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La brecha de género en España empeora con la pandemia

Fuentes: Ctxt

Una investigación revela el retroceso en los indicadores de paridad, algo que en algunos casos ya ocurría antes de la covid-19, y sitúa la consecución de la igualdad en el año 2058.

Camino del segundo aniversario de la declaración del Estado de alarma, se suceden las investigaciones que buscan arrojar luz sobre las consecuencias que deja en nuestra sociedad una pandemia en la que todavía seguimos inmersos e inmersas. En este caso, la organización especializada en el estudio de las brechas de género ClosinGap, junto con la consultora PwC, ha publicado los resultados del II Índice ClosinGap. Y los datos son preocupantes.

Se trata de un indicador que tiene en cuenta cinco categorías, con un total de 28 variables entre todas ellas, para ofrecer una imagen bastante nítida de la posición de la mujer con respecto al hombre en la sociedad española. Divididos en “Empleo”, “Educación”, “Conciliación”, “Salud y bienestar” y “Digitalización”, el análisis recoge factores específicos como las horas trabajadas, la precariedad en el empleo, el abandono escolar, el tiempo de ocio, la salud percibida o el uso diario de Internet, entre otros muchos.

El panorama resultante presenta un país en el que, a este ritmo, se necesitarían 36 años para alcanzar la paridad. Una cifra que toma aún mayor dimensión al tener en cuenta que, en el año 2020, la distancia que nos separaba de esa realidad igualitaria era de 34 años. Entre las numerosas razones que han llevado a este retroceso destaca el impacto que la gestión de la covid-19 ha tenido en la conciliación, una de las cinco categorías analizadas por el Índice ClosinGap.

Tras haber mejorado en un total de 8,5 puntos porcentuales en el periodo 2015-2020, la curva de desarrollo sufrió un descalabro muy llamativo el pasado año 2021, situando el subindicador de conciliación muy lejos del 100% de paridad: concretamente, en un 40,8%. Si bien existen múltiples investigaciones que apuntan hacia la intensificación del trabajo de cuidados femenino durante todas las crisis, lo cierto es que la implantación del teletrabajo prometía facilitar las labores de conciliación incluso en los peores momentos de la pandemia. Sin embargo, las conclusiones del informe desvelan “un efecto claro” en esta materia: “El número de mujeres con tasas de parcialidad por razones de conciliación ha aumentado en mayor medida que en el caso de los hombres”.

La involución en el resto de categorías no alcanza los 3,2 de caída que ha sufrido la conciliación, pero sí se atisba un estancamiento muy evidente que, en conjunto, supone un retroceso de 0,8 puntos en la cifra general de igualdad de género calculada gracias a este índice. Así, el Estado español se queda en un escaso 63,3 sobre 100.

Es importante resaltar que no se trata únicamente de variables asociadas al PIB –como ocurre en muchos casos–, sino que hacen referencia a cuestiones más relacionadas con el desarrollo social como un todo que incluye, además de aspectos económicos, factores ligados a la evolución personal. Es por esto que los resultados son tan claramente negativos a pesar de que, en lo laboral, los indicadores revelen una mejoría de algo más de 1 punto en paridad de género durante el año 2021.

El estancamiento de las categorías “Educación”, “Digitalización” y “Salud y bienestar” aparece reflejado como consecuencia de la crisis del coronavirus, pero las curvas de evolución que ofrece el informe dicen otra cosa. Desde 2015, la salud de las mujeres no ha mejorado absolutamente nada con respecto a la de los hombres, manteniéndose con ligeras variaciones en un 84,4% (recordemos: 100% no significa una salud y un bienestar óptimos, sino la igualdad con la salud y el bienestar de los que disfrutan los hombres).

En esa misma línea, la brecha de género en digitalización solo ha conseguido reducirse en poco más de 1 punto porcentual en los últimos siete años. Y en peor situación se encuentra la categoría “Educación”. Cifras como la de presencia femenina en las universidades pueden llevar a la falsa imagen de un sector educativo igualitario o incluso feminizado, pero la realidad es que, según el II Índice ClosinGap, la paridad educativa de género en 2016 era algo mejor que en la actualidad.

Para finalizar, el equipo de trabajo que ha elaborado el informe añade a sus conclusiones una estimación de lo que nos cuesta, como sociedad, el mantenimiento de una brecha de género que hace la vida de las mujeres –siempre según los criterios del índice en cuestión– un 36,7% peor que la de los hombres: “Si se cerrasen la brecha en la tasa de actividad, en la tasa de empleo, en las horas trabajadas y en la distribución del empleo sectorial, el PIB español podría incrementarse en 213.269 millones de euros, lo que se traduciría en un incremento del 19% del PIB del año 2020”.

Fuente: https://ctxt.es/es/20220301/Firmas/38967/brecha-de-genero-observatorio-social-la-caixa-desigualdad-pandemia-covid19-conciliacion.htm