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Los Derechos Humanos en la política exterior de Zapatero

La alianza de la hipocresía

Fuentes: Rebelión

En su discurso ante la Asamblea General de NNUU el 21 de septiembre de 2004, Zapatero lanzó la idea de una «Alianza de Civilizaciones entre el mundo occidental y el mundo árabe y musulmán». En el día internacional de los Derechos Humanos, un poco más de un año más tarde, es interesante analizar sus palabras […]

En su discurso ante la Asamblea General de NNUU el 21 de septiembre de 2004, Zapatero lanzó la idea de una «Alianza de Civilizaciones entre el mundo occidental y el mundo árabe y musulmán». En el día internacional de los Derechos Humanos, un poco más de un año más tarde, es interesante analizar sus palabras de entonces con la realidad de la política exterior del gobierno de Zapatero.

En el siguiente análisis he tratado de hacer un repaso de quiénes son los principales aliados del gobierno español, en qué se basan las relaciones y cuál es la práctica de los regímenes considerados.

Basado en los hechos (la realidad de las relaciones personales, políticas, económicas y militares), el principal aliado occidental del Estado Español es EEUU y los principales aliados árabes son Marruecos y Arabia Saudí.

Marruecos

Las relaciones entre el Estado español y Marruecos son personales (los reyes se definen como amigos íntimos), políticos, económicos y militares. El gobierno del PSOE es el gran aliado de Marruecos dentro de la Unión Europea y ha llegado a incorporar a militares marroquíes en sus operaciones militares internacionales.

Marruecos se ha convertido en vigilante de la frontera sur de Europa, y con ello, en el estado que se encarga del trabajo ‘sucio’ para la Unión Europea. Después del asesinato de varias personas por parte del ejército marroquí y del abandono en pleno desierto de centenares de subsaharianos, el ministro de Asuntos Exteriores, Moratinos, no solamente expresa su «gran satisfacción» y felicita a Marruecos por sus «extraordinarios esfuerzos», sino también afirma que «el Gobierno de Marruecos, como era lógico, garantiza el tratamiento humanitario y de los derechos humanos de estos ciudadanos subsaharianos». Una mentira tan descarada que no solamente da cuenta de la hipocresía de la política exterior, sino que da muestra de la complicidad con los crímenes cometidos por Marruecos.

Cabe recordar que en Marruecos el rey Mohammed VI gobierna como un dictador que mantiene gran parte de la economía en manos de su clan familiar, no existe una democracia (varios partidos políticos están prohibidos y el parlamento no tiene poder real), se desaparece y tortura de forma sistemática y el estado incumple varias resoluciones de NNUU sobre el Sáhara. La lucha contra el terrorismo es utilizada por parte del régimen para volver a generar la represión histórica de la familia real: después de los atentados en Casablanca, 5.000 personas fueron arrestadas, 1.000 declaradas culpables, y 15 condenados a muerte. La Federación Internacional de Derechos Humanos habla de «detenciones ilegales, torturas y tratos crueles», y unos «muertos sospechosos».

Aunque en el 2004 se inauguró la Comisión de Equidad y Reconciliación para «cerrar el historial de violaciones de derechos humanos cometidas en el pasado», los estatutos de la Comisión impiden categóricamente la identificación de responsables individuales y el inicio de procedimientos penales. Marruecos tampoco permite la visita de comisiones internacionales de verificación en los territorios ilegalmente ocupados.

Los gastos militares, por ejemplo, triplican el gasto público en salud. La tasa de analfabetismo en adultos es del 50%. El 10% más rico de la población, se lleva el 30% de todos los ingresos, mientras el 10% más pobre, sólo dispone del 2,6%.

Conclusión: en las relaciones con Marruecos, no importan los derechos humanos de nadie, pero sí la importancia geo-estratégica del estado al sur del Estados Español y de Europa.

Arabia Saudí

Los vínculos entre los dos estados son personales (los reyes mantienen «estrechos vínculos de afecto y amistad»), políticos, económicos y militares.

