Pregunta: Las exigencias norteamericano-israelitas han consistido en una seria de dictados y condiciones relacionadas con la reforma política integral, empezando por el cargo de un premier y pasando por la necesidad de celebrar elecciones nacionales generales, mientras la realidad indica que los pueblos ejercen su derecho a la democracia y las elecciones después de la […]
Pregunta: Las exigencias norteamericano-israelitas han consistido en una seria de dictados y condiciones relacionadas con la reforma política integral, empezando por el cargo de un premier y pasando por la necesidad de celebrar elecciones nacionales generales, mientras la realidad indica que los pueblos ejercen su derecho a la democracia y las elecciones después de la independencia. ¿Qué nos puede comentar al respecto?
Respuesta: La norma en ese sentido es lo que han señalado en su pregunta, aun así, existen excepciones de esa norma, ya que las elecciones políticas generales en Sudáfrica, Zimbabwe y Namibia constituyeron un mecanismo de ejercicio de los derechos a la autodeterminación y la independencia nacional de esos pueblos. Es posible que en las condiciones de la lucha nacional palestina, las elecciones generales puedan ser un mecanismo de ejercer nuestro derecho a la autodeterminación y la consecución de nuestra independencia nacional, si formaran parte de un plan político integral tendiente a la aplicación de las resoluciones de la legalidad internacional bajo auspicio y referencia de la ONU. Si las elecciones generales, la creación de un sistema político, la determinación de la forma de gobierno y del Estado, se consideran como una de las tareas de la construcción posterior a la independencia política, entonces las tareas de la reforma democrática serían inherentes a la lucha nacional, se entrelazarían con la misma y constituirían una condición de rectificar su trayectoria. De allí es que yo hablo de la reforma que satisfaga las necesidades del sistema democrático para la sociedad palestina y sus instituciones políticas y sociales, y constituya un pivote para desarrollar nuestra lucha nacional. Esto es distinto al llamado y dictado norteamericano- sionista que se imponen sobre la autoridad bajo el lema de la reforma. Esos dictados buscan derrumbar la entidad política y el proyecto nacional libertador de nuestro pueblo, crear un liderazgo alternativo, un sistema político nuevo que sirva fundamentalmente las necesidades del plan imperialista en la región árabe y la seguridad de los colonos y la ocupación en Palestina. Es lamentable que la Autoridad Palestina haya aceptado los dictados norteamericano-israelitas, que propiciaron el nacimiento de la visión de
G. Bush, presidente de los EE.UU, y más tarde el Mapa de Ruta como un plan político que constituye un puente para hacer pasar el proyecto norteamericano-sionista que persigue el fin de liquidar la causa palestina y minimizar los derechos nacionales de nuestro pueblo. Simultáneamente, la Autoridad da la espalda e incluso tapa los oídos y sabotea cualquier esfuerzo palestino serio para llevar a cabo una verdadera reforma democrática que movilice los recursos del poder palestino interno, para canalizarlo en el proceso de la lucha frente a la ocupación, su agresión y sus planes políticos. Además es lamentable que las exigencias norteamericano-israelitas se intercepten con las demandas populares bajo los mismos lemas aunque existe entre los dos bandos diferencia esencial en cuanto a contenido y objetivos. Ello quiere decir que la obstaculizac ión del proceso de reforma por la Autoridad, y su falta de receptividad a las exigencias de las fuerzas e instituciones patrióticas y democráticas, han abierto un boquete en la muralla palestina, a través del cual los EE.UU e «Israel» han podido imponer sus dictados y manejar el proceso de la reforma y desvirtuarlo de sus contenidos- que hacen del mismo una valla protectora del proyecto nacional libertador palestino- imponiendo la tarea de la lucha contra la resistencia, bajo la llamada lucha contra el terrorismo, como esencia de la reforma requerida.
P/ Las fuerzas patrióticas e islámicas de oposición adoptan una posición y tienen una visión con respecto a todo el proceso pacífico, pero trata positivamente con los datos de la realidad y buscan reunificar el escenario palestino sobre la base de denominadores comunes. En su opinión, dada la nueva situación ¿cuál es la vía para concertar un programa político y organizativo unificado capaz de preservar la Causa Palestina y protegerla de la extinción?
