz de Israel.

En resumidas cuentas, está reparado el escenario para que paguen los palestinos, para que se lleve a cabo la ilegal política israelí de asentamientos como una parte de las fronteras permanentes del país y para que EEUU prolongue su campaña internacional de asfixia económica y política. Incluso si los palestinos resisten tenazmente a las presiones, como seguramente harán, a Israel se le permitirá dictar su propia «solución» al conflicto sin ningún tipo de trabas, porque reprender a Israel es ahora sinónimo de estar de lado de un grupo terrorista.

Para algunos grupos palestinos es completamente perturbador el sucumbir completamente al papel de secundar este escenario. Esta irreflexión es lo que ha seguido evidenciando la vulnerabilidad de los palestinos ante los esquemas israelíes y estadounidenses. Mientras que, en mi opinión, una ideología religiosa no es la fórmula más eficaz para cualquier política palestina y los atentados suicidas fueron los actos más deshonrosos empleados por los palestinos en los últimos años, creo que todos los palestinos deben reconocer que la lucha inminente tiene mayores consecuencias que la dialéctica de la religión y la política. Israel está llegando claramente al ultimo tramo en su lucha para negar a los palestinos todas y cada una de sus legítimas demandas de libertad, soberanía y paz y justicia verdaderas. No ver esto equivale a ser partícipe de la trama israelí para denegar a los palestinos cualquier opinión a la hora de perfilar su futuro, que día a día es cada vez más tristemente lúgubre.

Ramzy Baroud enseña comunicación de masas en la Universidad de Tecnología Curtin y es autor del libro de próxima publicación The Second Palestinian Intifada: A Chronicle of a People’s Struggle. También es redactor jefe de PalestineChronicle.com. Se le puede contactar en: [email protected]