Las reacciones después de la muerte del dictador-rey Fahd de Arabia Saudí fueron una muestra clara del desprecio total por la civilización por parte de las autoridades españoles. El gobierno decretó un día de luto oficial y mandó varios telegramas de pésame, en los cuales afirmaba entre otras cosas que el soberano «ocupa el lugar destacado que merece en la memoria del pueblo hermano de España». Por su lado, el rey expresó su «sentida condolencia» por la muerte del rey Fahd, a quien le unieron «estrechos vínculos de afecto y amistad».

Fahd y su clan familiar (la familia Saud) gobiernan al país árabe como si fuera su propiedad privada. Los ingresos del petróleo en primera instancia sirven para la riqueza personal, y después para los habitantes del país. Las mujeres no tienen derechos (p.ej. no pueden salir solas de casa ni conducir un coche), se aplica la tortura con frecuencia y según Amnistía Internacional (en su último informe del país del año 2004): «El aumento de los homicidios a manos de las fuerzas de seguridad y de los grupos armados se saldó con decenas de muertos». El régimen de Arabia Saudí es el impulsador de la versión más extremista del Islam, el wahabismo que se basa en una interpretación literal del Corán y que fue adoptado por la familia real para mantener su poder absoluto.

Los países occidentales mantienen buenas relaciones con esta dictadura por dos razones principalmente: es el primer productor de petróleo y uno de los más importantes compradores de armas. En el 2004 el país importó armas por un valor de 838 millones de dólares, y con ello es el quinto importador a nivel mundial. El gasto militar de Arabia Saudí es igual que la suma de su gasto en Salud y Educación. España exportó en 2004 armas y munición por valor de 23 millones de euros, hecho que viola el Código de Conducta sobre exportación de armas de la Unión Europea.

La riqueza financiera generada por la exportación del crudo, hace que Arabia Saudí está en el puesto 44 según el PIB por habitante. Si consideramos el Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborada por el PNUD, el estado desciende al puesto 77. Según la renta por cápita, Arabia Saudí podría tener un buen nivel de educación y de salud, Pero no es así, la tasa de analfabetismo, por ejemplo, es el de Swazilandia o de Botswana.

Conclusión: los Derechos Humanos no son tomados en cuenta en las relaciones con Arabia Saudí, lo único que parece importar es la garantía del abastecimiento del crudo y la venta de armas.

EEUU

Antes de cualquier otro estado europeo, Estados Unidos es el principal aliado del gobierno español. Ya desde el tiempo de la dictadura de Franco, cuando para Naciones Unidas y Europa, el régimen de Franco era considerado como ilegal y parte del ‘Eje’ fascista (junto con Alemania e Italia), el dictador obtuvo sus primeros apoyos de EEUU por su posición anticomunista. EEUU cuenta con bases militares en el territorio español, de las cuales no tiene que rendir cuentas, ni están sometidas a ningún control y desde las cuales puede libremente violar los principios de Naciones Unidas. Además, sus servicios secretos actúan con impunidad en todo el territorio.

Si Zapatero tuviera un mínimo aprecio por los Derechos Humanos, hubiera suspendido de inmediato los acuerdos con la CIA por su probada política de desaparición masiva de sospechosos árabes y el uso de los aeropuertos (¿y bases?) españoles para la ejecución de este crimen considerado de Lesa Humanidad. Ningún socio europeo cuenta con tanta libertad de actuación en el territorio nacional. Esta entrega de la soberanía de buena parte del territorio del estado español, probablemente es contrario a la constitución.

EEUU en la actualidad es el mayor violador de los Derechos Humanos en el mundo: mantiene un campo de concentración con centenares de personas detenidas de forma ilegal y sometidas a tratos inhumanos y torturas. Según denuncia AI, EEUU ha detenido hasta 70.000 personas fuera de sus fronteras, gran parte de ellas permanecen en cárceles secretas. Miles de personas son secuestradas o detenidas y desaparecidas para ser torturados en terceros países por órdenes de Estados Unidos. El presidente de EEUU tiene la facultad de ordenar la ejecución extrajudicial de cualquier ciudadano del mundo, sin tener que rendir cuentas a nadie. También es el principal violador de los Tratados de No-Proliferación de las Armas Nucleares, al no disminuir sus propios arsenales y al desarrollar nuevas armas nucleares. Además incumple los principales tratados sobre las armas biológicas y químicas al mantener arsenales secretos y desarrollar y utilizar nuevas armas de destrucción masiva. [Para una lista más completa de los crímenes cometidos por EEUU ver los documentos: «Un siglo de engaño y desafío.» y «Propuesta de Resolución xxxx de las Naciones Unidas sobre Estados Unidos» del mismo autor.]