R/ El diálogo es la vía ideal para que las fuerzas patrióticas e islámicas concierten los programas político y organizativo que los requerimientos de la actual etapa de lucha necesita, que lograrían la unidad nacional y popular, como necesidad para el fortalecimiento de nuestro pueblo, y la movilización de todos los recursos y capacidades de su fuerza frente a la agresión sionista total que atenta contra todas las premisas de nuestra existencia nacional. El diálogo capaz de lograr esos objetivos, es el que parte del interés nacional supremo y no traza tapujes ni líneas rojas ante la crítica basada sobre la revisión política integral; es el que hace de los datos de la realidad viva y la lectura realista de sus contradicciones-lejos de los intereses sectarios o de clases- un parámetro para juzgar la certeza de las visiones y los programas políticos; es el que busca la mayor área de denominadores comunes que constituyen la base y la condición para cualquier unidad; es un diálogo que parte, inevitablemente, de un deseo honesto y arraigada convicción en la necesidad de la unidad, cuyo fin y consigna reguladora deberían ser intentar llegar con todos, con todo el espectro político y societario, al punto más cercano de la verdad; que le confiere a los programas de lucha mayor realismo y capacidad de revivir el proceso de la lucha nacional de nuestro pueblo. El dialogo – en el lenguaje de la política- es una expresión condensada de la lucha democrática para resolver las contradicciones secundarias entre las filas del movimiento revolucionario. En este caso, es un proceso de lucha que se basa sobre la seria búsqueda de puntos de encuentro, y presionar desde abajo, como expresión del dialogo de los bloques populares de los que toman las decisiones. Por último, el diálogo con el enemigo en el campo de batalla, por lograr conquistas concretas que se impondrían sobre la mesa del dialogo, y se convertirían en una parte de las realidades del programa de la unid ad. En medio de la contradicción metodológica con respecto a la visión táctica para manejar el conflicto con el enemigo sionista, y la continuación de esa discrepancia, el método ideal para resolverla sería la construcción de la institución directiva palestina acorde a los mecanismos democráticos que representen a cada tendencia según su influencia y arraigo en la calle palestina, para consagrar así dirección y referencia únicas, y una decisión política nacional general, determinada por la mayoría. La menoría se sometería lógicamente a la mayoría. Todo esto en caso de que sea difícil llegar a un consenso sobre el contenido de un programa mínimo para la unidad nacional.
P/ La OLP, es la representante de la lucha nacional del pueblo palestino, pero el acuerdo de Oslo y sus anexos la convirtieron en un cuerpo paralítico e incapaz de lograr el objetivo de su creación, como identidad, entidad y liderazgo de su lucha. A su juicio ¿Cuál sería la vía practica para devolverle a la OLP su prestigio, rol y consideración?
