Cuando dicen e insisten en que la ampliación del puerto es imprescindible para Asturias, están dando un mensaje falso, no es cierto, por varias razones: a) Las viejas instalaciones son más que suficientes para operar los graneles, sólidos y líquidos, destinados a Arcelor y a las Centrales Térmicas que en 2008 coparon el 95% del tráfico. […]
Cuando dicen e insisten en que la ampliación del puerto es imprescindible para Asturias, están dando un mensaje falso, no es cierto, por varias razones:
a) Las viejas instalaciones son más que suficientes para operar los graneles, sólidos y líquidos, destinados a Arcelor y a las Centrales Térmicas que en 2008 coparon el 95% del tráfico.
b) El puerto carece de otros tráficos, y expectativas, que justifiquen la inversión necesaria para la ampliación.
c) Esta gran inversión ha de ser amortizada con nuevos tráficos, cosa improbable teniendo en cuenta la escasa capacidad de la Autoridad Portuaria para captar y sostener tráficos de interés.
Si a la inversión inicial se suma el disparatado sobrecoste de la obra y el de las instalaciones complementarias como son los pantalanes, tuberías, señalización, iluminación, rampas, manifolds, tinglados, etc., habrá que concluir que los costes de explotación no podrán ser competitivos. La lógica financiera indica que para amortizar y rentabilizar inversiones sobredimensionadas se requerirán tarifas y cánones más elevados que harán que el puerto no sea competitivo.
Política de promoción: los resultados obtenidos por la Autoridad Portuaria ponen de manifiesto su escasa capacidad de gestión para captar nuevos tráficos que justifiquen las inversiones realizadas. Los gastos en viajes, reuniones, visitas y demás actuaciones realizadas dentro y fuera de España podrían considerarse como turísticos, a jugar por los exiguos resultados conseguidos.
Movimiento de mercancías: la Autoridad Portuaria consciente de la mala evolución de los tráficos ha optado por retirar la web institucional para ocultar a la opinión pública la realidad. La caída de los tráficos en lo que va de año se acerca al 40% respecto al año anterior, un descenso de los más significativos entre los puertos españoles.
Patrioterismo portuario: el Gobierno regional y su entorno lanzan mensajes calificando de enemigos o malos asturianos a todos los que se manifiestan en contra de los excesos cometidos en El Musel o en otras mega inversiones.
El desastre portuario y la forma de actuar puede catalogarse como propia de los regímenes más tiesos de nuestra historia reciente. O te sometes a mi dictado o te declaro enemigo de Asturias, manifestando así un tic dictatorial, triste ejemplo de antidemocracia. De otra manera debieran considerar a quienes valoran y se oponen al despilfarro en inversiones que no crean empleo ni utilidad económica ni social, porque las magnas inversiones carentes de sentido no dan provecho, salvo a los que realizan la obra y, cuando además, el gasto va en detrimento de otras prioridades, porque olvidan que los recursos son limitados, escasos.
El Musel, puerto refugio: pretenden que ofrezca refugio a barcos cuando se encuentren en situación de emergencia, el calado lo permite, pero lo mismo que otros puertos del Cantábrico, sin embargo, si un barco sufre un desgarro difícilmente podrá ser reparado ya que para ello se requeriría un gran dique seco, personal e instalaciones, como los astilleros que han cerrado.
Lo que sí es preocupante es que sea declarado como «cloaca» principal del Cantábrico para los barcos que se encuentren vertiendo productos contaminantes, tóxicos o peligrosos, esta exclusiva no es un privilegio que merezca ser aceptado, cuando sucede que se pretende justificar la inexistente utilidad de la inversión, como ya se ha intentado con otros proyectos fracasados, como el parque eólico, las plantas de biocombustible, las líneas marítimas que ya se han perdido u otras que no se han conseguido y, últimamente, con una regasificadora cuando las existentes apenas están al 40%. El daño ya está hecho, pero intentar forzar su rentabilidad no deja de ser una huida hacia adelante que agravaría aún más la situación.
La ampliación del puerto de El Musel ha sido una bendición para el gremio del hormigón masivo y sus promotores, cuando excesos de este tipo son el origen de la crisis. Este costoso proyecto cada vez más caro será por mucho tiempo una hipoteca que ya estamos pagando.
El despiste de tantos millones aún no ha sido debidamente justificado, lo que es ya en sí mismo un presumible fraude en el que están implicadas, presuntamente, las autoridades regionales, como el Gobierno de Asturias, la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento de Gijón.
Rebelión ha publicado este artículo con autorización del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.