Sólo la hipocresía profunda puede explicar que EEUU es el principal aliado, cuando según el discurso de Zapatero la prioridad de la política exterior del Estado Español, es «reforzar los instrumentos internacionales de promoción y protección de los Derechos Humanos, así como su aplicación efectiva. Este es uno de los pilares básicos de nuestra política exterior.». ¿Por qué entonces no suspende los acuerdos (secretos) con la CIA, cuando está comprobado que es una organización que viola los Derechos Humanos de forma sistemática, y además hace uso del territorio nacional para hacerlo?

Según Zapatero, «La paz y la seguridad en el mundo exigen el respeto a la legalidad. Por ello, España quiere promover el eficaz funcionamiento de la Corte Penal Internacional.» ¿Por qué no empieza a demandar a los principales violadores de de esa legalidad (internacional)? ¿Por qué no impulsa medidas jurídicas contra los gobiernos de Bush, de Sharón y de otros criminales que abiertamente aplican la tortura y cometen crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad? Según la «Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad», los crímenes perpetrados por Bush (y por otros aliados del Estado Español), no solamente son imprescriptibles, sino que obligan a los firmantes a llevar a los tribunales «a los representantes de la autoridad del Estado y a los particulares que participen como autores o cómplices o que inciten directamente a la perpetración de alguno de esos crímenes, o que conspiren para cometerlos, cualquiera que sea su grado de desarrollo, así como a los representantes de la autoridad del Estado que toleren su perpetración.» Poco podemos esperar de los gobernantes de Occidente que no solamente «toleran su perpetración», sino que son los que fomentan (con armas y acuerdos comerciales) los crímenes contra la Humanidad.

Los movimientos migratorios y los Derechos Humanos

En septiembre de 2004, ante la Asamblea General de las NNUU, las palabras de Zapatero frente al fenómeno de la migración sonaban así: «La pobreza es la causa principal de los movimientos migratorios incontrolados. Pero ningún muro, por alto que sea, impedirá a los que la sufren intentar huir de la miseria para conquistar su dignidad de seres humanos.» Y «Cayó un muro. Debemos evitar ahora que el odio y la incomprensión levanten otro.» Un año más tarde, confrontado con la emigración desesperada de unos centenares de subsaharianos, las actuaciones de Zapatero no pueden ser más contrarias a sus palabras. Mandó al ejército a patrullar la frontera y a subir la valla. La brutal actuación de la guardia civil, el asesinato de más de 10 inmigrantes en unos días, la expulsión ilegal de decenas de personas, además de la defensa de la actuación criminal del ejército de Marruecos, dejan claro que las palabras de Zapatero son del mismo nivel hipócrita y reflejan el mismo pensamiento de superioridad racista que sus homólogos europeos y estadounidenses. El discurso de la importancia y de la defensa de los Derechos Humanos es sólo eso, un discurso.

La «alianza de civilizaciones» propuesta por Zapatero, en la realidad no se basa en nada. Zapatero, igual que el resto de jefes de estados europeos y norteamericanos, mantiene una alianza única, se trata de mantener buenas relaciones basadas en los criterios de la ‘no-civilización’: el egoísmo (los intereses nacionales), la violencia (asegurar el suministro de las fuentes de energía y preservar los beneficios financieros de las multinacionales) y el racismo (los seres humanos no-occidentales son considerados colaterales).

Hoy, diez de diciembre, día internacional de los Derechos Humanos, no celebramos nada. Es un día de luto por los decenas de miles de iraqués, afganos, colombianos, saharauis, marroquíes, nepaleses, chechenios, tibetanos y personas de centenares de pueblos más que cada día sufren el terrorismo de estado.