R/ Devolverle la consideración a la OLP en esta etapa histórica que esta viviendo el pueblo palestino, constituye una tarea coyuntural decisiva y la piedra angular en la preservación y la protección de los objetivos nacionales del pueblo palestino y en primer término, el derecho al retorno que es la esencia de la Causa Palestina. Atendiendo a la realidad de la OLP y los vicios que le han sido causados tales como la marginación y la momificación por la dirección hegemónica, su prestigio y rol, así como el papel de sus instituciones han declinado en el interior y el exterior (de la patria). Por ende, la revitalización del rol de la OLP en su calidad de referencia y liderazgo supremo de nuestro pueblo ya exige su reconstrucción. Al mismo tiempo que el enemigo sionista, con apoyo ilimitado de los EE.UU, busca reducir el contenido de los derechos nacionales de nuestro pueblo a un marco de una entidad política, como expresión de la unión de cantones aislados, rodeados por una parte del muro del apartheid, la consagración de la colonización, y la separación y judaización de Jerusalén; arrebatar un reconocimiento palestino y árabe a «Israel» como estado judío; eliminar el derecho a retorno y sustituirlo por asentamiento alternativo o por el retorno a la propuesta entidad palestina en medio de esos datos, la r evitalización y reactivación del rol de la OLP, que representa el contenido de expresión de los objetivos nacionales de nuestro pueblo, requiere de un esfuerzo e incesante lucha para presionar a la dirección hegemónica que se ha momificado a sí misma y ha momificado a la OLP, en espera de la llegada de la «salvación» procedente de la Casa Blanca; se requiere de una lucha por la creación de verdaderos mecanismos para la reconstrucción de la OLP, como un marco frentista democrático, que represente en su seno a todo el espectro socio-político del interior y el exterior; por entablar un diálogo profundo, como un medio de presión que emana del interior de los organismos de toma de decisiones en la OLP y las instituciones populares adscritas a la misma. Mediante la organización de la acción popular y el ejercicio de la presión desde abajo por parte de todas la conglomeraciones de nuestro pueblo palestino, podemos impulsar este proceso y dar pasos de avance en el camino de material izarlo. En el contexto de un enjuiciamiento teórico de esta cuestión, existen todavía obstáculos que frenan el logro d esta tarea:
* Falta de deseo y seriedad de la dirección de la OLP, en el sentido de reestructurarla, establecer los mecanismos de construir sus instituciones para que asimilen todas las expresiones de nuestro pueblo y sus fuerzas políticas y sociales en su marco. Esa falta de voluntad está regida por el interés sectario de la dirección del partido principal de la OLP, que ve en la correlación de fuerzas actuales, a nivel palestino, una posibilidad de menoscabar su prestigio y lugar en la toma de decisiones y quizás su liderazgo en la OLP.
* Falta de seriedad y disposición de la dirección de la tendencia islámica de integrarse a la OLP, prefiriendo mantenerse fuera como un marco paralelo y quizás alternativo a la OLP. La iniciativa política del FPLP presentada antes de iniciar el diálogo en el Cairo, contiene propuestas para superar esos dos escollos, ya que planteó formar alternativas: formación de una dirección nacional unificada como instrumento directivo transitorio, que podría ser el resultado de un acuerdo político organizativo, con una agenda que contemple la reestructuración y la reconstrucción de la OLP de forma democrática, acorde al método de la elección directa por el pueblo cuando las circunstancias lo permitan, o podría ser un marco para ese diálogo. En caso de que sea muy difícil llegar a una concertación política general, se acordaría un programa de mínimo acuerdo. De esa manera la tarea de la dirección unificada seria impulsar la construcción de las instituciones de la OLP como referencia que refleje la representación proporcional real del peso de las fuerzas políticas entre las filas del pueblo palestino, sometiendo sus decisiones a la lógica de acatar la minoría la opinión de la mayoría. Por último, esperamos que se continúe el dialogo que se coronaría con buen avance en el camino de lograr esa tarea.
P/ El presidente Arafat está sometido a crecientes presiones por parte de EE.UU e «Israel», las amenazas más recientes constituyen un punto de inflexión con respecto a su prestigio garantizado por los acuerdos de Oslo y sus anexos. ¿Cómo concibe esas amenazas y cuál es la esencia de su posición con respecto a la continuación de la apuesta del presidente por un cambio en la postura estadounidense?
R/ Creo que no debemos-como movimiento patriótico- subestimar las amenazas israelíes contra la vida del presidente palestino Arafat, pues constituyen una parte del programa del gobierno de Sharon apoyado por la visión de Bush, el Mapa de Ruta y el rosario de posiciones estadounidense con respecto al tema palestino, que persiguen el objetivo de derrocar a la dirección palestina y formar una dirección alternativa que debe ser a su medida, obediente a sus dictados, dispuesta a renunciar a los principios esenciales de la Causa Palestina y que su sistema político sea un modelo armónico con el nuevo sistema político que buscan construir mediante el proyecto del Gran Medio Oriente. El plan estadounidense sionista para cambiar la dirección palestina tiene su materialización «israelí» práctica mediante el asesinato de los dirigentes y los símbolos, las detenciones y los destierros, hay muchos ejemplos. No es una nueva política de la entidad sionista y espacialmente para el gobierno d el premier «israelí» Ariel Sharon; ha sido la conducta de los sucesivos gobiernos de «Israel» en su guerra abierta contra nuestro pueblo y su movimiento patriótico. En honor a la verdad, la conducta política de la Autoridad, su tratamiento a los problemas y contradicciones de nuestro pueblo y su Intifada, la indecisión de sus opciones políticas con respecto a la Intifada, y la receptividad paulatina de los dictados «israelo»-estadounidenses, condujeron al debilitamiento de la Autoridad, su prestigio y autoridad estimulando, al mismo tiempo, a «Israel» a proseguir su rumbo de extorsión política. La respuesta al llamado por el cambio de la dirigencia y la exigencia de marginar el papel del presidente a favor del premier, no debe ser aceptándola y comercializándola como si fuera una demanda interna. Tampoco se debe concebir esa respuesta en el marco de la maniobra mientras las circunstancias están estrechando sus margines. El presidente Arafat no está en condiciones de quien posee la capacidad de mezclar las cartas y huir tácticamente de una posición a otra, para ganar tiempo y eliminar una propuesta o un plan que atenta contra su existen cia. La respuesta a esas amenazas no puede ser sino mediante la adhesión a la opción de la Intifada, cumplir con los requerimientos de la realización de la unidad nacional y la reforma democrática, reconstruir la casa palestina interna para fortalecer sus tejidos internos en el enfrentamiento a la guerra abierta contra nuestro pueblo, que atenta contra todas las premisas de su existencia como pueblo, dirigencia, y su entidad política general.
P/ La continuación de su detención constituye un golpe a la justicia palestina y un desprecio a la posición patriótico- popular general que reitera la necesidad de su liberación. A su juicio ¿Existe algún motivo para que la Autoridad siga acatando su compromiso con los EE.UU, dada la legitimación de su administración conferida a la colonización, la ocupación, la expansión territorial y la violación contra todo lo que sea palestino? R/ Al igual que no ha habido una justificación ni un motivo lógico para la detención de mis compañeros y la mía propia, la continuidad de esa detención seguirá siendo sin justificación también, constituirá una señal y un indicio sobre el hecho de que la Autoridad prefiere sus compromisos de seguridad a favor de «Israel» y los EE.UU en detrimento de sus compromisos hacia el pueblo palestino y su movimiento patriótico. Ya que se ha hablado mucho y frecuentemente sobre este asunto que ya dura más de dos años, me interesa reiterar que, justificar la continuación de esa detención bajo el pretexto de la protección no es más que un slogan propagandístico para ocultar la sumisión de la Autoridad, pues la misma siempre ha estado en condiciones de liberarnos. En el FPLP, hemos exonerado a la Autoridad, en diálogos y comunicados, de la responsabilidad o las consecuencias derivadas de que nos expongamos a una agresión «israelí», somos igual que cualquier militante patriótico que resiste contra la ocupación, no tenemos- tampoco tiene la autoridad- garantía alguna para protegerme, tampoco creo que la detención haya sido, algún día, un medio para protegerme, ni que EE.UU y Gran Bretaña hayan movilizado un equipo de vigilantes y custodios, e invertido millones de dólares, desde la firma de la transacción de Jericó, para protegernos. Quien lo crea, se aleja de la verdad. No sería posible que EE.UU y Gran Bretaña convoquen a luchar contra la resistencia palestina calificándola de terrorismo, y a la vez, protejan a personas y símbolos que consideran terroristas. Lo que se exige, sin rodeos, es que la Autoridad nos saque del marco de sus compromisos de seguridad y las muestras de buenas intenciones que les ofrece a EE.UU e «Israel», que nos libere sin restricción ni condición. Estoy convencido que lo puede hacer si lo quiere, sin exponer nuestra seguridad o vida a algún peligro directo.
Publicado por el periódico emiratí (EAU) Albayan, el 23-06-2004.
Traducción del árabe al castellano: Ing. Nureddín Awwad.
Comité Democrático Palestino – Chile